Mundial 2014: Y Ann Kathrin Götze lo celebró en el césped

Mundial 2014

Merkel achuchó a sus futbolistas, relajados con sus familias, como en toda la Copa

El mejor trofeo Götze, el héroe de la final, recibe la efusiva felicitación de su pareja al término del partido sobre el mismo terreno

El mejor trofeo Götze, el héroe de la final, recibe la efusiva felicitación de su pareja al término del partido sobre el mismo terreno

Martin Rose - GYI

Ann Katrine, la espectacular novia de Mario Götze, saltaba con el resto de mujeres, novias, hijos, padres y hermanos de los campeones del mundo al césped en cuanto el árbitro Rizzoli señaló el final del encuentro. Se abrazaba a Mario y le dedicaba carantoñas mientras el resto de sus compañeros se abrazaban a sus novias o esposas, mismo clima de relajación que ha llevado a la selección alemana a conquistar el Mundial. Si en la previa Löw programaba una sesión de yoga para relajar a sus jugadores, la espontánea celebración de la selección germana bajando al césped a sus íntimos era la culminación de un sueño que Alemania ha trabajado con naturalidad, disfrutando de Brasil, haciéndose merecedor del aplauso de un país que adora el fútbol.

Luan y Hoah, los gemelos de Klose, correteaban en el césped mientras Leo Messi asistía serio a la celebración. Le avisó un miembro de la FIFA que le habían escogido como Mejor Futbolista del Mundial, Golden Ball, y él subía las escaleras con cara de pocos amigos, a recoger un trofeo que no esperaba, que pocos esperaban que recogiese él. Miraba sin llegar a llorar mientras Mascherano se derrumbaba. Las lágrimas corrían en el rostro del capitán sin brazalete, porque Messi podrá seguir soñando con ser campeón del mundo en Moscú pero para Mascherano, que se ha roto el alma, esta era su Copa.

Podolski subía a hombros a Louis Gabriel, su hijo, mientras Löw buscaba a la mujer de Khedira, a la de Klose, a las esposas que disfrutaban en el banquillo mientras sus parejas daban la vuelta de honor.

'Pongan huevos que ganamos'

En la grada ya no se escuchaba el "ooooohhh, Argentina, vamos pongan huevos que ganamos", ni el "ooooh, Argentina cada día te quiero más", de la prórroga. El retador "brasileiro, qué se 'siete" había quedado para los prolegómenos, en Maracaná cada vez que la afición albiceleste intentaba recordar al mundo que "Maradona es más grande que Pelé", brasileños y alemanes unían fuerzas, entre pitidos y un 'olele, olalá, germain va a ganar', que mezclaba idiomas e intereses.

Maracaná había asistido en silencio al ritual de la recuperación de los jugadores cuando los 90' reglamentarios llegaban a su fin. Todos en silencio, viendo a Leo Messi tomando un suplemento y los fisiosterapeutas trabajando los gemelos de Javier Mascherano. Había visto a Messi protegido por el grupo mientras arqueaba su cuerpo descompuesto. Había pitado a Dilma y le había cantado el 'a tomar por el c...", había comprobado cómo Angela Merkel achuchaba a sus jugadores, entre maternal y mandona. Despidió Maracaná entre aplausos al nuevo campeón del mundo, a 'Bralemanha'.

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