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reducir a uno totalmente al otro. En nuestra poca ecolgica presente esta compleja
comprensin (compleja porque abarca dialcticamente las relaciones entre la parte y el
todo, el sujeto y el objeto), se convierte en un elemento indispensable en toda transicin
social racional.
Marx y el metabolismo universal de la naturaleza
Para entender esto en forma ms completa a las dimensiones ecolgicas reales del
pensamiento de Marx. El uso del concepto del metabolismo por ste en su obra no fue
simplemente (ni siquiera principalmente) un intento de resolver un problema filosfico
sino ms bien una tentativa de fundamentar su crtica de la economa en forma
materialista en una comprensin de las relaciones entre los seres humanos y la naturaleza
procedente de la ciencia natural de su poca. Era algo central para su anlisis de la
produccin de valores de uso y el proceso de trabajo. Fue a partir de esta metodologa que
Marx iba a desarrollar su principal crtica ecolgica, la de la fractura metablica, o, tal
como l mismo lo seal, un desgarramiento insanable en la continuidad del
metabolismo social, prescrito por las leyes naturales de la vida[xiv].
Esta perspectiva crtica fue consecuencia natural de las contradicciones histricas en la
agricultura industrial del siglo XIX y la consecuente revolucin en la qumica agrcola,
particularmente en la comprensin de las propiedades qumicas de la tierra, durante este
mismo perodo. En la qumica agrcola, Justus von Liebig en Alemania y James F. W.
Johnston en Gran Bretaa hicieron fuertes crticas por la prdida de los nutrientes de la
tierra desde principios hasta mediados del siglo XIX debido a la agricultura capitalista,
culpando especialmente a la agricultura intensiva britnica. En efecto, esto se extendi al
robo de tierras de algunos pases por parte de otros.
En los Estados Unidos, figuras como uno de los primeros planificadores
ambientalistas, George Waring, en su anlisis del despojo de la tierra en la agricultura, y
el economista poltico Henry Carey, quien estaba influenciado por Waring, hicieron
hincapi en que el alimento y la fibra, que contienen los constituyentes elementales de la
tierra, estaban siendo transportados a largas distancias en un movimiento en un solo
sentido del campo a la ciudad, dando lugar a que la tierra perdiera sus nutrientes, que
tuvieron que ser reemplazados por fertilizantes naturales (y posteriormente sintticos). En
su gran obra de 1840, Organic Chemistry and its Application to Agriculture and Physiology
(Qumica orgnica y su aplicacin a la agricultura y a la fisiologa), Liebig haba diagnosticado
que el problema se deba al agotamiento del nitrgeno, el fsforo y el potasio, pues estos
nutrientes esenciales de la tierra iban a parar a las ciudades cada vez ms pobladas, donde
contribuan a la contaminacin urbana. En 1842, el qumico agrcola britnico J. B. Lawes
desarroll un medio para hacer solubles a los fosfatos y construy una fbrica para
producir sus superfosfatos en el primer paso para la creacin de fertilizantes sintticos.
Pero durante el siglo XIX, la mayora de los pases dependan casi totalmente de los
fertilizantes naturales para restaurar la tierra.
Fue durante este perodo de agravamiento de las dificultades en la agricultura, debido al
agotamiento de los nutrientes de los suelos, que Gran Bretaa fue la pionera en el arrebato
a escala mundial de los fertilizantes naturales, incluyendo, como lo seal Liebig, el
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sino socavando, al mismo tiempo, los dos manantiales de toda riqueza: la tierra y el trabajador
[xix].
Citando a Liebig, Marx destac el carcter global de esta fractura en el metabolismo entre
la naturaleza y la sociedad, argumentando, por ejemplo, que desde hace siglo y medio
Inglaterra exporta indirectamente el suelo de Irlanda sin otorgar a sus cultivadores ni siquiera
los medios para reemplazar los componentes de aquel [xx]. E incorpor a su anlisis un
llamado a la sustentabilidad, es decir, la preservacin de toda la gama de condiciones
permanentes de la vida que exige la cadena de las generaciones humanas. En su
definicin ms exhaustiva de la naturaleza de la produccin bajo el socialismo afirm: La
libertad, en este terreno, slo puede consistir en que el hombre socializado, los productores
asociados, regulen racionalmente ese metabolismo suyo con la naturaleza ponindolo bajo su control
colectivo () con el mnimo empleo de fuerzas y bajo las condiciones ms dignas y adecuadas a su
naturaleza humana [xxi].
