La nostalgia embargó ayer a miles de portovejenses al observar y escuchar o sentir un estruendo de tres segundos, que derivó en la caída de su icónico edificio del centro comercial de Portoviejo, el primero de los tres que en esta ciudad serán derribados por el método de implosión.

Leonor Romero no pudo contener las lágrimas al observar una estela de polvo que se esparció desde el centro hasta el este de la ciudad por cerca de dos minutos. Con ello se fue parte de sus recuerdos y de 300 mil almas que siguen palpando cómo su historia se desvanece en segundos, luego del terremoto de 7,8 del pasado 16 de abril.

Ayer, miles de personas buscaban las montañas o partes altas para captar una gráfica o para ver cómo caía este edificio, que abrió sus puertas allá en 1976, según indicó el comerciante Charrys Amén, uno de los primeros que ocupó un local en ese centro.

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La implosión fue puntual, a las 13:00. Minutos antes, un helicóptero de la Policía realizó un sobrevuelo y luego técnicos de la empresa española Tragsa apretaron el botón que activaba los 17 kilos de explosivos explogel.

Los ocho pisos cayeron tal como lo indicaron los especialistas: en 3 segundos, según confirmó Johan Loor, coordinador Zonal 4 de la Secretaría de Gestión de Riesgos.

“Sí se sintió que tembló un poco (la tierra)”, relató Tito Sierra, camarógrafo del canal Televisión Manabita, quien elevó su trípode en una de las áreas altas de la Catedral de Portoviejo.

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George Pinargote, en cambio, solo pudo ver desde la parroquia San Pablo cómo caía el edificio en donde hace 40 años ubicó el cableado para el sistema eléctrico. Mientras observaba el video que captó uno de sus familiares con una cámara fotográfica, dejó notar su profunda tristeza por lo que le pasó a ese edificio que representaba a uno de los sectores más dinámicos del comercio manabita.

Luego de la caída, las autoridades decidieron hacer un recorrido por los escombros. Parte de la prensa tuvo acceso. Allí solo quedó un cúmulo de escombros de máximo 15 metros. El edificio tenía 8 pisos y casi 40 metros de alto.

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Carlos Bernal, secretario técnico para la reconstrucción de Manabí y Esmeraldas, indicó que se cumplió con lo planificado y que si bien esto afecta al corazón comercial de la provincia, será también un símbolo del que todos deben pensar en levantarse.

Con éxito se llevó a cabo 1ra implosión en el Centro Comercial Municipal de Portoviejo #100DíasDePie @manavisionec pic.twitter.com/7UVuqRmYhg

“Que también sea una razón para sentir que avanzamos, que vamos a reconstruir. El alcalde de Portoviejo tiene un bonito proyecto para esta zona, una gran plaza de esta ciudad; vamos a transformar a Portoviejo en una ciudad jardín, una ciudad de espacios verdes, espacios públicos dignos para nuestra gente, ya no vamos a sentir un centro tan congestionado”, dijo Bernal.

Por ahora, el funcionario no quiso anunciar la fecha de la segunda implosión. Si bien en el cronograma está para el 4 de agosto, la voladura del edificio Centro Médico del Pacífico (donde también funcionaba Mutualista Pichincha), dijo que solo se lo informará cuando estén listos todos los programas de seguridad.

Mientras, Xavier Santos, gobernador (e) de Manabí, afirmó que la nube de polvo estaba previsto que duraría 5 minutos, pero fue en menor tiempo; las vías o áreas cercadas al público en un radio de hasta 300 metros a la redonda del edificio implosionado se abrieron pasadas las 15:00.

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Carlos Consejo, representante de Tragsa en Ecuador, dijo que todo se cumplió con lo señalado en las normas de seguridad. Señaló que desde hace un mes venían trabajando en las inspecciones de los tres edificios que por un monto cercano a un millón de dólares serán implosionados.

Según Franklin Bernal, subsecretario del MTOP, son entre 15 mil y 20 mil metros cúbicos de escombros los que se retirarán de lo que fue el centro comercial demolido. Johan Loor indicó que el desalojo de ese material tomaría aproximadamente unas dos semanas. (I) 

A las 13:00 se aplastó el botón y se cayó lo que un día fue un ícono de la ciudad, el centro comercial de Portoviejo; realmente tenemos sentimientos encontrados. Carlos Bernal, secretario técnico para la reconstrucción.