El ojo de Alexei Vasiliev sobre "El Bosco"

domingo, 23 de octubre de 2016 · 00:24
Este año se celebran cinco siglos del fallecimiento de uno de los maestros pintores de todos los tiempos, Jerónimo Bosch, El Bosco. Con grandes retrospectivas lo homenajearon su ciudad natal y el Museo del Prado de Madrid, que guarda la colección más importante de su obra. Y en México, a partir de esta semana, lo hará el prestigiado fotógrafo ruso Alexeï Vassiliev, en la Biblioteca Miguel Lerdo de Tejada, en complementariedad con los murales de Vlady que aloja el recinto. CIUDAD DE MÉXICO (Proceso).- Propuesta única del fotógrafo de origen ruso Alexeï Vassiliev en la Biblioteca Lerdo de Tejada, a partir del jueves 20 el público podrá encontrarse con Hieronymus, muestra cuyas tomas, basadas en las pinturas de El Bosco (1450-1516), se permean con las de nuestra “trágica” actualidad. Es, también, un homenaje al autor flamenco de El jardín de las delicias a 500 años de su muerte, Jerónimo Bosch. La exposición de figuras, cuerpos y rostros difusos que en conjunto parecen vivir en medio de un caos –referente de las obras de El Bosco–, es un encuentro de miradas. De las 21 fotografías a exponerse, casi todas se presentarán en vitrinas, en parte porque así lo exige el espacio rodeado por los murales La revolución y los elementos (1973-1982) de Vlady, excepto una de ellas: la que hace alusión a la obra maestra “bosquiana”, El juicio final (1482), impresión que Vassiliev mostrará en gran formato, con medidas de 117 x 280 centímetros. Nacido en Moscú en 1959, pero radicado en París, el artista expone por segunda vez en el país –la primera fue en 2006, en el Museo Metropolitano de Monterrey con la muestra Rulfo/Vassiliev, personajes inasibles en mancuerna con el pintor Juan Pablo Rulfo–, refiere en el texto de presentación de Hieronymus: “Mientras más pasa el tiempo mi fotografía entra en mayor sintonía con la pintura. Casi fortuito al inicio de mis primeras creaciones, ese diálogo se tornó consciente, se afirmó y acabó imponiéndose como el eje mismo de mi trabajo durante la gestación y la realización de Hieronymus. “Las escenas alucinantes de todos estos seres humanos perpetuamente asediados por el mal y tan vulnerables en su anhelo de alcanzar el bien –que pintó El Bosco en el siglo XV–, me tienen obsesionado tanto por su deslumbrante belleza como por la fuerza de su testimonio caótico siglo XXI.” La obra de El Bosco ha sido celebrada en lo que va del año por diversos recintos en el mundo, siendo las más importantes el Museo Noordbrands de la ciudad de Hertogensboch (Bolduque en español), Países Bajos, su ciudad natal con El Bosco. Visiones de un genio que presentó 20 de sus obras. Ello ocasionó una insólita polémica cuando el Museo del Prado, España, anunció la exhibición El Bosco. Exposición del V centenario que se mostró un poco después. Lo anterior debido a que El Noordbrands desacreditó dos piezas de la colección de El Prado (previamente lo había hecho con una), según recogió la corresponsal de este semanario en Francia, Anne Marie Mergier (Proceso, 2064 y 2065). En México, a mediados de año, sólo se celebró a través de Resonancias desde el jardín de las delicias. Una experiencia aural y de entropía en el Museo de Arte Carrillo Gil, de carácter interdisciplinario, y en su mayoría con obras de arte sonoro. La selección de material y curaduría de Hieronymus corrió cargo de Vassiliev en colaboración con Juan Manuel Herrera, titular de la Lerdo de Tejada, y del pintor Juan Pablo Rulfo, quien realizó el trabajo para la difusión visual de la muestra. El fotógrafo la expuso previamente entre mayo y abril de 2015 en la galería Vincent Sator, de París, producto de un año de trabajo. Sin