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Hicieron sus apuestas

BUENOS AIRES -- Cuatro vecinos de buen pasar vivían en un country con una cancha de golf, donde cuando eran jóvenes se reunían los fines de semana a jugar. A medida que fueron creciendo, llegaron a ser empresarios o altos ejecutivos e intercalaron un miércoles o jueves los partidos mañaneros con el posterior hoyo 19 en el cómodo club house. A tal punto creció esa amistad, producto del golf, que resolvieron comprar cuatro parcelas, una a continuación de la otra, en un cementerio privado cercano al country, con la idea de continuar jugando esos partidos cuando llegase la hora de pasar a la eternidad. No es una anécdota, es una realidad, firmada ante escribano público.

Actualmente, ya sesentones o con algún añito más, sin apremios económicos, en plena etapa de gozar de la vida, esos matches se trasformaron en una obligación diaria. A las 9 de la mañana salen del tee del 1 a jugar medal play respetando un supuesto hándicap y apuestan quien paga o cocina el almuerzo al término de la vuelta.
Una semana atrás, mientras miraban por ESPN HD la vuelta final del Bridgestone Invitational, a Miguel Alaniz se le ocurrió lanzar un desafió: "Propongo que cada uno elijamos al ganador del PGA Championship. El mejor ubicado de nuestra elección decide el lugar donde iremos a veranear; el segundo, paga las comidas; el tercero, los pasajes en avión, y el cuarto, el hotel cinco estrellas con cancha de golf".

Emocionados, gritaron: "De acuerdo, pero sorteamos nuestro orden para elegir". Todos asintieron, unieron las manos sobre la mesa, elevaron las copas, unas de vino, otras de whisky, y el pacto quedó sellado. Es decir, sería una apuesta con cuatro candidatos, porque el elegido por uno no podía ser nominado por los siguientes, pero de cuatro pasaron a ser cinco porque le dieron la opción al último de nombrar a dos, a eliminar a uno de ellos después de los 36 hoyos iniciales. Por eso el orden era vital. Tomaron un mazo de cartas de truco, llamaron al encargado del local, quien las barajó sonriente e invitó a que saquen una por una.

Le dieron la preferencia a Alaniz, por comenzar su apellido con la primera letra del abecedario, siguieron McColl, Smirlov y Ventura. La carta más alta la tomó McColl con el as de basto, segundo fue Alaniz con el siete de oro, tercero Smirlov con el tres y un dos puso a Ventura como furgón del trencito.

"Mi candidato es Phil Mickelson", dijo McColl. "El mío es Tiger Woods", expresó Alaniz. "Voy con Ángel Cabrera", manifestó Smirlov. "Yo opto por McIlroy y el sueco Stenson", señaló Ventura.

Y se bajó la bandera de la carrera del análisis de las razones de cada candidato en el mismo orden que se decidió a los electores.

McColl dijo que Mickelson a los 43 años está pasando su mejor momento. Viene de ganar el Abierto de Escocia y The Open Championship, tras eso regresó de Europa, fue vigésimo primero en Firestone y está segundo en el ranking mundial. A eso sumó que en Oak Hill Country Club, en el East Course par 70 y 7163 yardas, Phil fue puntero en la primera vuelta de 2003 con 66 golpes. Un antecedente válido para lo que va a suceder en este Major, con un cálculo previo de un vencedor entre cuatro a seis bajo el par.

Tomó la palabra Alaniz, quien basó su apuesta a Tiger porque está retornando a su etapa de gloria. Sus 61 golpes en Firestone fueron sensacionales, luciéndose con los hierros y el toque en los greenes. Lleva ganados cinco certámenes este año, pero es cierto que afloja en el final de los Majors, como si su mente lo traicionase y se desespera por obtener el decimoquinto. También es cierto que sigue errante con el driver, que en Oak va a estar obligado a utilizar ante par 4 tan largos, por eso lo utilizó de más en Firestone, como si estuviese practicando. Pensarán que frente a varias contras estoy loco en ponerlo como abanderado. Creó en su talento, en su concentración, en un estado físico impecable y en su swing actual. Es un genio y hará el click que necesita para volver a triunfar en un mayor.

Era el turno de Smirlov, quien expuso de las condiciones naturales del oriundo de Villa Allende, quien está realizando una excelente temporada. Igualó con Scott el primer puesto del Masters, que lo superó en el desempate. En 19 torneos, pasó el corte en 16. Además de ese segundo fue undécimo en el Abierto británico, noveno en el Travelers, duodécimo en el Byron Nelson, decimotercero en el A&A National. Está más delgado, solucionó sus problemas personales y posee un buen ánimo. Su potencia lo beneficia en Oak Hill. Dejo de ser la sorpresa cuando se impuso en el US Open 2007 y en el Masters 2009, para ser uno de los candidatos.

Ventura escuchó con atención a sus predecesores y se mantuvo en silencio un minuto, pensando que decir. De repente, surgió su voz diciendo: "Pucha, qué difícil. Oyendo a ustedes en mi mente aparecieron Adam Scott, Justin Rose, Jason Day. Va. Ya estoy jugado". Y habló de McIlroy sacando a luz su amplia victoria del año último en este Major y en el US Open 2011. El cambio de palos lo afecto, aunque viene mejorando y sólo le falta embocar los putts y vuelve a ser el número 1 del mundo. Tiene 24 años. Todos los indicados tienen más de 35. Y cree en los jóvenes.

Lo de Stenson parecería contradecir lo anterior. Lo eligió por la campaña pareja del sueco de 37 años. Jugó 15 certámenes, cuatro segundos (Major británico, Bridgestone, Houston 0pen y Tavistock Cup), un quinto, un octavo, otros dos Top 25 y no clasificó en dos.

Y así rumbearon para sus casas. Desde ese día burbujean en sus mentes ese "Pucha, qué difícil", de Ventura. En sus mentes danzan los nombres de Matt Kulchar, Brandt Sendener, Luke Donald, etc... Así será durante las cuatro vueltas viendo por ESPN HD y escuchando los comentarios de Silvia Bertolaccini y Paco Alemán el PGA Championship, el último Mayor 2013, esperando saber quién supo elegir el candidato de la insólita apuesta.