El llanisco Rodrigo Rodríguez y el gijonés Sergio Muñiz son dos de los socios de la empresa Pulliter, que comercializa un arnés de seguridad para que los jinetes de hípica no se caigan del caballo. Un invento que Rodríguez, desarrollador de la idea, asegura que ha patentado y que Muñiz considera que evitará los accidentes más graves que se producen en el deporte, que son las caídas en hípica.

Se trata de un sudadero regulable a cada caballo, que tiene acoplado un arnés, con parte de su estructura en acero, que sujeta al jinete. Rodrigo Rodríguez señala que el arnés tiene un sistema electrónico que hace que se abra automáticamente en el caso de una caída del caballo, evitando así que aplaste al jinete.

«Tardé cinco años para desarrollar la idea y ponerla en producción, en el último año y medio», explica este funcionario en excedencia y aficionado a la hípica. Toda la producción la tienen subcontratada con empresas españolas, que se la hacen «a medida» y la integración final se realiza en Asturias. La empresa, con sede en Llanera, no tiene en la actualidad empleados. ¿El precio? Lo marcarán los distribuidores, aunque podría rondar los 900 euros. La distribución se hará a través de representantes en los clubes. No se venderá en tiendas.

El sistema de autoapertura del arnés detecta los movimientos del caballo con sensores sobre la cruz del animal, similares a los que se utilizan en la Wii o en misiles de crucero. Esta apertura «instantánea» en caso de caída es clave para la autorización de su uso por la Federación Española de Hípica, que está «estudiando recomendarlo», añade. La idea le vino por una yegua que tiene en Llanes «y que no había forma de domarla», llamada «Ucieda». El sistema es adecuado para pista o para paseos acompañados de monitor.

Uno de los problemas con que se toparon, prosigue Rodrigo Rodríguez, es la apertura del arnés bajo tensión, dado que ningún sistema de seguridad existente en el mercado permitía su apertura en esas condiciones, como queda claro, por ejemplo, con el cinturón de seguridad de un coche. El arnés, por otra parte, permite todos los movimientos naturales del caballo.

La empresa ha conseguido fondos para la fabricación de las primeras cien unidades mediante las aportaciones de treinta y cinco socios.

Según Rodríguez y Muñiz, este arnés es útil para agilizar la enseñanza, para la gente con miedo al caballo o para personas con problemas de movilidad. Aunque prevén su comercialización en España, su objetivo es la exportación. En España hay 45.000 federados en hípica, por los 1,5 millones que tiene Alemania. Hasta ahora, la única protección que había para los jinetes eran chalecos y cascos para minimizar los daños por caída.