martes, 10 de abril de 2007

1° Artículo para comentar

El siguiente artículo nos sirve para comprender ciertos aspectos que trabajamos hoy en clases. En cuanto al tema de la buena investigación y el enfoque al desarrollar un caso.


Los secretos del espionaje político en democracia
Entre marzo y noviembre de 1992 una unidad secreta del Ejército interceptó clandestinamente desde el Comando de Telecomunicaciones de Peñalolén las conversaciones telefónicas de ministros, parlamentarios e incluso del presidente Patricio Aylwin. La operación fue dirigida por el Comando Asesor, encabezado por el general Jorge Ballerino, brazo derecho del comandante en jefe, Augusto Pinochet. El plan castrense se desactivó tras estallar el Piñeragate, uno de los mayores escándalos políticos de la transición y cuyo fin fue abortar la candidatura presidencial de Sebastián Piñera. Esta es la investigación de cómo se fraguó la red de
espionaje y cómo ésta funcionaba. Por Claudia Farfán M.


Como oficial de inteligencia y por la experiencia que tiene como militar, ¿considera que su versión dada al tribunal es lógica?-, le preguntó el ministro en visita Alberto Chaigneau, al final de un interrogatorio en noviembre de 1992, al capitán Fernando Diez Vidal, el único inculpado en el caso Piñeragate.
-Así fueron los hechos. No cuadran, pero así fueron los hechos-, fue la breve respuesta de Diez.
Aunque al magistrado no lo convencía que un oficial hubiese grabado en un recinto militar en forma casual y sin conocimiento de sus superiores, la conversación que hundió la campaña presidencial de Sebastián Piñera y desató uno de los mayores escándalos políticos de la transición, Diez insistió siempre en que él era el único responsable.
Como Chaigneau, el país veía con suspicacia la versión oficial acerca del origen de la grabación que, la noche del 23 de agosto de 1992, Ricardo Claro reprodujo en el programa "A eso de " de Megavisión. Esta contenía un diálogo telefónico en que Piñera -invitado al espacio- instaba a su amigo Pedro Pablo Díaz para que sugiriera a un periodista cómo cuestionar públicamente a Evelyn Matthei, su principal rival en la entonces incipiente carrera presidencial (ver diálogo en página 17).
El gobierno de Patricio Aylwin tampoco quiso ir más allá en la investigación del caso. En mayo de 1993, y por solicitud de su hija Mariana, el entonces presidente recibió a Piñera para conversar del asunto. El senador le dijo que había obtenido información fidedigna respecto a que la operación en su contra había sido ordenada al más alto nivel en el Ejército y que no entendía por qué su gobierno no había hecho nada. Sin embargo, el mismo mes se produjo el llamado "Boinazo" -la cuasi rebelión del Ejército por los llamados "pinocheques"- y entonces La Moneda optó por dejar el tema tal como estaba.
Durante los últimos seis meses Qué Pasa revisó los antecedentes e investigó la historia del
espionaje telefónico. Entre las personas que decidieron hablar por primera vez están tres ex uniformados que participaron en la unidad que realizó la operación. Fueron escuchados en forma independiente y pidieron mantener en reserva su identidad.
Su testimonio apunta a que el "Piñeragate" fue una operación del Ejército para abortar la candidatura presidencial del empresario, para lo cual se utilizó un equipo de militares que funcionaba en el Comando de Telecomunicaciones de Peñalolén y cuya misión era el
espionaje sistemático a toda la clase política.
Una cuarta fuente -ex integrante del Comité Asesor Político Estratégico, el poderoso organismo creado por el comandante en jefe, Augusto Pinochet, para enfrentar el nuevo escenario político post-1990confirmó el papel que tuvo ese ente, a cargo del general Jorge Ballerino, como coordinador de las tareas de "escucha" y principal encargado de la estrategia para anular la campaña presidencial de Piñera. Dicho uniformado era el brazo derecho en las operaciones políticas de Pinochet, quien quería evitar a toda costa que el entonces senador asumiera el liderazgo de la oposición, pues representaba a una derecha renovada que podía poner en riesgo su hegemonía política.
