El diseñador italiano Roberto Cavalli va a debutar en los fogones de su propio restaurante que abre dentro de unas pocas fechas en Eivissa. Estará situado en el Paseo Joan Carles I, 13, casi frente a Cipriani, a escasos metros de Lo a un lado y de Pachá al otro. Ocupará el espacio donde estaba Nuba, de la cadena de los todopoderosos hermanos Bordas, quienes por cierto abren un Pachá en Barcelona donde antes tenían Sotavento, en el Paseo Marítimo de la Barceloneta. Ellos quedan como socios del nuevo comedor al guardarse un diez por ciento del negocio total. Nadie ha querido confirmar la cantidad invertida por el diseñador, pero fuentes cercanas a la propiedad rumorean que ha podido abonar unos dos millones y medio de euros.
La pitiusa rebelde ve como su apuesta por el lujo se va completando. En los citados Cipriani y Lio no se cena por menos de 200 euros, y suele estar completo cada noche toda la temporada. Los famosos son frecuentes, aunque el negocio lo facilitan los turistas, rusos de preferencia, aunque empiezan a aparecer indios y japoneses, sin olvidar al mundo árabe que alterna Marbella con la isla blanca.
Hay una nueva opción, sólo apta para muy, pero que muy, ricos: el restaurante de Paco Roncero (dos estrellas Michelín), en el Hard Rock Hotel Ibiza, en Playa d’en Bossa cerca de la discoteca Sapce y del Ushuaia (el hotel concierto continuado) propiedad también del grupo Matutes, al que Ricard Urgell, su opositor en esto de la hostelería le ha retado con Destino Ibiza Hotel, el mismo concepto de alojamiento y música, en Cap Martinet.
Volviendo al Har Rock, el espacio lúdico se llama Sublimotion, sólo admite a doce comensales que por la módica cifra de 1.500 euros por persona, disfrutarán de mil y una exquisiteces además de, dicen, un espectáculo de circo inspirado en el Cirque du Soleis, cuyo original canadiense tiene varios novios para instalarse también en verano (éste tal vez no), fijo, en la isla.