El cine actual está lleno de escenas geniales que suceden dentro de un ascensor. Algunas son perfectamente normales, pero otras implican fugas, explosiones y héroes en apuros. ¿Hasta que punto son realistas estas escenas? Un técnico experto en elevadores explica algunas de las escenas más famosas.
Obviamente, es imposible que un ascensor contenga litros y litros de sangre como en The Shining, básicamente porque no están hechos para ser estancos, pero no hace falta ir tan lejos para encontrar escenas absurdas que no son reales. En Mission Impossible hay una escena en la que un hacker del equipo muere al ser atravesado por unos pinchos que salen del techo del hueco del ascensor cuando este se aproxima. Ningún ascensor tiene esos pinchos. Son una licencia del film.
Tampoco es tan fácil abrir la puerta automática de un ascensor como hace John McLane en Die Hard, y mucho menos hacerlo y que el ascensor siga moviéndose. Los elevadores tienen un sistema de seguridad que hace que se paren cuando una de estas puertas se abre.
Lo que sí es cierto es que en algunos ascensores hay trampillas en el techo paar poder evacuar a los pasajeros en caso de emergencia. También es rigurosamente cierto que una persona se puede refugiar en el hueco de un ascensor sin que este lo aplaste al llegar al fondo. Hay un espacio que se usa precisamente para que los técnicos puedan operar con seguridad.
Se puede bajar por el cable de un ascensor, aunque no es precisamente la manera más segura de hacerlo, y una de las escenas más realistas con elevadores pertenece a la película Speed, cuando el villano vuela los cables de uno y después los frenos de seguridad.
Y sí, un ascensor puede decapitar a una persona si se le atasca la cabeza fuera (o dentro) mientras está en movimiento. Cuidado con dónde ponéis la cabeza y el resto de extremidades. Todo esto y mucho más en el vídeo de CineFix. [vía CineFix]