Todas las fuentes consultadas dicen que es imposible que Ballerino haya actuado sin la orden directa del general Augusto Pinochet.Además coinciden en que la interceptación de conversaciones privadas telefónicas abarcó desde diputados y senadores -de todas las tendencias políticas- hasta ministros de Estado y al propio presidente Patricio Aylwin.
Qué Pasa contactó al ex capitán Fernando Diez. Al ser confrontado con esta versión, no la negó ni la confirmó. "Lo único que puedo decir es que no me referiré al tema porque tengo un compromiso de lealtad muy arraigado", dijo.
#Comité Asesor
Varios entrevistados, entre ellos ex ministros de Pinochet, confirman que durante el régimen militar la tarea de interceptar conversaciones telefónicas se asignó a la CNI. El
espionaje era generalizado, a tal punto que dicho organismo de seguridad mantenía a una persona dentro de la entonces CTC para facilitar esas tareas, las que incluían grabar también a partidarios del régimen.
Un ex oficial de inteligencia relata que "pincharon" las oficinas de Bancard de Sebastián Piñera. También las residencias particulares de Andrés Zaldíva, en Vitacura, y las de dos de los dirigentes más relevantes de la DC: Gabriel Valdés y Sergio Molina.
El mismo ex militar afirma que los agentes de la CNI permanecían horas en las inmediaciones del blanco de turno, en unos furgones utilitarios Suzuki, donde guardaban el equipamiento que permitía interceptar las llamadas a través de un radiotransmisor que se instalaba en la red de cables externa. La mayoría se dejaba crecer el pelo para pasar inadvertido y simulaban ser funcionarios del Ministerio de Obras Públicas.
Según ex agentes de la Dirección Nacional de Inteligencia del Ejército (DINE), con la disolución de la CNI, en 1989, las "escuchas" comenzaron a ser ejecutadas desde el edificio que ocupaba el Batallón de Inteligencia del Ejercito (BIE), en calle García Reyes con Alameda. Un militar que participó en dichas labores clandestinas dice que el alto mando optó, como es usual en estas misiones, por mantener en absoluto secreto las actividades de la nueva unidad de
espionaje. A principios de 1992, relata, las tareas de coordinar el seguimiento telefónico empezaron a depender del Comité Asesor, a cargo de Ballerino. Situado en Bandera 52, las fuentes coinciden en que desde allí se diseñó la operación contra Piñera y se resolvió también el uso que se dio a cada una de las grabaciones a los dirigentes políticos.
Considerado una suerte de "primer ministro" en las sombras, por la oficina de Ballerino desfilaban diputados y senadores de derecha, y su voz se escuchaba en todo tipo de discusiones políticas, tanto en la oposición como en el oficialismo. No era extraño, por ejemplo, verlo comiendo en la casa del entonces presidente de la Cámara, José Antonio Viera-Gallo (PS), junto a otros parlamentarios concertacionistas.
Su gran interlocutor en La Moneda fue el secretario general de Gobierno, Enrique Correa. Ballerino, sin embargo, tenía una ventaja en sus diálogos con el ministro: hasta su oficina -señala un ex agente de inteligencia- llegaban las grabaciones clandestinas que captaban, entre otros lugares, los micrófonos instalados por la unidad de
espionaje en la casa de descanso que Correa tenía en El Quisco.
El mismo uniformado recuerda que dentro del material grabado al que tuvo acceso Ballerino hubo una conversación en que Correa discutía con un dirigente de la Concertación sobre la posibilidad de reducir el 10% del presupuesto del cobre destinado a las FF.AA. Al general le produjo satisfacción escuchar que su frecuente interlocutor insistía en que no era el momento adecuado para plantear un debate público sobre el tema.
Bajo las órdenes de Ballerino estaba su segundo de a bordo, el coronel Waldo Zauritz y más atrás figuraba el mayor Jorge de Ossó, quien según un ex suboficial, fue el nexo permanente entre el Comité Asesor y el capitán Fernando Diez, quien era el jefe de la unidad de
espionaje que operaba en Peñalolén. De Ossó era "el canal técnico", como se denomina en lenguaje castrense al encargado de transmitir la información en una operación confidencial.
