Una primavera mediterránea: Ibiza fuera de temporada

Experiencias para vivir la primera entre aguas de azul imposible y atardeceres sin fin

Atardecer en Benirrás

Nacho Sánchez

Cocinar productos locales, adentrarte en bicicleta por caminos de tierra, practicar nudismo o lanzarte a la búsqueda de calas solitarias. Ibiza siempre te ofrece nuevas experiencias para disfrutar al máximo por la isla. Aquí te proponemos ocho.

COCINA PRODUCTOS LOCALES

No hay mejor forma para conocer la gastronomía local que pasear por los puestos de un mercado de abastos.

Una gran opción es el Mercat Nou de Ibiza, con un recorrido laberíntico entre frutas, verduras, pescados, carnes y otros muchos productos de la tierra. Algunos también se pueden encontrar en el mercado viejo, en el corazón del barrio de La Marina y frente al acceso principal de las murallas.

En Santa Eulària des Riu , al norte, existe otro pequeño mercado municipal , más tranquilo y con puestos de pescado fresco que poseen barca propia. Ahí es fácil encontrar ejemplares de gallo San Pedro, salmonetes, mero, raya y, por supuesto, marisco. O incluso una morena, si te atreves. Son propuestas perfectas para llevarlas a casa, tirar de recetario tradicional y lanzarse a cocinar como un ibicenco.

Mercat Nou

Facebook / Mercat Nou

En el proceso puedes usar productos como el aceite de oliva virgen extra ibicenco como Oliada , patata roja de la isla, sal al limón de Can Rich y maridar el resultado con un buen vino tinto de esta misma bodega.

De postre agradecerás el sabor de la refrescante sandía de Ibiza. Un licor de hierbas ibicencas -que en algunos lugar encontrarás preparado de forma casera- es la guinda perfecta para practicar turismo sostenible y encontrar sabores únicos a un precio más que asequible.

Es Mercat de Santa Eulària des Riu

Facebook / Es Mercat

**SENTARSE A LA MESA DE 'EL BIGOTES' **

Si tienes alergia a la cocina o en vacaciones has decidido no tocar una sartén, I biza está repleta de chiringuitos que sirven los grandes clásicos de la gastronomía pitiusa, siempre con el arroz y el pescado como protagonistas.

Los hay para todos los gustos, pero entre los restaurantes más clásicos está Can Salvadó , ubicado junto a la pequeña cala de Pou des Lleó y con una fama ganada a base de recetas tradicionales y pescado fresco que capturan en sus pequeños llaüts .

Muy cerca se ubica El Bigotes, un minúsculo local prácticamente escondido junto a es **oasis playero llamado cala Mastella **. Tiene dos turnos para comer : a las 12.00 horas hay pescado a la plancha y a las 14.00 horas, bullit de peix, que es el plato estrella.

Cala Mastella

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Para encontrar hueco hay que reservar previamente (en temporada alta, con unos cuantos días de antelación) y si no lo haces pronto, puede que debas compartir mesa. El almuerzo se prepara en una gran olla de una manera casi ceremoniosa al aire libre y con la implicación de toda la familia de El Bigotes, que tiene un asiento adjudicado cerca de la cocina.

Tras mirar el reloj para controlar las cocciones, empiezan a repartirse raciones de patatas junto los diferentes pescados que han servido para hacer el caldo: sirvias, corvinas, rayas, cabrachos, ratas de mar, gallo San Pedro... "lo que se haya pescado en el día", según cuentan.

El olor a leña, resina, romero y pino ayuda a sentirse en un mundo aparte, mientras que la banda sonora la ponen el trinar de los gorriones y el sonido de las cucharas de los comensales.

Mientras te comes el pescado, el arroz se cocina y tú, si tienes calor, puedes darte un chapuzón inmediato porque el agua está tan cerca que podrás volver a la mesa sin que nadie se entere que te has ido. Mucho más si tienes una de las más cercanas al mar esmeralda. Difícil encontrar una experiencia gastronómica tan apasionante como ésta en Ibiza.

El Bigotes

Nacho Sánchez

PRACTICAR LA GASTRONOMÍA LOCAL

Una de las mejores experiencias de Ibiza es conducir por las estrechas carreteras del norte. Están alejadas del turismo en masa y en ellas, de vez en cuando, se encuentran joyas gastronómicas. Oasis que permiten la parada perfecta para degustar con calma alguno de los mejores bocados de la isla. Uno de los más escondidos es Can Cires , ubicado en una antigua casa payesa con más de dos siglos de historia en el minúsculo pueblo de Sant Mateu d'Albarca.

