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La homeopatía, una medicina para toda la familia

La homeopatía, una medicina para toda la familia

Tras la regulación de la Terapéutica Homeopática en España y como ha ocurrido en otros países, la homeopatía ha tenido un auge exponencial como alternativa a la despersonalización que conlleva la masificación de las consultas de Atención Primaria, el limitado tiempo que los sanitarios pueden dedicar a cada paciente y la medicalización sistemática de la enfermedad.

La consulta inicial de un paciente a un médico homeópata buscando soluciones de salud más adaptadas e individualizadas, más respetuosas con la salud y lo más seguras posibles en cuanto a eventuales efectos secundarios, se extiende, progresivamente y buscando los mismos fines, a todos los miembros de la unidad familiar.

Un método terapéutico como la homeopatía, que es capaz de prestar una atención integral al paciente, sin limitaciones de edad o a la hora de tener que utilizarlo o estar tomando medicamentos convencionales, fácil de administrar y aceptado a cualquier edad,  junto con una incidencia muy pequeña de efectos secundarios siempre leves, llevan a conformar la homeopatía como una terapia de primera intención en el ámbito de muchas familias.

Desde que la incorporé como una opción terapéutica más en la clínica diaria,  pude comprobar, cómo tras tratar a los pequeños de la casa y viendo los resultados, continuaban consultando los padres y luego los abuelos, mientras la familia incorporaba progresivamente un botiquín de medicamentos homeopáticos que podían utilizar todos en la casa.

Con el paso de los años, esos adultos que traté cuando eran pequeños acudían a la consulta para que tratara a sus hijos o a ellos mismos.

Demos un repaso sobre qué pueden ofertar los medicamentos homeopáticos en las distintas etapas de la vida dentro del ámbito familiar:    

La homeopatía en el bebé y el niño

Ya en el bebé, desde recién nacido, podemos abordar con medicamentos homeopáticos problemas de salud en los que el tratamiento no está adaptado a esa edad o bien no se dispone de fármacos convencionales para tratarlos.

Resulta por tanto de especial interés el conocimiento por parte del pediatra, de medicamentos que bien de primera intención o en combinación con otros tratamientos, permitan tratar bastantes de las más frecuentes enfermedades infantiles. No se trata de sustituir sino de sumar posibilidades terapéuticas, pudiendo escoger lo más apropiado.

Baste decir que muchos de los medicamentos que se utilizan en los niños menores de dos años, se prescriben fuera de las exclusivas indicaciones de la ficha técnica aprobada por la Agencia Española del Medicamento. Esto ocurre por dos razones. No disponer de medicaciones adaptadas a ese segmento de edad y el trasponer a la infancia las indicaciones del medicamento en adultos.

Un tratamiento individualizado eficaz y seguro para tratar el cólico del lactante, las molestias de gases, la regurgitación, el estreñimiento o la gastroenteritis, por poner algunos ejemplos, es algo siempre deseable por cualquier pediatra de Atención Primaria.

Los catarros, la tos, las bronquiolitis, bronquitis, amigdalitis u otitis pueden tratarse tanto en sus formas agudas como, y esto cobra un especial interés, en aquellos casos en que la reiteración de estas enfermedades –por leves que sean- supone la frecuente toma de medicamentos convencionales sintomáticos sin conseguir evitar las recaídas.  

Clásicamente se ha reconocido – incluso por los médicos no formados en homeopatía – la utilidad de los medicamentos homeopáticos para el tratamiento de los problemas de la piel en el niño, que como ocurre con los problemas de las vías respiratorias, permitirán tratar tanto los episodios agudos como la tendencia a los brotes de dermatitis o de otras patologías de piel.

Hablamos de la dermatitis atópica, del molusco contagioso, de los herpes, verrugas, picaduras, etc., evitando la aplicación de corticoides de manera reiterada o técnicas más agresivas como el curetaje en el molusco o la extirpación de verrugas, especialmente en localizaciones comprometidas.     

La homeopatía en la mujer

Si bien hay patologías que no distinguen entre sexos, otras sin embargo son muy específicas de la mujer y requieren un acercamiento adaptado en su tratamiento.