En esta estructura, coinciden varias fuentes, además figuraba el coronel Eduardo Covarrubias como "nexo operativo" entre la unidad de inteligencia de la DINE y el Comité Asesor.
Ballerino, Zauritz y De Ossó no respondieron a los llamados de esta revista. Covarrubias, en tanto, dijo que "no tuve ninguna relación con el caso".
#Los espías de Peñalolén
De acuerdo a la versión entregada a Qué Pasa, la unidad de suboficiales a cargo de rastrear llamadas telefónicas funcionaba en el Comando de Telecomunicaciones de Peñalolén. Dentro de la estructura del Ejército, oficialmente el grupo desempeñaba las tareas correspondientes a la Cuarta Compañía de Guerra Electrónica que -según un documento reservado que forma parte de la investigación judicial del Piñeragatese encargaba de interceptar las comunicaciones de las FF.AA.argentinas.
El encargado de formar la unidad fue el capitán Fernando Diez, quien no sólo era un experto en telecomunicaciones. Su currículum también incluía un paso por la CNI y por la DINE. Además, en su hoja de vida destacaba haber tenido contacto personal con Pinochet, ya que había participado en el grupo de avanzada que lo acompañaba en sus salidas a terreno. De hecho, la hoja de vida militar de Diez contiene una felicitación firmada por el propio ex gobernante con fecha 27 de abril de 1990.
Según los ex uniformados que estuvieron en Peñalolén, el capitán llegó a ese recinto en marzo de 1992, para seleccionar al equipo que estaría a su cargo, el que quedó conformado por 10 suboficiales; entre otros, Omar Piña Saldaña, Ricardo Loyola Sepúlveda, Esteban Guzmán Parra y Atilio Muñoz Valenzuela. Al iniciar sus labores, Diez justificó la misión señalándoles que "era un trabajo necesario para que el comandante en jefe tuviera todos los elementos de juicio en la relación cívico-militar".
La unidad se abocó a rastrear día y noche las llamadas de los dirigentes más importante de la época. La orden era buscar cualquier información política o que involucrara su vida privada. El primer turno ingresaba a las 8.30 y se retiraba a las 17.30. Luego venía el segundo, de 17.30 a 8.00.
Se les habilitaron dos salas especiales dentro del mismo pabellón blanco donde funcionaba la Cuarta Compañía de Guerra Electrónica.En la puerta de entrada -que se mantenía siempre cerrada- había un triángulo rojo que advertía sobre la prohibición de ingresar.
Dentro de estas oficinas había cuatro sillas frente a dos mesas adosadas a la pared. Sobre ellas -detalla un ex suboficial- estaba el equipo receptor marca Icom modelo AOR2000, de color gris, que captaba las señales de los teléfonos celulares. Premunidos de audífonos, los operadores debían esperar en ocasiones varias horas antes de grabar una conversación que pudiese interesar al Comité Asesor. Identificar las voces no siempre era fácil.Por eso, recibieron desde el Comité Asesor una lista con los nombres y apodos de todos los parlamentarios y de los ministros del presidente Aylwin.
Cuando los suboficiales lograban interceptar la conversación de un dirigente político, echaban a andar una grabadora que utilizaba casetes normales de 60 minutos, marca Maxell. Luego, el capitán Diez indicaba cuáles cintas se debían transcribir. Uno de los operadores cuenta que tenían la exigencia de copiar íntegramente los diálogos, consignando los saludos, los silencios, e incluso expresiones como la "¿y?" de una conversación.
Los suboficiales señalan que el material se enviaba todos los días al Comité Asesor. En la mañana un militar viajaba en micro hasta Bandera 52 para llevar las transcripciones, que iban en un sobre café y estaban acompañadas de una breve nota firmada por el capitán Diez. La "comunicación breve", como se denominaba dentro del pelotón de
espionaje, consignaba el tema de la conversación interceptada y la hora y la fecha de ella. Estaba dirigida a "usía", expresión que en la institución castrense se emplea para comunicarse por escrito con un coronel o un general. El mensajero que Diez enviaba -asegura uno de sus ex subordinados- tenía la orden expresa de entregar los documentos al coronel Zauritz.