Las habitaciones se han convertido en comedores, en sus paredes suele haber alguna exposición de arte y el patio principal es ya una preciosa terraza exterior rodeada de naturaleza donde resuenan las campanas de la cercana iglesia. Al aire libre saben mejor los platos que prepara el chef Francis Weidemann, copropietario del restaurante junto a su mujer Victoria Marí.

Otra excelente idea es pasar por La Paloma , en Sant Llorenç de Balafia. Un precioso lugar con poco más de una década de historia que ha ido creciendo paso a paso para convertirse en una de las referencias culinarias de Ibiza.

Sus salones con chimenea se convierten en el rincón perfecto para entender que el invierno puede ser otra cosa y, en verano, las amplias terrazas dan el refrescante relevo entre las sombras de grandes árboles. En la carretera que une Santa Eularia con Portinatx, se esconde entre olivos la oleoteca Ses Escoles , convertida en otra opción para disfrutar de productos locales y saborear el rico aceite de oliva virgen extra que elaboran allí mismo.

La Paloma

Nacho Sánchez

Y muy cerca se ubica Aubergine , bonito restaurante dominado por el verde menta donde hay un pequeño huerto, una preciosa terraza, una tienda y varios salones interiores con mucho encanto para los días más frescos.

En temporada alta hay música en directo los martes, jueves y domingos por la noche, día que también hay un pequeño mercadillo. Can Berri Vell y Sa Coca , ambos en Sant Agustí, son otras enormes opciones rurales.

Hamburguesa de Aubergine

Nacho Sánchez

SABOREA EL MEDITERRÁNEO SIN ROPA

Hay un precioso rincón de arena a unos metros de las Platjes de Comte que es el perfecto lugar para practicar el nudismo. Sus aguas cristalinas y los acantilados que la rodean son el escenario ideal para lanzarte al mar sin ropa. O incluso para tomar algo en el chiringuito Cala Escondida , donde Tess y su equipo te permiten seguir practicando el nudismo para tomar una cerveza, un cóctel o disfrutar de sus ricas propuestas para desayunar, almorzar o cenar.

Si es la primera vez, tienes timidez o quieres alejarte de miradas indiscretas, hay otras muchas opciones en Ibiza. Cala Xarraca es una de ellas, así como Cala D'en Serra, donde existe una playa adyacente a la que casi nadie va porque tiene rocas y es un poco más incómoda; a cambio, tendrás mayor libertad y privacidad. Aguas Blancas, Es Canar, Es Figueral o Es Cavallet son otros de los paraísos para nudistas.

Y si no terminas de atreverte, alquila un kayak o una tabla de paddle sur f, navega junto a las rocas y encontrarás mil y un sitios tranquilos para quitarte bañador o bikini y disfrutar de Mediterráneo al cien por cien. ¡Cuando lo pruebes difícilmente volverás a ser un textil!

Cala Xacarra

Nacho Sánchez

TUÉSTATE AL SOL EN CALA SALADETA

Si existe el paraíso se debe parecer, y mucho, a Cala Saladeta. Por el color de sus aguas, por su entorno natural, por su arena y por otras muchas sensaciones que solo se viven al visitar el lugar.

No es extraño que sea una de las playas más concurridas y con mayor concentración de bañistas. Desde Cala Salada existen tres opciones para llegar a ella: siguiendo el camino privado -perro de acceso público- por detrás de las casas y que desemboca en unas escaleras que mueren en la propia arena; por un senderito que hay sobre los acantilados, que regalan preciosas imágenes del entorno; y jugándosela por las rocas que hay junto al mar por un peligroso sendero que, sí, es mejor evitar.

Aunque la afluencia turística puede acabar con la paciencia de quien tenga pensado descansar en esta orilla de agua turquesa, a ciertas horas es posible encontrar pequeños huecos de tranquilidad junto a las casetas de pescadores.

Hasta allí te llevan un mojito o casi cualquier cóctel que se te ocurra sin que tengas que levantarte de la toalla, y cada baño que te des querrás guardarlo en tu memoria como algo único: igual no vuelves a ver un lugar tan bonito jamás. En temporada alta el ruido se adueña de la playa, pero en primavera y otoño todavía hay días donde es el rumor del mar es la banda sonora protagonista.

Cala Saladeta

Nacho Sánchez

BUSCA TU PROPIA CALA

También hay playas donde estarás prácticamente en soledad. Como en Es Cubells, un pequeño pueblo que no alcanza los mil habitantes. Está al suroeste de la isla, donde los acantilados son los protagonistas. Pero las rocas también dejan espacio a alguna que otra cala que, de nuevo, se podría denominar perfectamente como paradisíaca.

