La contaminación fecal, la más común en nuestras playas

Su presencia puede causar enfermedades como otitis y gastroenteritis |Las más afectadas son las costas urbanas tras lluvias intensas

La contaminación fecal, la más común en nuestras playas
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Con la llegada del verano uno de los puntos más concurridos son las playas. Las costas incrementan su afluencia de público y los riesgos sanitarios también son mayores, según alertan algunos expertos consultados por La Vanguardia.com. Las administraciones analizan periódicamente la calidad de la arena y el agua para determinar su salubridad. Los indicadores que utilizan sobre todo son los de contaminación fecal, que se puede dar en episodios de lluvias intensas y con más facilidad en playas urbanas.

“El fecal es el foco de contaminación mayoritario porque es el que se vigila más, es el que se considera que puede tener peligro para la salud humana ya que si hay restos fecales de otras personas se puede transmitir enfermedades”, explica Jordi  Camp, investigador del Institut de Ciències del Mar. “Los indicadores de origen fecal son los mejores porque las bacterias que se encuetran son las más comunes y las que están más ligadas a la actividad humana. El agua costanera es un espacio que es al final de la emisión de una serie de residuos urbanos, de la actividad humana”, añade Xavier Llebaria, director de la Agència de Salut Pública de Barcelona (ASPB). “La principal fuente de contaminación fecal serían los vertidos de aguas residuales que en episodios de lluvia una parte de estas aguas fecales del alcantarillado pueden ir a las aguas del baño y por eso se hace seguimiento y se informa al usuario”, comenta Mariona De Torres, responsable de la Unidad de Aguas Costeras de la Agència Catalana del Aigüa (ACA). “La principal contaminación es la humana. Nuestras heces y orinas que no dan tiempo a ser tratadas por la plataforma para que el vertido que se hace a las aguas marítimas reúna los criterios de calidad”, asegura Miguel Delgado, director científico del Consorcio de Investigación Biomédica de Epidemiología y Salud Pública (CIBERSEP).

La presencia de la contaminación fecal puede dar pie a una serie de enfermedades. “Si las playas superan los límites de contaminación se observa en los bañistas un mayor índice de presencia fundamentalmente de gastroenteritis y otitis, aunque son casos esporádicos”, destaca el director científico CIBERSEP. “Afortunadamente los riesgos agudos de enfermedades asociados al baño en las playas de Catalunya son prácticamente inexistentes”, pero si no se recomienda el baño y una persona “ha estado durante bastante tiempo” podría tener afecciones “en las vías respiratorias altas, es decir, mal de cuello, otitis o picores en el ojo”, detalla De Torres.

Con el objetivo de evitar posibles riesgos sanitarios y determinar si el agua es apta para el baño, la administración mide su calidad de forma periódica mediante análisis microbiológicos, tal como obliga una Directiva Europea. Además, otros como ASPB o el Área Metropolitana de Barcelona (AMB) hacen lo propio con la arena, aunque en este caso “no existe una normativa de obligado cumplimiento en cuanto a su calidad”, asegura Mariano de Gracia, el jefe de la sección de playas del AMB. Las administraciones que se encargan de estos análisis señalan que los casos de contaminación en el agua y arena de las costas catalanas son “puntuales” y “esporádicos” y se detectan en algunos puntos “sobre  todo tras episodios de lluvias intensas” en los que pueden “llegar aguas residuales” a las zonas de baños.

Por su parte, el epidemiólogo Miguel Delgado relaciona la probabilidad de que se contamine el agua con una mayor afluencia de personas en verano. “Las estaciones depuradoras están programadas para un número concreto de habitantes y muchas veces la demanda veraniega la supera con creces en algunos municipios y no dan abasto, no da tiempo a que nuestras propias heces y orines sean tratadas”. El director científico de CIBERSEP añade que las zonas más susceptibles de ser contaminadas son “las playas cerradas”  porque “las corrientes no permiten tanta limpieza”, y las "más demandas por la población”.

En el caso de la arena, la contaminación fecal puede provenir de animales domésticos, de aves o también de las lluvias. “Si hay algún punto o en algún momento determinado en un municipio no sale del todo correcto es debido a elementos, por ejemplo, animales domésticos o a través de la aportación de lluvias intensas, aportación de las rieras en puntos determinados”, detalla el jefe de sección de playas del AMB.

¿Qué bacterias hay en las playas?
Los indicadores que se utilizan para medir si el agua o la arena está contaminada son los de origen fecal. Se analizan bacterias como el E.coli, enterococos fecales o coliformes totales. “Estas bacterias se encuentran en los intestinos de los humanos y animales, las excretamos de forma natural, nos indican que hay agua residual y puede existir la probabilidad de otras bacterias que sí son patógenas, como la salmonella, y nos pueden producir enfermedades”, afirma María José Figueras, directora del grupo de investigación en Microbiología Ambiental de la Facultat de Medicina y Ciències de la Salut de la Universitat Rovira i Virgili y que dirigió hace unos años un estudio epidemiológico en las playas. Figueras apunta que también se han dado “casos esporádicos” de personas que han adquirido infecciones en el agua por microorganismos que son propios del mar, como el ‘Vibrio parahaemolyticus’. “Si una persona tiene una herida abierta puede encontrar esa ruta de entrada e infectarle esa herida o un proceso de acumulación de grasa y una inflamación, se ha dado algún caso puntual, pero en personas de mucha edad y diabéticas”.

