_
_
_
_
_
PSICOLOGÍA

Cosas insospechadas que le hacen caer rendido ante alguien

Hay quien dice que el físico es lo más importante, y otros que lo más importante está en el interior, pero, ¿cuál de las dos frases es cierta?

Nuestra cultura está llena de frases hechas y de afirmaciones que hacemos como si fueran ley. Algunas incluso son contradictorias entre sí, por ejemplo, en lo que a la atracción sexual se refiere. Así, todos hemos escuchado expresiones como, “al final el físico es lo que más atrae” o “lo importante está en el interior”. Pero realmente, ¿cuál de las dos lleva la razón? La ciencia ha analizado diferentes factores para averiguar qué nos influye de verdad a la hora se sentirnos atraídos por otra persona.

¿Qué factores influyen en la atracción sexual?

Parece que fijarnos en alguien no es un hecho del todo aleatorio, ni tiene que ver con las flechas de Cupido. Según la psicóloga Zoraida Granados, habría que distinguir entre la atracción que surge por “características personales y físicas del individuo” y aquellas cuestiones más de índole social. Y es que existen muchos factores que nos llevan a desear al vecino de enfrente y no al del tercero. El primero de todos es precisamente ese: el de la proximidad a esa persona.

La proximidad puede incrementar la familiaridad y, esta a su vez, puede aumentar la atracción”, apunta Granados, que recuerda el hecho de que las personas que nos son más cercanas, igualmente nos son más accesibles, y que por norma general vemos más inadecuado, o incluso peligroso, tratar con desconocidos.

Vemos más inadecuado, o incluso peligroso, tratar con desconocidos

La psicóloga destaca otro factor fundamental, como es la semejanza. De esta forma, “conforme aumenta la semejanza con las personas, aumenta la atracción. Por ejemplo, personas semejantes en procedencia étnica, geográfica, religión, nivel cultural, clase social y edad, tienden a sentirse atraídos entre sí”.

En cuanto a las características más propias a la persona, Zoraida Granados revela que la mayoría de estudios señala que los rasgos más atrayentes son aquellos relacionados con el afecto, como ser feliz, cariñoso o considerado. También la impresión que da esa persona, no solo física, sino emocional, a través de señales no verbales como sonreír, mirar con atención o expresar emociones. Sin embargo, también destacan como punto clave de la atracción las habilidades sociales y la inteligencia.

Sapiosexuales, pero no mucho

Otra de las posibles teorías es que la atracción no solo depende del objeto de deseo, sino del deseante. Es decir, que hay personas que se fijan más en unas personas u otras, según su propio criterio. En este grupo entrarían lo que se denominan “sapiosexuales”.

Aclara este concepto la socióloga Lara Herrero, que aclara que si bien los demisexuales, son aquellos que necesitan un vínculo emocional para sentirse conectados sexualmente con otra persona, “para los sapiosexuales lo que realmente resulta atractivo es conocer a una persona y sentirse atraída por su intelecto, su manera de comunicar, sus valores, su pensamiento o su ingenio”.

Un CI mayor de 130 puede incluso repeler a posibles parejas sentimentales

Sin embargo, parece que no cualquier inteligencia vale. Según un estudio realizado por investigadores de la University of Western (Australia), en el que se comparó el atractivo de ciertas personas y su coeficiente intelectual, las personas inteligentes atraen, pero no cuando lo son demasiado. En concreto, los resultados del estudio arrojaron que para la mayoría de las personas, un coeficiente de inteligencia muy alto en un compañero, es decir un CI mayor de 130, puede incluso repeler a posibles parejas sentimentales. Por otra parte, un CI de 120 parece ser el calificado como el más sexualmente atractivo y el más deseable en una pareja a largo plazo.

Es decir, que hay personas que se sienten atraídas por la inteligencia del otro, pero sienten rechazo cuando esta persona es mucho más inteligentes que ellos. Quizás por aquello de la atracción por semejanza. Igualmente, la socióloga añade que no hay que olvidar que “la atracción sexual puede ser variable. Lo que con 20 años nos resultaba atractivo, puede no parecérnoslo con 40”.

