"Les acontece, y solo de vez en cuando, a aquellos que tienen que ver con brochas, pinceles y rodillo. A los de naturaleza promiscua en su relación con la pintura. A los fieles de la secta". Así explica la comisaria de la exposición Codo manchado de azul turquesa, Assumpta Rodríguez, el título elegido por el emeritense Teo Soriano para su primera instalación en el Kiosco Alfonso, que se podrá visitar hasta el 15 de enero.

Extremeño de nacimiento pero con una fuerte vinculación con la ciudad -se le considera uno de los grandes renovadores del arte contemporáneo gallego- Soriano ofrece en su primera individual coruñesa un recorrido por piezas que ha ido creando en los últimos cinco años. En este paseo por el mundo plástico del emeritense se puede ver obras de todo tipo de tamaño, forma geométrica y material, con el denominador común del afán de exploración en los colores y las texturas.

Porque lo figurativo no va con Soriano, pese a que reconoce que sus influencias tiene más que ver con las corrientes que revolucionaron el arte europeo a finales del XIX que con el abstractismo. "Cuando me planteo mis influencias pienso más en personajes como Monet que en contemporáneos. Hablo del clasicismo porque esto es óleo -explicó el artista en la inauguración de La Colección, en la Fundación Barrié, donde expone una pieza, sobre sus preceptos creativos-. La pintura es esto, y todo lo demás son trucos". Y la pintura es la gran protagonista de este montaje. De todos los colores, sobre superficies de madera, aluminio o lienzo, que crean un conjunto, un todo que guarda el anonimato salvo por una pocas piezas que sí tienen nombre, como la enorme Münster, de 2008. En ella Soriano superpone elementos cromáticos acrílicos sobre una estructura de tela, madera y aluminio.