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Paolo Ghiralli celebró su cumpleaños en Babilonia, de Olivia Valère, con más de 500 invitados.
La Marbella de la ‘jet-set’ vuelve por un día

La Marbella de la ‘jet-set’ vuelve por un día

El cumpleaños de Paolo Ghiralli, antiguo dueño de La Meridiana, reunió a más de 500 personas

joaquina dueñas

Jueves, 28 de julio 2016, 00:13

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Hay una Marbella clásica, una Marbella que comenzó a brillar con la construcción de los primeros hoteles y con la llegada de turistas de todas las partes del mundo entre los que se encontraban miembros de la nobleza de países ya extintos y jóvenes emprendedores que quería comerse el mundo y que encontraron en este rincón de la Costa del Sol su Dorado. El rastro de aquella Marbella se fue difuminando con el paso de los años y los escándalos políticos terminaron de oscurecerlo. Sin embargo, si queda alguien que aún pueda concitar bajo su figura lo que quede del brillo de aquella época es, sin duda, Paolo Ghiralli que anoche celebró su cumpleaños al auspicio de otro tótem de la vida festiva marbellí, Olivia Valère.

El encuentro fue en el restaurante Babilonia de la conocida empresaria francesa y allí acudieron 500 personas a rendir homenaje por sus 70 años a una de las figuras más relevantes de la vida social marbellí, Paolo Ghiralli. Para los que aún no lo hayan ubicado, baste decir que ha sido el dueño de uno de los restaurantes referentes en la Costa del Sol durante décadas, La Meridiana, y de su discoteca, La Notte. Todo el que pasaba por Marbella hacía parada en sus establecimientos, lugar en el que se daban cita sin excepción todos los miembros de la beautiful people.

La de anoche fue una de las pocas fiestas que ya quedan de aquellas míticas reuniones en la que siempre había algo que celebrar: cumpleaños, compromisos o, simplemente, la dolce vita y Olivia Valère da fe de ello. «La noche ha cambiado mucho», explica. «Antes se hacían grandes fiestas en las casas particulares, se contrataban orquestas y se bailaba hasta la madrugada pero ahora es diferente. Hay un horario que respetar para la buena convivencia entre los vecinos y cuando empieza a ambientarse es la hora de apagar la música», continúa.

Además, ese no es el único cambio que ha detectado la empresaria francesa que lleva más de 30 años en el mundo de la noche. «Hubo un tiempo en el que se gastaba sin mirar, fue el de los nuevos ricos, porque los ricos de siempre, los de verdad, gastan menos que los nuevos ricos». De aquella época cuenta una sorprendente anécdota: «Tuvimos en Babilonia el cumpleaños de una mujer rusa y su marido pidió que el regalo ¡llegara en helicóptero!». Toda una hazaña si tenemos en cuenta que el regalo era un coche deportivo de alta gama. Sin embargo, dado que eso era imposible por seguridad y por el peso del vehículo, «el hombre decidió dejar el coche en la puerta del restaurante y conformarse con traer una joya cuajada de diamantes en el helicóptero», concluye.

Sin embargo, ahora, «el mundo es completamente diferente, la gente es más modesta por la bajada del petróleo y la crisis económica. La gran opulencia se ha perdido y ya no se hacen tantas locuras, de hecho, las locuras económicas están pasadas de moda», confirma.

Pero no son esos gestos histriónicos puntuales los que se echan de menos sino una forma diferente de vivir la noche y los negocios. «Antes a los famosos les gustaba ir a los clubes de moda y cuando Sean Connery o Prince venían a mi casa gastaban su dinero, ahora si quieres que un famoso venga a tu local tienes que pagarle una fortuna y algunos no dicen ni hola», lamenta.

Con todo, queda una ciudad en la que es posible realizar algunos de los eventos privados más espectaculares del mundo, como la boda celebrada recientemente entre la Finca La Concepción y en el propio restaurante Babilonia de Valère que sólo en flores contó con un presupuesto de 300.000 euros. Según explica la empresaria se trataba de la unión de dos grandes familias egipcias que de algún modo competían a ver quién podía gastar más y en qué, así que buscaron al mejor florista de París para que decoraran su fiesta en Marbella.

Y así, este el municipio costasoleño sigue atrayendo a grandes fortunas, nuevas o de rancio abolengo, que hoy por hoy intentan pasar desapercibidas, mientras se mantienen nombres de toda la vida que hacen que, al menos por un día, se respiren aires de otra época en los que la gente venía a ver y a ser vista.

Y eso es lo que sucedió anoche en el cumpleaños de Paolo Ghiralli ya que tras 25 años al frente de La Meridiana, recibiendo a lo más granado de la sociedad en su casa, tenía preparadas 300 invitaciones para su onomástica y finalmente llegó a las 530, ellos de banco y ellas «guapas como siempre», rezaba la invitación.

La encargada de gestionar a los invitados fue Karine Maeck, una de las personas mejor relacionadas de la ciudad en el sector de lujo y pareja de Yeyo Llagostera, conocido por ser un bon vivant junto a sus amigos con los que formaba el grupo de Los Choris, entre los que se encontraba Luis Ortiz, marido de Gunilla von Bismarck, omnipresente en cualquier velada que se precie.

Y así podríamos seguir enlazando un nombre con otro hasta pasar lista ya que en La Meridiana se han hecho presentaciones de alta joyería, de coches o desfiles de alta costura. Juntos, Valère y Ghiralli, buenos amigos de toda la vida, pueden presumir de haber convertido sus negocios en epicentro del lujo y en lugares imprescindibles en la crónica social del municipio, desde los tradicionales Fernando Martínez de Irujo, Philippe Junot y su exmujer, Nina Junot, Cari Lapique, Gunilla y Luis Ortiz o las Campos, hasta los internacionales Naomi Campbell, Bruce Willis, Luis Miguel y Mariah Carey o Antonio Banderas.

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