El físico que más nos atrae

Otras posturas defienden que lo que más nos atrae es el físico. Sin embargo, más allá del canon de belleza del momento, parece que lo que más nos importa es la genética de la otra persona. Es decir, que no es solo cuestión de ser “guapos” sino de que nuestro físico dé la impresión de tener buenos genes. Por ejemplo, un hombre con cabello abundante y fuerte, en vez de uno con calvicie, dará a pensar que es más probable que los niños nazcan con el pelo de su padre. Aunque sea de manera inconsciente.

Así, la sexóloga Sonia García aporta que por norma general, nos atraen “las personas aparentemente fértiles, con buenos genes y cuyo sistema inmune se presupone sano y fuerte, por tanto, el atractivo físico se determina por criterios de reproducción o descendencia y ausencia de enfermedad”.

"Que la esclerótida del ojo sea completamente blanca (la capa más externa del globo ocular) y un olor corporal agradable son factores que nos hacen sentirnos atraídos por otras personas", Sonia García (sexóloga)

En cuanto a si realmente hay ciertos rasgos que nos atraen más que otros, los investigadores y divulgadores Randy Thornhill y Steven Gangestad, constataron que las personas con un rostro más simétrico son sexualmente más activas, por lo que cabría pensar que es un rasgo que resulta especialmente atractivo a ambos sexos.

Igualmente, Sonia García señala otros factores curiosos como que “la esclerótida del ojo sea completamente blanca (la capa más externa del globo ocular) y un olor corporal agradable”. Sobre este último, parece que el olfato es un factor clave en las relaciones sociales, y en el fenómeno de la atracción. Así, un estudio de publicado en el boletín de la Society for Personality and Social Psychology, ya en los años 80, establecía que un olor agradable aumentaba la atracción entre los sujetos de estudio.

Más recientemente, una publicación de la Universidad de Brown (EE.UU) avalada por Rachel Herz, profesora asistente adjunta de psiquiatría y conducta humana, afirmaba que existe una conexión entre la atracción sexual y el olfato, explicando que las mujeres buscan un olor que sea diferente al de ellas mismas y su familia, es decir, genéticamente diferente, y por tanto, con una posible mejor progenie.

Diferencias entre hombres y mujeres

La ciencia también ha querido saber si hay un perfil de persona que se sienta más atraída por unas características y otro perfil por otras. Más concretamente, si la atracción sexual se diferencia, por ejemplo, según el género.

Precisamente, un estudio de la Universidad Autónoma de Madrid publicado en Plos One en 2015  analizaban lo que los hombres y las mujeres consideran atractivo, partiendo de la base de que la simetría facial es atractiva para ambos sexos, pero que esta no es percibida de igual forma en hombres y en mujeres.

Los hombres se sienten atraídos por rostros más comunes, según un estudio de la Universidad Autónoma de Madrid

Así, se realizó una investigación en la que se utilizó a 266 estudiantes universitarias con edades comprendidas entre los 18 y los 30 años y por otro lado, 44 hombres heterosexuales, para comparar el atractivo percibido por ellas mismas, y el atractivo que percibían los hombres sobre ellas. De esta forma se detectó que los hombres prestaban más atención a factores como la edad de la mujer o el llamado promedio facial, es decir, que fuera un rostro digamos más en la media y no algo especialmente llamativo. De nuevo, relacionado con la atracción por semejanza.

Por su parte, la sexóloga Sonia García señala, en cuanto qué rasgos suelen llamar más la atención según el género, que estos suelen ser en las mujeres “labios grandes, barbilla estrecha, mandíbula pequeña, pechos voluminosos, cintura estrecha y buen trasero”. Los rasgos más atractivos en un hombre suelen ser “pómulos marcados, mandíbulas pronunciadas, un peso correcto, piel bronceada y brillante y una espalda proporcionada con la altura”.

Sin embargo, la psicóloga Zoraida Granados concluye que en este, como en otros aspectos, quizás es mejor no caer en las generalidades, puesto que de hecho, “en consulta, cada vez encuentro con mayor frecuencia la transposición de roles (masculino-femenino) a la hora de afrontar ciertas situaciones que se esperan socialmente que se resuelvan como hombre y mujer y que chocan con el modo en que la persona lo ejecuta”. Y es que pese a lo que dicen los estudios, las personas siguen teniendo ese punto de impredecibilidad.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Más información

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_