La reelección, el nuevo reto de Dilma Rousseff después del Mundial - Runrun

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El próximo 5 de octubre Dilma Rousseff se jugará su propio mundial, en el que pondrá a consideración su nombre pese a escándalos de corrupción, una irregular economía y hasta malos resultados deportivos, bajo la sombra de su predecesor, Luiz Inácio Lula da Silva, y el deseo de la derecha de recuperar el poder.

Rousseff, del Partido de los Trabajadores (PT), que tiene una intención de voto del 31,6 por ciento, se ve en cierta forma beneficiada por la quietud que sufren las cifras de los otros dos candidatos, dado que el senador Aécio Neves, del Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB), alcanza apenas un 21,1 por ciento en las últimas encuestas, y Eduardo Campos, del Partido Socialista Brasileño (PSB), un 7,2 por ciento.

El bajo porcentaje de Rousseff es una factura que le está pasando el electorado al mayor partido de la izquierda brasileña por la corrupción, su alejamiento de la base popular y los excesivos gastos, que llegaron casi a los 11.500 millones de dólares, para llevar a cabo el Mundial. “La frustración con las promesas de cambio del PT son el motor de la explosión social actual”, asegura el historiador de la Universidad de São Paulo Henrique Carneiro.

En cierta forma, el PT se volvió un partido del ‘establecimiento’ político, circunstancia bien diferente cuando llegó al poder en el 2003 de la mano de Luiz Inácio Lula da Silva.

Para Rousseff, el tener al expresidente de su lado puede ser un factor fundamental, como base para la credibilidad gubernamental. “La intención de Lula es tener una actuación ‘proactiva’ a partir de enero del 2015, con el objetivo de mantener unida la base política y social del Gobierno”, asegura el analista Raymundo Costa, de la revista Valor Económico.

El nombre de Lula pesa en la política nacional y las ‘herencias’ de sus dos administraciones (2003-2011) son tangibles. En el 2012, el estatal Instituto Brasileño de Investigación Económica Aplicada (Ipea) afirmó que los niveles de desigualdad social en Brasil eran los más bajos de la historia, con un índice Gini (que va del cero a uno, y cuanto más bajo es el índice, más igualitaria es una sociedad) que cayó del 0,594 al 0,527.

Pero los casos de corrupción que ensuciaron al PT también florecieron a la sombra del carismático Lula. El escándalo del ‘Mensalao’, por el cual se acusó al Gobierno de repartir mensualmente sobornos a legisladores para que pasaran proyectos considerados vitales, comprometió a altos cargos del Ejecutivo, como el jefe de Gabinete José Dirceu, quien fue condenado a diez años y diez meses de prisión por “corrupción activa” y “liderar una organización ilícita”.

Ecos del ‘Mensalao’ aún retumban en las críticas hacia Rousseff, que se recrudecieron a un año del Mundial, cuando organizaciones sociales salieron a las calles a reclamarle por la corrupción y los excesivos gastos ‘ordenados’ por la Fifa.

Rousseff experimentó algo de paz durante el Mundial, aunque fuera abucheada durante sus apariciones públicas, y la buena organización del evento le reportó réditos en las encuestas.

“El Mundial sacó el foco de los problemas económicos y políticos de Brasil, el Gobierno tuvo un mes en estado de gracia y eso generó un clima de optimismo”, dijo Fernando Farias de Azevedo, analista político de la Universidad Federal de São Carlos.

Sin embargo, el escenario podría ser bastante hostil para la mandataria en estos meses de campaña. “Rousseff va a perder un poco. Cuando Lula se propuso ser anfitrión del Mundial, imaginó que sería un paseo, con una gran victoria brasileña, que ayudaría al PT a vencer en las elecciones del 2014. Como eso no sucedió, algún perjuicio tendrá ella y eso será usado por sus adversarios en la campaña, que todo indica que será bastante violenta”, afirma el analista Roberto Romano, de la Universidad Estatal de Campinas.

Los rivales

Aécio Neves es nieto del fallecido expresidente electo Tancredo Neves y senador por el estado de Minas Gerais, del que fue gobernador entre el 2003 y el 2010. Luego de tener índices de popularidad de más del 77 por ciento durante la gobernación de su estado, se convirtió en el senador estrella del partido y, en el 2013, en su máxima figura y presidente.
Eduardo Campos es economista de la Universidad Federal de Pernambuco y se desempeña como actual gobernador de ese estado. Fue ministro de Ciencia y Tecnología en el 2004, cargo que desempeñó por un año. En el 2005 fue elegido para la presidencia del PSB, cargo que volvió a ocupar en el 2011.

Luis Alejandro Amaya

El Tiempo