Entrevista

Edición N°52: CONSTRUYAMOS LA PAZ

La  entrevista que presentamos fue  realizada al Dr. Francesc Torralba en Febrero del 2015 y abarca el tema de “La Paz”.

 

Edición N°51: LLAMADO A LA ESPERANZA

Para acompañar estas reflexiones, les ofrecemos una entrevista realizada al  P. Carlos González Valles sj, en Diciembre del 2011, en la cual nos habla sobre la Fe en tiempos de incertidumbre. Las siguientes preguntas nos pueden ayudar a revisarnos: ¿Cómo siento que está mi fe en este momento concreto en que vivimos? ¿Qué siento que ha sido para mí lo más significativo en este año que ha marcado mi camino y mi misión? ¿Cómo fortalecer lo humano en el entorno social y político en que vivimos? ¿En qué siento que se ve fortalecida la esperanza?

Edición N°50: Sin vocación no hay educación

“Sin buenos educadores, no hay educación”, es el énfasis de una reflexión que realiza el P. Luis Ugalde SJ donde subraya la necesidad de transmitir la idea de que sin buenos maestros la sociedad no tendrá un futuro promisorio, y de que la educación no debe entenderse como un castigo para quien la imparte o la recibe, sino como uno de los deportes más gustosos, estando consciente de que en estos tiempos ser maestro es nadar a contracorriente. Compartimos la entrevista realizada al P. Luis Ugalde SJ en octubre 2016, donde habla de la vocación del ser maestro.

 

Edición N°49: Encuentros con el maestro

Para continuar la reflexión sobre Jesús, compartimos la entrevista realizada a José Antonio Pagola en el año 2012, presentándonos al Jesús  en su dimensión humana.

Edición N°48: Carta a un Educador

Queremos compartirte una entrevista a Richard Gerver: “El docente debe interferir menos y estimular más” donde se exponen recomendaciones sobre la evaluación, la creatividad y la innovación, necesarias para el desarrollo educativo en estos tiempos

Edición N°47: Inteligencia Espiritual en el aprendizaje

Este mes de julio y agosto, les ofrecemos una entrevista de estos grandes autores que están reflexionando sobre la educación. La entrevista que proponemos es de Eduardo Punset, quien nos ayuda a tomar en cuenta algunos elementos como la intuición, el manejo de las emociones para vivir felices. ¿Cómo incorporar la inteligencia espiritual a estos elementos que se hablan en el video?, ¿Cómo incorporar lo humano a estos hallazgos científicos?

Edición N°46: El coaching Espiritual

IMG_20130121_134031Coaching Espiritual: Viajar al interior de uno mismo

Alba Rondón
Licenciada en Comunicación Social, con Postgrado en Filosofía. Con un Diplomado en Acompañamiento Bio-psico-espiritual en Guatemala con los padres Jesuitas.
Facilitadora de talleres de Pedagogía de la Interioridad.

Permítanme iniciar con una premisa: el presente artículo está hecho desde una visión cristiana de la vida y desde el encuentro con Jesús presente en medio de nosotros. Dicha inferencia se debe a que, lamentablemente, en nuestros tiempos ha proliferado una serie de corrientes “espirituales” o “espiritualistas” que si bien pueden ayudar a la persona a plantearse una vida más allá de lo inmanente, también es cierto que la aleja de su hermano, del mundo y del Dios de Jesús. Por tanto, hablar de coaching espiritual es una tarea que hago con temor y temblor. Para leer la entrevista, pulse aquí

Edición Nº45: Competencia Espiritual

Para revisar algunos aportes prácticos compartimos el aporte de Isabel Gómez Villalba, en un trabajo llamado La Competencia Espiritual. Un proyecto para el futuro. Puede ser un esquema interesante para reflexionar y revisar en nuestra práctica educativa.

Edición Nº44: Inteligencia Espiritual y experiencias en aula

Reflexiones sobre inteligencia espiritual

Prof. Ana Adelaida Pérez
Profesora en Universidad Católica Andrés Bello y Subdirectora en Colegio La Concepción Montalbán

“Hacer de nuestros centros educativos lugares de evangelización donde se cultive el silencio y la vida interior, para que nuestros niños y jóvenes se encuentren y comprometan con Jesús y los hermanos” es una de las prioridades que surgió en el XIII Capítulo Provincial de la congregación de Religiosas Concepcionistas Misioneras de la Enseñanza, realizado en julio de 2015 y en el que participaron religiosas y laicos de Venezuela y República Dominicana. Para continuar, pulse aquí

Edición Nº43: Inteligencia Espiritual

Queremos acompañar esta reflexión con una entrevista realizada al prof. Frances Torralba sobre la inteligencia espiritual. Desde de su origen, hasta los elementos más importantes. El profesor Torralba es doctor en Filosofía y en Teología y actualmente es el Director de la Cátedra Ethos de Ética Aplicada de la Universitat Ramón Llull. Está trabajando y desarrollando materiales sobre la inteligencia espiritual y su cultivo desde la educación.

Edición Nº42: Educar hoy y mañana

unnamed (1)La frase del lema del Congreso, «una pasión que se renueva» intenta iluminar mi reflexión sobre los tres desafíos propuestos, desde la realidad de la Escuela Católica, en concreto Fe y Alegría, que es mi ámbito de reflexión. Al regresar de un congreso intentamos poner en práctica estos retos y se suele hacer un enorme esfuerzo para lograrlo, pero a la larga choca y tiende a desvanecerse ese impulso inicial, porque por mucho que queramos es la misma comunidad educativa, ya de por sí cargada de responsabilidades que  a veces superan sus capacidades, los responsables de llevar a cabo estos cambios. Sin olvidar el contexto venezolano que hoy tiene sus especificidades por todos conocidas. Es por ello,  que mi visión estará enfocada hacia los pasos de pequeños a grandes, que deberían darse para hacer vida los retos planteados. Para leer entrevista completa, pulse aquí

 

Edición Nº40: Pastoral y la inteligencia emocional

12247022_10153708548338698_2588380749714695521_nPara este mes tenemos como entrevistado al Padre José Francisco Aranguren. Él es jesuita barquisimetano educador y teólogo y, como él mismo dice,  interesado en transitar ese espacio difuso entre la pedagogía, la pastoral y la espiritualidad especialmente en ámbitos escolares y extraescolares. Actualmente es miembro del equipo de CERPE y se prepara para la etapa de estudios especiales de maestría en el área de la educación en valores. Para leer entrevista completa, pulse aquí

Edición Nº39:Educar las emociones

En esta sección, les proponemos ver las entrevistas que realiza Eduardo Punset en su Programa de Redes. Richard Davidson, neuropsicólogo y a Daniel Goleman, psicólogo, sobre el tema de las emociones en la escuela; y al biólogo budista Mattieu Ricard sobre cómo tomar en cuenta herramientas para ayudar a renovar el sistema educativo.

Edición Nº38:“Pensar, sentir y amar como Cristo Jesús”

IMG_20130214_190120Sheila Goncalves
Equipo de CERPE

Adentrarse en la espiritualidad teresiana pasa por el legado de dos referentes importantes: Santa Teresa de Jesús y San Enrique de Ossó, fundador de la familia teresiana e impulsor del carisma sembrado y extendido en múltiples obras apostólicas, en 23 países. En Venezuela, las teresianas llevan obras educativas en Caracas, Campo Mata, Biruaca, Ciudad Bolívar y Guacara, en casos llevando escuelas de Fe y Alegría. Yo me formé con las teresianas durante todo mi proceso formativo, desde el preescolar hasta la graduación de bachiller. Para leer entrevista completa, pulse aquí

Edición Nº37: Contamos contigo

Luisa Pernalete: Si yo fuera Ministra de EducaciónPara este comienzo de año escolar, se manifiestan muchos aspectos a revisar. Los invitamos a revisar dos escritos que ha publicado la Prof. Luisa Pernalete. El primero: «Si yo fuera Ministra de Educación» para repasar todo lo que se necesita para arrancar este año en Venezuela. Y el segundo: «Hagamos las paces: Primer Consejo de Maestros» donde plantea interrogantes sobre el contexto de la escuela, la familia, la convivencia y cómo generar mecanismos de evaluación, para mejorar la escuela y profundizar en la calidad que ofrece.

Edición Nº36: Educamos para humanizar

Para la sección de entrevista, cambiando un poco la dinámica que tenemos en el blog y continuando con el mismo libro, les proponemos el capítulo 4: Las cinco vocales de la Pedagogía. Pasarse por las distintas vocales, palabras y definiciones que nos invita a reflexionar sobre nuestra labor. Y que mejor momento que este: ¿Estoy comprometido en la transformación profunda de este mundo? ¿Asumo la educación como una siembra de esperanza y compromiso? ¿Qué podría hacer para aumentar mi fe, mi esperanza y mi compromiso? ¿Qué propongo para aumentar la fe, la esperanza y el compromiso de los  compañeros?   

Edición Nº35: Pedagogía de la Interioridad

Comentarios del Padre Jesús Orbegozo, S.J. Rector del Colegio San Ignacio, sobre el tema

Se me pidió una reacción a la ponencia elaborada por el Prof. Miguel del Valle. Después de haberla estudiado, y analizado su consistencia, me ha parecido que tiene toda la validez desde los presupuestos en los que está fundada y no merece desmenuzarla para resaltar la relevancia de sus reflexiones. Pido por ello todas las excusas. Para enriquecer el debate, he optado por recoger un conjunto de notas, creo que desde otra perspectiva, de modo que puedan ayudar a una mayor comprensión de la “era digital” en la que estamos inmersos y a la búsqueda de respuestas educativas de las que estamos tan necesitados. Para leer entrevista completa, pulse aquí

Edición Especial: Monseñor Romero

Tomado de la página Aleteia, marzo 2015.
Gaspar Romero está cada vez más cerca de convertirse en el hermano de un santo de la Iglesia católica desde que, hace unos días, el Vaticano dio un paso definifivo en el proceso de beatificación de Monseñor Óscar Arnulfo Romero Galdámez al reconocerlo oficialmente como “mártir”. En está plática de agosto de 2011, el menor de los hermanos Romero habla con familiaridad del arzobispo asesinado en marzo de 1980. Para leer la entrevista, pulse aquí

Edición N°33: ¿Qué es la interioridad?

417647_3169971301500_1077201056_nComentarios del Padre Daniel Figuiera, SJ sobre el tema.
Rector del Colegio Gonzaga en Maracaibo

El texto de la conferencia del P. José G. Terán tiene por finalidad, como él mismo lo dice: “mostrar una primera mirada a la temática de la Interioridad”. Y lo hace a partir de las experiencias de varios autores. para leer entrevista completa, pulse aquí

Edición N°32: La cultura de la hiperconectividad y la educación

Entrevista a Luis Carlos Díaz
Coordinador de Comunicaciones del Centro Gumilla
Glocal | Tejedor de redes | Tecnologías, activismo digital e infociudadanía | HangoutPolítico | BOBs 2013

Para leer entrevista completa, pulse aquí

Edición N°31: La misión educativa de la Iglesia

1913879_1210451154097_881629_nEntrevista al P. Daniel Figuera, SJ
Rector y Director del Colegio Gonzaga

La iglesia actualmente dispone de diversas obras educativas, especialmente colegios y universidades. Podría decirse que es difícil imaginar hoy en día al catolicismo sin ellas. Son instituciones que llegaron para quedarse por su extraordinario potencial evangelizador. Obviamente las escuelas pueden existir sin el componente de fe que ofrece la iglesia, pero también, es cierto que la iglesia ha asumido ya una misión educativa que forma parte de la sociedad. Para leer entrevista completa, pulse aquí

Edición N°30: Experiencias de las Escuelas de Paz y Convivencia Ciudadana en la frontera

argenisEntrevista a Argenis García, SJ
Pastoral en la Parroquia El Nula

La Escuela de Paz y Convivencia Ciudadana (Colombia) EPCC, es un espacio pedagógico de formación en política y ciudadanía en la frontera colombo venezolana desde hace ya 5 años, para consolidar un sujeto de frontera con capacidad propositiva para pensar, diseñar y dinamizar propuestas e iniciativas para un desarrollo cada vez más digno e incluyente (Rodríguez 2012), el cual favorezca una cultura de paz entre los ciudadanos y ciudadanas de la frontera. Para ello se han creado articulaciones con obras de la Compañía de Jesús de Colombia y Venezuela. Para leer entrevista completa, pulse aquí

Edición N°29: El Acompañamiento Espiritual, desde la experiencia con los jóvenes

cesaracompaña2Entrevista con el P. César Muziotti, SJ
Coordinador Nacional de Vocaciones Jesuitas de Venezuela

El acompañamiento busca compartir los procesos de vida de las personas, los cuales van pasando por el “tamiz” de Dios. Es una invitación a descubrir la voz del espíritu y su invitación. Es en definitiva una experiencia de amor con Dios. En este espacio, se espera del acompañado platear una reelaboración de su vida: rehacer, reestructurar, sanar, liberar desde la luz de Dios. Para leer entrevista completa, pulse aquí

 

Edición N°28: El Papa Francisco y la Educación

HOMILÍA DEL CARDENAL BERGOGLIO EN LA MISA POR LA EDUCACIÓN

La primera lectura nos describía como era la vida de los primeros cristianos, y la pincelada del apóstol es muy sencilla: “la multitud de los creyentes tenía un solo corazón y una sola alma”, es decir, vivían en armonía. Las primeras comunidades cristianas habían comprendido que el mensaje de Jesús, vivido maduramente, los llevaba a una vida de armonía; y aunque había conflictos, los superaban para salvaguardar esta armonía. Cuando vi el texto antes de la misa me quedé pensando en este modo de vivir de aquellas primeras comunidades cristianas y la misa de hoy… Para leer homilía completa, pulse aquí

Edición Nº27: Educación de calidad para todos

DSC00747“Quien no tiene educación está condenado al fracaso”

Por: Yenny García Logaldo / Semanario Quinto Día: Edición 912 – 07/17/2014

Padre Luis Ugalde

 La reforma educativa abre nuevamente el debate. Mientras algunos académicos y ONG critican la metodología utilizada en la convocatoria de consulta hecha por el Ministro Héctor Rodríguez, el sector oficial defiende a capa y espada la adecuación de la enseñanza al modelo socialista

Al menos ocho propuestas en los últimos 15 años ha presentado el Gobierno bajo el argumento de mejorar el sistema educativo. Todas han generado polémica porque -dicen los detractores- se trata de establecer un proceso de ideologización que no lograría integrar a la sociedad y desvirtuaría el espíritu pedagógico. Para leer entrevista completa, pulse aquí

Edición Nº26: Desafíos de la Educación Católica

Entrevista al Prof. José Luis Andrade, AVEC

Jose luis AndradeHace ya un par de años del 50 aniversario del Concilio Vaticano II, y se nos da una ocasión muy interesante para reflexionar, en el contexto venezolano, sobre la enorme actualidad de la propuesta educativa de la Iglesia inspirada, por supuesto, en la Misión de Jesús, rostro misericordioso y verdadero del Padre. Para leer entrevista completa, pulse aquí

Entrevista a la Hna. Mariana Guinand (Concepcionista Misionera de la Enseñanza)

Parafraseando al Papa Pablo VI, podríamos decir que el mundo de hoy necesita “escuelas católicas cuyas comunidades educativas sean más testigos que maestras”.

SiMarianan duda que una de las misiones fundamentales de la escuela, tal como lo expresa el documento “Educar hoy y mañana: una pasión que se renueva”, es enseñar, hacer de la enseñanza un instrumento de educación, iniciar a la investigación. Pero más importante aún, considero que es, en este momento, recuperar el sentido más profundo de nuestra identidad: “ser testigos del evangelio”, ser comunidades educativas que hacen presente, en el mundo, los criterios y las actitudes del Maestro. Para leer entrevista completa, pulse aquí

Edición Nº25: Formar para el compromiso

Entrevista al P. Jesús Orbegozo, SJP. Orbegozo
Rector del Colegio San Ignacio

1. ¿Qué actitudes son importantes cultivar en los educadores para «formar para el compromiso»?

