El único sistema de flotación que previene del ahogamiento

No es un juego

Los manguitos, flotadores y colchonetas no son un elemento de seguridad, sino juguetes

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Mucho cuidado con ciertos elementos de flotación que no son nada seguros

SomeMeans / Getty Images/iStockphoto

Algunos niños nadarán por primera vez en una piscina o playa este año. Para ayudarles, la mayoría de los padres optarán por algún sistema de flotación común, de esos que podemos encontrar en cualquier tienda de playa: manguitos, flotadores, churros o burbujas. Muchos padres se sienten seguros cuando sus hijos se meten con uno de ellos al agua, pero están cometiendo, sin saberlo, un gran error.

Estos objetos no son un elemento de seguridad, aunque ayuden a la flotabilidad: los inflables no protegen frente al ahogamiento, se consideran juguetes. La falsa sensación de seguridad que dan es peligrosa, porque puede provocar que los padres bajen la guardia y dejen de vigilar a sus hijos mientras están en el agua.

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Fácilmente nos olvidamos de que estos materiales no están preparados para la seguridad de los pequeños: una mala utilización de los mismos puede provocar situaciones peligrosas, y a veces no hace falta ni eso, ya que se pinchan con facilidad.

Flotadores, manguitos, colchonetas e inflables de gran tamaño: ninguno protege

Estos objetos no aseguran la postura del niño ni evitan que su cara entre en contacto con el agua de forma directa, que es lo que cualquier sistema de seguridad en el agua debe garantizar. Es cierto que ayudan a la flotación, pero deben utilizarse siempre bajo la supervisión de un adulto. De hecho, los especialistas los usan en las clases de natación para ayudar a la flotación y que no haya que estar sujetando al niño con los brazos constantemente, pero se trata de un contexto de aprendizaje supervisado por profesionales.

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Los manguitos pueden quedar grandes, perderse, pincharse o deshincharse, dejando a los niños desprotegidos y totalmente sumergidos en el agua. Los flotadores, además de ser fácilmente pinchables -algunos niños los revientan de un mordisco- son fáciles de quitar y pueden provocar situaciones tan peligrosas como que los niños se volteen y queden boca abajo, sin capacidad para darse la vuelta.

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Ni qué decir de los inflables grandes, como los que tienen forma de cisne o unicornio y las colchonetas: si están prohibidos en las piscinas, es por algo. Estos inflables de gran tamaño impiden que los socorristas vean bien a los niños, que pueden quedar ocultos bajo ellos. Además, en el mar, nos permiten adentrarnos más de lo que lo haríamos nadando, lo que nos expone a corrientes fuertes o al peligro de perder el inflable y tener que volver a la orilla sin capacidad.

El chaleco es el método más seguro

Desde la Real Federación Española de Salvamento y Socorrismo (RFESS) recomiendan usar siempre un chaleco homologado de la talla que corresponda y adecuado al peso del niño. Es el único sistema que asegura la postura, de manera que si un niño o adulto pierde la conciencia con él puesto, seguirá manteniendo la posición vertical y las vías aéreas fuera del agua.

El chaleco permite movilidad en brazos y piernas e incorpora una cinta de sujeción inferior para evitar que el niño se escurra. Dispone de 8 flotadores extraíbles, que pueden ir quitándose a medida que se adquieran nuevas habilidades, estando indicado desde los 9 hasta los 15 kg y cumpliendo con la Normativa Europea.

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Aún así, este elemento tampoco implica seguridad total: lo mejor es enseñarles a nadar cuanto antes y, sobre todo, la vigilancia continua: no quitarles el ojo a los niños mientras están en el agua es la mejor garantía de seguridad. Y si las circunstancias lo permiten, se puede hacer turnos con otros adultos para que los papás puedan darse también un descanso.

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