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Llega la cuarta revolución industrial: así cambiarán las empresas de automoción
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la industria, ante el nuevo paradigma

Llega la cuarta revolución industrial: así cambiarán las empresas de automoción

La industria del automóvil ha cambiado mucho en las últimas décadas, pero la era digital ha provocado una nueva ola de cambios. Así están evolucionando estas compañías para adaptarse a ella

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La automoción es una de las patas esenciales de la economía española. Según el ICEX, el sector representa el 10% de nuestro Producto Interior Bruto (incluyendo distribución y actividades anexas) y el 19% del total de las exportaciones españolas. Además, la industria genera 300.000 empleos directos y 2 millones indirectos. España, de hecho, es el segundo mayor fabricante de automóviles de Europa y el octavo a nivel mundial, además del primer fabricante europeo de vehículos industriales. Por otro lado, el 83% de los vehículos fabricados en España se exportan a más de 100 países.

Pero una importancia de tal calado siempre acaba exigiendo una gran responsabilidad, sobre todo a la hora de reciclarse. Si el sector ha ido cambiando progresivamente en las últimas décadas, la velocidad del cambio hoy está aumentando de manera exponencial. ¿El principal motivo? La digitalización.

Así está cambiando la industria

Algunas de las respuestas a esta evolución las encontramos en 'The future enterprise: Una hoja de ruta en la transformación de las empresas de automoción', un informe elaborado por EY y que da buena cuenta de una realidad: esta industria está viviendo una cuarta revolución y, ante ella, las empresas del sector están progresivamente abandonando sus modelos de negocio tradicionales e introduciendo nuevas variables.

Ante esta situación, hay una palabra clave: innovación. Solo de este modo las compañías de automoción conseguirán adaptarse a los nuevos tiempos y transformar sus modelos de negocio para dar respuesta a las necesidades del consumidor. Esta transformación se vislumbra, básicamente, en seis cambios principales.

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1) El consumidor es digital

Hace tiempo que el consumidor ha cambiado. Actualmente, el 66% de los compradores de nuevos coches utiliza las webs de los fabricantes como principal fuente de información. Además, el cliente puede pasar hasta diez horas de media en dicha web para buscar información y decidir cuándo y dónde comprar su automóvil.

Para adaptarse a este cambio, según el informe, las empresas de automoción deben "comprender la evolución de las necesidades de los clientes, diseñar vehículos que puedan ser fácilmente reconfigurados e identificar rápido las tendencias emergentes". "El sector tiene el reto de adaptarse con rapidez y acierto a los cambios que trae consigo la industria 4.0; en este contexto, los fabricantes de automóviles deben convertirse en proveedores de movilidad con la flexibilidad necesaria para dar respuesta al consumidor", señala Xavier Ferré, socio responsable de Automoción de EY

Los laboratorios de innovación detectarán las tendencias demandadas a futuro

En este sentido, las empresas deben apoyarse en herramientas de analítica avanzada y en tiempo real de los datos para anticiparse a la volatilidad y redefinir las características de sus vehículos cuando sea necesario.

Además, las compañías necesitan crear y fomentar sus propios laboratorios de innovación, que servirán para detectar las tendencias demandadas en un futuro inmediato por los clientes e introducirlas en sus procesos de producción.

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2) El mercado también es digital

Si el cliente se acaba moviendo de forma digital, el mercado también se acaba haciendo a este nuevo paradigma. Y ante esto, las empresas deben reaccionar para no quedarse atrás.

La primera receta parece clara: ser ágiles. Para ello, el informe asegura que las compañías deben "reducir los procesos de comercialización y acortar los ciclos de desarrollo de vehículos", con unas dinámicas más estandarizadas que le permitan operar de manera mucho más ágil.

Las empresas deben simplificar los procesos de comercialización y acortar los ciclos de desarrollo de vehículos

Dentro de esta apuesta por llegar al cliente con más rapidez, las empresas necesitan simplificar y acelerar el proceso de producción mediante alternativas como la analítica de procesos (para detectar anomalías de forma rápida) o una novedad reciente: la apuesta por las fábricas inteligentes, con un grado de automatización más elevado que el actual y nuevas herramientas como la Impresión 3D.

Otro de los grandes retos a los que se enfrenta al sector es cómo sacarle el máximo potencial a los datos disponibles. En los próximos años, el volumen de dispositivos conectados (Internet de las Cosas, o IoT) va a aumentar de forma muy relevante. Sin embargo, se calcula que en 2020 solo se podrá analizar el 37% de todos los datos generados, por lo que aún queda mucho camino por recorrer.

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3) I+D: obligatorio, no opcional

En una época eminentemente innovadora, los activos tangibles (materiales, fábricas, financiación...) no pueden ser el único elemento de la ecuación. A esta fórmula hay que añadir diversos intangibles, entre los que se encuentran el conocimiento industrial, la propiedad intelectual o el reclutamiento del mejor talento humano.