No siempre las grabaciones alcanzaban a ser transcritas. Cuando una conversación preocupaba urgentemente al Comité Asesor, el mayor De Ossó tomaba un jeep para trasladar personalmente las cintas al centro de Santiago, aunque -según un suboficial- generalmente se replicaba una copia que guardaba el capitán Diez en un clóset con llave que tenía en su oficina. Acostumbraba -dice la misma fuente- a ordenarlas en grupos de a 10 y las envolvía en un papel sobre el cual escribía con lápiz pasta los nombres de los políticos fichados en las conversaciones.
Entre los numerosos dirigentes que ex uniformados de Peñalolén recuerdan haber grabado están personeros de derecha como Andrés Allamand, Alberto Espina y Ricardo Rivadeneira. O de la Concertación como los entonces ministros Patricio Rojas, Enrique Silva Cimma, René Cortázar, Alejandro Foxley y los parlamentarios Andrés Zaldívar y Jorge Schaulsohn. Incluso hablan de haber interceptado las conversaciones privadas del presidente Aylwin.
#La cinta de Piñera
"Lo único que tengo es algo de Piñera", le dijo el suboficial Ricardo Loyola Sepúlveda al capitán Fernando Diez en la mañana del lunes 17 de agosto de 1992.
La grabación la había hecho un día antes, la mañana del domingo 16, mientras cumplía su turno de fin de semana en el comando de Peñalolén. Por la tarde había transcrito la conversación entre el senador y Pedro Pablo Díaz. Según recuerda uno de sus subalternos, cuando Diez leyó el documento escrito por Loyola ordenó de inmediato: "Esto se va para abajo", en alusión a Bandera 52. Minutos más tarde, el coronel Zauritz ya tenía en sus manos el documento confidencial, según recuerda una persona que estaba en Bandera 52 en ese momento.
Un importante ex uniformado asegura que el martes 18 comenzó a prepararse en el Comité Asesor la operación contra Piñera que consistía en hacer pública la cinta de su conversación. Al capitán Diez se le ordenó concentrar a sus hombres exclusivamente en el empresario. Y así se hizo día y noche durante varios días de esa semana. Según uno de los presentes en la reunión que sostuvo el comité ese martes 18, la idea fue disponer de más antecedentes que complicaran al senador, para así mantener el control en el conflicto que se preveía venir cuando se hiciera pública la escucha ilegal a Piñera.
De acuerdo a versiones de ex militares, Diez habría recibido la orden de entregar la cinta a Evelyn Matthei de parte del coronel Eduardo Covarrubias. El capitán la llamó por teléfono la mañana del 23 de agosto de 1992 y acordaron reunirse más tarde en el café Copellia de Providencia con Lyon. Entonces, el militar le mostró el contenido de la cinta, dejó en su poder la grabación y se despidió de ella identificándose con su nombre y con su grado, tal como se lo habría ordenado Covarrubias, que seguía la lógica del Comité Asesor: la idea era darle seguridad a Matthei sobre la credibilidad de la cinta.
La grabación que recibió la entonces diputada había pasado por dos ediciones. La conversación original duraba cerca de 10 minutos.Los primeros cortes se hicieron en Bandera 52. Los últimos, que la redujeron a los 2:30 minutos que el empresario Ricardo Claro dio a conocer en Megavisión, los habría realizado Diez.
Piñera siempre atribuyó a Ballerino la operación en su contra y una vez se lo enrostró directamente cuando se encontraron frente a frente.
#La incineración
Esa misma noche -el 23 de agosto- estalló el escándalo a través de Megavisión. En las semanas siguientes, Piñera congeló su campaña presidencial para dedicarse únicamente a indagar el complot.Por medio de una intensa investigación paralela, logró llegar a Evelyn Matthei, quien el 7 de noviembre asumió públicamente que había sido la receptora de la cinta. Guardó silencio durante 76 días. De ahí a que apareciera un uniformado faltaba sólo un paso.
Alertado de la confesión de Matthei, entró en escena el general Ballerino. A su casa acudieron la entonces diputada y otro involucrado, Francisco Ignacio Ossa, quienes identificaron a Diez como el oficial que había entregado la grabación.