Durante la ltima dcada y media los investigadores ecolgicos han utilizado la
perspectiva terica del anlisis de Marx sobre la fractura metablica para estudiar las
contradicciones capitalistas que se desarrollan en una amplia variedad de reas: los lmites
del planeta, el metabolismo del carbono, el agotamiento del suelo, la produccin de
fertilizantes, el metabolismo ocenico, la explotacin indiscriminada de la pesca, la
desforestacin, la utilizacin de los incendios forestales, los ciclos hidrolgicos, la
megaminera a cielo abierto, la cra de ganado, los agro-combustibles, la apropiacin de
tierras a nivel mundial, y la contradiccin entre la ciudad y el campo [xxii].
Sin embargo, una cierta cantidad de crticos de izquierda recientemente han objetado
tericamente a esta visin. Una de esas crticas sugiere que el punto de vista de la fractura
metablica cae en un dualismo cartesiano, en el que se conciben en forma dualista a la
naturaleza y la sociedad como entidades distintas o independientes [xxiii]. Por
consiguiente, se considera que dicho punto de vista viola los principios del anlisis
dialctico. Una crtica relacionada con estas objeciones acusa de no reflexivo al mismo
concepto de una fractura en el metabolismo entre la naturaleza y la sociedad, pues niega
la reciprocidad dialctica del medio ambiente biofsico [xxiv]. Otros ms han sugerido
que la realidad de dicha fractura en s genera tambin una fractura epistmica o una
visin dualista del mundo, que termina contagiando a la teora del valor de Marx,
hacindole minimizar a las relaciones ecolgicas en sus anlisis [xxv].
Es importante subrayar aqu que la teora de la fractura metablica en Marx, tal como se la
expone comnmente, es una teora de la crisis ecolgica, de la fractura de lo que para l
era la permanente dependencia de la sociedad humana respecto de sus condiciones de
existencia orgnica. Esto representaba, en su opinin, una contradiccin insuperable,
asociada a la produccin mercantil capitalista, cuyas plenas implicancias, sin embargo,
slo pueden comprenderse con una teora ms amplia, la del metabolismo entre la
naturaleza y la sociedad.
Para explicar el vasto mbito natural en el que haba surgido la sociedad humana, y en el
que exista necesariamente, Marx emple el concepto del metabolismo universal de la
naturaleza. La produccin mediaba entre la existencia humana y este metabolismo
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[xxxvi]. El concepto de ecosistema mismo tuvo su origen en este enfoque dialcticosistemtico, en el que el amigo de Marx, E. Ray Lankester, el destacado bilogo
darwiniano en Inglaterra en la generacin posterior a Darwin y un admirador de El capital,
iba a jugar un papel importante. Lankester introdujo primero la palabra aecologa en
ingls en 1873, en la traduccin que supervis de History of Creation, de Ernst Haeckel.
Luego desarrollo un complejo anlisis ecolgico, comenzando en la dcada de 1880, bajo
su propio concepto de bionomics, un trmino considerado como sinnimo de ecologa.
Fue un discpulo suyo, Arthur Tansley, quien, influenciado por los estudios bionmicos de
su maestro (y por la temprana teora de los sistemas del matemtico marxista britnico
Hyman Levy), iba a presentar el concepto del ecosistema como una explicacin
materialista de las relaciones ecolgicas en 1935 [xxxvii].
En el siglo XX el concepto de metabolismo se iba a convertir en la base de la ecologa de
sistemas, particularmente en la obra transcendental de Eugene y Howard Odum. Fue
Howard Odum, como explica Frank Golley en su libro A History of the Ecosystem Concept in
Ecology, quien fund un mtodo de estudiar la dinmica de [eco] sistemas midiendo ()
la diferencia de insumo y producto, bajo condiciones de equilibrio estacionario, para
determinar el metabolismo de todo el sistema. Basado en la obra fundacional de los
hermanos Odum, ahora se usa el metabolismo para referirse a todos los niveles biolgicos,
comenzando con la clula individual y terminando con el ecosistema (y ms all de eso el
sistema terrestre). En sus posteriores intentos de incorporar a la sociedad humana en esta
amplia teora de sistemas ecolgicos, Howard Odum iba a basarse en gran medida en la
obra de Marx, particularmente en el desarrollo de una teora de lo que llam
ecolgicamente intercambio desigual, enraizado en el capitalismo imperial [xxxviii].