Las cifras son claras. Según el estudio, el sector automovilístico invertirá nada menos que 114.000 millones de dólares en I+D en 2020. Para hacernos una idea del crecimiento que esto supone, basta con comprar estas cifras con las de 2014, cuando el presupuesto de estas partidas en el sector se quedó en 80.000 millones de euros.

El sector automovilístico invertirá 114.000 millones de dólares en I+D en 2020

En este sentido, las compañías deberán abandonar los compartimentos estancos y los equipos de trabajo cerrados. Puesto que son las personas, los equipos, los que lideran las transformaciones, es imprescindible que las empresas del sector sean capaces de atraer al mejor talento, desarrollarlo y retenerlo.

Así pues, innovaciones como la realidad virtual o las herramientas para compartir conocimiento a distancia jugarán un papel clave.

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4) Disrupción tecnológica

A estas alturas ya tenemos claro que la innovación es esencial y obligatoria, pero no llega sola. Para ello necesitaremos activar determinadas palancas que sumerjan a una empresa en un ambiente disruptivo.

Partiendo de esta lógica, las empresas de automoción necesitan cambiar el chip: ya no solo son compañías de desarrollo y producción, sino que deben cambiar su forma de pensar para poder convertirse en empresas tecnológicas equipadas con dinámicas de trabajo orientadas a la innovación.

Las empresas deben cambiar el chip: ya no son compañías solo de desarrollo y producción, sino también tecnológicas

Las oportunidades son evidentes. Según el informe de EY, "el 70% de los vehículos vendidos en 2045 incorporarán capacidades autónomas, y un 5% de los vendidos en 2050 ya alcanzarán el nivel 5 de autonomía".

Además, "el 90% de las innovaciones y nuevas incorporaciones de los coches están impulsadas por la electrónica, que representa entre el 35-40% del coste de producción medio de un vehículo", asegura Xavier Ferré, quien añade que “"a oferta tecnológica del vehículo jugará un papel cada vez más relevante en la escala de preferencias del consumidor".

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5) Incertidumbre del mercado

Eso sí, la innovación, el proceso digital y los cambios tecnológicos traen asociado un nuevo elemento: la incertidumbre. La presencia en múltiples mercados amplía los focos de inestabilidad de tipo social, demográfico, geopolítico y económico.

Ante esta situación, las empresas deben "mejorar la visibilidad y resiliencia de la cadena de suministro y así facilitar su sincronización, para reducir los efectos expansivos ante posibles cambios", así como "desarrollar estrategias de precios y asegurar una planificación efectiva".

La analítica y el big data ayudarán a acelerar procesos que hasta ahora eran más lentos

Sin embargo, tenemos una buena noticia: aunque la tecnología provoque ciertas incertidumbres, también puede ayudar a mitigarlas. Y es que, como ya hemos dicho, la analítica exhaustiva de los procesos y el big data pueden ayudar a acelerar procesos, contribuyendo de forma decisiva a la competitividad de las empresas.

Por otro lado, la progresiva automatización de la industria también jugará en favor de la capacidad de las empresas para combatir los focos de incertidumbre, especialmente a la hora de prever los cambios a corto y medio plazo y adaptarse a ellos lo antes posible.

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6) Vigilancia en el sector

El creciente escrutinio por parte de organismos reguladores, activistas, grupos de presión y la sociedad en general introduce nuevas tensiones en una industria en plena transformación.

¿No nos crees? Comprueba los datos: según el informe, el sector de la automoción dedica 4.200 millones de dólares a cumplir con las distintas regulaciones de seguridad entre Europa y Estados Unidos. Además, en 2022, 203 millones de coches en todo el mundo tendrán la capacidad de actualizar sus sistemas a través de la tecnología Over the Air (OAT), con lo que serán necesarias nuevas inversiones en seguridad y cumplimiento normativo.

El sector dedica 4.200 millones a cumplir las regulaciones de seguridad en Europa y EEUU

Para afrontar estos niveles de vigilancia dentro del sector, las empresas deberán "gestionar de manera activa los cambios regulatorios" y "colaborar con abogados, reguladores y Gobiernos para desarrollar la agenda regulatoria y una mayor transparencia en materia de fallos y de revisiones de vehículos".

La tecnología, de nuevo, podrá salir al rescate de la industria, ya que permitirá a las compañías "fortalecer los procesos de 'reporting' para demostrar el valor añadido, garantizar la privacidad de los datos y la ciberseguridad y aprovechar la tecnología digital para asegurar la transparencia e identificar la procedencia de los datos".

La automoción es una de las patas esenciales de la economía española. Según el ICEX, el sector representa el 10% de nuestro Producto Interior Bruto (incluyendo distribución y actividades anexas) y el 19% del total de las exportaciones españolas. Además, la industria genera 300.000 empleos directos y 2 millones indirectos. España, de hecho, es el segundo mayor fabricante de automóviles de Europa y el octavo a nivel mundial, además del primer fabricante europeo de vehículos industriales. Por otro lado, el 83% de los vehículos fabricados en España se exportan a más de 100 países.

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