Otros riesgos

Más allá de las bacterias que se puedan encontrar en la arena y en el agua por contaminación fecal, los epidemiólogos alertan de mayores riesgos cuando hay una mayor afluencia de bañistas. “Más que contaminación en el mar o en la arena el problema es la densificación tan elevada de personas y la transmisión de infecciones persona a persona,”, explica Figueras. En este sentido, también se puede dar algunas infecciones en la piel. “Los hongos de forma natural no están en la playa, se han encontrado esporádicamente y son las personas infectadas las que los transmiten, especialmente en la zona de duchas”. Por su parte, el doctor Miguel Ribera, de la Academia Española de Dermatología y Venereología, sentencia que es “más fácil” contagiarse de hongos en la piscina que en la playa. “Las consultas más frecuentes para un dermatólogo en verano es el impétigo en el caso de los niños, una infección en la que salen como unas costras en el piel y se contagia de menor a menor, y en adolescentes y adultos, la quemadura solar”, detalla el miembro de la Academia Española de Dermatología y Venereología.

Por otro lado, el investigador Jordi Camp del Institut de Ciències del Mar distingue entre los riesgos sanitarios y los biólogos. “El agua puede estar sanitariamente bien, pero esto no implica que desde un punto de vista ambiental esté en perfecto estado”. Además de los riesgos de una picadura por medusa, Camp destaca que un “problema emergente” son las “afecciones respiratorias, que  dan una sensación de asma o ahogo”. Camp cuenta que se han registrado casos en apartamentos justo en el mar, sobre una plataforma rocosa, donde “hay algas sobre las que hay un organismo, el fitoplancton, que tiene una fuerte toxina y a veces cuando hace viento la salpica el mar y la gente la respira”.

La responsable de la Unidad de Aguas Costeras del ACA realiza otra reflexión sobre el aspecto del agua: “Aunque el bañista pueda percibir el agua sucia no lo está, como el caso de la formación de espumas, no hay que confundirlas con las de las depuradores o vertidos clandestinos”,  sino que se generan en el mar porque “hay millones de microorganismos que están en plena actividad biológica”. 

Resultados “óptimos” del agua y la arena en Catalunya
Para garantizar la calidad del agua en la temporada de baño la ACA implanta un programa de vigilancia. “El objetivo es garantizar que el agua reúna las condiciones sanitarias y sean aptas para el baño sin suponer ningún riesgo para el bañista e informarles periódicamente”, explica Mariona de Torres, responsable de la unidad de aguas costeras del ACA. Entre las novedades para esta temporada veraniega destaca “una estrategia de colaboración más estrecha” con los ayuntamientos costeras y todas las áreas que gestionan la calidad de las playas. “Hemos priorizado esta coordinación entre todos para intercambiar información y optimizar los recursos existentes”, detalla De Torres.

Los resultados de las analíticas de la calidad del agua realizadas por el ACA en la costa catalana concluyen que son “excelentes”, tal como detalla su responsable: “Llevamos 10 años en los que la calidad del agua en el 95% de playas catalanas es excelente, 10 puntos por encima de la media de la Unión Europea, y las previsiones para este verano es que se mantengan estos índices”. El otro 5% que no reúne los requisitos de excelente se tratan mayoritariamente de playas que “tienen cursos naturales, rieras, desembocaduras de ríos, influencias de aguas dulces o de playas urbanas cuando hay episodios de lluvia”

Si hay indicios de presencia de agua contaminada en la zona de baños, los servicios de salvamento y socorrismo “ya recomiendan poner la bandera roja (baño prohibido) o amarilla (baño con preocupación) porque no se puede garantizar que la calidad sea la óptima para bañarse”, dice De Torres. Transcurridas “24 o 48  horas” prácticamente la totalidad de la playa “restituye su calidad de forma natural” por los efectos del propio mar. “La disolución del mar es extraordinaria, el agua salada no es el medio de estos microorganismos y no tienen posibilidades de vivir, y la radiación solar también es un gran elemento de desinfección”, concluye la portavoz del ACA. “En el agua salada tiene que existir una gran contaminación para que las bacterias puedan sobrevivir porque generalmente prefieren el agua dulce y no la salada”, añade el epidemiólogo Miguel Delgado.

