Como muestra de la responsabilidad que tiene Ecuador con la resolución pacífica de conflictos y de su apoyo a los esfuerzos internacionales para alcanzar la paz, el presidente Daniel Noboa decidió que la única función de su vicepresidenta, Verónica Abad, será ir a Israel para “ser colaboradora para la paz y precautelar el escalamiento de la conflictividad entre ese país y Palestina”.

Hasta antes de la posesión de ambas autoridades, se conocía que la vicepresidenta se iba a concentrar en “velar por los migrantes ecuatorianos” y agilizar procesos de reunificación familiar, además de fortalecer relaciones con países del Caribe y África.

Daniel Noboa asigna como ‘única función’ a Verónica Abad ir a Israel para mediar por la paz

Para expertos internacionales, esta asignación es vista como una gran responsabilidad para un segundo mandatario, lo que también manifestó la canciller Gabriela Sommerfeld, que felicitó a Abad por esta “gran responsabilidad sobre temas de gran importancia global”. Sin embargo, para otros analistas solo confirma la desconexión que existe entre ambas autoridades.

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La decisión del mandatario ocurre en medio de un aparente distanciamiento que se remarcó tras la posesión de ambos cuando tomaron rumbos distintos. Noboa se trasladó al Palacio de Carondelet a un almuerzo protocolario, mientras que Abad se dirigió al mercado Iñaquito a compartir un almuerzo con los comerciantes.

Para Michel Levy, coordinador del Centro Andino de Estudios Internacionales de la Universidad Andina Simón Bolívar, la decisión de Noboa incurre en darle una función con mucha relevancia en materia diplomática y que es una de las funciones más destacadas que se le ha asignado a un vicepresidente en los últimos tiempos, y que es posible que a futuro le sean designadas nuevas tareas.

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“Hablamos de ir en un momento clave y crítico a nivel global. Le da un mandato de los más importantes a nivel internacional para que se sume a estos actores internacionales que están trabajando para conseguir objetivos de paz en el Medio Oriente”, explica.

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Luego de la ceremonia de transmisión de mando, la vicepresidenta de Ecuador, Verónica Abad, se trasladó al mercado Iñaquito, en el norte de Quito, para compartir un almuerzo con los comerciantes del establecimiento. Foto: Cortesía Vicepresidencia de la República.

Asimismo, más allá de que esta designación implique un cambio de funciones repentino, Levy dice que puede que Noboa esté enviando a una de las personas más capacitadas con las que cuenta en su equipo y ahí radique su decisión y lo compara con los viajes constantes del secretario de Estado de Estados Unidos a la zona en conflicto y con la presencia de otros países como Argentina.

Esteban Santos, catedrático de Ciencias Políticas y Relaciones Internacionales de la Universidad de las Américas (UDLA), difiere en que la tarea asignada por el Ejecutivo a Abad se haya decidido pensando en el interés del Gobierno en mediar en los conflictos internacionales y es más bien una señal clara de que la está alejando.

“Se terminan de confirmar las claras sospechas que todos teníamos de la clara desconexión que existe entre el presidente y la vicepresidenta. Llama profundamente la atención cómo, por ejemplo, el secretario de Comunicación (Roberto Izurieta) quiso minimizar al decir que no había ningún distanciamiento ni mucho menos, pero ya vimos cómo el mismo día de la posesión presidencial el presidente con todos los invitados se van al Palacio de Carondelet y la vicepresidenta decide hacer un desplante, o tener una agenda propia, e irse al mercado, mandó una señal muy clara”, refiere.

Santiago Pérez, analista y catedrático de la Facultad de Ciencias Jurídicas y Políticas de la Universidad Técnica Particular de Loja, coincide con Santos en que esta decisión “ratifica las grietas o la sospecha de la fractura de la relación entre Noboa y Abad.

“Desde la campaña electoral ya se sintió ese distanciamiento en relación a todas las declaraciones anteriores que tuvo la vicepresidenta en relación a diversos temas. Yo creo que con esta asignación de funciones en relación específicamente con una colaboración para la paz y precautelar un escalamiento de la conflictividad entre Israel y Palestina es algo realmente nunca antes visto, y que estas funciones tengan que desarrollarse desde la Embajada de Ecuador en Tel-Aviv es mucho más grave. Es una ratificación de esta enemistad podríamos decir”, sostiene.

‘Vicepresidenta habría dado señales de tener agenda propia’

Para Santos, Abad ha hecho énfasis en que va a colaborar desde territorio reafirmando que tiene una propia agenda y dice que el comunicado del Gobierno anunciando su única función “tiene que ver con el hecho de quererla tener lo más lejos posible” y además menciona que la vicepresidenta tampoco cuenta con un perfil relacionado a la diplomacia.

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“Lamentable, para mí, confirma que la candidatura de Abad se pensó a la luz de la obligación de la paridad de género, una semana antes de que se tengan que cerrar las inscripciones. Es una baja sensible, porque uno entendería que el vicepresidente es el principal aliado, no el primer conspirador como sabía decir míticamente el expresidente Velasco Ibarra”, opina.

Santos cree también que luego de esta decisión, Ecuador va a tener “un Gobierno donde la vicepresidenta no va a tener ningún tipo de representatividad ni de injerencia política interna”.

Por su parte, Pérez dice que tradicionalmente se conoce que la función principal y constitucional del vicepresidente es suceder al presidente de la República de forma temporal o de forma definitiva, pero que es completamente viable que Noboa use su potestad para asignar una función específica a Abad.

“Recordamos el caso del vicepresidente Alfredo Borrero, él tuvo que asumir funciones designadas por el presidente de la República en relación a solo temas de la salud”, comenta.

A su vez, Levy dice que su ausencia en el territorio nacional por estar a tiempo completo en Tel Aviv no será un problema, ya que cada vez es menos común que un presidente delegue funciones cuando emprende un viaje o se ausenta por algún motivo y Abad no tendría que reemplazarlo.

“Actualmente un presidente está conectado con todos los temas por la tecnología y ya no requieren de ese encargo, que se produce ya cuando hay temas de otro tipo como enfermedad o ausencia definitiva como dice la Constitución”, indica. (I)