Según recuerdan ex suboficiales, todos los militares llamados a declarar fueron instruidos respecto de la versión que debían entregar. La Auditoría General del Ejército (AUGE), encabezada por el general Fernando Torres Silva, se puso en contacto con ellos para diseñar el tenor de su relato. Quien se encargó de supervisar directamente esa operación fue el coronel Enrique Ibarra, el segundo del AUGE. Se les dijo que debían negar que alguna vez se hubiese grabado a civiles y que desconocían lo que había hecho el capitán Diez. Pero, según ellos, la tarea no fue tan fácil: durante una de las lecciones de adoctrinamiento el oficial Nicolás Vidal Orellana -quien no tuvo participación directa en los hechos pero sí sabía del modus operandi de la unidad- planteó la posibilidad de admitir la verdad. El coronel Ibarra reaccionó ofuscado ante ese peligroso planteamiento, pero el incidente fue superado minutos más tarde.
En cuanto a Diez, el Ejército filtró a la prensa la versión de que su confesión fue dramática y que se había dado cabezazos contra la pared ante la presión. El general Carlos Krumm, por ejemplo, declaró en el expediente judicial que en ese momento el capitán exclamó: "Mi general, fui yo. Cometí una gran estupidez".El general Ricardo Contreras, quien se desempeñaba como jefe del Comando de Telecomunicaciones, consignó que Diez "se acercó para abrazarme y expresar lo siguiente: Le mentí, le fallé, mi general". La estrategia buscaba convencer a Evelyn Matthei de que el capitán había actuado solo. Por eso, la instrucción que se le ordenó fue que aparentara una férrea resistencia antes de admitir su responsabilidad. Finalmente fue procesado, pero no recibió ninguna sanción penal y fue dado de baja.
Días después de destaparse la participación del capitán en el Piñeragate, llegó hasta Peñalolén uno de los militares más cercanos a Pinochet: el general Guillermo Garín, entonces inspector general, con el supuesto objetivo de realizar una investigación interna solicitada por el comandante en jefe. Algunos de los ex uniformados que estaban en esa unidad, dicen que Garín más bien se abocó a eliminar cualquier documento que complicara a la institución."Eso es falso. Yo fui al lugar y revisé la documentación pero no constatamos nada excepcional", dice hoy el general (r). Él redactó el informe que Patricio Aylwin nunca pudo conocer: cuando el mandatario se lo pidió a Pinochet en diciembre de 1992, éste le dijo que el documento había sido incinerado.l
---
DESTACADO
#Cuando los suboficiales lograban interceptar la conversación de un dirigente político, echaban a andar una grabadora que utilizaba casetes normales de 60 minutos, marca Maxell. Luego, el capitán Diez indicaba cuáles cintas se debían transcribir. Uno de los operadores cuenta que tenían la exigencia de copiar íntegramente los diálogos, consignando los saludos, los silencios, e incluso expresiones como la "¿y?" de una conversación.
-
#En estas dependencias del Comando de Telecomunicaciones de Peñalolén funcionó la unidad de
espionaje político entre marzo y noviembre de 1992. Eran 10 suboficiales a cargo del capitán Fernando Diez.
---
LECTURA DE FOTO
---
RECUADRO
-
#Cronología: la transición y el Piñeragate
11/03/1990: Patricio Aylwin asume la Presidencia de la República, y Augusto Pinochet se mantiene en la Comandancia en Jefe del Ejército, inamovible por un período de ocho años.
25/04/1990: Se constituye, oficialmente, en La Moneda la Comisión Nacional de Verdad y Reconciliación. Presidida por el abogado Raúl Rettig, tiene la misión de investigar las muertes y desapariciones ocurridas durante el gobierno militar.
Agosto de 1990: El presidente Aylwin recibe en su escritorio las fotocopias de tres cheques por 971 millones de pesos pagados por el Ejército, en enero de 1989, a Augusto Pinochet Hiriart, el hijo mayor del comandante en jefe.
19/12/1990: Ante la presión del gobierno para que Pinochet renuncie a la Comandancia en Jefe por el caso "pinocheques", se produce el llamado "ejercicio de enlace", el más complejo episodio en las relaciones cívico-militares en los comienzos de la transición.
