Falafel

Ponemos los garbanzos a remojar durante 24 horas en agua abundante para que todos los garbanzos estén siempre cubiertos en todo momento.

Escurrimos bien los garbanzos y los metemos en una picadora procesadora de alimentos junto a todos los demás ingredientes. Trituramos hasta que quede una mezcla con la consistencia de un cuscús, es decir, homogénea pero no hecha un puré.

Pasamos la mezcla a un cuenco grande y con una cuchara mezclamos bien y descartamos cualquier trozo de garbanzo que haya podido quedar demasiado grande. Dejamos reposar la mezcla en nevera durante unas horas.

En una sartén alta o freidora, calentamos el aceite a 190 grados. Es aconsejable usar un termómetro de cocina para trabajar con precisión a la temperatura indicada. Con las manos ligeramente húmedas hacemos unas bolas del tamaño de una albóndiga pequeña y las freímos en el aceite, volteándolas para que queden doradas por todos los lados, unos 2 o 3 minutos por cara. Si se separasen o rompiesen al freírlos es porque la mezcla está molida demasiado basta y habría que volver a pasarla por el procesador de alimentos para hacer una pasta más fina.

Los falalfel se sirven calientes con humus, una ensalada de tomate, una ensalada de cilantro, un dip de yogur… algo fresquito y jugoso. También es habitual comerlos metidos en una pan de pita.