Ciertamente, si volviramos hoy al tema original en Marx del metabolismo humano-social
y el problema del ciclo nutriente de la tierra, considerndolo desde el punto de vista de la
ciencia ecolgica, el argumento sera el siguiente. Los organismos vivientes, en sus
interacciones normales entre s y el mundo inorgnico, obtienen constantemente nutrientes
y energa del consumo de otros organismos, o, para las plantas verdes, a travs de la
fotosntesis y absorcin de nutrientes de la tierra, que son transmitidos luego a otros
organismos en una compleja red alimentaria en la que los nutrientes son reciclados
hasta acercarse al sitio donde se originaron. En el proceso la energa extrada es consumida
en el funcionamiento del organismo aunque finalmente queda una porcin en la forma de
materia orgnica difcil de descomponer. Las plantas estn constantemente
intercambiando productos con la tierra a travs de sus races, tomando nutrientes y
entregando compuestos ricos en energa, lo que produce una activa zona microbiolgica
cercana a las races. Los animales que comen plantas u otros animales, generalmente usan
solo una pequea fraccin de los nutrientes que comen y depositan el resto como heces y
orina en las cercanas. Cuando mueren, los organismos del suelo usan sus nutrientes y la
energa contenida en sus cuerpos. Las interacciones de los organismos vivos con la materia
(mineral o viva o previamente viva) son tales que generalmente afectan solo levemente al
ecosistema y los nutrientes se reciclan y se acercan adonde originalmente se haban
obtenido. Tambin en una escala temporal geolgica, el deterioro de los nutrientes
encerrados en minerales los hace disponibles para el uso de futuros organismos. De este
modo, los ecosistemas naturales normalmente no se degradan debido al agotamiento de
nutrientes o la prdida de otros aspectos de ambientes saludables, como los suelos
productivos.
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crtica ecolgica. El motivo por el que esta historia es tan desconocida puede remontarse a
la tendencia del marxismo occidental a descartar todo lo escrito por quienes (aun siendo
cientficos prominentes) profundizaron en la dialctica de la naturaleza --salvo quizs
como recordatorios de diversos absurdos y capitulaciones (el ms notable es el caso
Lysenko en la Unin Sovitica) [xlii]. Aqu nos estamos refiriendo a figuras crticas tan
importantes, en el contexto britnico, como Levy, Christopher Caudwell, J. D. Bernal, J. B.
S. Haldane, Joseph Needham, Lancelot Hogben, y Benjamin Farrington --junto a otros, no
marxistas, materialistas y socialistas, como Lankester y Tansley [xliii]. Despus veremos
una crtica ecolgica en desarrollo, que se basa en parte en Marx, emergiendo en la obra de
pensadores tales como Howard Odum, Barry Commoner, Richard Levins, Richard
Lewontin, y Steven Jay Gould [xliv]. Aunque los pensadores de la Escuela de Frankfurt
han hecho notables observaciones sobre la dominacin de la naturaleza por la
dialctica de la ilustracin, as como tambin sobre los efectos ambientales negativos de
la tecnologa industrial moderna, no fue de all, sino ms bien de las tradiciones ms
firmemente materialistas y cientficas, que surgieron las principales contribuciones
socialistas al pensamiento ecolgico [xlv].
Hoy estamos avanzando inmensamente en nuestra comprensin crtica de la fractura
ecolgica. El enfoque metablico de Marx a la relacin naturaleza-sociedad ha sido
adoptado ampliamente en el seno del pensamiento ambientalista, aunque pocas veces se
incorpora la crtica dialctica completa de la relacin del capital que representaba su
propia obra. En las ltimas dos dcadas se ha desarrollado una tradicin investigadora
interdisciplinaria sobre el metabolismo industrial, centrada en los flujos materiales
asociados con las reas urbanas. Como lo seal a fines de la dcada de 1990 Marina
Fischer-Kowalski, fundadora del Instituto de Ecologa Social en Viena y prestigiosa
representante hoy de los anlisis de flujos materiales, el metabolismo se ha convertido en
una estrella conceptual en ascenso en el pensamiento socio-ecolgico. Dentro de los
fundamentos de la teora social del siglo XIX agreg, fueron Marx y Engels quienes
aplicaron el trmino metabolismo a la sociedad [xlvi].
En las ciencias sociales cada vez se comprende ms a la crisis ecolgica global, en materia
de la industrializacin, como la relacin humana-metablica con la naturaleza, a expensas
de los ecosistemas del mundo, que socava las propias bases de la sociedad. Los
economistas ecolgicos crticos han utilizado el concepto marxiano del metabolismo
social (tambin se lo denomina en ocasiones metabolismo socio-ecolgico) para seguir
toda la historia de los entrecruzamientos humanos-naturales, junto a las condiciones de
inestabilidad ecolgica en la actualidad. Esto ha llevado a analizar los modos de
produccin como regmenes socio-metablicos sucesivos, as como tambin a exigir una
transicin socio-metablica [xlvii]. Mientras tanto, una relacin ms directa con la teora
marxiana de la fractura metablica con la crtica de la sociedad capitalista ha permitido a
otros investigadores en sociologa ambiental a explorar en formas incisivas, histricoempricas a toda una gama de problemas ecolgicos, extendindose a cuestiones de
intercambio ecolgico desigual o del imperialismo ecolgico [xlviii].
