Una de las cosas buenas de Asturias, dicen los que saben, es que tiene de todo, y todo cerca. Aquí, en esta región, a los extremos no les separa una infinidad. Al contrario. El mar descansa a un paso de la montaña, las gaviotas no vuelan tan lejos de donde se esconden los osos, el surfista de hoy es el esquiador de mañana y desde la arena es posible adivinar la nieve. El cielo cambia de color sin avisar y el paisaje regala momentos paradisiacos que pueden inmortalizarse si se buscan, se trabajan, se tiene un poco de suerte y se sabe apretar el botón.

Eso han hecho estupendamente los autores de las láminas que, desde hace varios meses, se entregan semanalmente con LA NUEVA ESPAÑA. Trece fotógrafos profesionales asturianos que se han lanzado a capturar la belleza de la comunidad en busca de sus retratos más espectaculares. Porque los hay, y en abundancia. El potencial fotogénico de la región, coinciden, es envidiable. Y la luz. La luz es «única». Enfocar Asturias presta porque está de muy buen ver. «Es uno de los sitios más privilegiados del mundo», sintetiza Antonio Vázquez, fotógrafo desde hace treinta y cinco años. «Es una mina fotográfica: la costa recortada y vertical, un mar impetuoso y unos interiores que permiten otoños y primaveras con una saturación de colores espectacular», añade Miki López, jefe de fotografía de LA NUEVA ESPAÑA y con 22 años de experiencia como profesional. «Asturias tiene de todo: playa, montaña, valle, bosque, nieve, sol, lluvia, viento... Las posibilidades son infinitas», abunda Juan de Tury. «Esto es un paraíso interminable, naturaleza en estado puro», comenta Ignacio Pulido, de la misma opinión que Ramón Jiménez: «Hay rincones en los que, mires para donde mires, todo es precioso. Paisajísticamente, Asturias es inmejorable».

Esa mezcla, ese compendio de todo un poco a golpe de zoom, sitúa a la región como una de las preferidas por los profesionales de la fotografía. Su clima húmedo y su afamado tono gris no resultan un problema. Así lo perciben todos, mucho más partidarios de un cielo inestable que de uno despejado. «Las propias nubes son algo a favor ya que generan cúpulas difusoras de luz que ayudan a tener matices en las imágenes, en las sombras y dan misterio», cuenta Alejandro Badía. «El clima es el potencial de Asturias. En un paisaje a punto de llover se forman cielos alucinantes», añade Urbano Suárez, en la misma línea que José María Díaz-Formentí: «De los días de sol radiante es difícil conseguir algo interesante. En cambio, en un día nublado los contrastes son permanentes y las luces dramáticas son fascinantes.». «En los días de tormenta es cuando se logran fotos con mayúsculas. El clima de Asturias es la sal y la pimienta para un fotógrafo de paisajes», explica Julio Herrera. «Asturias es un estado de ánimo y no basta sólo con verla, hace falta penetrar en su alma para comulgar con ella», añade Arnaud Spani.

El otoño es la estación más socorrida, y el Occidente gana ligeramente al Oriente: «Siempre me cautivó más la zona occidental por su limpieza y la pureza de sus paisajes», dice Juanjo Arrojo. «El oleaje en la zona de Cudillero, también la de Llanes, es de lo más atractivo visualmente que vi», agrega Roberto Tolín. «El otoño en Asturias, por su color y sus tonalidades, es insuperable», sentencia Nardo Villaboy. Son elogios de reconocidos profesionales de la fotografía, cuyas imágenes, en realidad, valen más que mil palabras.

Playa del Aguilar. Fotografía captada a principios de septiembre de 2012. La imagen fue tomada a última hora de la tarde, cuando apenas quedaban un puñado de bañistas que apuraban las horas de sol. Aguilar es una playa que destaca por la infinidad de composiciones que ofrecen sus formaciones rocosas. En este caso, busqué una composición minimalista con la peña de Caballar dominando en el segundo plano.

Ignacio Pulido | Soto del Barco, 28 años (5 de fotógrafo)

«Asturias es un paraíso interminable para un fotógrafo, es naturaleza en estado puro».

Costa de Llanes. Estaba buscando ángulos nuevos cuando se me ocurrió subirme a un promontorio al borde del acantilado. Mis compañeros se quedaron más abajo y cuando llegó la serie de olas pude capturar su impacto y además la silueta de uno de ellos, lo que daba la noción de escala que necesitaba la fotografía. Desgraciadamente, no pude estar mucho tiempo más allí por el viento.

Roberto TolÍn | Cabranes, 51 años (35 de fotógrafo)

«Los oleajes que se forman tanto en la costa de Cudillero como en la de Llanes son de lo más atractivo que vi»

Ensenada de Niembro (Llanes). Es una fotografía planificada. La idea era captar los cálidos colores del atardecer tanto en el cielo como en el agua, por lo que tuve que esperar a que se dieran las condiciones de luz y marea necesarias. Una exposición adecuada me permitió además obtener un perfecto reflejo de la iglesia de Nuestra Señora de los Dolores.