Quiero resaltar la importancia del compromiso que tienen que tener los educadores para ser formadores para el compromiso. Las palabras de nosotros educadores pasan al olvido, sin dejar huella, a no ser que las mismas estén refrendadas por una vivencia y práctica personal del mismo educador. En una reflexión que hace el P. Adolfo Nicolás sobre Pedro Arrupe dice: “Vivía lo que creía, irradiaba lo que predicaba. Estaba convencido de que evangelizar, antes que hablar, es ser”. Para leer entrevista completa, pulse aquí

Edición 24: Corresponsabilidad en la “Missio Dei”


DSC02600«Pasar de Comunidades Educativas a Comunidades Apostólicas:
el salto cualitativo que hace viable la propuesta educativa ignaciana».

Para leer aportes de los participantes sobre la reflexión del General de los jesuitas, pulse aquí

Edición 23: Espiritualidad Salesiana

584168713828Sandilly Echeto
Educadora salesiana. Equipo Pastoral Juvenil de los Salesianos

Espiritualidad salesiana:
El semblante de la familia salesiana

Lo que hoy se conoce como espiritualidad no es ciertamente lo que significó en la época de Don Bosco. Sin embargo, hay algo que nunca cambia ni en su tiempo ni en el nuestro: El Espíritu.

Una persona espiritual es alguien que está en la “onda del Espíritu”, que tiene sus mismos impulsos, sus mismos anhelos; que busca generar el orden, lo bueno y la belleza del mundo, se preocupa por la justicia y el derecho de las personas necesitadas, encuentra en la actualidad más presente a Jesús en el mundo y lo defiende allí donde sufre más. Para leer entrevista completa, pulse aquí

Edición 22: Educar para la convivencia

IMG_20140317_094040P. Gustavo Albarrán, SJ
Director de Centro de Espiritualidad y Pastoral. Colaborador de Cerpe.

Reflexión a partir de la entrevista al P. Alejandro Moreno

La entrevista al P. Alejandro Moreno (SDB), titulada “En el país hay una subcultura de malandros para quienes matar da prestigio y poder”, publicada el domingo 19 de enero de 2014 en el periódico El Correo del Orinoco, pp. 15-17, es una buena radiografía del “ambiente de muerte” que azota a nuestro país. Para leer entrevista completa, pulse aquí

Edición 21: Pedagogía Ignaciana

edgarcerpe1Edgar Contreras
Rector del Instituto Técnico Jesús Obrero. Profesor de la Upel.

A 20 años de la publicación del documento Pedagogía Ignaciana

El 31 de julio de 2013 se cumplieron 20 años de la publicación del documento titulado Pedagogía Ignaciana: Un Planteamiento Práctico; y en estos momentos, resulta oportuno hacer una relectura de dicho documento para tomar conciencia del camino andado y de los aportes que la misma ha supuesto para el apostolado educativo. Para leer entrevista completa, pulse aquí

Edición 20: Educar para la fraternidad

28190_1453246845723_1069856903_1322203_4098340_nBeatriz García

Es miembro del equipo del Centro de Formación e  Investigación «Padre Joaquín» de Fe y Alegría. Coordinadora del Plan Nacional de Formación para el personal de Fe y Alegría-Venezuela. Ha coordinado la línea de Educación en Valores. Miembro del equipo editorial de las producciones de Fe y Alegría. Ella nos presenta interesantes perspectivas y modos de acometer el trabajo escolar y de construcción de ciudadanía para educar en la fraternidad. Para leer entrevista completa, pulse aquí

Edición 19: Introducción a la espiritualidad ignaciana

2603_72799261600_7283441_nP. Alfredo Infante SJ
Superior del Filosofado Jesuita. Miembro del consejo editorial de SIC.

Para este mes, les ofrecemos una entrevista orignal. El P. Alfredo nos deleita con una carta figurada dirigida a los educadores escrita por San Ignacio de Loyola que llamó «sórbos ignacianos». 

Deseamos que la disfruten. Para leerlo pulse aquí

Edición 18: Vínculo Pedagógico entre directivos y docentes

fotomagda1Magda Hernández
Coordinadora Pedagógica de la U.E. Instituto Técnico Jesús Obrero, en los Flores de Catia

Según tu experiencia acompañando a docentes, ¿cuáles son los aspectos a tomar en cuenta para fortalecer el vínculo entre directivos y docentes?

Creo, en principio, que impera lograr un clima institucional donde reine la comunicación empática. A mi parecer, esto es lo que conlleva a un vínculo entre directivos y docentes. Las dos partes deben encontrarse para dialogar bajo un clima de confianza donde ambos puedan expresarse y escucharse asertivamente, pues al ser empáticos, los prejuicios de unos y otros tienden a minimizarse. Para continuar leyendo la entrevista, pulse aquí

Edición 17: La autoridad pedagógica en las escuelas

IMG_20130918_072939Any Guinand
Entrevista a Any Guinand, Subdirectora de CERPE, sobre la autoridad pedagógica.

El tema de las relaciones de autoridad en las escuelas es uno de esos temas donde, para muchos de los involucrados, existe lo que los antropólogos denominan una “representación nativa” [1]; es decir, donde se ha construido una comparación nostálgica y retrospectiva con unas escuelas del pasado donde aparentemente la autoridad tenía otra compresión (la escuela no es lo que era, antes en las escuelas,…), sin dar el paso a la adaptación de la comprensión de la autoridad hoy frente a las nuevas culturas juveniles y a los modos de relación que allí se generan.

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Edición 16: Gestión escolar y calidad educativa

NoelbisNoelbis Aguilar

Entrevista a Noelbis Aguilar, Directora de la Zona Caracas de Fe y Alegría, sobre el tema de la Calidad Educativa en Fe y Alegría y el rol de los equipos directivos en su mejora.

1. ¿Cómo se entiende la calidad de la educación en Fe y Alegría?

Desde el trabajo que viene desarrollando Fe y Alegría a lo largo de estos 58 años, se ha entendido la calidad de la educación por aquella que logra el desarrollo integral de todas las personas buscando mejorar la calidad de vida y de la comunidad donde están y, así como también de la transformación social, para que no sólo se queden en ellos sino que busquen la transformación de la sociedad, minimizando la desigualdad y exclusión.

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Edición 15: Pastoralistas de los Colegios de la Compañía de Jesús en Venezuela

Foto entrevistaOfrecemos, primero, los pareceres de algunos formadores consultados de los Colegios Jesuitas de Venezuela; y luego, un extracto del mensaje del Papa Francisco dirigido a los niños y jóvenes estudiantes de las escuelas jesuíticas de Italia y Albania, en la reciente audiencia del 7 de junio en Roma.

1. ¿Qué significa la Formación de la Fe, en cuanto a los objetivos y aportes que se ofrecen a los estudiantes del centro educativo, de cara a los retos de la realidad actual?

Formarse en la fe es aprender a creer. Formarse en la fe, es fortalecer la propia fe, por diferentes motivaciones: por sentido de pertenencia e interés personal, porque fundamenta las propias creencias, fortalece el sentido, el por qué y el para qué de la propia vida, ilumina y hace iluminar a otros. Los estudiantes durante los encuentros de formación de la fe, no sólo se expresan y aprenden sobre temas religiosos, sino que logran tener una opción más para su vida, saber qué y por qué hacer en determinadas situaciones, compartir experiencias, tristezas y alegrías; la formación de la fe puede ser un espacio para ser uno mismo, quererse, sentirse querido, y ayudar a descansar de la rutina que asfixia.

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Edición 14: La Inteligencia Espiritual en la formación integral

Hna. Elena Azofra

Hermana ElenaEntrevista a la Hna. Elena María Azofra Villa, Religiosa de la Pureza de María, Coordinadora de Pastoral de la U.E. Fe y Alegría «Roca Viva» en Petare, sobre el tema de la Inteligencia Espiritual.

1. ¿Desde cuándo se viene estudiando el ámbito de la Inteligencia Espiritual (IE) relacionado con la formación escolar?

– En la última década del siglo anterior surge la idea de inteligencia transcendente (Gadner 1999), y como toda inteligencia, potencialmente educable.

– Desde el ámbito educativo y pedagógico se venía profundizando bastante tras el Informe Delors “La educación encierra un tesoro” (1996) que incidió audazmente sobre la importancia de trabajar la dimensión espiritual, como medio para el crecimiento personal, así como para la prevención y la resolución de conflictos.

-Cardenal Jorge Bergoglio -Papa Francisco-

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Edición 13: Educar para el encuentro

Fragmentos del Capítulo “Educar desde el conflicto”, del libro “ElCardenal Jorge Bergoglio Jesuita”, de Sergio Rubin y Francesca Ambrogetti, 2010, Buenos Aires (Tomado de la versión distribuida por vía digital en la Compañía de Jesús) 

 ¿Cómo puede la escuela encontrar el difícil punto de equilibrio entre el anclaje en el pasado… y la necesidad de educar para un mundo diferente…?

Vamos a hablar del alumno y hacerlo extensivo a la escuela. Suelo decir que para educar hay que tener en cuenta dos realidades: el marco de seguridad y la zona de riesgo. No se puede educar solamente en base a marcos de seguridad, ni solamente en base a zonas de riesgo; tiene que haber una proporción, no digo equilibrio, sino proporción. Siempre la educación supone un desequilibrio. Uno empieza a caminar cuando nota lo que le falta, porque si no le falta algo no camina.

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Edición 12:La “ERE”, su presente y futuro…

Jonás

Jonás Berbesí Ortíz

LA «ERE», SUS APORTES Y NECESIDADES

1-      ¿Sigue teniendo vigencia la ERE como componente escolar hoy? 

Hoy como ayer, el ser humano sigue naciendo con la tarea de asumir su propio camino para construir su personalidad. Cada estudiante que aparece en las aulas tiene encomendada su propia vida como el primero de los trabajos. Un encargo que puede o no realizar, según el uso de su libertad.

La Educación Religiosa Escolar (ERE), sensibilizada de la gran responsabilidad que tiene la acción educativa, por su trascendencia y determinación para orientar a cada persona hacia su plena realización, evitando su deshumanización, muestra una imagen o modelo concreto de persona u hombre, Jesucristo, en quien se ofrece la plenitud de la verdadera humanidad.

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REFLEXIONES EN EL AÑO DE LA FE

Alejandro López Cardinale

Alejo SagradaFamiliaBarceloQuisiera dedicar esta primera reflexión a una amiga personal, Neris Yolanda “Gogó” Montemurro, quién vivió su pascua luego de batallar con el cáncer de cerebro por más de tres años. Con mi “querida uruguaya”, quiero hablarles lo que para mí representa la fe en Jesucristo y en su Iglesia. A Gogó la conocí en mi tiempo de vicario, y luego de administrador parroquial de San José de Chacao, entre los años 1993-1997. Luego pasó a formar parte del Equipo de Cáritas Parroquial de la parroquia El Buen Pastor, Bello Campo, siendo yo el párroco, entre 1997-2000.

Lo que más me sorprendía de Gogó, y me sigue sorprendiendo en medio de su pascua, era su alegría, una alegría indómita, una alegría que brota desde el alma. Me refiero a una alegría que no es risa, aunque se reía. Era una alegría que la mantenía “ardiente”, trabajando incansable para levantar a sus hijas y educarlas, para colaborar con su esposo en el mantenimiento de la casa, para dar el diezmo a la parroquia. No era rica. No, al contrario, pertenecía a una familia trabajadora media. Y trabajaba durísimo. Cocinaba de noche, y se levantaba temprano para ir a colocar sus dulces en los quioscos y entre los vecinos.

Su camino de conversión, del cual he sido testigo privilegiado, pasó por un encuentro profundo con Jesucristo a través de un grupo de la Renovación Carismática, encuentro que la marcó. Le creó una sed insaciable por conocer la Palabra de Dios. Era mi primera participante en todos los cursos bíblicos que realicé en Chacao y Bello Campo, y colaboró estrechamente en la catequesis de adultos. Junto con una de sus hijas, dirigió con mucho tino Cáritas Parroquial, y visitaba a nuestros enfermos de la parroquia. ¿Con qué tiempo lo hacía? Siempre me admiró que a pesar del cansancio de trabajar por la noche y dormir poco, ella siempre estaba dispuesta a decir “sí, aquí estoy”. Y eso, es para mí, fe.

Etimológicamente la palabra “fe” en hebreo es: “emunah”, y proviene de la raíz “aman” (de aquí viene nuestro “amén”), que significa “creer en algo sólido y firme”. Para la cultura semita, “emunah”, “creer en algo sólido y firme”, se entiende como una cualidad o actitud en sí misma, y se da solamente cuando el ser humano vive en relación con el otro. Por lo tanto, antes de ser un concepto –cultura griega-, fe es una actitud relacional: confío o no en la persona y en su palabra, que la define. Confiar en la persona y en su palabra que la define, implica “poner el corazón en ella”. De ahí que en nuestro idioma castellano utilicemos la palabra fidelidad para indicar la relación de fe que entre dos personas se establecen y que pasan por la apertura del corazón. Para la cultura semita, se cree por el corazón, que se abre a la acción de la palabra creadora.

Para los griegos, y nosotros somos hijos de su cultura –junto con la romana/latina-, “fe” es “pistis”, que implica una convicción de creencias y verdades que la estructuran y le dan solidez y firmeza, y no solamente una actitud del corazón y la voluntad. Para el griego-romano, “fe” es tener una certeza racional antes que una actitud relacional.

Estas dos visiones no se contradicen, se complementan. Jesús supo muy bien reconocer el drama del ser humano y que vemos reflejado en la visita que le brinda Nicodemo en la noche. Les invito a leer con calma Juan 3 a la luz de lo expresado anteriormente.

Pero volviendo a “mi querida nariguda, Gogó”, ella fue para mí un ejemplo perfecto de cómo un ser humano puede congeniar estos dos aspectos de la fe: la actitud relacional ante lo sagrado (el misterio), y la convicción de creencias y verdades (articulación de la fe a través de los dogmas).

Gogó vivió la fe como un “regalo”, como un don. Y eso es exactamente lo que es, un don, un regalo. Y al mismo tiempo la vivió como una virtud, que también lo es. Supo “mantener una relación íntima con Jesús y con su Iglesia”, dimensión de gracia y regalo. Al mismo tiempo, se dedicó a cultivarla y armonizarla en su vida con acciones concretas y dudas existenciales, dimensión cognitiva de la fe y entendida como virtud.

En este “Año de la Fe”, al que somos invitados a vivirlo como peregrinos, esta mujer sencilla y trabajadora, alegre e incansable, se ofrece como testigo que es posible para cualquier de nosotros proponernos vivir la fe en Jesús y su Iglesia, en medio de la vida cotidiana.

Sheila Goncalves

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Sin duda que es un camino, como bien se menciona en la carta Apostólica, que dura toda la vida. Para transitar este camino se nos invita a renovar nuestra fe constantemente. A veces por las urgencias del día, las demandas de nuestros alumnos, de la sociedad, de nuestra familia, sin querer, podemos ir automatizando la vivencia de la fe. Pero qué grato es que el buen Dios, a través de tantas personas, nos recuerde lo importante de redescubrir el camino de la fe. Como bien dice el Papa: “la fe, en efecto, crece cuando se vive como experiencia de amor que se recibe y se comunica como experiencia de gracia y gozo”. En nuestras comunidades educativas, esa experiencia se da al entregar todo lo que somos, nuestros conocimientos y saberes, el cariño, el amor y los deseos de que la realidad de nuestros estudiantes y de nuestras comunidades sea diferente, que sea llena de oportunidades.