Por supuesto, gran parte de estas obras tiene sus races en el reconocimiento de que el
mundo est atravesando lmites planetarios cruciales definidos a partir de las
condiciones de la poca del holoceno que impulsaron a la civilizacin humana. Este
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enfoque crtico fue utilizado por primera vez por Johan Rckstrom, del Instituto de
Resiliencia de Estocolmo, y tambin por prestigiosos cientficos climticos, como Hansen.
Aqu la principal preocupacin es lo que podra llamarse la Gran Fractura en la relacin
humana con la naturaleza, debido a que se han atravesado los lmites del sistema terrestre,
asociados con el cambio climtico, la acidificacin de los ocanos, el agotamiento del
ozono, la prdida de la diversidad biolgica (y la extincin de especies), la ruptura de los
ciclos del nitrgeno y el fsforo, la prdida de la capa superior de la tierra, prdida de
fuentes de agua dulce, la utilizacin de aerosoles, y la contaminacin qumica [xlix].
En el Da de la Tierra 2003, la NASA public sus primeras mediciones y mapas
satelitales del metabolismo de la tierra, enfocados en la amplitud con que la vida vegetal
sobre la Tierra estaba fijando al carbono a travs de la fotosntesis. Estos datos tambin
estn siendo usados para monitorear el crecimiento de los desiertos, los efectos de las
sequas, la vulnerabilidad de los bosques, y otras novedades del cambio climtico [l]. Por
supuesto, la cuestin del metabolismo de la tierra est directamente relacionada con la
interaccin humana con el medio ambiente. La humanidad ahora consume una porcin
sustancial de la produccin primaria terrestre global neta a travs de la fotosntesis y esa
porcin est creciendo a niveles insustentables. Mientras tanto, la interrupcin del
metabolismo del carbono mediante la produccin humana est afectando radicalmente
al metabolismo de la tierra de una manera que, si no se cambia, tendr efectos catastrficos
sobre la vida en el planeta, incluyendo a la propia especie humana [li]. As describe James
Hansen las consecuencias potenciales de la Gran Fractura en el metabolismo del carbono
en particular:
El panorama que surgir para la Tierra en algn momento en el futuro distante, si
desenterrramos y quemaron cada combustible fsil es de este modo consistente con una
Antrtida libre de hielos y un planeta desolado sin habitantes humanos. Aunque las
temperaturas en el Himalaya se hayan vuelto seductoras, es dudoso que los muchos
permitiran a los pocos ricos apropiarse de este territorio para ellos o que los humanos
sobreviviran al exterminio de la mayora de las otras especies en el planeta () No es una
exageracin sugerir, basados en la evidencia cientfica disponible, que el resultado de quemar
todos los combustibles fsiles sera que el planeta no solo sera libre de hielos, sino tambin
libre de seres humanos [lii].
Marx y la revolucin socio-ecolgica
Es precisamente aqu, cuando confrontamos la enormidad de la Gran Fractura en el
metabolismo de la tierra, que el enfoque de Marx en el metabolismo de la naturaleza y de
la sociedad se vuelve ms indispensable. Su anlisis destacaba la ruptura por la
produccin capitalista de la condicin natural eterna, esquilmando a la tierra misma
[liii]. Pero su anlisis era nico, en cuanto que apuntaba ms all de las fuerzas de la
acumulacin y la tecnologa (es decir, el proceso de la produccin), a la estructura
cualitativa, del valor de uso de la economa mercantil: la cuestin de las necesidades
humanas y su satisfaccin. El valor de uso natural-material del propio trabajo humano, en
la teora de Marx, resida en su verdadera productividad en relacin con la satisfaccin
genuina de las necesidades humanas. En el capitalismo, afirmaba, este potencial creativo
estaba tan distorsionado que la fuerza de trabajo era vista como til (desde una
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perspectiva capitalista del valor de cambio) solo en la medida en que generaba plusvalor
para el capitalista [liv].
Sin dudas, Marx no pudo estudiar hasta el final todas las consecuencias de esta distorsin
del valor de uso (y de la propia utilidad del trabajo). Aunque plante la cuestin de la
estructura cualitativa del valor de uso de la economa mercantil, en su crtica de la
economa poltica tuvo que dejarla en su mayor parte sin examinar [lv]. En el contexto del
capitalismo de mediados del siglo XIX se supona generalmente que esos valores de uso
que se producan --por fuera de la esfera relativamente insignificante de la produccin de
artculos de lujo-- se adaptaban a las necesidades humanas genuinas. Bajo el capital
monopolista, que comenz en el ltimo cuarto del siglo XIX, y con el surgimiento ms
reciente de la fase del capital financiero monopolista globalizado, todo esto cambi. El
sistema exige crecientemente, simplemente para mantenerse bajo condiciones de
sobreacumulacin crnica, la produccin de valores de uso negativos y la no satisfaccin de
las necesidades humanas [lvi]. Esto implica la alienacin absoluta del proceso de trabajo,
es decir, de la relacin metablica entre los seres humanos y la naturaleza, convirtindola
predominantemente en una forma de despilfarro.
