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25.4.13

Poder para dañar

Retomando temas de artículos del mes de marzo, en los que hablaba de cómo se intercambia la energía electromagnética entre las personas y la resistencia que tenemos para abrirnos y por ende consideramos constantemente protegernos, para que nadie nos robe, altere o movilice nuestra energía, es que tomo este tema del dar y tener el poder.

¿Cómo es cuando alguien nos lastima, desequilibra o daña? Eso solo sucede cuando dejamos que esa persona tenga poder sobre nosotros para hacerlo. No creo que esté tan relacionado con el intercambio energético en sí, sino con los pensamientos de miedo relacionados a que eso suceda.

Cuando le tengo miedo a algo o a alguien, eso mismo a lo que le tengo miedo es lo que tiene el poder de dañarme. Entonces toda protección que surge del miedo es aun mas contraproducente.

Podríamos decir: me abro a esta persona o a esta situación porque no tiene poder sobre mi, no puede dañarme. Soy lo suficientemente integro como para que esto no me dañe.


Además, el poder es siempre parte del momento presente. Lo que sucedió en el pasado quedó en el pasado y no puedo traer eso al presente para que me siga dañando. Lo que daña es mi propio apego a ese dolor que ya no está en el aquí y ahora, soy yo el que me voy al pasado.

Podríamos decir: el pasado no tiene poder sobre mi, yo tengo el poder de dejar atrás todo lo que ya no es parte de mi momento presente.

El poder tampoco existe a futuro. El miedo a lo que pueda suceder hace que tengamos un montón de pensamientos negativos, preocupaciones y mas miedos. Esos pensamientos que están en el presente son lo que tienen el poder de crear el futuro adverso. Nuevamente, aquello a lo que le tengo miedo, me esclaviza, tiene poder sobre mi.

Podríamos decir: yo tengo el poder de crear el futuro que deseo. Por supuesto, eso requiere una práctica de disciplina mental y de observación de los pensamientos bastante profunda, porque la mente se escapa y piensa feo!

Pero sobre todo quiero recalcar que así como yo doy poder a otras personas y permito que me dañen, yo tengo también el poder de dañar a otros y de generar situaciones dañinas para otras personas. Hay personas en el ámbito de cada uno de nosotros que nos tienen miedo o nos creen superiores, o inferiores, o lo que sea y eso les genera incertidumbre, alteración y necesidad de protegerse al dolor que les podemos causar. El punto es que la constante comparación que hace nuestra mente con el resto genera diferencias y da lugar a la posibilidad de dar y tener poder.

Por eso, me parece realmente importante poder decir: yo suelto el poder de dañar a otros y todas mis acciones son en pos del bien de todos los seres.

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