Y esta gracia se manifiesta desde nuestra disposición y apertura. Confiar en que nuestros esfuerzos dan y darán muchos frutos, porque Dios así lo quiere. Creer que esa pasión que entregamos en nuestra labor educativa, va acompañada sin dudar, por la mano de papáDios. Confiar, enteramente, que el Padre, que nos ama y quiere, está actuando con y por nosotros. Definitivamente es una gracia.

Afortunadamente, como bien lo recuerda el Santo Padre, son muchos quienes han vivido desde la fe y han dejado su testimonio. Desde sus conocimientos, su experiencia de vida, nos motivan e impulsan a renovar nuestra fe: “por la fe, hombres y mujeres de toda edad, cuyos nombres están escritos en el libro de la vida (cf.Ap 7,9; 13,8), han confesado a lo largo de los siglos la belleza de seguir al señor Jesús allí donde se les llamaba a dar testimonio de su ser cristiano: en la familia, la profesión, la vida pública…”[1]

Sentirnos invitados a “reencontrar la alegría de creer y tener el entusiasmo para comunicar la fe” en la cotidianidad, en nuestra labor como educadores, a los hijos, en las comunidades, para la mayor Gloria de Dios. Que esta invitación renueve nuestras tareas, nuestra relación con Dios y nos impulse a dinamizar la experiencia de fe en nuestra vida. “Dame tu amor y tu gracia, que esto me basta. Amén”


[1] #13, p. 6

Ana G. de Guinand

ana para web


Venezolana. Casada y madre de 5 hijos. Licenciada en Educación (UNA) con Postgrado en Desarrollo Infantil (UCAB). Diploma de Estudios Avanzados en Teología (ITER-UCAB). Experiencia docente universitaria en la UCAB y el Centro de Estudios Religiosos (CER). 12 años de Voluntariado Profesional en SUPERATEC A.C.

1. ¿Cómo podemos los educadores constituirnos en trabajadores por la paz?

Cuando analizamos el Mensaje de Su Santidad Benedicto XVI titulado Bienaventurados los que trabajan por la paz”, en general pienso que los educadores coincidimos con la primera idea que expone el documento en cuanto a que “Cada nuevo año trae consigo la esperanza de un mundo mejor”. A ello podríamos añadir otras situaciones, como por ejemplo: cada nuevo año escolar o hasta cada periodo trae consigo la esperanza de algo mejor. Y ese algo mejor puede muy bien incluir la esperanza de un curso más armónico, con mejores relaciones entre los colegas, compañerismo entre los estudiantes, entendimiento con los padres y representantes, sintonía con el personal directivo, coincidencia entre lo que la institución educativa aspira y el Estado propone. Quizás también  dicha esperanza puede estar relacionada con ideales más generales, como por ejemplo: promover la igualdad de oportunidades, evitar cualquier forma de exclusión y más bien buscar formas de compensar diferencias que puedan afectar negativamente a alguna persona,  favorecer la cooperación, procurar el diálogo y las decisiones -si no idealmente por consenso, al menos por mayoría, establecer acuerdos específicos, fortalecer equipos de trabajo, resolver conflictos y problemas recurrentes o nuevos, y un largo etcétera acerca de lo que los educadores desearíamos en nuestra gestión y más allá del ámbito educativo,  con frecuencia relacionado con la convivencia, la verdad, la responsabilidad, la justicia, la simpatía, el perdón…

En ese marco de esperanzas por mejorar su quehacer, el educador claramente se sitúa ante la necesidad de participar y contribuir a la creación de ambientes de equilibrio y justicia, en los que se vele por el bien común en un ambiente de paz. Este sería el contexto natural para llevar a cabo su labor de educador. No obstante sabemos que esta condición no está dada sino que más bien es una tarea pendiente, algo por reconstruir.

Esa tarea de construir la paz tropieza con algunos obstáculos ya conocidos como pueden ser: el individualismo y el egoísmo, el abuso de autoridad y la violencia, la codicia y las divisiones, los criterios rígidos y los prejuicios. Es así como nos reconocemos ante un desafío que nos sobrepasa al mismo tiempo que lo intuimos posible.

Todos hemos vivido situaciones ante las que reaccionamos inadecuadamente sin razón aparente. También, hemos vivido dificultades que hemos atendido con paz interior y asertividad que nos sorprenden. Tenemos la experiencia de que la paz no es sólo resultado de la voluntad humana. En ella hay algo de misterio, de gracia externa y gratuita, de don que se nos ofrece; algo que nos trasciende y se hace real en las acciones humanas y humanizadoras.

La paz se manifiesta como don de Dios y se actualiza en la fraternidad. Por eso, cuando escuchamos “Bienaventurados los que trabajan por la paz” recibimos una Buena Noticia: que la paz es posible y que para construirla contamos con el favor del mismo Dios que se nos manifiesta en su Palabra y nos infunde su Espíritu. Algo de esto lo estuvimos escuchando en la liturgia de días pasados tanto en la primera carta de Juan como en las lecturas de la semana de Epifanía en Mateo y Lucas. El Señor nos convoca como familia humana a construir un Reino de paz desde la tierra, contando con su amor, con la autodonación que hace Jesús de su propia vida, y con nuestra capacidad de seguirlo y de constituirnos en “nosotros”  en la diaria convivencia.

2. ¿Cómo podemos integrar a las familias y a los educadores para el cultivo de una cultura de paz?

El mensaje del Papa asocia la paz a la vida, a su defensa, preservación, sano desarrollo personal, comunitario y trascendente. Igualmente, y esto es fácil de comprender para nosotros como educadores venezolanos, asocia la agresión a la vida como daño irreparable, no sólo adverso a la paz en general sino también al presente y futuro personal y social.  En dicha valoración y protección a la vida coinciden las familias y las instituciones educativas. Es más, el documento especifica que la vocación natural de la familia es promover la vida. En ese sentido la familia ocupa un lugar privilegiado en sembrar actitudes y valoraciones que más adelante el sistema educativo irá profundizando de cara a la libertad y madurez humana, de manera que cristalice en formas socializadas de convivir y organizarse. Así se va gestando la cultura de la paz con la contribución de cada instancia hasta llegar a impregnar a la sociedad, en un recorrido de lo más particular hacia lo más general. A su vez, en dicho recorrido se va cultivando la paz en sus diversos niveles: la paz interior, la paz en las relaciones humanas, la paz en y entre los pueblos. Y ello, como decíamos anteriormente, como fruto de dones recibidos y cultivados respecto a los cuales la cultura familiar es clave.

La familia es un lugar amigable para considerar el bien de todos, o sea, el bien común. También para fomentar un clima de relaciones amorosas y cordiales, veraces y honestas, consideradas y respetuosas, justas y benevolentes. Igualmente para participar de experiencias de gratuidad y generosidad sin medidas, de disculpas y perdón, y de todo aquello que hace referencia al amor primero e incondicional que habla de Dios y de la creación; de su hijo Jesús, quien encarna la vida humana fraterna fruto de su paz interior alimentada por el amor al Padre, a quien busca complacer en cada una de las circunstancias de su vida por encima de las dificultades humanas.

En ese sentido vemos como familia y educación se influyen mutuamente al punto que no será excepcional considerar lo que las instituciones educativas pueden hacer por las familias en situaciones de dificultad y en las que la paz se vea comprometida en cualquiera de sus niveles: espiritual, relacional, grupal, comunitaria. Tampoco será excepcional lo que las familias puedan hacer a favor de la armonía y la concordia en otras esferas y organizaciones.

3. ¿Cómo podría promoverse la cultura de paz con la participación de la tríada solidaria Estado, familia e instituciones educativa?

La promoción de la cultura de paz se desprende de nuestra capacidad de entendernos como conciudadanos y hermanos iguales en dignidad, sujetos de derechos y deberes, y partícipes de un destino común. También tiene relación con reconocer que hay situaciones humanas que nos trascienden y como tales ponemos ante el Señor acogiéndonos a su misericordia. A este respecto, y quizás anterior a ello, actuar como si los hechos dependieran de nosotros sabiendo que no tenemos la última palabra y que el mal nunca se vence desde el mal sino a fuerza de bien. Así, nos abrimos a una cultura de paz cuando “nuestros ojos ven con mayor profundidad, bajo la superficie de las apariencias y las manifestaciones, para descubrir una realidad positiva que existe en nuestros corazones, porque todo hombre ha sido creado a imagen de Dios y llamado a crecer, contribuyendo a la construcción de un mundo nuevo”, como nos dice Su Santidad.

Por otra parte, el documento señala el derecho a la objeción de conciencia con respecto a leyes y medidas que atenten contra la vida y su dignidad. También menciona las obligaciones del Estado como garante de la justicia social y de los derechos humanos. Punto aparte dedica a la construcción de un nuevo modelo de desarrollo y de economía en búsqueda de la paz, en el que alerta respecto a la tentación de acudir a nuevos ídolos. En este sentido, como se deja ver en párrafos anteriores, tanto las familias como la educación tienen un papel fundamental. Reconoce la disposición humana a la creatividad que bien puede florecer en momentos de crisis con nuevas perspectivas y soluciones fruto del discernimiento, del don de sí, de las capacidades e iniciativas puestas al servicio de la fraternidad más allá de los propios intereses personales y grupales.

Como última observación quisiera destacar la importancia que da el mensaje al trabajo como derecho. Hacia este logro también podrían apuntar la familia y la educación considerando la cultura de paz como telón de fondo.

Rafael Luciani

RafaLuciani3Venezolano. Doctor en Teología Dogmática por la Universidad Pontificia Gregoriana en Roma. Licenciado en Teología Dogmática por la misma Universidad Pontificia Gregoriana. Licenciado en Educación mención Filosofía por la Universidad Católica Andrés Bello, y Filosofía en la Universidad Pontificia Salesiana. Años de investigación académica realizados en la Universidad de Würzburg, Alemania. Es actualmente Profesor Titular de Cristología y Misterio de Dios la Universidad Católica Andrés Bello y Straordinario de la Università Pontificia Salesiana. Se ha dedicado a la apertura y consolidación de los estudios de Teología para los laicos profesionales en Venezuela, a través de Diplomas y cursos de Postgrados de la UCAB.

1-. ¿Sigue estando vigente en nuestros tiempos el mensaje de Jesús planteado por Pagola?

El modo cómo Jesús vive y nos muestra lo que significa ser verdaderamente humanos es algo que siempre estará vigente en todo tiempo y en cualquier sociedad, porque atrae a cualquier persona, independientemente de su condición social, económica o religiosa. Él nos atrae precisamente por su modo de ser tan humano. Uno que libera al oprimido, sana al enfermo, da comida al hambriento, quita las cargas de las culpas que otros ponen y, especialmente, se entrega solidariamente al más pobre de su sociedad. En este sentido, su praxis se nos ofrece como un proyecto de vida para cualquier sujeto humano.

2-. ¿A qué nos invita el mensaje de Jesús hoy en día?

 RafaLucianiHay dos aspectos del mensaje de Jesús, entre tantos otros, que son de gran actualidad para nuestro país. El primero es su firme y absoluta entrega solidaria a los pobres. En la sinagoga de Nazaret, Jesús lee el texto de Is 61,1 donde se anuncia la Buena Noticia a los pobres y afligidos. Este es un reto para cualquier cristiano hoy en día, porque seguir a Jesús y confesarle Señor, pasa por nuestra entrega solidaria a los pobres de hoy. El segundo aspecto de importancia para nuestra sociedad, es el discernimiento que el mismo Jesús hace sobre el tipo de mesianismo que él asume. Jesús rechaza continuamente a Pedro y a los otros zelotas que buscaban la restauración del reino de Israel por la vía de la violencia y la imposición del poder y las ideas por encima del respeto a las diferencias y el diálogo fraterno. El mesianismo de Jesús no es como el de David. No es militar o perteneciente a una ideología política. Más aún, rechaza cualquier absolutización e idolatrización de figuras e instituciones históricas. Algo que, como cristianos, debemos también hacer hoy en Venezuela. Jesús vive un mesianismo asuntivo. Es decir, que carga fraternalmente con el otro, incluso con el enemigo. Nunca hace del otro un objeto o súbdito, como hacían los reyes y déspotas de la antigüedad. Su proyecto es el del Padre y, en la humanidad de Jesús, se nos revela cómo el Padre quisiera que este mundo fuera si él estuviese reinando.

3-. ¿Cómo hacer vivo el modo de ser «maestros» que Jesús nos propone?

 Jesús tuvo que replantearse el modo en el que se enmarcaban las relaciones entre maestros y discípulos, y entre siervos y señores, para ubicarlas en un horizonte cualitativo y humanizador, antes que cuantitativo y jerárquico. Cuando Mateo expresa que: “un discípulo no está por encima del maestro, ni un siervo por encima de su señor” (Mt 10,24), no está haciendo referencia a la aceptación de una relación de subordinación del discípulo a su maestro, como tampoco a otra de servilismo del siervo con su señor y amo. Antes que pretender negar todo crecimiento socioreligioso o fomentar una actitud de conformidad con el propio puesto y la función socioeconómica desempeñada, el texto nos coloca delante de una afirmación de posibilidades personales que se aclara en el versículo siguiente: “le basta al discípulo llegar a ser como su maestro, y al siervo como su señor” (Mt 10,25). Este versículo expresa el clamor por el establecimiento de relaciones gratuitas que posibiliten procesos de personalización no predeterminados por factores sociales o religiosos externos dominantes y coyunturales, como lo era la figura del padre en el siglo I, o la presencia del Segundo Templo que llegó a entenderse como una mediación absoluta en el encuentro con Dios. De ahí que la nueva familia de seguidores del Mesías será caracterizada por otras figuras no dominantes, como la del hijo, el hermano, la hermana y la madre, pero desde el criterio de la fidelidad a la escucha y la puesta en práctica del proyecto salvífico de Dios expresado en su Palabra (Mc 3,35).

4-. Ante una realidad tan agitada, en ocasiones desconfiada, y con constantes amenazas e inseguridades, ¿cómo hacer vida la premisa «lo decisivo es el amor»?

 A veces tenemos una noción muy idealista de lo que es el amor. La pretensiónRafaLuciani2 de Jesús desafiaba la falsa creencia en la posibilidad de un amor a Dios que podía darse sin el amor al prójimo, por la vía del sacrificio cultual del Templo y el cumplimiento formal de la Ley y los ritos. Algo muy parecido a lo que tantos cristianos creen hoy sobre la práctica religiosa. La autoridad con la que Jesús enseñaba entendió el auténtico sentido del mandamiento del amor: cargar con el otro, pero no por el hecho de ser simplemente otro a quien debo respetar o tolerar, sino como a un verdadero hermano a quien debo asumir, ofreciéndole el auténtico reposo humanizador que brota de una acogida en el propio corazón (Mc 12,32-34). Es por ello que, en la praxis histórica de Jesús, se revela el misterio último de su pretensión: un seguimiento orientado hacia el proyecto del Reinado de Dios, cuya dinámica escatológica lo refiere hacia su consumación en el banquete fraterno de las hijas e hijos de Dios (Reino), en el que sólo “uno es vuestro Maestro, el Cristo, y todos vosotros sois hermanos” (Mt 23,8). Por ello, sólo desde la fraternidad de los hijos, se comprenderá lo que es el amor para Jesús. Si eso falta hoy, en una sociedad dividida, donde nos hacen objetos y no sujetos, será difícil comprender el amor desde Dios como amor a los hombres y, especialmente, como a los pobres.

5-. ¿Maestros convencionales? ¿Maestros no convencionales? ¿Qué hace falta ser y hacer para, no solo transmitir ese mensaje de Dios que Jesús propone, sino que efectivamente el mensaje llegue a los demás?

