Dos de las cualidades que definen a una piedra preciosa es que sea hermosa, y muy poco común. Lo que veis sobre estás líneas cumple ambas condiciones y, de hecho, está encontrando su camino en el mundo de la joyería. Lo curioso del asunto es que no se trata de minerales naturales, sino de las caprichosas formaciones de la pintura en un taller mecánico.
El material se llama Fordita (Fordite en inglés), Ágata de Motor, o Ágata de Detroit, y está formado por las sucesivas capas de pintura de diferentes colores que se depositaban, capa a capa, en grietas o cavidades del suelo de los antiguos talleres de chapa y pintura. El proceso de horneado para secar la pintura del coche da a cada capa de color una dureza y resistencia notable.
No hay datos precisos sobre cómo o cuándo este material de residuo abandonó los talleres para caer en manos de los artesanos, pero sus características lo hacen, a la vez, fácil de tallar y pulir, y lo bastante duro como para ser un material de joyería
Lo fascinante del asunto es que la Fordita es el resultado de un proceso de pintura que ya no se utiliza en ninguna planta moderna de producción de automóviles. En otras palabras, que las piezas de esta sustancia son únicas, y se prevé que su precio sea cada vez mayor. A veces los tesoros aparecen donde uno menos imagina. Solo hay que saber mirar. [Fordite vía My Modern Met]
Fotos: Fordite
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