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Una tirolina para mover tres toneladas de coca en alta mar

Detenidos los 11 marineros de un carguero procedente de Sudamérica por intentar introducir en España droga valorada en 98 millones de euros

Jesús A. Cañas
Imagen de la cocaína incautada en un barco carguero abordado a 150 millas de la costa de Portugal.
Imagen de la cocaína incautada en un barco carguero abordado a 150 millas de la costa de Portugal.EFE
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La capital de Surinam, Paramaribo, es un espejismo nórdico de casas coloniales holandesas en plena Sudamérica. De aquella antigua colonia neerlandesa partieron a mediados de enero 11 marineros a bordo del carguero Sea Scan 1. Pretendían repartir su cargamento por toda Europa e incluso tenían preparada una curiosa tirolina con la que transbordar su preciada mercancía en alta mar. Pero la gesta facasó. Hasta 3.300 kilos de cocaína estaban a la espera de deslizarse por la cuerda cuando los agentes les pillaron. La última señal de posición del Sea Scan 1, antes de que lo trasladasen a puerto, era el punto a 150 millas de la costa sur portuguesa en el que el viaje de los narcos se torció el pasado 29 de enero. Los investigadores calculan que las 3,3 toneladas de cocaína podrían haber alcanzado en el mercado negro un precio de 30.000 euros el kilo, lo que les lleva a valorar la mercancía en más 98 millones de euros.

“Ha sido una operación larga y complicada. Con un grado de coordinación muy alto”, asegura uno de los investigadores que ha participado en el golpe a esta mafia internacional que ahora se da por desmantelada. Hasta tres fuerzas policiales -Guardia Civil, Policía Nacional y Vigilancia Aduanera en colaboración con agentes portugueses- iniciaron la denominada operación ‘Intraborda’ en noviembre de 2017 cuando tuvieron constancia en Cádiz de que existía una organización que usaba buques de mercancías transoceánicos y embarcaciones rápidas para traer cocaína desde Sudamérica e introducirla en Europa.

No hacían ascos a ningún puerto ni país europeo. “En un efecto globalizador” -tal y como lo ha calificado este viernes Guardia Civil y Policía en un comunicado conjunto-, intentaban introducir el polvo blanco por cualquier lugar costero que les ofreciese la seguridad de alijar un cargamento valorado en decenas de millones de euros.

El buque partió de Surinam el pasado 11 de enero para reproducir el mismo modus operandi de unos viajes que la banda solía organizar “una vez al año”, como creen los investigadores. En la sala de estar del buque y sin sin ni siquiera llevarla oculta, estaban almacenados hasta 80 fardos de cocaína de gran pureza, de más de 40 kilos cada uno. Cada uno estaba listo como si fuese un saco de boxeo: en paquetes longitudinales con unas cinchas en uno de sus extremos.

Así podían enganchar un mosquetón a las asas de los fardos y transbordar la droga en una especie de tirolina. Desde el carguero ataban una cuerda a una nave de menor tamaño que le esperaba en las inmediaciones del destino y, en pocos minutos, trasladaban la droga de un barco a otro. Luego, esta embarcación “más pequeña, rápida y manejable” -que, además variaba en función de la zona del alijo- movía el cargamento hasta su destino final en la costa.

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Los marineros del Sea Scan 1 funcionaban como una subcontrata o transportista a la que se les encargaba el transporte de la droga. Eso hacían cuando en las inmediaciones de las costas lusas se les descubrió con la mercancía, aún sin haber realizado el transbordo a las embarcaciones rápidas. Las autoridades lusas detuvieron a los 11 ocupantes del buque: ocho ucranianos, un georgiano, un holandés y otro francés.

Tanto los detenidos como el carguero con la droga ya han sido trasladados al puerto portugués de Setubal. Desde allí, los detenidos han pasado a disposición del Juzgado Central de Instrucción de la Audiencia Nacional española, quien se ha encargado de tutelar todo el operativo. Con el desmantelamiento de este gran alijo, Guardia Civil y Policía dan por liquidado este grupo de narcos, aunque no descartan posibles investigaciones que permitan completar el entramado de mafias que intervenían en estos traslados.

Durante estos dos años y dos meses, las fuerzas de seguridad en Cádiz han desarrollado un complicado trabajo con multitud de cabos de los que tirar, todos ellos coordinados por el Centro de Análisis y Operaciones Marítimas en materia de Narcotráfico (MAOC-N), una institución internacional integrada por siete países de la Unión Europea. “Ha sido la primera que se hace desde Cádiz”, relata orgulloso uno de los agentes participantes en la investigación. Ahora, el tiempo y las nuevas pesquisas dirán si no es la última que desenmascare las posibles ramificaciones de la Intraborda.

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Sobre la firma

Jesús A. Cañas
Es corresponsal de EL PAÍS en Cádiz desde 2016. Antes trabajó para periódicos del grupo Vocento. Se licenció en Periodismo por la Universidad de Sevilla y es Máster de Arquitectura y Patrimonio Histórico por la US y el IAPH. En 2019, recibió el premio Cádiz de Periodismo por uno de sus trabajos sobre el narcotráfico en el Estrecho de Gibraltar.

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