Creo que hay que comenzar por superar una visión de la pastoral como la simple enseñanza de oraciones, credos y ritos, o la inclusión de sujetos en grupos religiosos o pastorales, y pasar a una noción que se geste desde nuestra inserción en los nuevos lugares sociales y culturales de hoy. Un diálogo real se da entre sujetos que comparten un mismo espacio, aunque no compartan los mismos criterios. Pero, al menos, el crear estos espacios comunes, como nuevos referentes de encuentros, es un inicio. Esto implicará un paso de la Iglesia centrada en la parroquia a la conformación de espacios de comunidad fraterna. Sean grupos de base, familiares o más amplios, u otros que se reúnan desde la práctica de Jesús del banquete, que se ha de centrar en compartir la Palabra y comer juntos, como lo hacía Jesús en tantos Banquetes que compartió con publicanos, pecadores y prostitutas a lo largo de Galilea. Si nuestros referentes son sólo los que ya están en comunidades cristianas y no entramos en los espacios donde creemos que no hay vida, que hay pecado o que no está Dios, entonces nos pudiera estar pasando lo que nos recuerda el evangelio de Mateo (Mt 21, 31-32): «Y Jesús les dijo: Les aseguro que los que cobran impuestos para Roma, y las prostitutas, entrarán antes que ustedes en el reino de los cielos. Porque Juan el Bautista vino a enseñarles el camino de la justicia, y ustedes no le creyeron; en cambio, esos cobradores de impuestos y esas prostitutas sí le creyeron. Pero ustedes, aunque vieron todo esto, no cambiaron de actitud para creerle»).

 

José Luis Lofrano

Hijo de padres italianos, nacido en Venezuela. Entró al seminario a los 10 años y se ordenó de sacerdote salesiano a los 24. Él mismo se define:  “Ciudadano de mundo”. Es scout desde los 18 años, estudió en Irlanda, trabajó en Escocia, y vivió en Italia y en Alemania.  Con gran experiencia en el mundo juvenil, se ha dedicado a la pastoral, experiencias de misión, retiros, convivencias, grupos, y también a la formación de los salesianos. “He aprendido a meterme en cada sitio donde me toca estar, y sacar de ese sitio lo mejor. Estudiando Liturgia aprendí que las cosas se viven, y por eso se celebran, y no al revés”. En el año 85 comenzó a acompañar ex alumnos con SIDA, y ello le llevó a montar la Fundación San Luis. Originalmente era para acompañar niños, y actualmente también acompaña adultos. Desde hace 4 años es párroco de Don Bosco, Altamira, en Caracas.

1- ¿Qué dificultades percibe Ud. que afectan hoy en día el trabajo con niños y jóvenes?

Los instrumentos son tan novedosos que tenemos que romper, primero que nada, nuestra resistencia al cambio. No creemos que eso sea factible y creemos que es una moda. No es una moda. El mundo cambia. Antes cambiaba cada 50 años, luego 15 ó 20, ahora cambia cada 5 años, y pronto cambiará cada 2. Las coordenadas cambian tan rápidamente que si tú te enrocas a una, pierdes. Lo primero que tenemos que hacer es romper la resistencia al cambio por el mismo hecho de haber sido educados en el estilo antiguo. Nuestras universidades son antiguas. ¿Cómo puedes tú  creer que un muchacho va a la universidad y se encuentra con un profesor que está pasando contenidos? De alguna manera, ¿Para qué sirve la investigación?

El problema actual no es ser el pozo de sabiduría, sino saber dónde está el pozo. Entonces, que duro es, en principio, la resistencia al cambio. La segunda cosa es aceptar que vamos para mejor y no para peor, y no es una visión ingenua de la realidad. Yo siento que el problema que le tenemos al cambio nos lleva a enrocarnos y a no salir al paso, por lo tanto, hay que estar abierto a las señales que te dan los muchachos.

En Italia hay algo que se llama el “observatorio de la juventud”, aquí no tenemos eso. El observatorio de la juventud está formado por educadores, pedagogos, intelectuales, psicólogos, que se dedican a ver los rasgos que identifican a los muchachos de hoy. Nos hemos quedado con la “generación del 68”, y ahorita hay un 2012, una generación después del 7 de octubre. Eso ya es una generación.

Si yo tuviera que hablar de mis experiencias cuando hice mi maestría en Italia, son los personajes que me tocaron a mí para darme clase. Un hombre que en 30 años acompañó casi 3400 tesis, por ejemplo, una cosa absurda, imposible, pues además él ponía el tema de investigación.

Cuando hemos vivido con gente que ha sido maestro y que te tocó por dentro, tú entendiste que escogiste el ámbito de la educación porque tú te sentiste en primera instancia amado. Nadie escoge esta carrera por el efecto del dinero que pueda traer. Hay cosas muchísimo más rápidas. Yo apelaría al joven que escogió esta carrera para que ellos sean capaces de recordar cómo fueron ellos movidos por dentro y tocados por dentro; eso les va a llevar a entender que tienen que seguir el mismo sistema, tienen que tocar el alma de las personas. Yo me he llevado a los retiros vivenciales de 4to año, al ámbito más duro, a la dinámica de los grupos de entrenamiento, donde no hay tema, el tema somos todos nosotros. Es obligarlos a que sientan. El primer asustado es quien dirige, pero es hermoso.

Cuando decidiste ser educador no querías aprender matemáticas para enseñar matemáticas. La matemática fue una excusa para entrar en el alma de esos jóvenes. Una excusa simplemente.

2-Con respecto a las Redes Sociales, la tecnología y las técnicas actuales de comunicación: ¿Cómo afrontamos cuando deja de ser un medio beneficioso para convertirse en un medio de distracción? ¿Cómo lograr incorporar estos medios a las comunicaciones e interrelaciones de/con los jóvenes?

Internet no son contenidos, son experiencias. ¿Por qué el Facebook dio tanto golpe en la realidad? Porque lo que está es transmitiendo experiencias, contactos. El que yo pueda escribir en Twitter y que todo el mundo pueda saber lo que yo estoy pasando en ese momento, por eso es que es tan violentamente íntimo. Las redes sociales entran en las intimidades más graves de la persona porque abren una puerta que normalmente estaba cerrada. Ya no se habla de amistad, se hacen amigos ¿Cuántos amigos tienes en Facebook?

En estas redes sociales sigue entrando la distracción porque todo está mezclado. Lo que está en la base de las redes sociales es la necesidad que tenemos de, en este mundo tan individualizado, tan egoísta, tan cerradas las puertas, salir afuera, aunque sea virtualmente, y ya lo virtual ha pasado a ser real. La idea es que las redes sociales pueden ser mal usadas. Y hay que saberlo, las redes sociales también tendrán una vida útil. Acabará Facebook, desaparecerá Twitter, pero lo que no cambia es la necesidad del ser humano de interrelacionarse, comunicarse. Las redes sociales lo que hicieron fue poner en bandeja de plata, fácil, económica, gratuita, la oportunidad de salir y decir lo que tú sientes.

Y no es utilizar las redes sociales como adoctrinamiento, ni son rollos con diapositivas, sino la interactividad lo que ha movido ahora. El muchacho no está metido en las redes sociales porque entienda de redes sociales, sino porque sabe que allí puede conseguir a todos sus amigos, porque sabe que todos están conectados en algún momento. Lo que antes era imposible, hoy en día se puede hacer de una manera virtual.

Estos medios no hay que satanizarlos ni creer que son tampoco medios inocuos. Todo tiene una doble vertiente, pero la vertiente positiva es mucho mayor que lo que nosotros nos hemos acostumbrado a ver.

3- ¿Cree Ud. que han caducado los métodos tradicionales de enseñanza, de abordaje a niños y jóvenes, o por el contrario se mantienen actuales?

Tú, yo y los profesores estamos acostumbrados todavía al sistema antiguo, y no nos hemos soltado de la tiza. Aunque usemos pizarras de acrílico, no hemos salido de la tiza. El concepto es que yo escribo una palabra y con ello me engancho a hablar. Estamos hablando de maneras diferentes de manejar esto. El mecanismo es utilizar lo que se está viviendo para llevarte a vivir lo que tú debes vivir, y eso me lleva a tener una visión muy amplia de la realidad, y a no rechazarla solo por rechazarla.

Los muchachos no se imaginan que podemos saber de tecnología, porque estamos cerrados a las cosas nuevas. Tenemos que picar adelante. Hoy en día la educación no puede seguir enfrentando contenidos. Tiene que meterse en este mundo, para vivir aunque sea virtualmente, lo que va a ser el futuro.

Yo siempre estoy educando para el día de hoy, cuando los que salen de la educación salen dentro de 10 años. Yo no puedo educarlo para hoy, tengo que educarlo para dentro de 10 años. Eso implica manejarme para el día siguiente, para que no solamente vivan lo que están viviendo hoy, sino también sean capaces de ver lo que viene, y picar adelante.

Es urgente intercambiar entre nosotros, los que estamos en el mundo educativo, no solo materiales, sino experiencias, para poder ofrecer experiencias a los muchachos.

4- ¿Qué recomendaciones le daría Ud. a todos aquellos educadores o padres y madres, que quieren reforzar, afianzar, el conocimiento de Jesús en sus hijos y alumnos?

En realidad el joven de hoy no es diferente del joven de ayer, siempre ha sido así; lo que pasa es que nosotros lo estamos viviendo y entonces pensamos que para nosotros el joven es cerrado. Yo imagino a Don Bosco en los años mil ochocientos. Estamos hablando de un Don Bosco que se enfrenta con un joven que viene a buscar trabajo, que muchos de ellos son huérfanos o víctimas del hambre, y se venden como carne de trabajo, como se hacía en aquella época, y Don Bosco les daba una respuesta. Estudiando esa respuesta queda entendido que la respuesta tiene que ser experiencial porque la puerta de entrada al joven es el corazón, no es el cerebro. Cosa que normalmente nos acostumbraron a nosotros a pensar: que buenas ideas podían mover el mundo. No, son las buenas experiencias las que mueven el mundo. Después llegan las ideas. Las ideas acompañan la experiencia, la sostienen, y la empujan después, pero primero tienes que haber hecho el gancho humano.

Nosotros por ejemplo, en la catequesis de confirmación, hemos cambiado completamente el esquema. Nosotros tenemos 2 años de catequesis de confirmación porque necesitamos tiempo para que madure la persona, no para que tengan conceptos; entonces, la maduración la hacemos a través de misiones. Es decir, el muchacho tiene que hacer experiencias de encuentro con la realidad necesitada. Aquí nació en esta parroquia, con exalumnos de este colegio, algo que ahora se ha hecho mundial: la experiencia “Santa en las calles”. Decidieron llevar cosas a los indigentes. 5 años después de su fundación, el año pasado, sirvieron a 7000 personas. A lo mejor se pudiera pensar que es un día en que hacen ostentación de su filantropía,  pero al fin y al cabo, todas esas personas que estuvieron sirviendo, cuando regresan a casa regresan impactadas, no solamente porque encontraron la realidad, sino porque sintieron que se acercaron a ella.

Nosotros seguimos atosigando al joven de ideas, cuando lo que necesitamos es atosigarlo de experiencias, experiencias de vida.  Entonces, cuando el muchacho hace experiencias de vida, queda enganchado. Por eso, hay que invitar a la vivencia, y de acuerdo a esa vivencia, vamos sacando a Jesucristo, vamos llegando a Él.

Cuando nosotros éramos niños nos hacían aprender de memoria los contenidos de la fe, y creyeron  que con eso iban a crear una nueva cristiandad.  Pues no, el cristianismo se crea como se creó la primera comunidad cristiana, viviendo la experiencia de amarse, la koinonia entre la gente.

Yo siento que esto es la piedra de tranca, pero también la piedra filosofal, la que hace cambiar completamente la vida del joven. Ahí están los scouts, es “aprender haciendo”: yo no tuve que aprender de scouts para poderlos ayudar, sino que yo tuve que hacer experiencia de escultismo para poderlos ayudar.

También es verdad que nosotros estamos como uno más en un gran mercado de experiencias, y unas experiencias donde no se ofertan valores ni crecimiento, sino todo lo contrario.

El respeto no es una idea, es una experiencia. Y son experiencias lo que hay que proporcionar. Yo siento que más que un aula virtual donde pudiéramos pasarnos materiales, pudiera haber espacio para compartir experiencias, cosas que hacemos. El contacto con la experiencia es lo que hace el cambio.

Uno de los sistemas que usó Don Bosco para llegarle al joven es entrar por el corazón. Aquella frase: “Los muchachos no solo deben saber que nosotros los amamos, deben sentir que nosotros los amamos”, o “ama lo que al joven le gusta para que al joven le guste lo que tú amas”. Si tú quieres que el muchacho ame a Jesucristo, tú tienes que amar al muchacho, tú tienes que amar lo que él ama.

¿Cómo puedes tú acercarte pedagógicamente a alguien desde los contenidos? La música, el deporte, ofrecen experiencias, mueven sensaciones, por eso se enganchan con ello. Un retiro no es para hablar de los juicios, el infierno, purgatorio, salvación, pecado. Un retiro tiene que ser para ver cómo estás por dentro, si estás moviéndote por Jesucristo o por quién te estás moviendo.

5- ¿Qué palabras daría Ud. a aquellos educadores que se han desmotivado ante las dificultades que enfrentan intentando sembrar el mensaje de Jesús y alimentar la fe de niños y jóvenes de hoy?

Hoy en día creo que los educadores primero tenemos que ser educadores, y

después instructores de materias. Para ser instructor de una materia puede hacerlo alguien que no haya estudiado pedagogía. Tienes que aprender los contenidos y ya, pero para poder ser educador tienes que vivir la pedagogía.

6- ¿Cómo hacer llegar el mensaje de Jesús a los jóvenes de hoy?

Como Jesús lo hizo, “dejen que los niños se acerquen a mi porque de ellos es el reino de los cielos”. Jesús les hizo sentir amor, los abrazaba, los quería, los acariciaba, regañó a los apóstoles por haber puesto barreras para que ellos se acercaran. Yo siento que hay que acercarse a los jóvenes como se acercó Jesús, con una mirada cariñosa, con un ponerse al mismo plano. Como vio al joven rico, que Jesús lo mira con cariño porque ve que desde muy niño ha vivido aquellas cosas, y le lanza un reto. Cuando amas puedes retarlos, hacer mucho más, y los muchachos agarran los retos. No hay nada más impresionante que un muchacho para agarrar un reto. Los muchachos son incansables, y si le das un reto a una persona incansable, ¿Cómo te imaginas que no lo va a lograr? Entonces, cree en ellos, ámalos y luego rétalos. Ahí cambia todo. Y hay que aceptar el feedback, porque amarlos va a doler, entrar en su vida va a doler, porque nosotros los adultos les hemos cegado los ojos, les hemos vendido mundos baratos, pero en lo que los retas te vas a sentir cínico porque te vas a dar cuenta que tu corres detrás de ellos, no ellos detrás de ti. Ahí cambia todo.

Marielena Mestas

Con 27 años en la docencia ha experimentado el trabajo con niños y jóvenes desde la educación básica inicial hasta estudiantes universitarios, complementando su labor docente con la preparación de retiros para adolescentes, así como en la formación de niños y jóvenes para la Primera Comunión y la Confirmación. Actualmente se desempeña desde la Facultad de Ingeniería como coordinadora del Departamento de Humanidades, y también como profesor asesor e Investigador asociado al Centro de Investigación y Formación Humanística de la UCAB.

 1-. En la Universidad Católica Andrés Bello, desde una facultad tan racional como pudiera parecer ingeniería, donde las matemáticas y la física parecieran tener primacía, ¿Existen espacios para profundizar en la fe y en la vida de Jesús con los jóvenes? 

Primeramente, la facultad se circunscribe en el marco de la  Universidad. Universidad «Católica»  implica universalidad, es decir, para todo el que quiera estudiar, más allá de una religión y para todo el que quiera dejarse, libremente, penetrar por el mensaje de Jesús.  En la facultad de Ingeniería, como en toda la UCAB, nos preocupamos por preparar excelentes profesionales pero, no solo prepararlos intelectualmente, sino preparados para la vida comunitaria, esto es, sensibles «al otro», a la realidad circundante. Ese «otro» no se queda en lo social, sino que va a buscar crecer en lo  espiritualidad, a descubrir a Jesús vivo, a Jesús hoy, en el vecino,  en el compañero de clase, en la propia familia, etc.

