Javier Barón, Rafael Campallo y Alberto Sellés bailaron por derecho en La Bienal de Flamenco, ante un público entregado de principio a fin.
Web Revista La Flamenca. Luis M. Pérez. Sevilla (Teatro Lope de Vega). 21/9/2016. Archivo Fotográfico: La Bienal de Flamenco. Fotógrafo Óscar Romero
Dicen que no hay dos gotas iguales en el mar. Anoche nos bañamos en tres océanos nacidos de una misma gota, la mismita esencia del baile flamenco, que un aprendiz de brujo derramó travieso sobre la tarima del teatro sevillano Lope de Vega. Dos maestros y un discípulo, la misma escuela, el mismo concepto que hace unos días nos desgranaban José Galván y Manolo Marín, los maestros de todos ellos. Tres personalidades distintas, tres edades distantes; un solo baile, el único que no hace ni falta defender porque se reivindica solo.
El título de Inmanencia, vaya tela con el nombrecito, maestro Faustino, hace referencia a la cualidad que todo ser posee intrínsecamente dentro de él, su esencia, en contraposición al término trascendencia. Se podría haber llamado Baile por derecho, y lo habríamos entendido todos sin necesidad de acudir al diccionario.
Con un repertorio clásico y equilibrado, una puesta en escena con alguna pincelada divertida y demasiado sobria las más de las veces, Faustino ha reunido un cuadro sólido y robusto en lo que respecta a la base rítmica musical, imprescindible para un espectáculo de baile. El compás quedaba asegurado por la categoría de Roberto Jaén y el buen hacer de Luis Pérez-Vera. Las guitarras de Miguel Pérez y de Manuel de la Luz aportaron solidez al armazón y, sobre todo, flamencura, cualidad irrenunciable precisamente por el tipo de baile que se quería mostrar. Flojeó el cuadro a veces por el flanco del cante, y es que, si bien tanto Jeromo Segura como Javier Rivera cumplieron de sobra con la urdimbre de la tela, estuvieron lejos de hilar fino y dar los pespuntes certeros que requería el baile de tres figuras de esa categoría.
Francisco Javier Álvarez Rico (Alcalá de Guadaíra, 1963) comenzó a llamarse Javier Barón cuando dejó el Ballet Nacional de España en 1987 para ganar al año siguiente el premio Giraldillo al Baile de la V Bienal de Flamenco de Sevilla, el más prestigioso que existía por aquel entonces para un bailaor. El paso del tiempo ha dejado en sus formas una exquisita pátina de flamenco viejo, conservando la frescura de quien todavía se divierte bailando. Anoche se divirtió de lo lindo el maestro, y demostró ser el más artista de los tres, pues se llevó al público de calle con su gesto aún risueño, su chulería simpática y sacos de buen humor. Estuvo grande en su número de bulerías por soleá, ágiles los pies todavía, y que sea por muchos años.
Cada uno de los tres bailaores tuvo un número en solitario. Otros bailes eran a dúo y los restantes, en grupo. El que protagonizaron Javier Barón y Rafael Campallo por tangos y cantes del Piyayo alcanzó una de las más altas cotas. También Rafael protagonizó junto con el joven Alberto Sellés otro de los momentos cumbres de la noche: las bulerías de Cádiz con todo el cuadro haciendo corro y en el que Roberto Jaén estuvo sembrado haciendo un homenaje tácito al cantaor David Palomar con aquel “¿Se puede? Que estaba yo pensando, ah, que qué difícil es, ah, cantar así con soniquete, ah, y a compás…” Como sería que medio teatro, despistado, se levantó anticipando la ovación del fin de fiesta.
Es Rafael Campallo (Sevilla, 1974) un bailaor de grandísima técnica, elegante y de facultades portentosas y, a veces, un poco efectista. Su baile por alegrías destacó en muchos momentos, aunque en otros sobraron detalles innecesarios de cara a la galería. Por seguiriyas, su baile en solitario, anduvo aseado aunque sin emocionar.
Emoción y mucho arte transmitió Alberto Sellés (San Fernando, 1991). Le tocó al sobrino bisnieto del gran Aurelio Sellé poco menos que abrir el espectáculo en solitario, por delante de sus dos maestros. Ante tanta responsabilidad, no se arredró el cañaílla. Más bien levantó los brazos por encima de su menuda figura y, componiendo una estampa para el futuro Museo del Flamenco, ése que nunca llega, tomó del talle a la petenera y la paseó por toda la escena con el rictus fúnebre en su semblante. Por bulerías de su tierra echó mano de frescura y picardía, llevándose los oles enredados a sus rizos, esos ojos profundos tienen más edad que la cara que los lleva. Baile clásico y elegante, como el de su maestro Campallo, y perfeccionado en el Ballet Flamenco de Andalucía bajo la atenta mirada de Rafaela Carrasco. En las cantiñas estuvieron muy bien los tres, aunque no es un baile que gane nada con coreografías, sino que se hace grande precisamente cuando triunfa la espontaneidad.
Ficha artística
Espectáculo: “Inmanencia” /La Bienal de Flamenco de Sevilla/ Lugar y fecha: Teatro Lope de Vega. 20/9/2016
Baile: Javier Barón, Rafael Campallo y Alberto Sellés
Guitarras: Miguel Pérez y Manuel de la Luz
Cante: Jeromo Segura y Javier Rivera
Palmas: Roberto Jaén y José Luis Pérez-Vera
Dirección artística y escénica: Javier Barón
Guion y dirección musical: Faustino Núñez