El primero en reconocer este problema de una manera destacada fue William Morris, que
haca hincapi en el crecimiento del capital monopolista y el despilfarro asociado con la
produccin masiva de mercancas intiles y el esfuerzo intil que esto implicaba [lvii].
Morris, haba estudiado atentamente El capital --y especialmente el anlisis del proceso de
trabajo y la ley general de la acumulacin-- subrayaba ms que ningn otro pensador la
relacin directa entre la produccin socialmente despilfarrada y el trabajo socialmente
despilfarrado, extrayendo las consecuencias de esto en lo que respecta a la vida y la
creatividad humanas y el medio ambiente en s. En su conferencia de 1894, improvisada,
Morris afirm:
El otro da o que Mr. Balfour estaba diciendo que el socialismo era imposible porque bajo el
mismo deberamos producir mucho menos que lo que hacemos ahora. Ahora digo que
podramos producir la mitad o un cuarto de lo que hacemos ahora, y sin embargo ser mucho
ms ricos, y en consecuencia, mucho ms felices, que lo que somos ahora; y que al convertir el
trabajo que hacamos, en la produccin de cosas tiles, cosas que todos necesitamos, y que
() rehusarnos a trabajar en la produccin de cosas intiles, cosas que nadie de nosotros, ni
siquiera los tontos quieren () Mis amigos, se emplea a muchsimas personas para producir
puras molestias, como alambres de pa, caones de 100 toneladas, carteles publicitarios para
deformar los verdes campos a lo largo de las vas ferroviarias, etctera. Pero aparte de estas
molestias, a cuntos ms se emplea para hacer mercancas para los ricos, que no tienen
utilidad alguna, salvo para que esos ricos gasten su dinero, como se le dice? y nuevamente,
a cuntos ms se emplea para producir sucedneos miserables para las clases trabajadoras,
porque stas no pueden pagar nada mejor?[lviii].
Otros, incluyendo a Thorstein Veblen a comienzos del siglo XX, y a Paul Baran y Paul
Sweezy en la dcada de 1960, desarrollaran ms an la crtica econmica del despilfarro y
la distorsin de valores de uso en la economa capitalista, sealando al efecto de
interpenetracin, por el cual el empeo por vender penetraba en la propia produccin,
destruyendo todo reclamo de racionalidad que exista en la ltima [lix]. Sin embargo,
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Morris sigui sin ser superado en su nfasis sobre las consecuencias del proceso de
intercambio de mercancas capitalista sobre la naturaleza cualitativa del propio proceso de
trabajo, convirtiendo lo que ya era una fuerza de trabajo explotada en una fuerza que
tambin era utilizada en un esfuerzo intil, no creativo, vaco, que ya no serva para
satisfacer necesidades sociales, sino para dilapidar recursos y vidas.
Es aqu donde la teora marxiana, y en particular la crtica del capital monopolista,
propone una salida de la infinita destructividad creativa del capitalismo. Es a travs de la
politizacin de la estructura del valor de uso de la economa, y su relacin con el proceso
de trabajo y con toda la estructura cualitativa de la economa, que el abordaje dialctico de
Marx en el metabolismo entre la naturaleza y la sociedad asume una forma potente. Los
gastos de los Estados Unidos en reas como la militar, la promocin comercial, la
seguridad pblica y privada, las autopistas, y los artculos de lujo personales suman miles
de billones de dlares por ao, mientras gran parte de la humanidad carece de los
productos bsicos indispensables y de una vida decente, y se est siendo degradando
sistemticamente a la biosfera [lx]. Esto plantea inevitablemente las cuestiones de las
necesidades comunales y los costos ambientales, y sobre todo la necesidad de la
planificacin, si queremos crear una sociedad de igualdad sustantiva, sustentabilidad
ecolgica, y libertad en general.
Por supuesto, no podemos concebir ninguna transformacin de la estructura global de
produccin de valores de uso, sin la auto-movilizacin de la humanidad en un proceso
revolucionario conjunto, uniendo nuestras mltiples luchas. Las contradicciones
ecolgicas y econmicas combinadas del capital en nuestra poca, ms todo el legado
imperialista, nos dicen que la batalla por esa transicin surgir primero en el Sur global, de
lo cual ya hoy tenemos indicios [lxi]. Sin embargo, las condiciones subyacentes son tales
que la reconstitucin revolucionaria de la sociedad debe ser verdaderamente universal en
su alcance y en sus aspiraciones, abarcando al mundo entero y a todos sus pueblos, si la
humanidad quiere apartar al mundo del borde de la catstrofe provocada por la
implacable destructividad creativa del capitalismo. Finalmente, es una cuestin del
metabolismo humano con la naturaleza, que tambin es una cuestin de la produccin
humana, y de la propia libertad humana.
