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¿Qué es una economía libre?

Por ALBERTO MANSUETI

A continuación Aclárate ofrece extractos del libro Las leyes malas y el camino de salida del profesor Alberto Mansueti.

Se dice que en una economía libre no hay intervención del Estado, que el Gobierno no interviene en la actividad privada. Falso. Lo que no hay es Estatismo: Intervenciones arbitrarias del Poder Ejecutivo, apoyadas en la legislación reglamentarista.

— En una economía libre el Gobierno interviene, pero a través de su rama judicial, con el “debido proceso” tribunicio, en los casos a juzgar. En base a verdaderas leyes: Pocas y breves reglas abstractas de vocación universal, no para sectores específicos designados en particular. Dictadas para proteger los derechos fundamentales de los ciudadanos sin distinciones; y no para “prevenir” situaciones sino para ser aplicadas después de ocurrida una transgresión, y bien comprobada. Tampoco violan principios y valores fundamentales. Ni sirven para conceder privilegios.

En el Estatismo (o dirigismo) las agencias burocráticas intervienen en base a “leyes” que son reglamentos, muy numerosos, extensos y minuciosos, para actividades específicas; y dictados por lo común con intenciones “preventivas” de situaciones consideradas “no deseables” en base a criterios muy discutibles, pues sus disposiciones atentan contra la economía, la justicia, la ética, la razón y el sentido común, la gramática y hasta la Ley de Dios. Pero sirven sin embargo para conferir privilegios a ciertas categorías de personas o empresas.

— Otra diferencia: En un Gobierno Limitado los jueces intervienen sólo en conflictos de derechos, no de intereses, que son no judiciables. Para choques de intereses son apropiados los canales y mecanismos de mercado: ofertas, negociaciones, contratos y arreglos privados. Distan de ser perfectos, pero son largo mejores y socialmente más ventajosos que los arreglos y dictámenes políticos del Estatismo.

Los Gobiernos dirigistas intervienen para arbitrar o mediar en conflictos de intereses; y así se les exige que lo hagan. Y lo hacen, tratando de contentar a todos. Pero no lo logran: la experiencia diaria muestra que dejan a todos insatisfechos y quejosos, en interminables querellas y pleitos, y ruidosas protestas contra “soluciones” por lo general injustas y antieconómicas, cuando no irracionales

— Por eso la economía libre congenia con el sistema legal anglosajón de la jurisprudencia más que con el continental (napoleónico) de la legislación. En el primero la ley es muy escueta; el papel relevante y creativo es de los jueces, cuyos fallos y decisiones se adaptan mejor a las particularidades de los casos aunque sientan precedentes obligantes. En el segundo el rol estelar cabe al legislador, quien busca anticipar todas las ocurrencias posibles; y el del juez es más pasivo: Aplicar la previsión legal al caso bajo examen, de modo más mecánico y restringido.

— Entre otras ventajas, en los Gobiernos limitados es mucho más reducida la corrupción, típica del Estatismo. En un Gobierno sin límites el tráfico de influencia es enorme e inmanejable porque el intervencionismo es omnipresente y permanente: En todas partes y todo tiempo. En cambio si sólo intervienen los jueces — no Ministros ni diputados — y sólo para decidir casos llevados a los Tribunales, la corrupción no desaparece, pero se ve ocasionalmente (en las obras públicas) y no más allá de niveles manejables por sus remedios propios: Los judiciales.

En la Biblia, el modelo de Gobierno limitado que Dios prescribe se llama “Gobierno de los Jueces” o Judicatura (Éx 18). Se opone al modelo de Gobierno sin límites, Gobierno de los Reyes o Monarquía, típico de las naciones paganas e idolátricas como Egipto, Siria, Babilonia y las demás (I Sm 8).

Aclárate. Publicado: 06-OCT-2009.

Mansueti es Abogado y Licenciado en Ciencia Política.

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