IV Edición: Recursos energéticos & mineros

La posibilidad de la quiebra de Crédito Real afecta a sus competidores en toda Latinoamérica

Desde que Crédito Real incumplió en un pago de deuda en febrero, el mercado vive pendiente de la posibilidad de que la prestamista no bancaria más grande de México termine en bancarrota. Esta semana, The Wall Street Journal reportó que la empresa despidió a su asesor financiero y desechó los planes para solicitar el Capítulo 11 en los Estados Unidos, ley que le permitiría llegar a un acuerdo con sus acreedores. En su lugar, buscará acogerse al concurso mercantil en México, según dijeron fuentes con conocimiento de los hechos al diario estadounidense, un proceso equivalente que puede terminar en la quiebra.

Crédito Real sería la segunda empresa mexicana de este corte en quebrar y tendría un impacto más allá de México. Un reporte de la agencia de riesgo crediticio Fitch Ratings, publicado en mayo, advierte de un “riesgo de contagio” a empresas financieras y de arrendamiento similares a Crédito Real en América Latina, las cuales operan por fuera del sistema bancario en una especie de “banca en las sombras”.

“Para estas empresas latinoamericanas, las dificultades de financiamiento que surgen de la reducción en confianza de los inversionistas, resultado del impago de dos prestamistas no-bancarios mexicanos, está presionando de manera importante su desempeño”, dice el reporte de Fitch, refiriéndose a Crédito Real y a AlphaCredit, empresa del mismo corte que quebró el año pasado. Su análisis pronostica condiciones aún más difíciles para este tipo de empresas a futuro.

De acuerdo con el reporte del Journal, Crédito Real trabajaba hasta el jueves pasado con una firma de asesores financieros para acogerse a la ley del Capítulo 11 en EE UU, la cual le ofrece la oportunidad a llegar a un acuerdo con acreedores para evitar la bancarrota. La aerolínea mexicana, Aeroméxico, por ejemplo, se acogió al Capítulo 11 al inicio de la pandemia al no poder pagar los intereses de su deuda en ese momento. Después de dos años, en marzo, la aerolínea salió del Capítulo 11 con una restructuración de su deuda y una nueva flotilla.

En vez de hacer esto, Crédito Real buscará acogerse a la legislación mexicana. En México, la quiebra de una empresa es precedida por una declaración de concurso mercantil, una etapa inicial en que se busca un acuerdo con sus acreedores cuando el peso de la deuda supera la capacidad de pagar. Crédito Real tiene 55.000 millones de pesos en deuda, de la cual el 66% se emitió en bonos en el mercado internacional. El precio de estos bonos ha venido cayendo desde principios de 2020, cuando la empresa informó a sus inversionistas de una caída dramática en ganancias. En caso de que no se llegara a un acuerdo con los acreedores, un juzgado debe iniciar el proceso de quiebra, en la que se lleva a cabo la liquidación de todos los activos de la empresa para pagar a los acreedores.

Las calificaciones crediticias de dos competidores de Crédito Real en México, Unifin Financiera y Credivalores Crediservicios, fueron puestas en “perspectiva negativa” por Fitch. Esto se debe a que pudieran padecer de un contagio de la falta de confianza por parte de inversionistas a partir de lo ocurrido con Crédito Real y AlphaCredit, empresa del mismo corte que, al igual que Crédito Real, cayó en impago de deuda. AlphaCredit se adhirió al concurso mercantil en agosto del año pasado, declarándose después en quiebra.

En abril, bajo presión de inversionistas, Crédito Real reemplazó a sus altos ejecutivos, incluyendo al director general y al director de Finanzas, en un intento por mandar una señal al mercado de que sus operaciones mejorarían. Pero el problema de fondo por el que la empresa no logró colocar más deuda para pagar su bono en febrero es porque sus estados financieros no cuadran. De acuerdo con el Journal, la contabilidad de la empresa tiene un hueco de unos 500.000 millones de dólares que no ha podido explicar. Fitch apunta que Crédito Real ha pedido extensiones de sus reportes contables auditados para el año pasado y del primer trimestre de este año, por lo que no los ha entregado a accionistas.

Este tipo de empresa financiera, que no es estrictamente un banco, no tiene los mismos requerimientos para poder ofrecer créditos y no recibe depósitos de cuentahabientes. Su modelo de negocio se basa en cobrar directamente de la nómina del empleado el pago de mensual de la deuda. Por una parte, esto las hace muy atractivas a una gran parte de la población no bancarizada, que busca un adelanto de su salario para poder abrir un negocio, pagar gastos de emergencia o hasta los útiles escolares de sus hijos. Pero no tiene las garantías que tienen los bancos. Al no estar conectado al sistema bancario del país, el Banco de México consideró que sus pérdidas no tienen un impacto en el sistema.

El riesgo está en el sistema paralelo al bancario, creado por estas empresas, llamado “banco en las sombras” el cual ha surgido en mayores escalas en países emergentes. El mismo ha despertado grandes preocupaciones en China, por ejemplo, en donde se sospecha que el 40% de los créditos se manejan fuera del sistema bancario.

Fuente

El País