Una sorpresa de lugar. Jamás habíamos oído hablar de ninguna rompiente de surf en la isla, y teníamos poco tiempo para informarnos. Todo el mundo nos recomendó ir al Sudeste, y allí fuimos. El lugar fue un espectáculo visual, montañas de casi 2000 metros de altura en frente de la playa, palmeras tropicales y una cultura muy semejante a la China. Nos impactó ver decenas de kilómetros con picos muy buenos y sin surfistas en el agua. Fue para nosotros como imaginarnos California sin nadie.
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