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El poder como creación

TEÓDULO LÓPEZ MELÉNDEZ. El poder vertical es resistido por una red de redes en la era presente de lo tecnológico que coadyuva a la sustitución de una sociedad informada por una sociedad comunicada

  • TEÓDULO LÓPEZ MELÉNDEZ

15/08/2018 05:00 am

Los analistas que se han ocupado del poder lo instituyen como potestas y auctoritas. No obstante, hay un paradigma premoderno del poder. Ahora el poder no puede controlar por infundir miedo sino a través de instituciones. Se ejerce por la vía de la conciencia social. 

Poder significa, desde Max Weber, imponer la propia voluntad, aún contra toda resistencia y cualquiera sea el fundamento. De aquí proviene el cruce de los conceptos de poder y dominación. El poder para los marxistas es atribuible a la capacidad de una clase social de realizar objetivos específicos. Hanna Arend estimó opuestos violencia y poder. 

Este concepto de poder es ineficaz. Arend le dio su toque cuando lo llamó la capacidad de actuar concertadamente. Es lo que otros autores han llamado “poder con”. Lo que debemos derruir es el poder como “poder sobre”. Foucault habla de una convocatoria a una serie indefinida de distribuciones horizontales de poder. 

La crisis de las instituciones obsoletas pueden conducir al extremo del horizontalismo absoluto, pero está claro que la falta de organización no funciona, lo que puede replantear épocas autoritarias en respuesta al desorden. A su vez, el desprecio justificado por los dirigentes puede plantear la aparición de lo que se ha dado en llamar “el poder de la referencia social”, uno no perteneciente a quien lo tiene sino a la gente que lo otorga o lo quita. 

No podemos extender el concepto de poder de la modernidad a la posmodernidad: el hombre no es sólo un depositario de derechos sino un “empoderador” que gestiona. Foucault es el contemporáneo más próximo que se ha ocupado del poder. Ya hemos visto como habla de “distribuciones horizontales”. En efecto, el poder vertical es resistido por una red de redes en la era presente de lo tecnológico que coadyuva a la sustitución de una sociedad informada por una sociedad comunicada. 

La identidad entre poder y dominación ha llevado a este dañino paradigma del poder como “poder sobre”. Los rasgos del poder desafiado por una cultura que llama al intelecto a “empoderarse” en imbricación con los demás del devenir histórico apunta ahora al nuevo paradigma del poder como “poder hacer”, uno que podemos definir como el poder como un derecho de creación. 

teodulolopezm@outlook.com
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