Tras el desastre por el sismo del 19 de septiembre pasado y el susto que nos dejó el del sábado 23, seguramente te interesa tener un plan de protección civil para estar preparado ante cualquier emergencia… aunque esperamos que la Tierra nos dé tregua por muuucho tiempo.

Según especialistas, que toda tu familia sepa qué hacer y actúe de forma organizada la próxima vez que haya un temblor en CDMX podría hacer toda la diferencia.

Antes de repetir el clásico «No corro, no grito, no empujo», hay que tener bien claro que nuestra ciudad es una zona sísmica. El Servicio Geológico Mexicano catalogó a la capital como una zona B, lo que quiere decir que, aunque en el interior no se generan sismos de gran intensidad, sí se ve afectada cuando las sacudidas vienen del Pacífico, de estados como Jalisco, Michoacán, Colima, Guerrero, Oaxaca y Chiapas.

De acuerdo con Alejandro Cabañez,  miembro del Sistema Nacional de Protección Civil, la cultura de la prevención empezó a tomar forma hace 32 años, con el sismo de 1985 que dejó miles de muertos y daños en colonias como Tlatelolco, Centro, Doctores, Roma y Obrera, pero también sembró la duda de cómo actuar en una emergencia.

«Desde ese terremoto empezó a haber interés en todos los ámbitos, principalmente laborales y educativos,  por crear planes de prevención y por estar listos para todo tipo de contingencias antes, durante y después que ocurran», dice.

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Foto: Archivo Cuartoscuro

Para ello, tanto el Centro Nacional de Prevención de Desastres (Cenapred) como la Secretaría de Protección Civil de Ciudad de México crearon Planes Familiares de Protección Civil con el objetivo de evitar la mayor cantidad de riesgos.

«Lo principal es hacer un censo de la población que hay en casa, tener identificadas las necesidades de cada quien e incluso hacer fichas en donde se indique el nombre de la persona, si es adulto mayor, niño o persona con discapacidad, si tiene enfermedades preexistentes y si toma algún medicamento. En ese conteo también hay que contemplar a las mascotas, por ser parte del entorno familiar», dice Cabañez Hernández.

La segunda fase de tu plan de protección civil familiar es conocer los espacios de riesgo interno y externo a la vivienda, identificar si hay daños en muros, barandales, escaleras, tanques de gas, calentadores, instalaciones eléctricas, espacios reblandecidos o con humedad; además de lámparas, macetas y muebles. Mientras que al exterior los postes, cables sueltos,  espectaculares y coladeras destapadas son un riesgo potencial.

Segunda parte de tu plan de protección civil familiar

Una vez que conoces el lado peligroso, hay que ubicar los espacios seguros y crear estrategias de acción. Por ejemplo, la Secretaría de Protección Civil sugiere señalar los muros de carga y columnas del hogar como zonas de repliegue en caso de sismo; también, fijar los objetos que pueden caerse, crear una ruta de evacuación y realizar simulacros familiares.

Entre otras recomendaciones están asignar responsabilidades a diferentes miembros de la familia, establecer un punto de reunión externo y hacer una mochila de vida con documentos importantes, agua, comida enlatada, una radio, una lámpara, baterías, un directorio telefónico, un duplicado de llaves y un botiquín de emergencia con material de curación.

Estas medidas son generales, sin embargo, cada miembro de la familia tiene necesidades específicas que un Plan Familiar de Protección Civil debe cubrir.

Incluye en tu plan a personas con discapacidad

En Ciudad de México hay 500 mil personas que viven con algún tipo de discapacidad física, visual, auditiva, intelectual y mental «y se trata de que también nos traten como personas que sentimos, que nos tomen en cuenta, que haya espacios accesibles que nos brinden seguridad en caso de un siniestro», dice Fidel Pérez de León, director del Instituto para la Integración al Desarrollo de Personas con Discapacidad (Indepedi).

De acuerdo con la Guía de Prevención y Preparación en Situaciones de Emergencia, las personas con discapacidad pueden mostrar dificultad para reconocer y responder ante una emergencia si no están informadas; por ello se recomienda integrarlas al plan de protección civil familiar.

Además de las indicaciones básicas, cada tipo de discapacidad requiere medidas específicas; por ejemplo, si la dificultad es física se deben conocer y registrar las partes del cuerpo con sensibilidad nula o reducida para estar alerta en caso de lesiones. Cuando es visual, se debe contar con un bastón largo extra para trasladarse, marcar la mochila de vida, el botiquín y las válvulas de agua, gas y electricidad con cinta fluorescente o en braille.

En el caso de discapacidad auditiva, que implica que la persona no podrá escuchar la alerta sísmica, se le debe advertir con una linterna, un foco especial o con un letrero. Además de que debe contar con un silbato para señalar su posición en caso de emergencia. Cuando la discapacidad es mental o intelectual, la persona casi siempre está acompañada, por lo que se recomienda ofrecer ayuda y tener un plan por escrito.

«Algo importante es que a una persona con discapacidad se le debe ofrecer ayuda y esperar a que acepte, no hay que apresurarse. Se le consulta porque cada uno conoce sus dificultades y habilidades y juntos podrán tomar mejores decisiones al  momento de un siniestro», dijo Pérez de León.

Explicar los procedimientos detenidamente con frases claras y buena vocalización, ubicar a las personas en su espacio-tiempo, facilitar sus traslados y dar acompañamiento son acciones que, sin importar la discapacidad, pueden salvar vidas.

¿Y qué hacer con las mascotas?

Los animales se han convertido en miembros de la familia y, en caso de emergencia, también existen medidas para ponerlos a salvo, aunque datos de la organización Protección Animal Mundial aseguran que más de 80 % de los hogares no tiene un plan que asegure a las mascotas en un sismo.

Entre las recomendaciones hechas por la Secretaría de Protección Civil están conservar la calma, pues los animales perciben el estrés; identificarlos con una placa y asignar su cuidado a algún miembro de la familia, quien deberá conocer cuál es el lugar en el que usualmente se refugia su mascota.

Acostúmbralos a usar correa y enséñales a entrar y salir de cajas transportadoras, para facilitar las maniobras de evacuación, y si los animales deben quedarse en casa por seguridad, no olvides dejarles comida y agua para por lo menos 10 días.