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Lucha contra el desempleo

Los prejuicios, el gran freno a la contratación de los parados mayores de 55 años

Un 83% de los responsables de recursos humanos no ha seleccionado a ningún mayor de 55 años durante el último año

Oficina de empleo en Madrid. larazon

Los desempleados de más edad constituyen uno de los segmentos más vulnerables de nuestro mercado laboral y las cifras así lo avalan: durante el último año, han sido el único grupo de edad que ha visto incrementar su número de parados, en contra de la tendencia. Así, si en 2018 se cerró con un 12% menos de desempleados que el año anterior, aquellos con edades comprendidas entre los 60 y 64 años crecieron un 3% y los que tienen entre 65 y 69 años, un 30%. Las cifras son alarmantes: un 43% de los parados mayores de 55 años lleva más de cuatro años en paro y el 58% cree que no volverá a trabajar nunca.

Según las conclusiones de una encuesta de la Fundación Adecco a 160 profesionales de recursos humanos, la cronificación del desempleo puede volverse “extrema” entre los seniors. El gran freno a la contratación de este colectivo lo constituyen los prejuicios y estereotipos tan arraigados en el plano social y empresarial. Como dato a resaltar, un 83% de los responsables de recursos humanos no ha seleccionado a ningún mayor de 55 años durante el último año. Es significativo que el 40% de los entrevistadores admite que la edad le genera dudas para el desempeño del puesto, alegando los siguientes motivos: un 75% cree que sus conocimientos estarán obsoletos, un 60% piensa que tendrá una menor flexibilidad, un 34% que no encajará en una plantilla más joven o su absentismo será superior debido a mayores problemas de salud (25%). Francisco Mesonero, director general de la Fundación Adecco destaca que “estas creencias son producto de prejuicios y estereotipos muy asentados en el imaginario social, que se trasladan a las empresas y dan lugar a la discriminación por edad. Sin embargo, son pensamientos anacrónicos que empobrecen a las organizaciones y a la sociedad en su conjunto, al desechar valores tan habitualmente presentes en los seniors como la experiencia, la madurez, la templanza o la fidelidad. Además, resulta un absoluto contrasentido discriminar a un trabajador maduro, en una sociedad en máximos históricos de envejecimiento en la que la fuerza laboral senior va a ser la dominante y en la que la edad de jubilación tiende a incrementarse”. Los prejuicios a los que se enfrentan los mayores de 55 años tienen un impacto directo en su autoestima. Así, el 90% opina que su edad le perjudica en la búsqueda de empleo y admite sentir inseguridad cuando acude a las entrevistas de trabajo.

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