Juan de Tury | Oviedo, 40 años (10 de fotógrafo profesional)

«Asturias tiene de todo: playa, montaña, valle, bosque, nieve, sol, lluvia, viento... Las posibilidades son infinitas»

Porcía. Es una imagen tomada en la playa de Porcía, en El Franco, conocida por su belleza. En este caso quise estar en el momento del anochecer porque las probabilidades de tener luces interesantes aumentan. Pude encuadrar la puesta de Sol en un hueco de la silueta del horizonte, alineando el punto de mira. Así la composición tomó mas fuerza, sumándose a la belleza del momento.

Alejandro Badía I Valdés, 44 años (8 como fotógrafo)

«Las nubes son algo a favor: ayudan a tener matices en las imágenes y, además, dan misterio»

Centro Niemeyer (Avilés). A esta foto le tengo un cariño especial porque es la culminación de un proyecto que seguí durante cuatro años. La imagen está tomada con cámara apoyada en un trípode, para ganar seguridad. La realicé con una exposición prolongada ya que opté por hacerla con el diafragma más cerrado, para tener una buena profundidad de campo y ganar perspectiva. En la imagen se puede apreciar, a la derecha e iluminado, el pabellón más reconocible del Centro Niemeyer. Está hecha al atardecer, cuando el cielo todavía era azul.

Nardo Villaboy I Avilés, 59 años (37 de fotógrafo)

«El otoño, en Asturias, es la mejor estación para salir a hacer fotos; por su color y su tonalidad, es insuperable»

Lena. Ésta es una foto de 360 grados de la iglesia de Santa Cristina de Lena, monumento prerrománico situado en el concejo de Lena. En ella se pueden apreciar en una sola imagen el verde del prado que la rodea y el azul del cielo, además del monumento en el centro. Las fotos en 360 grados permiten inmortalizar grandes perspectivas y espectaculares fotografías esféricas.

Ramón Jiménez | Langreo, 50 años (27 de fotógrafo)

«Hay rincones en Asturias en los que, mires para donde mires, todo es precioso. Desde el punto de vista del paisaje, esta región es inmejorable»

Avilés. Al trabajar en prensa diaria, no tengo tiempo para planificar mis fotos de paisaje, que en Asturias tienen mucho potencial. Así que, sencillamente, me tropiezo con ellas de forma inesperada. Cuando eso sucede, paro la moto, me apeo y, sin más, hago la foto. Eso me pasó con esta imagen del entorno de la ría de Avilés, tomada un atardecer. Venía de la playa de Xagó de hacer un reportaje. Al regresar para Avilés por los caminos que comunican Nieva con el faro de San Juan me tropecé con este instante mágico que duró a penas dos minutos.

Miki López I Avilés, 43 años (22 de fotógrafo)

«Asturias es una mina fotográfica, ofrece unos colores espectaculares»

Vía Láctea en el Monte Muniellos. En la subida al puerto del Connio hay un conjunto de rocas y viejos robles que siempre llaman mi atención. Son árboles retorcidos viviendo en un medio duro, esculpidos por nieves y vientos como las rocas en las que se agarran. En una noche de invierno muy despejada, decidí subir hasta allí para fotografiar a sus protagonistas asomados a la inmensidad del firmamento. Para evitar que se vieran como siluetas, los iluminé brevemente con una linterna de luz fría, azulada. Me sorprendió ver después los miles de estrellas que habían quedado registradas, incluso una lejana galaxia (creo que es la de Andrómeda).

José María Díaz-Formentí I Gijón, 50 años (30 de fotógrafo)

«En un día nublado los contrastes son permanentes y las luces, fascinantes»

Pico la Mostayal. Una fotografía del pico La Mostayal, localizado entre los concejos de Quirós y Morcín. En torno a él se constituyó el paisaje protegido de la sierra del Aramo, donde se encuentra el embalse de los Alfilorios. La imagen está tomada desde el concejo de Morcín, un día soleado tras una gran nevada.

Urbano Suárez I Olloniego, 55 años (35 de fotógrafo profesional)

«En un paisaje a punto de llover se forman cielos alucinantes»

Valle de Saliencia (SOMIEDO). Fotografía del Valle de Saliencia, en el parque natural de Somiedo. La montaña más oscura, la de la derecha, es Peña Negra, y a sus pies discurre el Camino Real de la Mesa. Y la braña que se ve iluminada por el sol es la Mortera de Saliencia.

Antonio Vázquez | Langreo. 54 años (35 de fotógrafo)

«Para hacer fotos, Asturias es de los sitios más privilegiados del mundo»

Luarca. Una foto realizada en Villar de Luarca, en el concejo de Valdés. Fue una tarde de verano, que de repente oscurece el cielo y descarga una tormenta eléctrica muy potente. En ese momento cogí el paraguas, la cámara, el trípode y me puse a disfrutar del espectáculo.

Juanjo arrojo I Mieres, 63 años (35 de fotógrafo profesional)

«Me cautiva más la zona occidental por su limpieza y la pureza de su paisaje»

Bosque Saperu. Es una foto tomada en el parque natural de Redes. A finales de otoño, los hayedos se trasforman y las hojas comienzan a tomar una serie de colores ocres, amarillos y marrones. Busqué una composición vertical para realzar el contraste entre el hayedo de tonos cálidos y la nieve con roca oscura. Usé un filtro gris para equilibrar la luz del cielo.

Julio Herrera I Gijón, 53 años (30 de fotógrafo profesional)

«El clima de Asturias es la sal y la pimienta para un fotógrafo de paisajes»