Materias como  «Humanidades I, II y III» fomentan la reflexión  para que los chicos descubran y asuman un proyecto de vida fundado en valores como  servicio, tolerancia, diálogo, inclusión, libertad responsable, donde se descubra al ser humano en todas sus dimensiones contemplando también el dejarse tocar por lo trascendente, por cultivar una espiritualidad y porque su vida de fe  sea más profunda y más auténtica. Existen no sólo espacios en el aula de clase para llevar a cabo este proyecto, sino múltiples oportunidades y experiencias ofertadas a los jóvenes para insertarse en dichas comunidades, conocerlas desde dentro, reflexionar sobre sus necesidades y aportar su granito de arena, acompañados por profesionales que les dan herramientas de abordaje comunitario en cada visita.

2-. El texto nos sugiere ofertar oportunidades de inclusión de jóvenes en actividades solidarias donde se involucren directamente con realidades distintas, complejas, con otro tipo de necesidades inmediatas, y por medio de dichas actividades generar en ellos sensibilidad. Desde la labor que usted realiza en la Universidad Católica con estudiantes de ingeniería y su labor por coordinar una de las cátedras de compromiso social de la facultad, podría relatarnos brevemente:  ¿Cómo es la experiencia de acercar jóvenes universitarios a las comunidades menos favorecidas y quizá si ha podido detectar cambios en ellos a partir de estos encuentros?

Siempre desde la libertad y partiendo de los programas vigentes, los profesores motivamos para despertar o afianzar en los muchachos el gusto por conocer la realidad venezolana circundante y el interés de servir, de ser solidarios. Los muchachos se reencuentran con su parte humana (los estudios absorben mucho de su tiempo e intereses).

Gracias a la pequeña labor social que se propone en Humanidades III y que implica solamente 16 horas de su tiempo, los muchachos pueden tener una experiencia nueva, son vivencias que los llevan a conocer personalmente otras realidades humanas en comunidades cercanas a la UCAB, donde van a prestar un servicio educativo, recreativo, a niños y jóvenes. Es algo muy humano que toca los corazones y los sensibiliza, haciéndoles comprender que pueden hacer algo por esas personas. Al terminar la actividad cuya duración es de 8 semanas, ellos quedan no solo sensibilizados sino comprometidos consigo mismos a estar alerta respecto a  a las necesidades del prójimo y valoran  una sonrisa, un abrazo, una palabra de estímulo, el tiempo invertido y lo aprendido. Van a dar y al final resulta que » se dieron» a sí mismos.

Recuerdo que hace dos años, a raíz de las fuertes lluvias los jóvenes se sintieron tan afectados por la situación de los damnificados que se dedicaron a servir desde la Dirección de Proyección a la Comunidad hasta el día 22 de diciembre, otros fueron 28 y 29 también. Muchos tenían planificada una actividad y la situación fue tan apremiante que hubo la necesidad de adaptarla a lo que estaba pasando para dar respuesta a las necesidades que se manifestaban. Coincidí en el Parque Social de la universidad con un grupo de alumnos y no olvido a un estudiante que me dijo: «Profe, si esta experiencia no nos cambia, nos nos va a cambiar nada entonces». Cada vez tengo más razones para creer que esta actividad da abundantes frutos en nuestros muchachos y es una excelente oportunidad de favorecer que entiendan que antes que ingenieros son personas humanas.

3-. El texto que proponemos para la reflexión destaca que el sistema educativo corre el riesgo de ofrecer proyectos y modos ligeros, en vez de flexibles, así como de limitarnos a lo que “hemos hecho siempre”, dejando así un gran número de jóvenes desatendidos. Es por eso que es necesario, para llegar a los jóvenes: “buscar una propuesta, una forma de hacer que, manteniendo y afirmando la radicalidad y la globalidad propia del seguimiento de Jesús, diseñe caminos más circulares, más flexibles, más afectivos, más personalizados y personalizables para acercarse a este seguimiento. Abrir más puertas, establecer más puentes, facilitar la entrada. (…) facilitar que tengan esa experiencia, habilitando diferentes caminos para que todos, sean cuales sean sus características, tengan espacio para acercarse a Jesús”. (p.11)

 ¿Cómo vería usted concretamente estos aportes?

Creo que nuestro trabajo docente es, al menos en el departamento de Humanidades, un apostolado. Amamos la docencia, vamos al aula con convicción, nos interesa, porque somos también profesores asesores, el trabajo personalizado. Descubrir la realidad de cada estudiante. Por otra parte, sabemos que con nuestra forma de actuar minuto a minuto estamos dando ejemplo. Es decir, en mi concepto, el cristianismo es un estilo de vida, más allá de ir a una misa en la universidad, u otro acto colectivo. Cada docente transmite unos valores, una espiritualidad a sus alumnos. Es lo que encierra cada palabra, cada gesto.

Es obvio que necesitamos partir de unos programas ya propuestos, pero al menos en nuestro departamento, nos preocupamos por ir mucho más allá. Siempre queremos hacer algo mejor, siempre propiciamos debates, discusiones académicas sobre temas de interés y así conocemos más y mejor a nuestros estudiantes y podemos orientarlos desde la reflexión, sin olvidar que cada uno está en proceso de autorrealizarse, de conocerse más, que cada uno va tras su propia búsqueda, siendo fundamentales la diversidad de criterio y la libertad. También así se promueve el respeto y la tolerancia. Valores fundamentales para una sana convivencia en el ámbito universitario. Y ciertamente son programas establecidos, pero tienen gran variedad de temáticas para que los estudiantes, de acuerdo a sus intereses y talentos, puedan aprovechar mejor la experiencia, sin generar con ello una carga en el modo de trabajar, y cualquiera que sea la forma, estarían dando respuesta a una necesidad planteada por la comunidad.

4-. ¿Cuál cree usted que, como educadora, es la clave para trabajar con niños y jóvenes hoy en día?

Definitivamente, ser creíble, tener una actitud convincente de respeto, buena voluntad, que perciban que te gusta lo que haces, que te gusta escucharlos, compartir y APRENDER DE ELLOS. Cada uno, aunque sea pequeño, trae consigo sus vivencias, su realidad y eso es el punto de partida que no podemos desconocer.

También tratar de dar un poco de trato personalizado, llamarlos por sus nombres, que haya un puente, un camino común, no una pared entre los niños o jóvenes y el docente. Una cosa muy triste es que los muchachos digan: «ese profesor tiene muchos conocimientos, sabe mucho pero… es distante…pero… siempre está apurado, etc». Otra cosa que apoya la empatía es que nos vean que mantenemos esperanza, ánimo, una actitud positiva ante la vida, ante la materia, hacerles ver que también somos humanos, que somos capaces de reír, que nos nos importa sentarnos en el suelo si es el caso, que somos uno más del grupo. Para mí es un gran error llamar a los muchachos «alumnos» o sea, «sin-luces», prefiero la acción que te sugiere el calificativo » estudiante».

Por supuesto, y con esto termino, también es importante leer, actualizarse, escuchar experiencias exitosas de otros colegas y todo lo que nos permita sentirnos «vivos» la educación es algo muy dinámico y debemos ir acordes con los tiempos, con las nuevas tecnologías pero conservando siempre esa esencia humana de nobleza, apoyo, comprensión cada vez más necesaria.

5-. ¿Cuál es su mayor aprendizaje del trabajo con niños y jóvenes?

Descubrí a jóvenes inquietos, profundos, con búsquedas muy hermosas e historias de vida y realidades que me permitieron seguir creciendo y valorar más el mundo juvenil que no es superficial ni materialista como muchos creen. La búsqueda de los chicos es auténtica, están buscando dar más sentido a su vida por medio del compromiso con su fe. Lo mismo descubro en el aula: la mayoría busca ser auténtico, que su vida tenga sentido.

Siempre, en catequesis, en mis materias o en una simple conversación, me intereso por escuchar, por ser muy respetuosa de lo que los muchachos argumentan, de  sus intereses, de todo lo que comparten. Esto me lleva a decir que aunque cada uno tiene su luz propia y hay un punto donde esas luces se unen en una sola llama: al darles la oportunidad de reflexionar sobre sí mismos y trabajar con ciertas herramientas que estimulan el autoconocimiento, empiezan a descubrir sus necesidades propias, e intentan trabajar  por ser coherentes con ese llamado interior que sienten con firmeza y profundamente. Entonces, se descubren como personas y para mí eso es admirable.

Antonio Pérez Esclarín

Nacido en España y venezolano por opción. Educador de gran trayectoria, investigador en el ámbito pedagógico, autor de diversos libros que han acompañado la formación de grandes y de chicos. Fue coordinador del Proyecto de Formación de Educadores Populares en 14 países de América Latina.

1-. Ante todos los retos y dificultades que expone como la realidad del cristiano en tiempos de post modernidad y post cristianianidad, usted plantea necesario «que hagamos un alto en nuestro ajetreado caminar y nos preguntemos con valor y sinceridad a dónde vamos, a dónde queremos ir, qué queremos, para qué vivimos», ¿Hacia dónde cree usted que va en estos momentos la educación católica, y hacia dónde cree que debe ir?

 Como se viene repitiendo desde hace ya bastante tiempo, vivimos no sólo en una época de profundos cambios, sino en un cambio de época.  Está muriendo el viejo mundo, pero el nuevo no termina de nacer.  Las tablas de salvación a las que nos aferrábamos con fuerza y nos proporcionaban seguridad, se hunden bajo nuestros pies y vamos quedando a la intemperie, sin saber dónde agarrarnos. De la salvación por la fe, pasamos a la salvación por la ciencia, y hoy estamos entrando en un mundo inseguro, incierto, donde parece imponerse cada vez con más fuerza el “sálvese el que pueda”. Son tiempos de incertidumbre y de grandes desengaños, tiempos donde si bien se avanza en la extensión de una cultura que promueve  los derechos humanos para todos y defiende la igualdad y dignidad esencial de todas las personas, es incapaz de orientar el impresionante desarrollo tecnocientífico a la promoción de un desarrollo humano. Miles de millones de personas se deshumanizan al ver cómo se aleja la posibilidad de un vida digna. Antes se les llamaba pobres, después marginados o excluidos, y desde hace un tiempo algunos no dudan en calificarlos como “desechables”.  Al no contar con trabajo no cuentan si quiera con el privilegio de ser explotados. Condenados a morir pronto o a una vida indigna, su único pecado es existir. Como ha escrito Viviane Forrester, “Hoy estamos comprendiendo que había algo mucho peor que ser explotado: no ser explotable”. Por otra parte, otros muchos se deshumanizan al volverse insensibles ante esta realidad, tan opuesta al proyecto del Padre, e incluso viven  su fe y su religión de un modo poco exigente y cómodo, sin compromiso ni prójimo.

Ante esta realidad, considero que  es muy necesario y urgente que la educación católica haga un cuestionamiento  profundo, desprejuiciado y honesto, sobre su realidad y sobre cuál  debe ser hoy su misión y su sentido. Porque muchos colegios parecen vivir de viejas glorias y arrastran una vida lánguida, sin garra ni fuerza. Si todavía son muy solicitados, no es precisamente porque se busque en ellos los valores evangélicos, sino más bien, porque en ellos se aprovecha más y mejor el tiempo y preparan mejor para insertarse productivamente en la sociedad.  Más que evangelizar a la comunidad educativa, los colegios terminan adaptándose a los valores y exigencias de dicha comunidad.

Pero no se trata meramente de plantear una reflexión teórica, dirigida  por expertos,  que  culmine en un documento, lo cual suele servir para tranquilizar las conciencias y quedar satisfechos en nuestra mediocridad y falta de radicalidad.  Se trata más bien de que cada educador católico y cada colegio se plantee volver con radicalidad al evangelio y desde él, leer su práctica como educador y la realidad, el curriculum oculto más que sus idearios y documentos, de  su colegio. Podría ayudar responderse y responder con sinceridad algunas  preguntas como estas:  ¿Es Jesús mi modelo de maestro? ¿Cómo demuestro con mi práctica y con mi vida que soy un educador católico? ¿Cómo se traduce mi fe en el trato con los alumnos y representantes, en la pedagogía, en la evaluación? ¿Considero a mi colegio como un lugar de trabajo o como un medio de vivir con radicalidad el seguimiento a Jesús? ¿Pienso que mi colegio es realmente un colegio católico? ¿Por qué? ¿Cómo lo demostraríamos?  ¿Qué valores prevalecen hoy y se viven en nuestro  colegio, en las fiestas, celebraciones y graduaciones? ¿Qué familias tocan las puertas de nuestros colegios y qué vienen buscando?  ¿Está nuestro colegio pensado y estructurado como una comunidad que vive y testimonia los valores de Jesús? ¿Cómo se ejerce el poder?  ¿Está todo orientado a favorecer a los más débiles y necesitados? ¿Qué sentido tiene la educación de la fe y la pastoral? ¿Son un apéndice, una clase más, o permean toda la vida del colegio? ¿Están orientadas al cumplimiento de una serie de prácticas religiosas o es una invitación radical a modelar la vida al estilo de Jesús?  Los pastoralistas,  ¿testimonian con su vida lo que proponen?  En definitiva, y para no alargarme, plantearnos  con fuerza qué me diría (y nos diría) hoy Jesús y nuestros fundadores después de haber observado la vida, no tanto los documentos y  proyectos,  de nuestro colegio.

2-. De acuerdo a su afirmación: «En nuestra educación católica, no han faltado palabras, pero ha faltado fe vital, testimonio, comunicación de experiencia, contagio de algo vivido de manera honda y entrañable. El gran reto hoy es irnos configurando como colegios verdaderamente evangélicos, levadura en la masa de la educación. Es imprescindible que los alumnos perciban en el centro educativo  los valores que les decimos van a hacer más plenas sus vidas y van a ayudarles a ser más felices. En consecuencia, es imprescindible, que nos vean felices en la vivencia de lo que proclamamos». ¿Cómo mantener esa vitalidad esencial cuando, en ocasiones, nuestras instituciones educativas  se han visto afectadas por situaciones económicas, políticas y sociales que han podido poner en riesgo su misma existencia?

No creo que la falta de vitalidad se esté debiendo a las dificultades que muchos colegios católicos están sufriendo por la realidad política y económica que vivimos.  Su falta de vitalidad no se ha originado por el momento político que estamos viviendo.  Es una crisis que se viene arrastrando  desde hace mucho tiempo. Pienso más bien que es su falta de vitalidad lo que le impide a la educación católica vivir más creativamente  la situación actual.  Los problemas que actualmente sufre la educación católica no se originan precisamente porque  esté testimoniando con valor los valores evangélicos y porque sus colegios sean semilleros de hombres y mujeres nuevos, al estilo de Jesús, verdaderamente volcados al servicio de los demás y a la gestación de una nueva Venezuela, donde todos podamos vivir con dignidad.    Por lo general, el país percibe a la educación católica como poco católica en el sentido original del término, es decir, poco universal, poco preocupada por los problemas comunes. La educación católica, a pesar de que tiene una rama muy robusta en sectores populares, se percibe como demasiado ligada a los grupos e intereses de los privilegiados. Parece encerrada en sí misma, tratando de sobrevivir, y no es capaz de salir al país con una propuesta educativa de verdadera calidad integral para todos. Pareciera haber  perdido su carácter profético de denuncia y de anuncio, anuncio sostenido en el ejemplo, en la vivencia de los valores de Jesús, que se traduce en un modo  de hacer  distinto.   Es, por ello, urgente, que la educación católica  se constituya en vocera y aliada  de la educación pública de calidad, preocupada por cada niño y cada joven que está recibiendo una pobre educación.  La educación católica no puede seguir de espaldas a la educación pública ni a los graves problemas que vivimos, y debe hacer grandes esfuerzos por vivir como Jesús una opción radical por los que sufren cualquier tipo de discriminación.  A la educación católica le falta garra, vitalidad, empuje, espíritu.

