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Un espectral 'Turandot' ilumina la ópera de Puccini en el Real

  • Veinte años después, regresa a Madrid con la dirección de escena de Bob Wilson

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'Turandot' llega al Teatro Real después de 20 años

Turandot, la última ópera de Giacomo Puccini, vuelve al Teatro Real 20 años después. 18 funciones, desde el 30 de noviembre hasta el 30 de diciembre, dedicadas a la memoria de Montserrat Caballé. Bob Wilson dirige la escena, escenografía e iluminación de esta obra, con su personal universo, que concede a la ópera un aura espectral.

Turandot cuenta la historia de una princesa de hielo que ejecuta a todo aquel que la pretenda y no acierte tres enigmas. El príncipe tártaro Calaf, enamorado de la princesa, acepta el reto y consigue superar las pruebas ante el horror de Turandot. Éste se apiada de ella y le propone que averigüe su nombre, si lo hace él morir. Solo lo conoce su esclava Liu que para no desvelarlo se quita la vida.

La muerte de Liu, en la partitura, coincide con la muerte del autor, aquejado de un cáncer de garganta. La ópera, inacabada, la termina su discípulo Alfano con borradores de su maestro. Alfano elige un final feliz para esta dramática historia de amor: La muerte de Liu ablanda el corazón de la princesa Turandot.

Sin embargo, nunca sabremos qué final hubiera elegido Puccini, Wilson, el director de escena, cree que este final feliz produce un total alivio de la situación que resulta increíble, por eso advierte de que hay sorpresa.

La ópera con la que Puccini quiso redimirse

El director de orquesta, Nicola Luisotti, desvela que, con este personaje, Puccini intentó redimirse del suicidio de su criada Doria, una joven a la que su mujer acusó de ser su amante, aunque luego se demostró que murió virgen, de ahí que se hable de la obra más personal del músico italiano.

Además, en esta ópera Puccini se aleja del realismo de sus anteriores composiciones como La Boheme, Tosca o Madama Butterfly para adentrarse en el simbolismo y el expresionismo que empezaban a ser parte del contexto del arte europeo.

Se estrena en la Escala de Milán en 1926 y ese día el director de orquesta Toscanini decide terminar el tercer acto, donde Puccini ya no pudo continuar. De esta parte, estando Puccini ya muy enfermo, es el aria más famosa de esta ópera, "Nessun Dorma": 'Que nadie duerma' dice el príncipe Calaf porque el amor vencer. Un aria que han cantado los mejores tenores del mundo y que resulta inolvidable en la tesitura vocal del gran Luciano Pavarotti.

En esta nueva representación destaca el imponente telón de un sol poniente que marca el sangriento reino de Turandot, y una escenografía que juega con las luces y las sombras de los personajes.

Bob Wilson invita a ver esta ópera con la mente y los oídos abiertos. Como cuando vamos al Prado -dice- hay que escuchar lo que dicen los cuadros, aquí es la música inmortal la que atrapa al espectador.

Turandot: la historia de un éxito total pero también la de un fracaso