Que alquilar es mejor que comprar para el medio ambiente es algo cada vez más claro para más personas. Compartiendo con otros usuarios aquello que no vamos a utilizar muy a menudo se reduce el consumo de materias primas, agua y energía en la producción de nuevos artículos y por ende el volumen de residuos, dos de los mayores problemas ambientales causados por la humanidad.

Desde hace mucho se alquilan vehículos, electrodomésticos, maquinaria y otros utensilios, e incluso vestimentas de elevado precio y escaso uso como chaqués y fracs para ceremonias o vestidos de novia. Pero una nueva iniciativa surgida en los Países Bajos propone ir todavía más allá: ha creado un sistema de alquiler para ropa de uso cotidiano, un claro proyecto de economía circular que ha sido destacado como ejemplar por la Comisión Europea.

Se necesitan 8.000 litros de agua para producir un par de pantalones tejanos

El leasing que propone Mud Jeans permite alquilar con opción de compra pantalones vaqueros y sudaderas con capucha de alta calidad y diseño a la última, aunque se espera poder ampliar el catálogo en el futuro. La idea es hacer posible que los esclavos de la moda puedan satisfacer su necesidad de renovar continuamente su vestuario sin desperdiciar recursos naturales.

Una pieza de esta calidad y diseño alcanza en el mercado un precio que ronda los 100 euros. El usuario de Mud Jeans paga por adelantado un depósito de 20 euros, y otros 5,95 euros al mes por el alquiler. El contrato es por un mínimo de un año, e incluye cualquier posible remiendo que necesita la prenda. Transcurrido ese plazo, el usuario puede decidir entre quedarse un tiempo más los vaqueros (cuatro meses extra por 5,95 euros), adquirirlos, cambiarlos (pagando 10 euros) o devolverlos.

Si los devuelve y la prenda está en buen estado, se lava (y repara en caso necesario) para volver a ser alquilada o pasa a un servicio de venta de segunda mano. Si no lo está, o se los queda y los entrega una vez desechados, las materias primas se reciclarán para dar lugar a nuevos artículos: serán triturados y mezclados con nuevo algodón orgánico dando lugar a un material con el que fabricarán nuevos vaqueros o bolsos.

El nuevo algodón utilizado es siempre orgánico (certificado GOTS). Las etiquetas son de algodón reciclado y se imprimen con tintas ecológicas. Las prendas, que son de comercio justo, proceden de Italia, de la Toscana, cerca de Florencia, no exactamente al lado de Amsterdam pero sí mucho más cerca que las grandes factorías asiáticas que surten a las grandes marcas, con lo que el impacto del transporte también es menor, y usan embalajes de materiales reciclados. En una de las factorías se recicla el material llegado de Holanda, un proceso que requiere de una alta especialización, y en otra se elaboran las prendas.

Cerrar el círculo

Los impulsores del proyecto tuvieron la idea al constatar que se necesitan 8.000 litros de agua para producir un par de pantalones vaqueros, y que sólo en los Países Bajos se tiran como residuo y queman 135 millones de kilos de algodón cada año. Que en el mundo se destinan al cultivo de algodón el 2,4% de las tierras agrícolas, pero que este cultivo es uno de los que más agua consumen y emplea el 6,2% de los pesticidas e insecticidas vendidos en todo el planeta. Que sólo el 25% de los textiles comercializados en Europa proceden del reciclaje. 

“El objetivo es poner estos pantalones de alta calidad al alcance de todos, y a la vez economizar recursos materiales y reducir el impacto ambiental”, señala el director ejecutivo de la marca holandesa, Bert van Son. Pero la idea que subyace detrás del proyecto es la de “cerrar el círculo”. Para Van Son, se trata de articular una “economía del rendimiento”. “Mucha gente descarta comprarse su propia lavadora, especialmente en áreas urbanas, y utiliza las de las lavanderías. ¿Por qué no hacer lo mismo con los vaqueros? ¿Quién necesita ser su propietario? ¡Lo que quieres es ponértelos!”, argumenta.

Sólo el 25% de los textiles que se venden en Europa proceden del reciclaje

Pese a que esta segunda posibilidad cuesta bastante más de inculcar al consumidor, la web de Mud Jeans afirma que ya son más de 1.500 personas las que alquilan sus vaqueros y sudaderas tras pasar por su tienda en el centro de Amsterdam. Tras el primer año de actividad de la empresa, un 30% de los usuarios se quedaron la prenda, un 60% la cambiaron por otra y un 10% la devolvieron.

Van Son se plantea ahora extender su propuesta a un mercado tan extenso, consumista y derrochador como el de Estados Unidos. En una visita a Nueva York ya pescó sus tres primeros clientes, pero necesita encontrar productores adecuados en aquel país para garantizar que el producto procede de la economía local y resulte lo más sostenible posible.

En España, los nueve kilos de textiles consumidos por persona y año generan 400.000 toneladas de residuos, informa la Asociación Española de Recuperadores de Economía Social y Solidaria. Frente a este problema, diversos fabricantes textiles europeos que emplean materiales reciclados han impulsado un sistema de trazabilidad llamado REMO, cuyas etiquetas se pueden escanear con el móvil y permiten al consumidor contemplar un vídeo donde se le explica el modelo de economía circular al que ha contribuido y el ahorro de recursos naturales y contaminación que ha ayudado a evitar.