3-. Una de sus afirmaciones propone: «necesitamos con urgencia recuperar la espiritualidad», ¿Cómo cree usted que podemos recuperarla, desde la familia, la escuela y también desde las instituciones de educación superior, cuyos destinatarios son mayoritariamente adultos?

La educación católica, como la Iglesia en general,  se ha preocupado por mantener y alimentar una fe poco exigente, que se limita a veces al cumplimiento de ciertas prácticas religiosas, pero ha descuidado el cultivo de la espiritualidad. No podemos olvidar que Jesús no vino a enseñarnos una religión sino una forma de vida. Más que personas religiosas, busca personas que compartan su espíritu  y se comprometan a acompañarle en su misión de establecer el Reino. Las prácticas religiosas no son un fin en sí mismo, son sólo un medio para alimentar el espíritu y testimoniar un compromiso por el Reino. Si de la oración y la comunión no salimos fortalecidos para seguir a Jesús con mayor radicalidad no tienen sentido.

Lamentablemente, todavía son muy numerosas las personas que están atrapadas en una concepción dualista que opone cuerpo y alma, espíritu y materia, espiritualidad y vida cotidiana. En el uso corriente de la lengua, la palabra espiritual se usa para expresar lo opuesto a material, corporal, temporal. Ser espiritual aparece como sinónimo de evasión de la realidad, renuncia al goce y al disfrute de la vida y del cuerpo. Las personas espirituales son percibidas como aquellas que se dedican a las cosas “divinas”, al rezo, a las actividades religiosas, que se la pasan en la iglesia y en el culto, que se preocupan fundamentalmente por la salvación de su alma. De ahí que cuando se dice que una persona es muy espiritual, muchos piensan en una persona que frecuenta las actividades religiosas, que parece vivir allá arriba, poco ocupada de la vida cotidiana y de los problemas de este mundo. En esta concepción lamentablemente muy extendida, la espiritualidad tiene muy poco que ver con las actividades cotidianas, como el trabajar, el enseñar, el gobernar, la vida familiar, la sexualidad, la educación de los hijos, la política, la pedagogía, la diversión, el ocio. Todas estas son consideradas cosas “mundanas”, que tienen muy poco o nada que ver con lo espiritual.

Estos conceptos de espíritu y espiritualidad como realidades opuestas a lo material, a lo corporal, a lo mundano, provienen de la cultura griega, que hemos asimilado con naturalidad y que ha condicionado toda nuestra visión de lo espiritual y de nuestra pastoral. Para el pensamiento bíblico, espíritu no se opone a materia, ni a cuerpo, sino a maldad (a destrucción); a carne y a muerte (a la fragilidad de lo que está destinado a la muerte); a la ley (a imposición, miedo, castigo). En hebreo, la palabra espíritu, ruah, significa viento, aliento, hálito. El espíritu es como el viento: ligero, potente, arrollador, impredecible… Es como el hálito de la respiración: quien respira ¡está vivo!  El espíritu no es otra vida sino lo mejor de la vida, lo que da vigor, sostiene e impulsa la vida. En este contexto semántico, espíritu significa vida, construcción, fuerza, acción, libertad.

Por consiguiente, la espiritualidad no es para huir de la realidad, sino para sumergirse en ella y tratar de humanizarla. La espiritualidad no niega la vida, sino que le da un verdadero sentido desde la relación consigo mismo, con los otros, con la naturaleza y con Dios. Espiritualidad es comunión con Dios, con los hermanos y con la naturaleza. La espiritualidad está centrada en el Reino de Dios, se alimenta de un Dios que sólo busca y quiere una humanidad más justa y más feliz, y tiene como centro y tarea decisiva construir una vida más humana. Buscar el cielo es trabajar por la tierra. Ser espiritual es tejer un abrazo entre el cielo y la tierra.

En eso consistió precisamente Pentecostés, la llegada del Espíritu, que se expresó como fuerza y fuego, como don de lenguas donde todos se entendían a pesar de la diversidad; como huracán arrollador, que cambió a unos asustados apóstoles que estaban llenos de miedo y con las puertas trancadas, en unos testigos valientes, llenos de ímpetu y creatividad, que salieron a proclamar con valor y convicción a Jesús Resucitado: el grano de trigo que murió para dar vida, el “Hombre que venía de Dios”. El espíritu los llenó de valentía, transformó su corazón acobardado, los hizo vencedores del miedo y de la muerte, los convirtió en comunidad misionera, que se lanzó a anunciar al mundo entero a Jesús Resucitado.

En consecuencia, la educación católica debe alimentar una espiritualidad encarnada en la vida y en la historia; unaespiritualidad solidaria con el más pobre, excluido y marginado; unaespiritualidad del amor práctico y eficazque encuentra a Dios en el hermano, se entrega a él y lo sirve con alegría; una espiritualidad apostólicaorientada a la misión,que le permite dar sentido a la historia y transformarla;  una espiritualidad profética, política y liberadora que denuncia y combate todo tipo de dominación, discriminación, explotación o violencia y busca la transformación social y la construcción del Reino;unaespiritualidad comprometida con la defensa de la vida,de toda vida, en especial del más débil; una espiritualidad ecológica que considera la tierra como madre universal y hogar común de todas las creaturas;una espiritualidad mariana, femenina, maternal, que reivindica la ternura, la calidez y el gran valor de la mujer en la Historia de la Salvación;una espiritualidad inculturada e intercultural, plural y respetuosa de las otras culturas y los otros caminos para encontrarse con Dios;una espiritualidad de la oración y el discernimiento que busca siempre hacer la voluntad de Dios;una espiritualidad contemplativa en la acción, que encuentra  a Dios en todas las cosas y en la vida;una espiritualidad festiva y celebrativa del encuentro con la comunidad de fe y con su Creador; una espiritualidad de la esperanza y de la alegría que se sobrepone a los signos de muerte que le rodean y cree en el triunfo de la vida sobre la muerte y del amor sobre el desamor.

En definitiva, la educación católica debe tener como su objetivo esencial en todos sus centros y programas, la invitación a llenarse del Espíritu de Jesús que se traduzca en un seguimiento radical en su empeño de construir el proyecto del Reino, una sociedad fraternal, justa y solidaria.

4-. ¿Qué le motivó a usted, no sólo a ser educador, sino también a dedicarse con ahínco a desarrollar estudios y propuestas en pro del ser educador y de la pedagogía?

Comencé a dar clases sin haber estudiado educación. Creía entonces que educar era impartir programas, enseñar conocimientos, preparar clases y evaluar aprendizajes.  Posiblemente esa era la imagen que habían proyectado la mayoría de mis maestros y profesores.  Pero dos experiencias importantes cambiaron mi concepción sobre la educación y me fueron asomando a la profundidad y responsabilidad de lo que significa ser maestro, educador. En primer lugar, caí en la educación en el Instituto Jesús Obrero de Catia donde un grupo de profesores creativos y muy entregados, estaban comprometidos en cambiar esa educación bancaria, acrítica, intrascendente,  por una educación que partiera de la realidad de los alumnos y les enseñara a investigar, a producir, a resolver problemas. Pero fue en la Normal Nueva América de Fe y Alegría en Maracaibo donde fui en verdad haciéndome educador. Fe y Alegría ha sido una energía permanente, un espíritu que ha avivado mis mejores sueños y ha alimentado mi decisión de hacer de mi vida una semilla de vida, una ocasión para sembrar esperanzas comprometidas, para tocar las puertas de los corazones de las personas y animarles a plantearse la vida en serio, haciendo de ella un regalo para los demás.  Porque ser maestro, educador, -y lo repito con frecuencia- es algo más sublime e importante que enseñar matemáticas, inglés, computación, electricidad o tecnología. Ser maestro es formar personas, cincelar corazones, ofrecer los ojos para que los alumnos se miren en ellos y se vean bellos y así puedan mirar la realidad sin miedo y mirar a los demás con mirada cariñosa que respeta e incluye, que tiende puentes, que siembra cercanía y fraternidad. Los educadores somos arquitectos de personas, parteros del alma, médicos de corazones heridos y rotos. Educar es, en definitiva, continuar la creación, ayudar a nacer ese hombre y esa mujer nuevos según el sueño de Dios cuando los creó.

Por considerar que el educador es la pieza clave para la calidad educativa, he dedicado y sigo dedicando mis mejores esfuerzos a la formación de educadores. Un buen maestro o profesor es la principal lotería que le puede tocar en la vida a un grupo de niños,  niñas o jóvenes. Así como un mal educador puede ser una verdadera desgracia para grupos numerosos de alumnos. El educador puede  suponer la diferencia entre un pupitre vacío o un pupitre ocupado, entre un malandro o un joven trabajador y responsable, entre una vida vacía y hueca o una vida con sentido.

Pero frente a la degradación del hecho formativo que se suele reducir a la adquisición de algunos conocimientos y al desarrollo de algunas competencias, la auténtica formación es un proceso de liberación individual, grupal y social. Formarse es fundamentalmente construirse, inventarse, planificarse, soñarse, llegar a desarrollar todas las potencialidades de la persona. Estoy hablando entonces de un proceso de construcción permanente de la personalidad y de un pensamiento cada vez más autónomo, capaz de aprender continuamente, para así poder enseñar en el sentido integral de la palabra.

Por ello, quiero  alertar   que no es lo mismo estar en formación, que estar estudiando. La mayoría de los estudios informan, lo cual no es malo, pero no es suficiente, porque descuidan la formación de la persona. De algunas universidades y centros de formación  salen profesionales, pero no personas. Dan títulos pero no egresan verdaderos hombres o mujeres. También hay supuestos  educadores, muy abundantes hoy en Venezuela,   que más que formar, tratan de “formatear” las mentes de los alumnos, para que sólo sean compatibles con lo que ellos les inculcan y rechacen todo otro  tipo de pensamiento. Es la consecuencia de utilizar la educación para ideologizar, para hacer personas obedientes y sumisas. Hay también estudios que, más que formar, deforman a los estudiantes.  Todos conocemos  educadores a los que los títulos de postgrado los echaron a perder. Personas que utilizan sus nuevos títulos como una especie de pedestal al que se suben y desde la altura de sus nuevos diplomas empiezan a alejarse de los alumnos, de los compañeros,  de las personas más sencillas y necesitadas.  Yo por eso hablo de la necesidad de títulos que, en vez de subir, nos ayuden a bajar, a descender al nivel de los alumnos más necesitados y de las personas más sencillas para poderles brindar la ayuda que necesitan. Como dice García Márquez, “Nadie tiene  derecho de mirar a otra persona de arriba abajo, si no es para ayudarla a levantarse”. O como  me gusta repetir, a mí sólo me interesan conocimientos que lleven a co-nacimientos, es decir, a nacer a una nueva vida con el otro y para el otro.

En los últimos años, y tras reconocer que es poco lo que podemos  hacer los educadores si no contamos  con el apoyo de las familias, he  empezado a trabajar  también con los padres y representantes. La familia es la principal escuela, de valores o de antivalores. En definitiva, la mayor parte de las cosas que uno valora, desprecia, quiere, teme…, son las cosas que uno ha aprendido a valorar, despreciar, querer, temer… en la casa. En los tiempos de crisis y desorientación ética que vivimos, es urgente e imprescindible  que padres y educadores nos vayamos  articulando y reencontrando cada vez más orgánicamente para que trabajemos en la misma dirección. Para educar nos necesitamos y debemos reencontrarnos y  superar nuestros mutuos recelos y prejuicios. Esto va a suponer,  entre otras muchas cosas, que los padres recuperen su papel de primeros y principales educadores,  que conozcan y estén de acuerdo con los valores que procura el centro educativo  y, mucho más importante, que se comprometan  a construir y vivir en sus hogares esos mismos valores. De no hacerlo, los jóvenes crecerán desorientados y con una grave confusión ética.

Mis libros tienen esa misma misión. Cuando descubrí que la escritura me posibilitaba tocar las puertas de muchos corazones anónimos, ayudarles a cuestionarse y reflexionar sobre sus vidas y sus profesiones,  sembrar en ellos sueños y esperanzas, me dediqué a escribir con voracidad, buscando siempre un estilo sencillo, directo y emotivo que llegue a los educadores. De hecho, después de algunos pinitos literarios en los orígenes de mi vida profesional, que me llevaron a publicar cuatro novelas y un par de libros de corte filosófico, todo el resto de mi amplia producción (más de cincuenta libros) es de tema educativo, mi verdadera vocación, ocupación y pasión. El descubrimiento del potencial formativo de la escritura me ha llevado también a ser editor de varias colecciones de tema pedagógico y, desde hace ya más de cuatro años,  a publicar un artículo de opinión todas las semanas en siete periódicos del país.

5-. ¿Qué mensaje le dejaría usted a aquellos jóvenes que, a punto de iniciarse en la educación superior, se sienten llamados a la docencia?

Les diría que sigan su vocación y la cultiven permanentemente para que la ejerzan con responsabilidad y con verdadera alegría.  La educación es la profesión más importante y más noble para construir un futuro mejor. La educación es, o puede llegar a ser,  la tarea humanizadora por excelencia, el medio privilegiado para que cada persona se plantee y alcance una vida en plenitud.  En la actual sociedad del conocimiento y en este nuestro siglo del saber, la carrera económica, cultural y geopolítica pasa a ser una carrera entre sistemas educativos. La fortaleza de un país radica en el grado de educación de sus habitantes. La educación es la suprema contribución al futuro del mundo actual, puesto que tiene que contribuir a prevenir la violencia, la intolerancia, la pobreza, el egoísmo y la ignorancia. Una población bien educada e informada es crucial si se quiere tener democracias prósperas y comunidades fuertes.  A todos nos conviene tener más y mejor educación y que todos los demás la tengan. La educación es el pasaporte a un mañana mejor.

Les diría sobre todo que   traten de esforzarse en llegar a ser maestros y no se conformen con ser meros profesores,  magisters o doctores. Hoy tenemos muchos licenciados, profesores y hasta magisters y doctores, pero escasean cada vez más los maestros: hombres y mujeres que encarnen estilos de vida, ideales, modos de realización humana. Personas orgullosas y felices de ser maestros, que asumen su profesión como una tarea humanizadora, vivificante, como un proceso de desinstalación y de ruptura con las prácticas rutinarias. Que buscan la formación continua ya no para acaparar títulos, credenciales y diplomas, y de esta forma creerse superiores, sino para servir mejor a los alumnos, capaces, por ello, de liberarse de la seducción de los papeles y de la enfermedad de la titulitis.

Maestros que ayudan a buscar conocimientos sin imponerlos, que guían las mentes sin moldearlas, que facilitan una relación progresiva con la verdad y viven su tarea como una aventura humanizadora en colaboración con otros. Maestros comprometidos con revitalizar la sociedad, empeñados en superar mediante la educación,  la actual crisis de civilización y la crisis de país que estamos sufriendo, capaces de reflexionar y de aprender permanentemente de su hacer pedagógico, y que se responsabilizan por los resultados de su trabajo. Maestros preparados y dispuestos para liderar los cambios necesarios, que se esfuerzan cada día por ser mejores, y por mejorar la educación y la sociedad.

La vocación docente reclama, por consiguiente, algo más importante que títulos, diplomas, conocimientos y técnicas. Formar personas sólo es posible desde la libertad ofrendada y desde el amor que crea seguridad y abre al futuro. Cuando un maestro vive su diaria tarea no como un saber, que le crea un poder, o como una función que tiene que cumplir, sino como una capacidad que le obliga a un servicio, está no sólo ayudando a adquirir determinados conocimientos y destrezas, sino que está dando sentido a su misión, está educando, está ayudando a ser.

