Las rebajas tienen truco

Las rebajas tienen truco

Guía para evitar sustos durante la temporada estival de descuentos.

EFE

Rebajas de desmayo y no por el calor, que da una tregua al comienzo de la temporada este viernes. Los descuentos se adelantan un día para que quienes veranean en julio dispongan al menos de un fin de semana previo para para comprar a menor precio antes del descanso estival.

Las rebajas ya no son lo que eran. Las aglomeraciones y las filas de cientos de clientes a las puertas de los comercios han pasado a la historia. La compra online y la diversificación de los descuentos a lo largo de todo el año han acabado con aquel caótico ambiente, tan del siglo pasado. Con más o menos gente, la confusión, los miedos, los nervios, la ansiedad por adquirir la prenda soñada, obtener un importante descuento en un producto costoso o los vuelcos al corazón tras dejar tiritando la tarjeta de crédito después de un tirón compulsivo de compras siguen ahí.

Temporada de rebajas, tiempo de confusión. Y a río revuelto, ya se sabe: ganancia de pescadores. Las marcas no son hermanitas de la caridad que buscan favorecernos en el precio, sino empresas que con ninguno o más o menos teatro pretenden aumentar su cuenta de resultados.

Las estrategias de marketing son un sutil cebo que puede arruinar la experiencia. Y es que las rebajas tienen truco. Quien los domine gana la temporada, sean las marcas sean los clientes.

Hacemos piña contigo y desde El HuffPost hemos elaborado esta pequeña guía para ayudarte a identificar y sortear todas las trampas de marketing durante la temporada de rebajas, resolver con éxito los rompecabezas de totales y parciales, cero comas, noventa y nueves, descuentos y porcentajes y salir airoso de la ardua batalla de lo de verdad bueno, bonito y barato.

Visto y no visto

Ahora me ves y ahora no me ves, conocido técnicamente como productos fantasma. Aquellos que desaparecen en la tienda, pese a estar claramente anunciados en el escaparate no hay quien dé con ellos una vez dentro del establecimiento.

Agotado, no sabe no contesta, mire por allí o su talla ya no la tenemos... Si alguna vez existió, tú no lo viste. Es un fantasma y las marcas que juegan con este cebo mucho más fantasmas, pero de los que no dan susto

El infiltrado

"¡Oh, qué locura de descuento, con la calidad que...!", "¡Oh, nunca encontraré algo tan económico como...!". Un cliente se ha vuelto loco cuatro estanterías más allá y su entusiasmo te atormenta el tímpano como si un pájaro carpintero estuviera picoteando en tu oído. Bu, bu, bu, error. En realidad, es alguien externo a la empresa que ha sido contratado para hacerse pasar por un cliente y animar las compras, denuncia la organización de consumidores Facua.

Música

Clave en el ritmo de la compra y la impulsividad: la música, el hilo musical. Contagia. La música animada incita a comprar más deprisa, evitando así las aglomeraciones y se reduce mucho la posibilidad de que se paren a pensar de si realmente necesitan el producto.

Puntos calientes

Lo que no se ha vendido el resto del año se suele colocar en un lugar estratégico, conocido como p"unto caliente". Las tiendas suelen tener varios puntos calientes repartidos por todo el espacio.

Camuflar los precios

Para vender artículos de temporada no rebajados en época de rebajas, ciertas tiendas colocan unos al lado de los otros para confundir y dar la sensación de que los precios son ambos bajos.

Céntimo a céntimo

Los consumidores se fijan en la primera cifra y prestan menos atención a los céntimos, lo que distorsiona su percepción de si algo es caro o barato. ¿Qué resulta mucho más barato: un producto de 9,99 euros o uno de 10? Más barato es el primero, pero ¿mucho más? Y aunque entre los consumidores es de las estrategias más conocidas sigue funcionando con éxito.

Al escondite inglés

Los productos con fuerte tirón pero muy bajo precio suelen estar escondidos para que al recorrer la tienda en su búsqueda el consumidor haga varias paradas intermedias para comprar aquello que no tenía pensado adquirir.

Por los ojos

Las tiendas evitan las ventanas para que el comprador no se distraiga mirando otras cosas y se concentre en lo que interesa: consumir. En rebajas se colocan los artículos con menos salida en los espacios sin vistas al exterior o los sitúan en estanterías que están a la altura de los ojos. Los estudios de marketing dicen que lo primero que entra por la vista es lo que se compra.

Lo barato no es caro, es caótico

La zona que acoge los productos rebajados o en liquidación suele estar sumida en el caos, lo que obliga a buscar entre el desorden. El motivo es convertir la búsqueda del chollo en una especie de juego, en el que la recompensa es encontrar un artículo que merezca la pena. Cuando eso ocurre, pocos pueden resistirse.

En este revoltijo suelen caer como moscas consumidores con bajo poder adquisitivo y bastante tiempo libre. Para los compradores que no quieran verse asociados con ese estereotipo, la tienda posee una amplia gama de artículos perfectamente ordenados y, por supuesto, no rebajados.

Poca cosa

Los carteles que anuncian rebajas ocupan más espacio en la tienda que los productos que están rebajados. La ley plantea exige que al menos la mitad de los artículos tengan descuentos para poder publicitar que una tienda está de rebajas.

El "desde"

¿Camisas 10 euros? Lee de nuevo. "Camisas "desde" diez euros. El "desde" está escrito en una tipografía tan pequeñita que hasta podría calificarse de minúscula.

No está rebajado

Por mucho que la prenda estuviese en la estantería de "descuento del 20%" ese producto no está rebajado ¿Por qué? Una de las estrategias más habituales de confusión es no separar claramente los productos rebajados de los que no lo están.

Descuentos del 0%

Los descuentos del 0% existen. No es ciencia ficción. no. Basta con tapar el precio anterior con una etiqueta "Rebajado" para ocultarlo. Las redes sociales están plagadas de pruebas de este timo que alguna ocasión puede obedecer a despiste pero la mayoría huele a engaño.

Despegas la etiqueta con el precio rebajado y ves que es lo mismo que costaba antes de las rebajas. Inventarse o hinchar los descuentos también es un timo frecuente. Según Facua, ocho de cada diez consumidores asegura haber detectado esa trampa en algunos comercios la última vez que fue de rebajas.

El céntimo

La ley no impone el porcentaje de descuento mínimo que debe tener un producto para anunciarse rebajado (así que unos calcetines que pasan de costar 4,99 euros a 4,95 euros no tienen ningún problema).

Pasado de moda

Prendas y otros productos fuera de varias temporadas anteriores y, por lo tanto, totalmente demodés.

Novísimo y rentabilísimo (para el vendedor)

Cada vez es más común que muchos de los productos que las grandes cadenas ofertan durante este período hayan sido fabricados específicamente para dicha temporada y, por lo tanto, tienen un coste de producción mucho menor.

Los saldos no son rebajas

Algunos establecimientos venden como rebajados artículos de saldo

Ojos que no ven...

Como son pocas las inspecciones que se realizan antes de que comiencen las rebajas para verificar después que los productos tienen los descuentos que anuncian, esas empresas se saltan la ley con total impunidad.

Santa Rita, Rita, Rita, lo que se da...

Te dicen que si quieres descambiar un producto rebajado porque tiene un defecto, tienes que conformarte con un vale de compra. Para nada. Si no tienen otro igual, están obligados a darte tu dinero, lo vendan en rebajas, la semana fantástica, los ocho días de oro, o la quincena supercuqui.