Notas
[*]El artculo ha sido publicado en Monthly Review, Vol. 65, Nro. 7, diciembre de 2013, y
agradecemos al autor, actual director de Monthly Review, por haberlo cedido gentilmente
para su traduccin y publicacin en Herramienta. Tomado de Herramienta No. 15. Junio de
2014.
Traducido
del
ingls
por
Francisco
T.
Sobrino.
Ver:
http://www.herramienta.com.ar/herramienta-web-15/marx-y-la-fractura-en-elmetabolismo-universal-de-la-naturaleza
[**] John Bellamy Foster. Es un editor del Monthly Review. Es autor de Marx's Ecology:
Materialism and Nature y The Vulnerable Planet, y co-editor de Hungry for Proft: The
Agribusiness Threat to Farmers, Food and the Environment, todos publicados por
Monthly Review Press. Nota del autor: Este artculo es una versin ampliada y levemente
alterada de una ponencia bajo el mismo ttulo, presentada en la Conferencia de Marxismo
2013 en Estocolmo, el 20 de octubre de 2013. Ese discurso parta de ideas introducidas en
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[xii] Georg Lukcs, A Defence of History and Class Consciousness: Tailism and the Dialectic.
Londres: Verso. 2003, pp. 96, 106, 113-14, 130-31. El Lukcs tardo reconoci, como Marx,
que el materialismo ms contemplativo, asociado con Epicuro, Bacon, Feuerbach, y la
ciencia moderna pudieron generar descubrimientos genuinos en la ciencia a travs de
procesos de percepcin sensorial y abstraccin racional, particularmente cuando eran
acompaados (como haba subrayado Engels) por la experimentacin. Sin embargo, en
ltima instancia, todo esto estaba relacionado con el desarrollo de las relaciones de
produccin, que transformaron constantemente la interaccin metablica humana con la
naturaleza as como tambin las relaciones sociales. Ver Lukcs, Historia y consciencia de
clase, op. cit., p. xix-xx, y A Defence of History and Class Consciousness, pp. 130-32; John
Bellamy Foster, Brett Clark, y Richard York, The Ecological Rift. Nueva York: Monthly
Review Press. 2010, pp. 229-31. Nota: mi interpretacin de conjunto de la dialctica de
Lukcs ha cambiado un poco desde que se escribi el ensayo citado.
[xiii] Istvn Mszros, Marxs Theory of Alienation. Londres: Merlin Press. 1970, pp. 99-119,
162-65, 195-200, y Ms all del capital. Caracas: Vadell Hnos. 1999, pp. 194-103, 1012-1037.
Mszros usaba la I para indicar industria en lugar que produccin en La teora de la
alienacin de Marx, cuando describe a la estructura conceptual de Marx, para evitar
confundirla con P por propiedad. Pero industria obviamente significa produccin.
[xiv] Marx, Karl, El capital, 3 vv. Trad. de W. Roces. Mxico: Siglo XXI. 1983, p. 1034.
[xv] Ver John Bellamy Foster, Marxs Ecology. New York: Monthly Review Press. 2000, pp.
149-54.
[xvi] Liebig, citado en K. William Kapp, The Social Costs of Private Enterprise. New York:
Shocken Books. 1971, p. 35.
[xvii] Marx, K.; Engels, F., Collected Works, vol. 42. Nueva York: International Publishers.
1975, p. 227.
[xviii] Foster, Marxs Ecology. Op. cit., pp. 155-62.
[xix] Marx, K., El capital. vol. 1. Mxico: Siglo XXI. 1983, pp. 611-13.
[xx] Marx, K., El capital. op. cit. p. 879; Brett Clark and John Bellamy Foster, Guano, the
Global Metabolic Rift and the Fertilizer Trade. En: Alf Homborg, Brett Clark, and
Kenneth Hermele (eds.), Ecology and Power. Londres: Routledge. 2012, pp. 68-82.
[xxi] Marx, K., El capital, vol. 3, p. 1044.
[xxii] Ver Ryan Wishart, The Metabolic Rift: A Selected Bibliography, 16 de octubre de
2013, http://monthlyreview.ort/commentary/metabolic-rift; Foster, Clark, and York, the
Ecological Rift; Paul Burkett, Marxism and Ecological Economics. Boston: Brill. 2006.
[xxiii] Moore, Transcending the Metabolic Rift, 1-2, 8, 11.
