Mientras hacemos scroll en Instagram, pasa que vemos un color del labial de una bloguera que desearíamos tener en nuestras manos ¡ya!, y no tener que descifrar el tono exacto, ir a tiendas y revisar la oferta cromática al alcance de nuestro presupuesto.
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Una chica egresada de Harvard promete darle un giro a la dinámica descrita arriba, al presentar un prototipo de impresora 3D con la cual puedes obtener tu maquillaje tan fácil como imprimir cualquier archivo, ya que ni siquiera existe un software de por medio.
La brillante justificación de Grace Choi es que la industria cosmética se enriquece a partir de algo tan básico como el color, que puede encontrarse gratuitamente en la tecnología (llámese internet, computadora o red social).
Su impresora llamada MINK crea maquillaje con las mismas tintas que usan las marcas en sus productos, incluso aprobadas por el organismo FDA. En el vídeo muestra lo sencillo que es obtener una sombra rosada, obteniendo el código de color hexadecimal de una fotografía, una página o un vídeo, importándolo a Photoshop e imprimirlo; ella asegura que podrían imprimirse labiales, sombras y bases.
Grace propone vender este producto con un costo de $300 dólares a chicas adolescentes, y aunque después es confrontada por varios panelistas sobre la viabilidad de su impresora en el mercado, expuso una idea que me parece destacable:
Finalmente lo más importante es que las chicas entiendan que ellas son capaces de tener el control de la definición de belleza, no las compañías.
Revisa el vídeo (y su blusa, con la que ahora tengo un crush) y coméntanos ¿qué te parece su innovadora impresora?
Fuente: Business Insider