Una de las más increíbles es cala Llentrisca. Llegar no es fácil, pero bien merece la pena. Así que ponte las zapatillas, echa mucha agua y comida a la mochila y prepárate para una bonita aventura ibicenca lejos de los beach clubs y las comodidades.

Junto a la iglesia de la localidad existe el primer (y casi único) cartel que indica la dirección a esta playa. La carretera te llevará hasta una urbanización de lujo donde tendrás que solicitar que abran la valla que impide el paso a los vehículos.

Entre casas de película, la carretera (con algunos baches casi insalvables) bordea el Mediterráneo bifurcándose una y otra vez (no lo dudes, opta siempre por el camino que gira a la derecha) . Llegará un momento donde la calzada se acabe y comience un pequeño sendero al que sólo podrás acceder caminando.

Se adentra en el bosque de pinos entre el sonido de las chicharras y las olas rompiendo unos metros más abajo. Y, cuando menos te lo esperes, la ruta girará -de nuevo- hacia la derecha para descubrirte un rincón que parece sacado de la película La Playa.

Si tienes suerte, puede que sea todo para ti, aunque quizás haya más visitantes con ganas de aventura. O, simplemente, quienes pueden acercarse a disfrutar de manera más cómoda a bordo de su yate o velero.

Pero Cala Llentrisca es sólo una de las opciones para sentirse un explorador más: por suerte, Ibiza aún guarda algunos secretos como Es Canaret, que hace años era un lugar casi imposible de encontrar. Hoy también, pero al menos cuenta con alguna pequeña indicación y, de nuevo, un paseo de senderismo. Y recuerda: ¡Deja el camino más limpio de cómo te lo encontraste!

Cala Llentrisca

Nacho Sánchez

**VETE DE COMPRAS A LAS DALIAS **

Es uno de los grandes clásicos de Ibiza. Y si lo es desde hace muchos años, será por algo. Entre sus principales razones se encuentran la variedad de puestos, el buen ambiente que se respira y que, quien busca, encuentra.

Es un lugar de contrastes donde se pueden hallar objetos únicos... y también los mismos productos que en el mercadillo de tu pueblo. Igualmente, da la oportunidad de mezclarse con familias que bajan cual clan Kardashian desde enormes coches con cristales tintados y chófer, hippies descalzos que llevan toda la vida en la isla o, también, puedes ir a saludar a Silke y comprar algunos de sus diseños de la marca propia By Silke .

Las Dalias es el epicentro de la moda más ibicenca, pero también hay cuero, joyería, complementos, obras de arte, libros, artesanía, juguetes, licores, productos naturales, mojitos, masajes, conciertos...

Las opciones son casi infinitas gracias a sus más de 200 puestos. Se celebra c ada sábado junto a la localidad de San Carlos en un bonito entorno donde hay casas con huertas en el jardín y carreteras con muchas curvas que llevan a algunas de las mejores playas del norte de la isla.

Hoy ha perdido el original espíritu con el que nació como bar en los años 50 y como mercado tres décadas después; pero sigue teniendo un halo especial, alguna reminiscencia de aquella Ibiza hippy de la que apenas queda huella en el siglo XXI.

En temporada alta también propone numerosas actividades otros días de la semana, en especial los domingos por la tarde. Chambao, Muchachito Bombo Inferno y otras muchas bandas nacionales no se pierden su cita veraniega con Las Dalias.

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RECORRE LA ISLA EN BICICLETA

Ni el Tourmalet, ni el Angliru, ni el Mortirolo están en Ibiza. Más bien al contrario: la mayor parte de la isla tiene pequeños desniveles o es directamente plana, aunque también hay más de una cuesta que parece impensable para quienes nunca se han atrevido a pedalear hacia arriba.

La bicicleta es una estupenda aliada para recorrerla sin prisas y visitando lugares que no aparecen en los mapas turísticos. Oficialmente hay más de 20 rutas en bici con diferentes dificultades para que encuentres la que más se ajusta a tus posibilidades, pero hay otras opciones infinitas según las ganas que tengas y el destino que busques.

Los caminos de tierra y carreteras que unen todos los destinos del norte de la isla son los más seguros. Si prefieres algo más de dificultad, un precioso camino es el que, desde la carretera de Portinax, nace junto a la indicación de la salida hacia Caló de S'illa. Paseo que desemboca en una de las calitas más desconocidas de toda Ibiza y, a buen seguro, de las más tranquilas.

Un camino que, si lo sigues, termina cerca de la playa de Benirrás. En bicicleta también se puede acceder a la maravillosa cala de Es Portitxol, otra pequeña aventura por caminos de tierra.

Vistas desde Es Portitxol

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