[xxiv] Stoner, Sociobiophysicality and the Necessity of Critical Theory, 7. Debemos
sealar que Stoner dirige sus crticas sobre la fractura metablica por su no-reflexividad,
al autor de este artculo, en lugar de criticar directamente a Marx. Y se basa en este
argumento: Debemos ser cuidadosos al atribuir la teora de la fractura metablica a Marx,
pues l no uso esta terminologa, y no pretenda desarrollar una teora basada en dicha
terminologa. Sin embargo, Stoner no da ninguna explicacin (salvo una capciosa
referencia a Adorno) sobre por qu piensa que realmente no existen, o que le han sido
atribuidas falsamente, todas las afirmaciones de Marx sobre el metabolismo de la
naturaleza y la sociedad y la fractura en el metabolismo socio-ecolgico (desde los
Grundrisse en 1857-1858 hasta las Notas sobre Adolph Wagner en 1879-1880).
[xxv] Schneider and McMichael, Deepening, and Repairing, the Metabolic Rift, op. cit.,
pp. 478-82. Estos autores argumentan que la fractura en el metabolismo entre la naturaleza
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Man. Ver E. Ray Lankester, Science From an Easy Chair (Nueva York: Henry Holt, 1913),
373-79.
[xxxv] Schneider and McMichael, Deepening, and Repairing, the Metabolic Rift, 481-82.
Otros han sido an ms crticos, afirmando que el anlisis de Marx no puede ser
considerado ecolgico, porque l no us la palabra ecologa (acuada por Haeckel en
1866 pero no era usada en general durante la vida de Marx y de Engels; de acuerdo al
Oxford English Dictionary, la primera referencia al trmino en ingls, aparte de las
traducciones de la obra de Haeckel, fue en 1893), y debido a que l (Marx) no pudo haber
conocido el desarrollo de las ciencias qumicas, que produjeron PCB, CFC, y DDT. De
Kadt and Engel Di-Mauro, Failed Promise, 52-54.
[xxxvi] Las nociones del sistema tierra sobre los ciclos bio-geo-qumicos y de la biosfera
tuvieron sus orgenes en la obra de los cientficos soviticos V. I. Vernadsky en la dcada
de 1920 y reflejaron el extraordinario desarrollo de la ecologa dialctica en la URSS en el
perodo previo a las purgas, dirigidas contra los ecologistas, en particular en la dcada de
1930. Ver Foster, Marxs Ecology, 240-44.
[xxxvii] Ver Aecology. En: Oxford English Dictionary, T. 2. Oxford: Oxford University
Press. 1971, 1975; Ecology. En: Oxford English Dictionary Online; Ernst Haeckel, The
History of Creation, T. 2, traducido, supervisado y revisado por E. Ray Lankester. Nueva
York: D. Appleton and Co., 1880, pp. 287-387; Arthur G. Tansley, The Use and Abuse of
Vegetational Concepts Terms En: Ecology 16 (1935), pp. 284-307; Foster, Clark and York,
The Ecological Rift, pp. 324-34; Peter Ayres, Shaping Ecology: The Life of Arthur Tansley.
Oxford: John Wiley and Sons. 2012, pp. 42-44.
[xxxviii] Eugene P. Odum, The Strategy of Ecosystem Development. En: Science 164
(1969): pp. 262-70; Frank Benjamin Golley, A History of the Ecosystem Concept in Ecology.
New Haven: Yale University Press. 1993, p. 70; Howard T. Odum and David Scienceman,
An Energy Systems View of Marxs concepts of Production and Labor Value En: Emergy
Synthesis 3: Theory and Applications of the Emergy Methodology, Proceedings from the Third
Biennial Emergy Conference. Gainesville: Florida, enero 2004. Gainesville, FL: Center for
environmental Policy. 2005, pp. 17-43; Howard T. Odum, Environment, Power, and Society.
Nueva York: Columbia University. 2007, pp. 303, 276; John Bellamy Foster and Hannah
Holleman, A Theory of Unequal Ecological Exchange: A Marx-Odum Dialectic, de
prxima aparicin, Journal of Peasant Studies (2004).
[xxxix] Debemos esta descripcin del punto de vista de la moderna ciencia de la tierra y
los efectos del cambio del metabolismo humano sobre el ciclo de los nutrientes a Fred
Magdoff. Ver Fred Magdoff y Harold Van Es, Better Soils for Better Crops. Waldford, MD:
Sustainable Agricultural Research and Education Program, 2009.
[xl] Engels, F., On Marxs Capital. Mosc: Progress Publishers. 1956, p. 95.
[xli] Engels, F., The Housing Question (Mosc: Progress Publishers. 1975, p. 92.
[xlii] Para una razonada explicacin de la controversia Lysenko, ver Levins y Lewontin,
The Dialectical Biologist, pp. 163-96.
