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Raimundo Amador repasa su carrera a golpe de guitarra

El músico sevillano, pionero del flamenco fusión, festeja su 60 cumpleaños con un disco grabado en su casa y rodeado de amigos

Margot Molina
Raimundo Amador, este miércoles en Valencina de la Concepción, Sevilla.
Raimundo Amador, este miércoles en Valencina de la Concepción, Sevilla.PACO PUENTES (EL PAÍS)

Raimundo Amador ha tocado y grabado con tantos músicos que es más fácil enumerar con los que no lo ha hecho. “Hay un disco de Def Con Dos en el que dice: 'En este álbum no colabora ni Andrés Calamaro ni Raimundo Amador”, cuenta divertido el guitarrista sevillano en la Venta Bobito, en Valencina de la Concepción, el pueblo de Sevilla al que se mudó con su familia hace unos 15 años y donde ha grabado 60 aniversario. Directo en casa. Un nuevo trabajo que llega 10 años después de Medio hombre, medio guitarra.

El guitarrista flamenco, quien abrió las puertas a la fusión con Veneno -junto a su hermano Rafael y a Kiko Veneno- en los años setenta y con Rafael patentó el rock gitano con Pata Negra, se jacta de ser un “camaleón” musical y está dispuesto a seguir sumando compases a la jonda tradición de la saga de los Amador. Su nuevo trabajo, el octavo en solitario desde que sacó Gerundina en 1995 con su adorado B.B. King “el último mohicano, el rey”, lo ha grabado en directo con “un montón de amigos” en el estudio de su casa y es un repaso a sus 60 años “de pasión por la música”, aunque el álbum sale este viernes, cuando Raimundo Amador ha cumplido ya los 61 años y lleva 45 años subido a los escenarios.

Son 14 temas, algunos nuevas grabaciones de sus títulos más conocidos como Bolleré, Ay que gustito pa mis orejas o Pata palo, en los que han colaborado la cantante Concha Buika, los raperos El Langui y el dúo SFDK, el cantaor y guitarrista José Soto Sorderita, Andreas Lutz, voz de O’Funk’illo, Humberto Girón (guitarra eléctrica)... Su hijo Mundi Amador, batería y percusión, se ha encargado también de la producción junto a Raimundo. “Es la primera vez que grabo Bolleré con guitarra flamenca y claro que suena muy distinta a como ha salido antes”, comenta el artista, tan cercano, amable y sonriente como siempre, pero frustrado por tener que controlar su efusividad en tiempos de pandemia.

“Hemos ido grabando en casa cada día un tema. Han sido encuentros entre amigos y mi mujer, Antonia, nos ha aguantado y se ha ocupado de darnos de comer. Son todos en directo menos Plata o cromo, con Langui, y Who Knows, un tema de Jimi Hendrix que hago con Andreas Lutz”, explica el artista tras una doble mascarilla, muy consciente del peligro que supone el coronavirus después de sufrir una angina de pecho.

Raimundo Amador, a finales de los setenta cuando formaba parte de Pata Negra junto a su hermano Rafael.
Raimundo Amador, a finales de los setenta cuando formaba parte de Pata Negra junto a su hermano Rafael.

“A mi edad tengo que tener mucho cuidado con el bicho. Hay que actuar, pero si tengo que coger un avión no quiero por el covid. Yo estoy muy tranquilo, ahora ni bebo ni fumo. Estoy más tranquilo que la mar, pero uno se ha machacado mucho, aunque ¡que nos quiten lo bailao!”, confiesa el guitarrista de quien el bluesman B.B. King dijo en el documental Papagordo. En casa de Raimundo Amador (2011): “Me gusta su forma de tocar y lo respeto. Este hombre toca mejor la guitarra que la mayoría de nosotros”.

Amador ha colaborado a lo largo de su carrera con un sinfín de artistas, entre ellos, Camarón –con quien grabó el mítico disco La leyenda del tiempo en 1979- Carlos Santana o Björk, pero siente una especial devoción por B. B. King, con quien ha tocado en multitud de ocasiones y acompañó en su gira por España en 2004. Tanta, como por Jimi Hendrix, cuya cara aparece en una Stratocaster, una de sus guitarras eléctricas. “Tengo un puñaó de guitarras, no me acuerdo de cuantas. Muchas tienen nombre y alma, porque tengo un rollo especial con ellas como la Gerundina, una guitarra flamenca a la que tengo mucho cariño, me trae suerte; la Fernández, que imita a la Fender, o la Poderosa, una eléctrica que me hicieron en Galicia y es lila, como la túnica del Gran Poder”, aclara.

“Cuando conocí a B. B. King me dijo que él había escuchado flamenco antes, a Andrés Segovia. Yo me eché a reír y me callé. Después, cuando grabamos Gerundina en Nueva York en 1995 yo hacía muchas escalas flamencas y ya se dio cuenta de la diferencia. Tengo discos de Andrés Segovia y flipo con él y con Narciso Yepes, también me gusta oír a Beethoven o a Mozart”, explica el guitarrista, cantante y compositor, quien ha incluido en su nuevo trabajo Back to Black, de Amy Winehouse, Tutu, de Miles Davis, y Cause We’ve Ended as Lovers, de Stevie Wonder.

“Tengo muchas canciones. Antes que este disco tenía preparado otro, pero Mundi me convenció para que grabáramos en directo aprovechando que teníamos la banda rodaíta. Trabajo mucho en casa y tengo más cosas que no he grabado, incluso temas de hace años, pero son ideas que le pasas la lima y suenan muy bien”, afirma el músico que siempre está dispuesto a “echarle un cable a la gente nueva” colaborando con ellos, pero lamenta que en España a veces “se les da más importancia a los hijos que a los padres”. “Hay muchos artistas que han mamao de Veneno y Pata Negra y la industria los mete en el mismo saco”, añade sin perder su enorme sonrisa.

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Sobre la firma

Margot Molina
Ha desarrollado su carrera en El PAÍS, la mayor parte en la redacción de Andalucía a la que llegó en 1988. Especializada en Cultura, se ha ocupado también de Educación, Sociedad, Viajes y Gastronomía. Licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid. Ha publicado, entre otras, la guía de viajes 'Sevilla de cerca' de Lonely Planet.

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