8/01/1991: El presidente Aylwin recibe los seis tomos del Informe Rettig en una ceremonia en La Moneda.
5/12/1991: En medio de las tensas relaciones entre el Ejército y La Moneda, el embajador de EEUU en Chile, Charles Gillespie, le comunica al presidente Aylwin que un embarque chileno de armas con destino a Croacia ha sido detenido en Budapest. Estalla así el caso del tráfico de armas.
16/08/1992: Utilizando un receptor de llamadas telefónicas, desde el Comando de Telecomunicaciones de Peñalolén se intercepta y graba una conversación en que el candidato presidencial Sebastián Piñera da instrucciones a Pedro Pablo Díaz para que un periodista cuestione públicamente a Evelyn Matthei.
23/08/1992: En la mañana, el capitán Fernando Diez le entrega el casete con la conversación de Piñera a Evelyn Matthei. Esa misma noche el propietario del canal Megavisión, Ricardo Claro, detona el escándalo al revelar la conversación en medio del programa "A eso de "
7/09/1992: Golpeado por el escándalo, Piñera anuncia que congela su candidatura presidencial.
28/091992: La Corte Suprema designa a Alberto Chaigneau como ministro en visita.
7/11/1992: Evelyn Matthei confiesa públicamente que conocía la cinta con anterioridad a su difusión por Ricardo Claro. Un día después admite que ella recibió la cinta personalmente.
9/11/992: Según la versión que consta en el expediente, el capitán Fernando Diez confiesa ante el general Carlos Krumm que es el único responsable de la grabación y que ésta fue realizada de manera casual y sin el conocimiento de sus superiores.
24/11/1992: El comandante en jefe del Ejército, Augusto Pinochet, cede ante la presión del gobierno y acepta pasar a retiro al general Ricardo Contreras, jefe del Comando de Telecomunicaciones, por ser el superior jerárquico del capitán Diez. Según comprobó Qué Pasa, la responsabilidad de Contreras se limitó a encubrir el
espionaje que se realizaba por orden del Comité Asesor.
16/12/1992: El ministro Chaigneau se declara incompetente, traspasando el caso a la justicia militar y encargando reo a Diez por infracción a la Ley de Telecomunicaciones.
30/01/1993: Tras 141 días de arresto, el capitán Diez sale en libertad.
---
RECUADRO
-
#Los militares involucrados
#General Jorge Ballerino
En 1992 era la principal figura del Comité Asesor y el general más cercano y de mayor influencia política sobre Pinochet. Habría sido uno de los articuladores de las labores de
espionaje y el cerebro de la estrategia para anular la candidatura presidencial de Piñera. Pasó a retiro en 1993.
-
#Coronel Waldo Zauritz
Segundo hombre del Comité
Asesor, Zauritz era -según tres ex uniformados- quien recibía las transcripciones de las "escuchas" que se efectuaban en Peñalolén.Después del "Piñeragate" fue ascendido a general, y pasó a retiro en 2003, debido al escándalo de
espionaje del consulado argentino en Punta Arenas.
-
#Coronel Eduardo Covarrubias
Versiones de ex militares indican que le habría dado al capitán Fernando Diez la orden de entregar la grabación de Piñera a la entonces diputada Evelyn Matthei. Tiempo después fue ascendido a general, y estuvo a cargo de la Tercera División de Ejército.Pasó a retiro en 1998.
-
#Mayor Jorge de Ossó
Era el nexo entre el Comité Asesor, que dirigía Ballerino, y el capitán Fernando Diez. Experto en inteligencia, no fue sometido a ninguna medida disciplinaria por el escándalo de
espionaje.Tras el caso fue trasladado al Regimiento de Peldehue y sólo años después fue pasado a retiro.
-
#General Guillermo Garín
Inspector general del Ejército en 1992, fue designado por Pinochet para investigar la grabación de Piñera. Su conclusión fue que el capitán Diez actuó solo y sin conocimiento de sus superiores.Aunque Garín lo desmiente, una versión señala que ordenó eliminar los documentos de la unidad de
espionaje de Peñalolén.
-
#General Fernando Torres y coronel Enrique Ibarra
Primer y segundo hombre, respectivamente, de la Auditoría General del Ejército. Habrían sido los encargados de instruir a Diez y a los suboficiales de su equipo respecto de la "versión" que debían declarar ante la justicia. Ambos fueron pasados a retiro en 1999.