embargo, presenta ahora un tiraje único, pensado y concebido sólo de esa manera para exponerse en la Biblioteca Lerdo de Tejada, pues requirió de una nueva y cuidadosa selección de fotografías, y a diferencia de la exhibición francesa, las imágenes se imprimieron en papel Fine Art, cuyo terminado “granulado” muestra a las 21 tomas con un acabado entre grabado y foto, que a juicio de Vassiliev se enmarca perfectamente en el espacio rodeado por los murales de Vlady (Vladimir Kibalchich Russakov), quien fuera hijo del intelectual Víctor Serge. Sólo de esa manera logró conformar un diálogo con el trabajo de su compatriota, cuyo mural aborda dos mil metros cuadrados de la biblioteca, obra que fue dada a conocer en Proceso (número 227) bajo el título “En su grandioso proyecto mural, Vlady ilustra el atraso político latinoamericano”, donde el artista dijo al reportero Armando Ponce: «Ayer pinté unas partes muy violentas; se produce el ánimo mismo sin necesidad de recurrir a la anécdota explícita… es una violencia vertida al estado crudo, y me parece que en pintura es suficiente.” Entrevistado vía telefónica, Juan Manuel Herrera, director de la Biblioteca Lerdo de Tejada, expresó que el Hieronymus de Vassiliev se complementa con La revolución y los elementos: “El trabajo de Vlady hace que las exposiciones siempre se conviertan en una especie de contraste y conversación con lo exhibido, y Hieronymus no es la excepción. Teniendo en cuenta la soberbia exposición de El Bosco en el Prado, la idea es hacer un homenaje, no dejar pasar inadvertido el quinto centenario. “Tenemos la fortuna de que Alexeï conoce la biblioteca, ha estado antes aquí y se entusiasmó mucho al exponer en la Sala Central, cuyo tema sobre las revoluciones hace que el mundo de imaginación de El Bosco cobre una mirada significativa a través de su lente. Me parece que va a ser fascinante para el público.” También comentó que Hieronymus es la muestra que cerrará el ciclo de exposiciones en dicho recinto, pues usualmente programan seis por año, y se mantendrá hasta finales de enero de 2017, “la mejor manera de cerrar el año”. Finalizó: “Vassiliev tiene una muy particular idea de la fotografía de nuestros días, su prestigio artístico es notable, en especial a raíz de sus series sobre los hermanos Karamazov y de Retratos; ahora con El Bosco muestra una reflexión entre la fotografía, el pasado, y su liga con el presente. Me parece que su trabajo es de una experiencia estética asombrosa y es la mejor manera de cerrar el año.” Desde siempre Bosch El fotógrafo dio a conocer a Proceso que quedó prendado del trabajo bosquiano siendo muy joven al hojear unos libros de arte en Moscú, tanto que en su primer arribo a París, a la edad de 23 años, una de las primeras cosas que hizo fue acudir al Museo del Louvre para ver La nave de los locos. Su gusto sólo creció con el tiempo, en especial por “la trágica actualidad de ese universo creado hace 500 años” de quien considera su maestro: “Pues día tras día veo en las pantallas de televisión masacres en Siria, Nigeria, Irak… hombres degollando a otros, con los mismos gestos que los personajes de El Bosco.” El artista tiene cerca de 14 series fotográficas en su haber y una treintena de exposiciones entre colectivas y propias, siendo reconocidos sus trabajos sobre los Hermanos Karamazov y Retratos, que ha presentado en diversos recintos, casi todos franceses, como el Museo de Montparnasse o El Grand Palais de París. La muestra sobre los personajes de la novela de Dostoievsky los enseñó con altos elogios de la crítica, tanto en el museo Casa de Victor Hugo en París como en el Museo de Fiodor Dostoievsky de San Petersburgo, Rusia.

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