Estamos de celebración. El que una revista de pensamiento y cultura alcance en estos tiempos que corren, difíciles, convulsos, contradictorios y apasionantes, los diez años de publicación ininterrumpida es un hecho no insólito pero sí algo poco frecuente en nuestro país. Si además la revista se define como una publicación cultural dedicada esencialmente al universo de la edición y el libro, que en sí mismo es un submundo, nos vemos obligados a recordar las palabras que escribió Joaquín Rodríguez a propósito de este aniversario de Texturas: «Para editar una revista como esta… [no solo]hace falta desconocer el miedo… sino que también es necesaria una temeridad rayana en el desvarío».
Haciendo nuestras estas calificaciones, la aparición del número 1 de Texturas en 2006 llegó precedida de innumerables charlas, conversaciones, paseos casi infinitos, tranquilos y sosegados como nos gusta describirlos, en Santander, Barcelona, Bilbao y Madrid, sin olvidar alguna cita en los Salones del Bosque durante FIL-Guadalajara, que solían tener el colofón las más de las veces en comidas y cenas repletas de complicidades, amistades cruzadas, buenas viandas y mejores digestivos, buscando siempre que las ideas fluyeran.
Poco a poco se fue perfilando la idea de una revista cultural que no viniese a «llenar un vacío», pero sí que colaborase a definir un espacio de análisis, debate, reflexión y opinión crítica respecto al mundo del libro y la lectura, la edición y los procesos de creación en sus diferentes momentos. Que no olvidase los derechos de autor pero tampoco las oportunidades, retos y desafíos que las nuevas tecnologías ofrecían entonces. Una revista que se constituyese en un lugar de encuentro de visiones distintas, que nos permitiese no sólo recibir y compartir información sino donde también reflexionar y confrontar posiciones argumentadas con la intención de proponernos, con hechos y opiniones, el desafío de cuestionarnos continuamente los supuestos paradigmas establecidos. Al finalizar uno de aquellos encuentros, a mediados del año 2006, y como tenía por costumbre cerrar las reuniones en ocasiones similares, alguno de nosotros sentenció: «Una decisión como esta hay que tomarla por la mañana, limpios y desayunados». Y después de aquel primer café del día, hasta hoy. Elaborando los índices cronológico, temático y onomástico que acompañan a este número 30 de Texturas, además de realizar con ello un ejercicio muy gratificante de recopilación, memoria, recuerdos… hemos sido conscientes de que en estos años la revista ha ido creciendo con la participación de más de cuatrocientos colaboradores que han escrito desde postulados y territorios muy diferentes.
También hemos podido observar con cierto atisbo de claridad, cruzando las distintas clasificaciones temáticas con la cronología y los momentos concretos de los números de Texturas, que la revista ha ido acompañando directamente los debates y las transformaciones del entorno del libro y la lectura en estos años, así como algunos de los intentos de configurar nuevos paradigmas en nuestro sector.
Que Texturas se haya ido convirtiendo a lo largo de este tiempo, con sencillez y modestia, en un referente indudable y consolidado, nos ha permitido ir poniendo en marcha un conjunto de iniciativas y proyectos que pretenden mantenerse en el tiempo. No solo editamos simultáneamente la revista en papel y en versión electrónica, sino que también hemos impulsado un blog de análisis y documentación sobre las cuestiones habitualmente tratadas en Texturas. De la misma manera, confeccionamos y distribuimos un boletín de información y noticias con periodicidad semanal y gratuito, dirigido a profesionales del sector del libro.
Y además, en paralelo a la edición de la revista, hemos puesto en marcha la colección de libros Tipos Móviles, con ya más de veinte títulos publicados que van desde el ensayo crítico a las memorias y reflexiones de de los que han sido grandes protagonistas del libro y la edición. Tipos Móviles ha ido poco a poco configurando una auténtica biblioteca especializada.
Hoy celebramos el gozo en la continuidad de Texturas, reformulándonos permanentemente las preguntas y sobre todo las respuestas, abriendo el foco de nuestra atención a nuevos retos, a más protagonistas, y sobre todo a la expresión de ideas, observaciones y planteamientos que permitan proseguir con la conversación. Nos gusta lo que escribió Gabriel Zaid: «La tertulia [qué más que eso es una revista cultural, nos atrevemos a añadir nosotros] es una pausa de la vida que reflexiona sobre la vida, una reunión ociosa de amigos [y enemigos favoritos] que comparten un palco sobre el mundo, y opinan libremente».
Por supuesto, no habríamos llegado hasta aquí, ni podríamos proponernos esas nuevas aventuras, sin el privilegio de contar con un Consejo Editorial en Texturas conformado por relevantes analistas y actores, pero sobre todo amigos, del sector cultural tanto de España como de América Latina, que posibilitan que se dedique un especial interés en que nuestros contenidos aspiren a la máxima calidad y excelencia, a la innovación y los nuevos puntos de vista, al intercambio de ideas y a la provocación intelectual.
Pero, sobre todo, Texturas ha adquirido una personalidad y perfil propio en el ámbito del libro y la lectura gracias a la complicidad, la colaboración y el compromiso de tantos y tantos que han hecho suya la necesidad de reflexionar, compartir y debatir sobre estas nuestras cosas, tejiendo nuevas redes, nuevas relaciones, y ampliando los espacios para más tramas.
Gracias a todos.
Los editores.
cambiando de tercio 