Esto presupone una madurez honda, una coherencia de vida y de palabra. Y esta coherencia es imposible sin un permanente cuestionamiento y cuidado del propio proyecto de vida. Sólo quien reconoce sus limitaciones, sus propias contradicciones, sus carencias, y las acepta como propuestas de superación, de crecimiento, es decir de formación, será capaz de recibir amor y por ello podrá darlo. Será capaz de aprender y por ello de enseñar. El que cree que lo sabe todo, el que se coloca con autosuficiencia frente a los alumnos, el que piensa que no necesita de los demás, será incapaz de establecer una verdadera relación comunicativa, será incapaz de entender la necesidad de su propia educación, será por ello, incapaz de educar.

 

Ricardo J. Márquez Muskus

Fue director de Pastoral de la Universidad Católica Andrés Bello durante 9 años, ha sido cursante y facilitador de PECES,  (Padres Eficaces Con Entrenamiento Sistemático),   un programa que está diseñado para ayudar a relacionarse con mayor eficacia padres-hijos, y del curso STEP (Systematic Training For Effective Parenting). Actualmente ocupa el cargo de Assistant Director of The Jesuit Center, en Loyola University New Orleans.

1-“Desde el momento que decidimos ser padres, decidimos ser educadores” (Los Padres como educadores: preparando un viaje, Francisco Igea Arisqueta y Magdalena González Parra, Sal Terrae. 2011, 693-704)

¿Qué piensas de esta afirmación?

De entrada la comparto, pero quisiera jugar un poco con esta afirmación. Pensando en mi experiencia, donde el ser papá no estaba en mis planes, porque había escogido la vida religiosa, no tenía mayor idea de las implicaciones que tenía la decisión de crear una familia con mi pareja. En la decisión había un gran componente de amor, pasión y sueños, pero poca conciencia de sus consecuencias. Hoy reconozco que fui pasando progresivamente de la inconsciencia a la conciencia de mi paternidad, después de haber acompañado a tres seres humanos: Andrés Ignacio (30 años, psicólogo), Alejandro José (28 años, médico) y  Francisco Javier (26 años, abogado). Ellos, nuestros hijos, fueron los facilitadores de ese proceso. Por darte un ejemplo concreto. Uno tiende a repetir lo que vio en su familia de forma automática. Es lo familiar para ti, lo que funciona alrededor tuyo, lo que es normal.

Crecí en un hogar donde mi papá trató de hacer lo mejor que pudo, con los recursos educativos que disponía. Su modelo educativo era autoritario, jerárquico y perfeccionista. Las expectativas eran muy altas. Eso tuvo sus pros y sus contras. Con lo que recibimos nos toca después hacer alquimia y  sacar “oro”. En mi caso, como te decía, al nacer mi primer hijo, repetí sin cuestionar el patrón autoritario aprendido. Con el tiempo, y por el deseo de hacerlo bien como papá (ventajas del perfeccionismo) fui revisando, con las observaciones de mi compañera y esposa María Luz, mis creencias sobre la autoridad.

Claramente lo sentí un día. Al llegar a la casa mi ojo crítico se fijaba en lo que estaba fuera de lugar, en el orden. Esa actitud generaba un clima de desagrado en mí y en el clima familiar. Fue entonces cuando me dije: ¿Quieres ser un sargento o un padre nutriente?. Decidí entonces, más conscientemente, ser un padre nutriente. Me ha llevado tiempo y todavía, después de los 60, ando en eso.

2- Una pregunta obvia,  ¿Qué es educar para ti?

Gandhi, por cierto, decía que había que ser militante de lo obvio. Pasé muchos años pensando que la educación era acumular y recibir información para ser culto y educado. Estudiando en la Universidad escuché la simple explicación etimológica de la palabra educación (del latín : e-ducere). Ese día se me abrió todo un universo de comprensión. Parece que estaba listo para entender, para ver algo que hasta ahora no había visto. No era sólo entonces in-ducir (in-ducere) conocimientos, acumular informaciones sino ayudar a “parir”, guiar  para “dar luz” lo que cada quien lleva potencialmente en su ser.

En otra oportunidad le escuché a un psicólogo decir que ser educador era ser un “creador de contextos”. Otro de esos momentos de descubrimientos. La metáfora del jardinero que tanto se ha utilizado para hablar del proceso educativo calza muy bien con esta idea. Desde entonces me gusta sentirme jardinero, preparar los terrenos y los contextos estimulantes, cuidar, regar, podar (la parte dura), deshierbar y confiar en el potencial que ya trae la semilla.

Con estas dos referencias educar es para mí desarrollar las destrezas y habilidades para explorar, descubrir y facilitar el desarrollo del potencial intelectual, afectivo y social de cada ser humano.

Educar es  orientar, modelar, sobre todo esto, los valores que puedan guiar el “viaje” de la vida hacia la plenitud de su paradójico destino, muerte-vida.

Como padres estamos invitados a trabajarnos a nosotros mismos, revisar los valores y creencias recibidos, para ver con atención el misterio de nuestros hijos a quienes nos toca acompañar. Ver, observar, estar cerca para apreciar sus fortalezas y debilidades, ser estimulantes y crear condiciones para cultivar el potencial que traen en sus diversas manifestaciones, la inteligencia, la creatividad, el deporte, la música… educar la cabeza, el corazón y las manos. Aprender a aprender, libertad para explorar y preguntar; educar el corazón para sentir y acompañar el placer y el dolor, abiertos al mundo, los otros y la trascendencia.

El reto en toda esta tarea es favorecer la formación de “hábitos”. Todo ello requiere práctica y mucha paciencia. Para crear nuevos hábitos se necesita modelaje, refuerzos positivos y tiempo. Más complicados son los hábitos del corazón, como lidiar con las emociones constructivamente, con la rabia, la tristeza, los celos, las frustraciones y el placer. Por eso pienso , como decía nuestra maestra Virginia Satir, la mejor contribución que le podemos hacer a nuestros hijos como educadores es trabajarnos a nosotros mismos, crecer en consciencia y cuidarnos emocionalmente para no vivir proyectando en ellos nuestros rollos no resueltos.

3- ¿Existen los padres perfectos?

Existen tus padres y mis padres, los padres del vecino, del que vive en China y en Ruanda. Tantos padres y tan variados como personas existen. Los padres reales y posibles, los que nutren a sus hijos, los que los abandonan, quienes son tiernos y quienes son rudos. Una de las recomendaciones que me pareció muy útil cuando hice el curso PECES fue un capítulo denominado “El Coraje de ser imperfectos”. Reconocer que nos equivocamos, que no siempre estamos con la mejor disposición para interactuar con nuestros hijos, que los hemos herido con nuestras palabras y actitudes, que a veces los sobreprotegemos, o no estamos a su lado cuando nos necesitan; Aceptar y reconocer lo que somos y hemos hecho para poder crecer y mejorar.

Cada uno de nuestros padres hizo lo que pudo, con las herramientas que tenía, en el momento que le tocó vivir, “lo que hemos podido”, como dicen los autores del artículo. Esto es muy importante porque nos permite reconciliarnos con nuestros padres, ser menos jueces y más compasivos, aliviar las mareas emocionales que a veces nos acompañan para poder crecer emocionalmente, esto no quiere decir que tenemos que conformarnos con lo que somos. Una cosa es aceptar y entender para crecer y otra es conformarse para justificar.

Yo intente ser un padre perfecto con mi primer hijo. El deber ser me agotó y quito gracia y vida. No todo lo hice mal, pero las marcas de mi rigidez dejaron huellas. Con el tiempo fui reconociendo la necesidad de aceptar mi historia, mis luces y mis sombras para ser mejor padre-educador.  Aprendí por necesidad. Las señales del clima familiar de tensión  nos hicieron confrontar la necesidad de ayuda y orientación. Con esto quiero decir que no hay “padres perfectos”, ni que vale la pena intentarlo, mi invitación es a vivir la paternidad y la maternidad con la intención de ser un padre/madre nutriente, al servicio de la vida, acompañando el develar de ese misterio que son nuestros hijos. Estar dispuesto a revisarse profundamente, sin miedos, con profundo cariño y aceptación, buscar ayuda cuando sea necesaria, porque la tarea no es fácil ni trivial. Se necesita una ciudad, hoy diríamos, un mundo, para educar un niño, y es mejor invertir todo lo que sea necesario en su sano desarrollo que después reparar a un adulto quebrado.

 4- Y hoy, ¿Qué mapa de carretera le recomiendas a los padres como educadores?

No daría recomendaciones, como decía aquel maestro, ¿Quieres que te de mi bagazo, o quieres masticar tu propia fruta?. Solo puedo compartir lo que he aprendido y degustado en mi experiencia como padre-educador, con sus altos y sus bajos.

Durante esta entrevista hemos estado hablando de padres y su papel como educadores. Detrás de mi discurso hay un paradigma de familia que quiero hacer explícito, sí, es la familia como yo la conocí, hombre y mujer casados que viven bajo un mismo techo. Quiero honrar, reconocer e incluir, cuando me refiero a estos temas, a las mujeres y hombres que asumen esta tarea solos. Las reflexiones y comentarios que intentamos hacer sobre el papel de educación de los padres creo que se aplican a todas las modalidades y circunstancias en las que hoy está configurada la familia.

Ahora voy a la pregunta. Algunos elementos importantes que veo para la educación de nuestros hijos en el futuro: Educar para la complejidad y la incertidumbre, para la infinitud del cielo con los pies en la tierra.

Si hoy estamos cuestionando todo es porque cada día estamos recibiendo nuevas informaciones que cuestionan  lo que creíamos.

¿Cómo educar con un piso firme si no lo hay? ¿Cómo ofrecer estructura si todo se cuestiona?. Dentro de un paradigma dualista es difícil responder, porque  es “una cosa”  u  “otra”. No se trata de eliminar las “verdades” y los “valores” que nos han funcionado y nos guían. Tampoco se trata de radicalizarse, y por miedo a lo desconocido, aferrarse a lo conocido fanáticamente.

Si la vida es compleja, entonces conviene educar a los hijos en la integración de las paradojas, ya no es o “lo uno” o  “lo otro”, sino “ambas cosas” y “a la vez”. Sé que lo que estoy diciendo no es fácil, es un territorio claro oscuro y paradójico, pero es lo que estamos reflexionando a partir de lo que estamos viendo con nuevos ojos. ¿Y esto que tiene que ver con los padres como educadores?. Mucho, porque los padres les trasmitimos verbal y no verbalmente a nuestros hijos la visión del mundo que tenemos.

Los padres somos los primeros educadores en cosmología para nuestros hijos. Una cosa son los padres que educan a sus hijos creyendo y trasmitiéndoles la idea de que la tierra es el centro del Universo, cuyos recursos son inextinguibles, que le podemos sacar lo que queramos y  no pasa  nada; y otra cosa son los padres que tienen otra visión, la tierra como expresión única y maravillosa del big-ban, de la creación, fruto de billones de años de evolución, con recursos que se agotan y que debemos cuidarla para que la vida persista. Que ella, al igual que todos los seres que vivimos en ella tenemos derechos y estamos inexorablemente ligados en su viaje y destino.

Nuestros padres nos echaron los cuentos que ellos aprendieron con las informaciones que tenían, en ellos nos trasmitían subliminalmente las preguntas, las inquietudes y las respuestas que la humanidad ha ido elaborando. Muchos crecimos con esas historias y las tomamos como verdades ofrecidas, y está bien, pero  con el tiempo esas verdades pueden ser “prisiones” o “tapa ojos”.

Hoy los padres pueden abrirse a las nuevas informaciones y empezar a crear nuevas historias (nuevas épicas) para compartirlas con sus hijos pequeños, historias que le van presentando un mundo, complejo, maravilloso y misterioso con el que hay que relacionarse con respeto y reverencia. Idealismo puro, puede ser, pero “se mueve”. No se trata de rechazar las viejas historias, sino recrearlas con las nuevas informaciones, construir sobre lo construido. El reto es grande, pero excitante para la nueva generación de padres-madres-educadores.

Una referencia final al tema de la educación religiosa y de los valores trascendentes. Pienso que los padres deben incluir el tema de lo espiritual, religioso y trascendente en su mapa educativo. Es una de las dimensiones más complejas, porque es sutil. Una cosa es modelar en el deporte o las matemáticas, otra en la fe y las creencias.

Así como se van creando hábitos y gustos por la música, regalando un instrumento musical, creando un contexto estimulante para el canto y el baile, de la misma manera hay rituales y modelajes que van despertando y cultivando la sensibilidad religiosa y espiritual. Cada quien lo hace desde su tradición y desde sus costumbres culturales. Orar antes de acostarse, bendecir, agradecer y disponerse a ser mejores seres humanos cada día. Dar gracias a Dios, a la tierra y a los seres humanos por los alimentos de cada día. Aprovechar los rituales de la tradición religiosa a la que pertenecemos para educar en lo que es invisible a los ojos pero esencial para el corazón. Invitar a observar, contemplar a la naturaleza en todas sus manifestaciones, a crear momentos de silencios, enseñar el arte de respirar para serenarse…y por supuesto conocer y estudiar con el tiempo los aportes de tu tradición y tu religión, sin miedo de ir al fondo, porque allí, si el viaje es honesto,  nos encontraremos con la fuente universal y origen de todo, lo que misteriosamente y por no tener otras palabras llamamos Amor, con Mayúscula, o Dios, o el Misterio.

F. Javier Tello Vegas


F. Javier Tello Vegas, Superior Mayor de los Agustinos Recoletos en Venezuela, especialista en Catequética en Madrid llega a Venezuela el día de todos los santos del año 2000 quien asumió con alegría y esperanza ese destino como

presencia de Dios en su vida. Desde aquel día de todos los santos su tarea ha estado, hasta el mes de julio de este año pasado, dedicada a la educación en dos ámbitos diferentes: el colegio Agustiniano Cristo Rey y el seminario de Palmira, los cuales define como “Dos lugares distintos pero un mismo esquema de educación en cuanto a la forma de compartir camino, acompañar y testimoniar, siguiendo aquella expresión de san Agustín al comentar el Evangelio de San Juan: Todos somos condiscípulos en la escuela del único Maestro”.

Admirable por su habilidad para trabajar con niños, su entrega a los jóvenes, y su disposición a crear nuevos y mejores espacios de formación que transformen personas y realidades motivadas por su fe, en esta entrevista F. Javier Tello Vegas, nos comparte su experiencia en educación a la luz del documento propuesto “Vayan y Enseñen”.

1. ¿Cómo ve usted que se podría actualizar, reforzar o rescatar a identidad de la Escuela Católica? ¿Qué necesita fortalecer, revivir?

Hablar de escuela católica es hablar de testigos. En el centro de la identidad de la escuela católica se encuentra el testimonio de aquellos que creyeron. En este tiempo de Pascua, en que estamos acompañados por el Evangelio de la Comunidad (Los Hechos de los Apóstoles), la clave de la formación de las comunidades, de los proyectos, ambiciosos, difíciles y en tiempo de persecución, fue, sin dudad alguna, el testimonio que dieron los primeros discípulos.

Entonces, si hoy queremos actualizar, revitalizar, pongamos los sinónimos que queramos, la identidad de la escuela católica, necesitamos, indudablemente, de testigos. El documento nos habla de transmisión de valores, de formación integral, de llevar la misión continental a la escuela. Esto solo será posible si reforzamos, en cada uno de los implicados, el testimonio. Ese testimonio será creíble si se realiza desde la firmeza de la fe en Jesucristo y desde el compromiso personal por anunciarle. Este sería el principio fundante; a su lado, o más bien, como despliegue del mismo aparecerían el sentido de tarea común, de eclesialidad, la conversión personal, la capacidad de mirada abierta, acogedora y receptiva de un mundo que sigue reclamando de nosotros testimonios creíbles.