---
RECUADRO
-
#El diálogo que difundió Mega
Esta es la versión del diálogo que sostuvieron Sebastián Piñera y Pedro Pablo Díaz el 16 de agosto y que se dio a conocer el 23 de ese mes en "A eso de..." . Pero no es la conversación original, que en realidad duró 10 minutos y fue editada, primero por el Comité Asesor y luego por Fernando Diez.
Sebastián Piñera: De todo lo que dice después le tienen que contradecir, huevón ¿Ah? ¿Divorcio? Que está preparada, que hable más en contra del divorcio. Que está preparada, que no está preparada. Después una cuestión la podís decir tú. Hace dos años atrás, cierto
Pedro Pablo Díaz: Qué, pu'
Piñera: (inentendible) Lo que yo digo que trate a esta mina de ofuscarla. ( )ahora lo que pueden tratar de meterle es el síndrome, cierto, de una huevá, débil, inestable. Que va p'allá, que va p'acá, que pega tiros p'acá, pero con suavidad. No pueden transformar a la Matthei en víctima.
Díaz: Exactamente.
Piñera: Le puede decir, por ejemplo, mire, todo el país conocía una de las características, cuando su papá era comandante en jefe que decía una cosa, que después se contradecía, pero nadie nunca sabía qué diablos pensaba, porque decía diez cosas distintas en 10 minutos. Da la impresión que esto también se extiende a usted. ¿Por cierto, no?¿Ah? y ahí le puede tirar la cosa del divorcio, si está preparada o no está preparada, si en 30 segundos se da vuelta de carnero ¿pero cuáles?...¿Me entiendes o no?
Díaz: Bueno, voy a repasar con el "pelao" al tiro. Voy a cortarte y voy a llamar al "pelao".
Piñera: Pero tiene que hacerlo bien hecho, tiene el ejemplo del divorcio, tiene el ejemplo de si está preparada, tiene el ejemplo también ¿qué otra cuestión?
Díaz: La catolicidad. De si es católica y no va a misa, o sea dejarla en contradicción. Usted dijo que su papá se había convertido al catolicismo con la venida de Juan Pablo II.
Piñera: Después dijo que es luterano
Díaz: Y ahora dice que es luterano. Ella dice que es católica y no va a misa, ¿cómo es la huevá?
Piñera: La gracia es que trate elegantemente de dejarla como una cabrita, despistada, que está dando palos de ciego.
Díaz: Claro, no víctima, por ningún motivo.
Piñera: Pero no una víctima Usted no cree que es mejor que se prepare más No cree que es mejor que tenga una cosa más sólida, que piense más, que medite más, antes de pretender un cuento en que además mucha gente cree que la están utilizando. ¿Cachái o no?.
Díaz: Exactamente. Y déjame decirte que el "pelao" está dispuesto.Me dijo voy a ser muy la voy a acorralar a esta huevona.
Piñera: La gracia sería hacerlo con muy buen tono, ¿cachái o no?
Díaz: Claro.
Piñera: No ponerla en víctima. Así como decir "oye, Evelyn, mira", como si fuera muy amigo. Como que le están dando un consejo.Sabís qué, mejor, huevón, deja esta huevá. ¿Cachái o no?. No hay nada peor que el consejo, y capaz que la otra, cierto, va a tener que responder que es corajuda y chucha la mujer ¿cachái o no?. ¿Okey?
Díaz: Okey, tira p' arriba.
Es posible que tu navegador no permita visualizar esta imagen.
Medio: QUE PASA
Autor: Por Claudia Farfán M
2006-10-06

1 comentario:

M Chaos dijo...

Yo leí este reportaje cuando apareció en la "Qué pasa". Recuerdo que el tema me pareció súper interesante, la investigación muy acabada, sin embargo el estilo me mató de lata, es demasiado formal, está escrito de forma muy lejana, uno no logra engancharse.
Quizá sea por eso que ahora cuando me encontré con el texto aquí no fui capaz de (Re)leerlo...

*kissu*
Rebeca Fuentes