Como ocurre en general con los medicamentos homeopáticos, son muchas las indicaciones y distintas etapas del desarrollo de la mujer en que podemos utilizarlos.

Desde una vaginitis en la bebé, seguido de los problemas de molestias o irregularidades que pueden aparecer en la menstruación de la niña púber a un quiste ovárico, miomas, endometriosis o quistes mamarios en la mujer adulta. Todas son patologías abordables con medicamentos homeopáticos.

Llegado el momento del embarazo, la homeopatía se posiciona como un gran aliado en muchos de los problemas que surgen durante el mismo y que en la mayoría de ocasiones tienen muy limitado el uso de fármacos convencionales.

También a la hora de afrontar el parto y su recuperación de una manera más natural, los medicamentos homeopáticos resultan muy útiles para facilitar la armonización de las contracciones y el trabajo del parto, evitar las infecciones y hematomas y tratar, si surgieran, problemas en el postparto como la depresión, la mastititis, una subida de leche insuficiente, etc.  

Son muchos los testimonios positivos de su eficacia que he recibido por parte de matronas y tocólogos.

La homeopatía en el adulto

Hay enfermedades que rara vez aparecen en la infancia y que encontramos con frecuencia en el individuo adulto.

El abanico de indicaciones clínicas de muchos de los medicamentos homeopáticos, permiten tratar patologías en la infancia y en el adulto con el mismo medicamento.

Por ejemplo, podemos estimular el apetito de un niño que deja de comer tras los primeros bocados con Lycopodium a dilución baja y este mismo medicamento nos va a servir a dilución alta para evitar que un adulto tienda a tener ataques de gota o cólicos nefríticos por tener piedras en el riñón.

Patologías frecuentes en el adulto como la hipertensión, la obesidad, las consecuencias de la diabetes o los efectos secundarios de la quimioterapia para el cáncer son ejemplos del lugar que pueden ocupar los medicamentos homeopáticos como complementarios del tratamiento convencional insustituible en determinadas patologías.

Los problemas prostáticos, de disfunción sexual o de litiasis renal en el hombre, los síntomas de la menopausia, la osteoporosis, las varices o las infecciones de orina de repetición en la mujer son algunas de las patologías en las que la homeopatía gana cada día más adeptos.

La alergia a cualquier edad puede ser muy eficazmente tratada con un planteamiento terapéutico homeopático holístico que pone en valor la enfermedad sin olvidar en quien tiene lugar, con todas las particularidades individuales que ello conlleva.

La homeopatía en el mayor

Los avances producidos en medicina en los últimos decenios no han conseguido reducir el elevado número de medicamentos que debe tomar el adulto mayor y que en ocasiones llega a ser de hasta 15-20 fármacos diarios. 

Los medicamentos homeopáticos pueden ayudar a disminuir los efectos secundarios que puedan surgir de la interacción entre los distintos tratamientos simultáneos, sustituyendo aquellos cuya patología lo permita por tratamientos debidamente individualizados y prescritos por un médico formado en homeopatía.

En otras ocasiones, la homeopatía complementará el tratamiento convencional permitiendo reducir las dosis de este, lo que constituye un plus de salud en una edad en la que como ocurre muchas veces en terapéutica, menos es más.

Patologías como la bronquitis crónica y sus recaídas, la depresión del mayor, el insomnio, la ansiedad, los problemas oncológicos, el cansancio crónico, los problemas cardiacos, respiratorios o digestivos pueden ser tratados o complementados con medicamentos homeopáticos adecuadamente seleccionados. 

Es frecuente comprobar en el ejercicio diario, cómo los pacientes conforme van conociendo las distintas indicaciones de los medicamentos homeopáticos, se sienten seguros al utilizarlos en sus padres e hijos porque les resuelven de modo rápido y sin esperar efectos secundarios resaltables, los problemas menores que no requieren consulta médica.

Qué médico o paciente no querría contar con esas ventajas sin tener por qué dejar de utilizar fármacos convencionales cuando fuese necesario. Es razonable pensar que cuantas más opciones terapéuticas tengamos y más respetuosas sean con el organismo, mejores resultados obtendremos a la hora de abordar los problemas de salud de toda la familia, en ese sentido la HOMEOPATÍA SUMA.

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