2. ¿Cómo cree que en esta sociedad tan llena de información y electrónica puede la escuela  transmitir nuestros valores?

El peligro de algunas instituciones que llevan muchos años asentadas y afianzadas en su tarea y que han mantenido un esquema inamovible en muchos de sus aspectos puede ser, ante el desarrollo frenético de nuevas tecnologías, de nuevos escenarios de educación y formación, que opten por encerrarse y preferir lo, permítame que lo entrecomille “tradicional” “lo de siempre”.

Este es un tema que requeriría de más reflexión y espacios más amplios pero, por la experiencia que he tenido en el ámbito educativo y en el tecnológico puedo asegurar que la unión de uno y otro es, ya se está haciendo, es clave en nuestro tiempo. Si tengo algo bueno que comunicar y la escuela católica en el fondo comunica Buena Noticia, tendré que servirme de todo lo que me rodea para que esa noticia llegue a los más posibles.

Es cierto que sigue habiendo desconfianza y miedo a la hora de hacer depender la educación de estos nuevos medios y que también, desde lo pastoral, se ha dado demasiado peso, en ocasiones, a colocar el éxito del anuncio en el mero hecho de usar o no tecnologías.

Es tiempo de diálogo, de pruebas, de enriquecimiento mutuo. El documento habla de una “escuela que responda a las demandas actuales de los interlocutores”. En esta dinámica debemos entrar y “servirnos” de los medios que nos rodean para, con actitud crítica nos ayuden a llevar adelante la tarea encomendada.

3. El texto hace hincapié en la necesidad de tener profesionales muy bien preparados. Ante la realidad de los niños y jóvenes de estos tiempos, ¿Qué necesitan los docentes actualmente para alimentar su formación y poder llegar a ellos con mayor intensidad? ¿Cuáles son las herramientas o destrezas que actualmente exigen mayor atención?

Esto puede sonar raro pero lejos del dominio de las aplicacionesinformáticas o de los gadgets electrónicos, tener docentes, profesionales, bien preparados significa tener personas capaces de: escucha, interioridad, fe firme, acogida, especialistas en comunión. Creo que las herramientas que necesitamos ya se nos concedieron por Dios desde nuestro nacimiento. Poner a funcionar los ojos, las orejas, los labios o el corazón pero en una nueva dinámica la de la escucha, las del ver a fondo y descubrir en el otro más que un alumno o un compañero de trabajo, la de proclamar y anunciar o la de sentir con el otro y desde el otro.

Deberíamos, desde la escuela católica releer el texto de los Discípulos de Emaús y llevarlo a la práctica: encontrarme con los que caminan en la institución, interesarme por sus miedos, sus huidas, sus desánimos, sus horizontes y, disculpen que repita tanto el “sus” pero así hago hincapié en la necesidad de entender desde la otra parte y no desde lo que el educador cree que debe ser lo mejor para el alumno. Significa también ayudar a interpretar la historia pasada, ilustrar; compartir la mesa del aprendizaje mutuo de la esperanza compartida desde a fe (esto solo se puede sumar desde la escuela en pastoral que dice el documento). Por último retomar la dinámica que san Agustín tanto reclama en el “volver al corazón” es el camino de vuelta de la exterioridad y el disiparse hacia el encuentro con la VERDAD en el interior del hombre.

4. Ante esta realidad cambiante, esta nueva época, ¿Cómo podemos llevar la Misión Continental en la Escuela Católica?

Creo que asumiendo con libertad y valentía el espacio que le corresponde no a la Iglesia sino a Jesucristo dentro de este espacio. Me parece que nos hemos dejado quitar los espacios que pertenecen a este Maestro. Bajo la dinámica de la tolerancia, de las necesidades urgentes o de los planes llenos de iniciativas meramente pedagógicas, hemos dejado apagar el fuego del testigo, del compañero de camino en la fe.

Será tarea a llevar adelante conseguir que el alumno, el profesor, el directivo, el trabajador de la escuela se convierta en testigo y misionero. Habrá que anunciar, orar, ilusionar y creer en que, además de las palabras que llenan los salones de clase, también es necesaria la Palabra que llena el otro salón, el de dentro, el corazón.

5. Finalmente, ¿Qué es lo mejor de ser educador en Escuelas Católicas del 2012?

Saber que se está trabajando en un apostolado de frontera, que la tarea encomendada es la de sembrar futuro la de creer en el otro, en sus capacidades la de hacer de “maestros” con minúsculas, sumándonos a la tarea del Maestro.


Mons. Juan Vicente Córdoba SJ y P. Víctor Méndez

Entrevista realizada en Colombia a Mons. Juan Vicente Córdoba SJ, Secretario General de la Conferencia Episcopal de Colombia,  y  al P. Víctor Méndez, Encargado del Departamento de Educación del CELAM, presentadores del libro “Vayan y Enseñen”.

Para escuchar la entrevista hacer click en la siguiente imagen.

P. Javier Duplá: La educación como vocación


Con su carácter afable y su actitud pedagógica, el P. Francisco Javier Duplá hace que todos a su alrededor sientan que están en una clase de historia, literatura o cultura general. Sus 27 años como profesor universitario, que se suman a otros 14 como maestro en bachillerato, son la muestra de que la educación ha sido la principal actividad de este jesuita, o como él mismo lo dice: “la pasión de mi vida”. A lo largo de estos años se ha ganado el cariño de muchos de sus alumnos, quienes los buscan incluso cuando ya no son estudiantes.
A esta vocación se une su amor por la lectura. En cada momento libre de su vida, que no son muchos, se le ve con un libro en la mano. Asegura que ha leído más de 2 mil libros de diversos temas, pero todo este conocimiento y experiencia acumulada no le impide sorprenderse frente a una fotografía o a una historia de la cotidianidad. En esta entrevista comparte sus opiniones sobre la educación en Venezuela, así como algunas de sus vivencias en este campo.

¿Por qué le gusta la educación?

Porque es un contacto privilegiado con el ser humano para ayudarle a crecer como persona. Al comienzo, el ser humano es muy indefinido, tiene muchas influencias familiares, ahora los medios; pero influencias positivas tiene pocas, entonces la educación puede ser una de ellas. La educación no significa simplemente transmitir conocimientos, esa es una de sus funciones, pero la educación es la vía para ver crecer a una persona y ver cómo va desarrollando sus cualidades y ver cómo se va aficionando y ver cómo se amplia su campo de interés y cómo va creciendo su conocimiento, eso realmente es una cosa muy bonita y muy privilegiada. Tiene además el aspecto religioso. Ayudarle a buscar una dimensión trascendente, una dimensión que dé sentido a su vida fuera de lo que es estrictamente necesario, como lo son los medios de subsistencia.

¿Cómo prepara sus clases?


Ahora estoy hablando como persona mayor que soy, no como muchacho. En aquel tiempo me daba miedo enfrentarme en el San Ignacio a muchachos, todos varones además, que en aquella época tenían 7 años menos que yo, ellos entre 16 y 17 y yo 24. Pero en aquel tiempo la disciplina era muy seria, los estudiantes me respetaban bastante. Ahora es muy distinto. Yo creo que los valores esos de los que hablamos, esa comunicación vital, ese querer transmitir un estilo de vida no se hace fundamentalmente de una manera explicita, sino que uno transmite lo que uno es, y eso ha valido siempre así. A propósito de los temas que puede haber en la carrera, uno expresa lo que es. Por ejemplo, ahora voy a volver a dar Historia de la Educación, que es el recorrido del pensamiento de muchos personajes en la historia. Empieza con Platón y Aristóteles, que aunque no son estrictamente educadores, son filósofos. A propósito de ellos, les voy a decir cuando llegue ese tema: `miren ustedes a Sócrates, un hombre de hace 2400 años, miren aquí tienen ustedes el Papel Literario de El Nacional de la semana pasada, casi todo el número dedicado a este tema´ y les leeré algunos párrafos. Entonces ¿qué significa eso? Es un intento de actualización, de hacerles ver que los valores eternos que llevan consigo estos autores griegos sirven ahora como servían entonces. Que lo importante es el estilo de persona, que ese hombre se suicidó, porque lo habían condenado como un pervertido, y el cumplió su sentencia a pesar de que no era culpable. Entonces yo me pregunto si ese no es un tema de actualidad. Vale la pena cuestionarse hoy el suicidio en algunos casos, o la eutanasia no habría que repensarla, reconsiderarla. Ahí entran temas de ética. Eso es lo que pasa con todo lo que significa la docencia cuando se vive como experiencia y como valor.

¿Cómo están saliendo los jóvenes del bachillerato a enfrentarse con el reto universitario?

Ha habido un deterioro de la expresión escrita en los últimos 20 años. Los jóvenes ahora se expresan mucho peor, no tanto oralmente, sino por escrito. El lenguaje escrito es un mundo muy alejado del joven y la expresión les resulta difícil en general, siempre hay excepciones, pero en general les resulta difícil. Por ejemplo, no se respetan las normas de puntuación, la ortografía es muy vacilante y la sintaxis es bastante floja. Lo atribuyo a que los muchachos no leen y la única manera de poder manejar la redacción escrita es haber estado empapado en muchas lecturas de autores buenos que muestran cómo se puede escribir. Cuando yo les digo el número de libros que tienen que leer, se quedan como diciendo: `este señor es un extraterrestre´.
Eso me lleva a preguntarle ¿cuántos libros ha leído en su carrera de docente?
Creo que más de 2 mil y pico. Últimamente estoy leyendo más que antes, hace treinta años leía menos, pero eso significa que el año en que leía menos leía por lo menos 30 o 40 libros.

¿Cuáles son las lecturas fundamentales para quienes estudian docencia?

Depende del tema. A mí me parece que los libros de historia de la Educación son los más importantes. Y más que libros diría autores, por ejemplo, Leonardo Carvajal es un autor que hay que leer, es uno de los que mejor enfocan la educación en Venezuela y acaba de publicar un libro “Mitos, realidad y Propuestas”. Otra es Mariano Herrera, que antes publicaba bastantes artículos y sus libros son buenos. Luego otros libros que me gustaría recomendar son los de José Antonio Marina, ese gran educador y filósofo español que tiene La inteligencia fracasada y un montón de libros muy interesantes. A veces les he mandado a leer a Fernando Savater. Estos no son libros de educación en el sentido que la gente entiende por educación, como si fuera metodología. Sí los hay también y hay gente que le gusta, en ellos se explica cómo se debe organizar el conocimiento, cómo se debe planificar, cómo se debe evaluar. Los conocimientos básicos que se adquieren de ese tema durante la carrera son suficientes y luego, para hacer una presentación en Power Point no hace falta leer un libro, eso es una actividad práctica. Ese tipo de libros que son más sociología y filosofía de la educación, esos son más bonitos.

¿Cuál es su opinión sobre cómo se está impartiendo la educación básica en Venezuela?

Hay un problema muy serio, no solamente en Venezuela, sino en general en el mundo, que como la educación formal es obligatoria y tiene que ser así, entonces se necesitan miles de maestros y son pocos entre ellos los que realmente están en la carrera por vocación. Allí hay una debilidad de la Educación, la cual es impartida por muchísimos docentes que no les gusta o que lo hacen porque no tienen más remedio. En cuanto pueden buscan una excusa para no ir o para no cumplir con su trabajo. Y como es una carrera que en opinión de muchos es sencilla y fácil, entonces ahí va a parar gente poco motivada para enseñar. Como consecuencia se crea un círculo, maestros que enseñan mal, alumnos poco motivados y que ven un ejemplo de incumplimiento en sus maestros. ¿Cuántos son de estos? posiblemente la mayoría, también hay muchos miles que se salvan. Esta realidad se suma a que la carrera es poco motivadora desde el punto de vista económico y que los presupuestos son bastante bajos. Entonces hay todo un conjunto de condiciones que hace que la educación quede en segundo, tercer o cuarto término socialmente. ¿Cómo se mejora eso? aumentando los sueldos de los maestros, que al menos debería ser el doble de lo que ahora ganan y luego de allí estimular el crecimiento de acuerdo al rendimiento.

Educación jesuita

¿Por qué la Compañía de Jesús se ha dedicado a la educación durante tanto tiempo?

Durante la primera época de la Compañía de Jesús, que fue desde su fundación en 1540 hasta su extinción en 1767, la educación jesuita fue fundamentalmente dirigida a las élites sociales, con la intención de que educando a los que van a dirigir la sociedad, entonces la sociedad se beneficiaría en su conjunto. La idea era buena, pero tiene el inconveniente de que entonces aunque en la Compañía la educación era gratuita, se sostenía no por la paga de los alumnos, sino por fundaciones, las haciendas y por otro tipo de sostenimiento de los colegios. Ese fue uno de los inconvenientes que llevaron a la Compañía a ser mal vista por las élites sociales nominalmente religiosas, por los Reyes Borbones, quienes fueron los que impulsaron la extinción de la Compañía. Cuando se retomó el trabajo de la Compañía en 1814 se siguió con ese mismo esquema de atención fundamentalmente a la élite. Poco a poco ha ido cambiando y ahora, sobre todo del tiempo del padre Arrupe, la Compañía ha ido orientándose hacia los sectores populares. Está dividida, como aquí en Venezuela, donde hay colegios tradicionales como el San Ignacio y el Loyola Gumilla; y están los de zonas populares como el Gonzaga de Maracaibo y todo el Movimiento Fe y Alegría, con el Padre Vélaz, que tomó esto muy en serio, adelantándose al menos 15 años a la reorientación de la Compañía, se adelantó incluso al Concilio Vaticano II. Lo que quiero decir es que los destinatarios han ido cambiando, por lo menos aquí en Venezuela y en Latinoamérica. Estos cambios nos lleva a hacernos preguntas fundamentales: si los colegios de la Compañía están dedicados a formar alumnos en la fe cristiana, ¿qué pasa cuando estás en un mundo religioso plural, y no solo plural, sino frente al agnosticismo y el ateísmo?, ¿hay que cambiar toda la orientación? No se puede suponer que el estudiante que te escucha sabe esas cosas. Cómo tampoco se puede dar por supuesto mucha formación religiosa que venía de la familia y que ya no viene.

¿Qué diferencia la educación de la Compañía de la que imparten otros colegios católicos?

Se diferencia en el intento de educar en función de la pedagogía ignaciana. Ahora bien, eso está más en el papel que en la realidad. Ha habido un esfuerzo muy interesante de muchos jesuitas por transmitir lo que significa la pedagogía ignaciana con sus cinco aspectos, pero luego eso no se aplica. Quizás puede haber alguna diferencia en el conocimiento propio de los santos, como lo puede haber con los salesianos, por ejemplo. En el Colegio San Ignacio del propio San Ignacio se habla poco. Hay una atención religiosa, pero diferencias así palpables no las veo, por lo menos en secundaria. En las universidades quizás es distinto, hay otro ambiente de orden, de respeto. Los egresados dicen que lo ignaciano los marcó para siempre, pero eso fue en el pasado, gente que se educó hace 20 o 30 años, cuando había más jesuitas tanto en la universidad como en los colegios. En Venezuela CERPE está haciendo un trabajo muy bueno para formar a los docentes en la pedagogía ignaciana de atención al alumno, de preocupación por él, de temas religiosos. De ese esfuerzo se logrará algo pero va a ser distinto el impacto, porque ya no hay jesuitas. Antes el profesor era jesuita y dedicaba tiempo a los alumnos, porque lo tenía, porque no tenía otras responsabilidades como la familia. Luego el enfoque, el jesuita recibe formación religiosa y espontáneamente le salía el conocimiento y la vivencia en esta materia. Esas son las diferencias que se irán viendo a lo largo del tiempo y que esta preparación de CERPE busca equilibrar un poco esas diferencias.

Educadores con compromiso…

… Sembradores de esperanza!

Extractos de la entrevista publicada en: 

http://www.jesuitasvenezuela.com