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Tribuna
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¿Hacia una industria marítima 4.0?

La digitalización del sector ofrece muchas oportunidades, aunque no está siendo homogénea

El sector del transporte marítimo es, probablemente, uno de los más anclados en los métodos de gestión tradicionales, lo que no significa que no empiecen a observarse notorios avances en el camino que conduce hacia la innovación de las actividades y procesos que se desarrollan en el seno de la industria. De alguna manera, resulta hasta cierto punto incomprensible, además de insostenible en el tiempo, que el mismo estándar de transparencia, agilidad y comodidad que impera para el usuario en todo tipo de servicios, no esté vigente aún en el ámbito del transporte marítimo.

Hay que decir que el avance hacia la transformación digital no está siendo un proceso homogéneo y acompasado en todos los actores que componen la cadena de valor de la industria marítima. Si en una primera fase han sido las empresas navieras, sobre todo los grandes operadores, las que han apostado por un mayor nivel de digitalización, que ha repercutido en ahorros de tiempo y dinero para el cliente, las empresas transitarias, en su mayoría, siguen todavía acumulando un evidente retraso en la adopción de los modelos de la economía digital. De hecho, un reciente estudio mostraba que apenas un 3% de estas empresas permitía a los clientes solicitar cotización online, lo que representa un grave impedimento para los intereses de los usuarios.

Los expertos señalan que la carrera hacia la digitalización, por otra parte imparable, solo se acelerará cuando algunas de las grandes empresas del sector apuesten de lleno por el nuevo modelo. Entonces se desatará una competición para avanzar con rapidez y sin titubeos hacia esos nuevos estándares de servicio que les permitirá ahorrar costes y ofrecer una experiencia de cliente mucho más satisfactoria de lo que es en la actualidad. De alguna forma, esta manera mimética de transformación, que descansa en la capacidad de algunos actores de mejorar su competitividad y transformar los mercados, la estamos viendo también, aunque de manera todavía residual, en otros planos de la actividad marítima, como el de los puertos.

Experiencias novedosas en este terreno las encontramos en España en dársenas como la de Barcelona, que han empezado a implantar modelos de gestión digital que aspiran a transformar estas infraestructuras en smart ports. Los avances y beneficios de los puertos inteligentes son múltiples: reducen los costes del transporte y consecuentemente las conexiones son mucho más atractivas. Además, ofrecen una ventaja competitiva respecto a los otros enclaves y maximizan los recursos disponibles gracias a la aplicación de herramientas tecnológicas de última generación.

A propósito de este aspecto que comentamos, hay que recordar que el Gobierno de España acaba de presentar en el Congreso una proposición no de ley con el objetivo de estudiar la viabilidad para implantar en los puertos españoles el modelo Blue Growth. La iniciativa, promovida en su origen por la Comisión Europea dentro de la Estrategia 2020, propone alternativas para impulsar la actividad de estas infraestructuras, mejorando en aspectos como productividad y eficiencia a través de herramientas tecnológicas e incluyendo a otros sectores cercanos al transporte marítimo.

Como vemos, el objetivo que se persigue no es otro que el de incrementar la capacidad de nuestros puertos para competir en el contexto de una economía global. Este modelo se basa en la coordinación de largas y complejas cadenas de aprovisionamiento que involucran a múltiples empresas en diversos países y que emplean de forma preeminente el medio de transporte marítimo. Se trataría, pues, de una importante inyección de vitalidad para unos puertos como los españoles que, a tenor de los datos relativos a 2017, arrojan tasas de crecimiento superiores a las de sus homólogos del norte de Europa.

La transformación digital del negocio marítimo tiene un efecto inducido sobre la actividad económica de los propios operadores y, por ende, de la economía en su conjunto. Cada euro invertido en la mejora de los procesos, con el soporte de las tecnologías, deriva en un incremento sustancial de la eficiencia y, a la postre, eleva los márgenes. Conseguir introducir sencillez, transparencia, agilidad y, como consecuencia de todo ello, ahorro de costes, equivale a derrumbar barreras para que las empresas, todo tipo de empresas, asuman nuevos retos y aborden nuevos mercados. Y eso tiene una traducción directa en empleos y, en definitiva, en riqueza para las sociedades. Este es el nuevo paradigma 4.0 al que felizmente se encamina la industria marítima.

 Iván Tintoré es Presidente de iContainers

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