En el caso del AMB, que gestiona 30 kilómetros de playa del litoral metropolitano barcelonés, analiza la arena en temporada alta semanalmente. Los resultados de los laboratorios han detectado que en un 72% las muestras analizadas es “óptima’, un 24% “buena” y un 4% “deficiente” durante la campaña del verano del 2013. “Si los resultados no son correctos hacemos inmediatamente otra analítica y aireamos la arena y con esa actuación de voltearla, gracias al sol y al aire, hace una acción de limpieza y hacemos una contranalítica y en todos los casos ya nos da como correcta” explica Mariano de Gracia, el responsable de la sección de playas del AMB.

Por su parte, la ASPB tiene 10 puntos de muestro, uno en cada playa de Barcelona, donde realizan 10 muestras de agua y 18 de arena cada semana, desde mayo a finales de septiembre. “Normalmente el problema nos viene más por el agua que por la arena”, asegura Xavier Llebaria, director de la ASPB. Los gestores de las playas señalan que el hecho de ser apta o no para el baño se decide en el día y en el mismo lugar teniendo en cuenta toda una serie de condiciones. Al margen de este seguimiento, los episodios de contaminación son “puntuales” y se “abordan particularmente”, según informa Llebaria: “Lo que nos marca más posibles incidencias es la meteorología, si tenemos un verano lluvioso nos marca más incidencias que uno seco y soleado”. Si se detecta un episodio de contaminación, “se abre incidencia y se averigua cuál es la causa y sobre si esta causa tiene un proceso de temporalidad más o menos largo”

Según el informe anual de la ASPB del 2013, el más reciente,  en el que valora la salubridad del agua y la arena de forma conjunta para clasificar las playas, 5 playas recibieron la calificación de excelente (Sant Sebastià, Sant Miquel, Somorrostro, Nova Icària y Fòrum)3 de buena (Barceloneta, Mar Bella y Llevant) y 2 de suficiente (Bogatell y  Nova Mar Bella).

Una de las medias para mantener la arena limpia son las tareas de limpieza a través de máquinas que criba y voltea la arena, además de una desinfección natural.  “La arena coge temperaturas muy altas por la exposición del sol y se va limpiando, desinfectando de forma natural y luego ayudamos con la desinfección mecánica”, comenta Pilar Trillo, técnica del laboratorio de la AMB. “La arena tiene poca materia orgánica de por sí por lo que a los microorganismos no les gusta crecer allí y hay una elevada irradiación solar que también tiene poder desinfectante”, añade la directora del grupo de investigación de Microbiología Ambiental de la Facultad de Medicina y Ciencias de la Salut de la Universitat Rovira i Virgili.

Sistemas de saneamiento
Los gestores de las playas señalan que ha habido un antes y después en su calidad gracias a los sistemas de saneamiento. “Desde el 2003, con la última gran infraestructura de saneamiento con la depuradora del Prat, todas las condiciones sanitarias del agua del baño ya cumplen las normas de la directiva”, apunta De Torres.

“Las ciudades son más vulnerables en caso de lluvia, si el alcantarillado se desborda acabará impactando de forma más fuerte que en una población pequeña”, afirma Figueras.  “El problema fundamental es la contaminación humana que viene determinada por el exceso de población que se produce siempre durante el verano”, comenta Delgado. “Sería bueno que hubiese un circuito de alcantarillado cerrado y otro de evacuación de aguas diferentes, pero de momento es bastante impensable”, plantea Jordi Camp del Institut de Ciències del Mar, quien concluye: “Más de la mitad de la humanidad vive en ciudad y se calcula que el 50% de la línea de la costa del Mediterráneo está artificializada”.

Recomendaciones higiénicas
Los expertos consultados recomiendan toda una serie de medidas higiénicas básicas para evitar infecciones en las playas. Entre los consejos, colocar la toalla siempre de la misma cara en la arena o el uso de chanclas en la zona de duchas. “Hay que utilizar chanclas como en el gimnasio para evitar que una persona que se ha duchado antes y tenga hongos te los contagie a ti”, señala la directora del grupo de investigación en Microbiología Ambiental de la Facultat de Medicina y Ciències de la Salut de la Universitat Rovira i Virgili.

Otra recomendación es lavarse las manos. “Todos estos microorganismos se transmiten por la ruta oral-fecal, es la contaminación que tenemos en las manos, el agua que ingerimos o el alimento que está contaminado”, afirma Figueras, quien asegura que lavarse las manos "disminuye el riesgo de diarrea en más de un 50%”.

También aconsejan a los bañistas hacer caso de las indicaciones y sobre todo comportarse de forma cívica. “Hay respetar y hacer caso de los anuncios de las autoridades públicas que no recomiendan baños en una determinada playa o por algún motivo desde el punto de vista de salubridad”, recuerda el director de la ASPB. De Torres destaca la importancia de “no dejar residuos en la playa ni lanzar a los sanitarios domésticos ningún tipo de residuos, de naturaleza plástica o de celulosa, que pueden embozar las conducciones del alcantarillado”. Para valorar su importancia, la responsable de la Unidad de Aguas Costeras del ACA hace referencia a un dato: “Más del 80% de todos los residuos flotantes del mar provienen de la tierra, del uso doméstico”.

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