[xliii] Ver John Bellamy Foster, Marxs Ecology and its Historical Significance. En:
Michael R. Redclift and Graham Woodgate (eds.), International Handbook of Environmental
Sociology, 2nda. ed. Northamption, MA: Edward Elgar. 2010, pp. 106-20.
[xliv] Ver Barry Commoner, The Poverty of Power. Nueva York: Bantam. 1976, pp. 236-44;
Levins and Lewontin, The Dialectical Biologist, y Biology Under the Influence; Richard York
and Brett Clark, The Science and Humanism of Stephen Jay Gould. Nueva York: Monthly
Review Press. 2011.
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[xlv] Cabe sealar que en su artculo de 1932, The Method and Function of an Analytic
Social Psychology, que jug un papel formativo tan crucial en el desarrollo de la Escuela
de Frankfurt, Fromm hizo hincapi en la necesidad de tratar con la dialctica naturalezasociedad y apuntaba a la importancia del libro de Nicolai Bujarin, El materialismo histrico,
diciendo que el mismo subraya con claridad al factor natural. Fromm slo pudo haberse
referido a la utilizacin por Bujarin en este libro del concepto del metabolismo en Marx.
(Fromm, E., The Crisis of Psychoanalysis. Greenwich, CT: Fawcett Publications. 1970, pp.
153-54). Sin embargo, la Escuela de Frankfurt no sigui este camino, que habra exigido
una reconsideracin radical del todo, una cuestin difcil de la dialctica de la naturaleza.
En consecuencia, pensadores como Fromm, Horkheimer, Adorno, y Marcuse iban
posteriormente a hacer diversas observaciones amplias, crticas y filosficas sobre la
dominacin de la naturaleza, que demasiado a menudo carecan de puntos de referencias
substantivos y materialistas con respecto al anlisis del ecosistema, la ciencia ecolgica, y
las mismas crisis ecolgicas. Aunque el aparato crtico que podan emplear les permita
percibir el conflicto general entre la sociedad capitalista y el medio ambiente, la separacin
que haba sucedido entre el marxismo occidental y la ciencia natural impidi un desarrollo
ulterior en un terreno que exiga un naturalismo/realismo crtico o dialctico y el
reconocimiento de la propia dinmica de la naturaleza. Sobre este problema general, ver
Roy Bhaskhar, The Possibility of Naturalism. Atlantic Highlands, NJ: Humanities Press, pp.
1979.Sobre el limitado reconocimiento por Adorno de la importancia del concepto del
metabolismo social en Marx ver Deborah Cook, Adorno on Nature. Durham, UK: Acumen.
2011, pp. 24-26, 103-4.
[xlvi] Marina Fischer-Kowalski, Societys Metabolism. En: Michael Redclift and Graham
Woodgate, (eds.), International Handbook of Environmental Sociology. Northampton, MA:
Edward Elgar. 1997, pp. 122.
[xlvii] Helmut Haberl, Marina Fischer-Kowalski, Fridolin Krausmann, Joan MartinezAlier, and Verena Winiwarter, A Socio-Metabolic Transition Towards Sustainability?:
Challenges for Another Great Transformation. En: Sustainable Development 19 (2011), pp.
1-14. Los autores de este artculo evitan atribuir el origen del concepto de metabolismo
social a Marx, y prefieren citar a R. U. Ayres y U. E. Simonis como el primer ejemplo del
uso del concepto debido a que estos dos autores utilizaron de la categora de
metabolismo industrial en un libro editado en 1994. No obstante, Fischer-Kowalski y
Martnez-Alier haban dicho claramente en sus anteriores textos que el concepto del
metabolismo social tuvo su origen en Marx. Esta omisin puede deberse a que en este
artculo se trata de no cuestionar tambin al capitalismo, y simplemente remontar el
problema ecolgico contemporneo a la sociedad industrial, contradiciendo as en ese
aspecto a obras anteriores, escritas al menos por algunos de estos mismos autores.
[xlviii] Wishart, Metabolic Rift: A Selected Bibliography. Op.cit.
[xlix] Johan Rockstrm, et al., A Safe Operating Space for Humanity. En: Nature 461 (24
de septiembre de 2009): 472-75; Foster, Clark, ands York, The Ecological Rift, op. cit., pp. 1318.
[l] NASA Satellite Measures Earths Carbon Metabolism, 22 de abril, 2003, NASA Earth
Observatory, http://earthobservatory.nasa.gov.
[li] J. G. Canadell, et al., Carbon Metabolism of the Terrestrial Biosphere. En: Ecosystems
(2000) 3, pp. 115-30.
[lii] James Hansen, An Old Story But Useful Lessons, 26 de septiembre de 2013,
http://columbia .edu/-jeh1/.
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