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Albert Martí Batera, es Ingeniero Industrial por la UPC y Diplom Ingenieur por la Technische Universität München. Actualmente es director de AMB Associates. Anteriormente fue consejero de la CMT y director general de SES ASTRA Ibérica.

Hoy se habla mucho del 5G.

Con motivo del Mobile World Congress, no sólo se han anunciado terminales que ya incorporan esta tecnología, sino que están previstas demostraciones que trascienden las clásicas aplicaciones de los smartphones, entre ellas la de automóviles conectados, con ayudas a la conducción semiautónoma, y la de la participación en una operación quirúrgica a distancia y en tiempo real.

Dichas aplicaciones  son debidas a las especiales características de esta tecnología 5G.

La historia reciente demuestra que en telefonía móvil,  aplicaciones que en los inicios no han tenido la consideración de servicio de interés para los usuarios, han acabado convirtiéndose en un verdadero hit.

Y en sentido contrario, ciertas características anunciadas antes del despliegue de los servicios y consideradas un driver fundamental del mercado, no han tenido éxito.

Veamos el caso de los SMS. Aunque inicialmente en 1992, los SMS en EEUU solo se utilizaban para que los operadores enviasen mensajes a sus abonados, con la puesta en marcha en España de la telefonía GSM en 1995, se introdujo la mensajería a través de SMS. En aquellas épocas era un servicio gratuito al no considerarse especialmente atractivo para los usuarios. Sin embargo se produjo un  rápido e inesperado crecimiento en el uso de los SMS y  el teléfono móvil acogió una nueva modalidad de comunicación que lo transformó en un predecesor de los smartphones.

Por cierto, entonces los SMS dejaron de ser gratuitos, y este factor,  unido a la limitación de caracteres y a la intrincada forma de escritura de los textos, dieron lugar a un lenguaje simplificado como de pseudo taquigrafía.

En el otro extremo encontramos las grandes campañas de lanzamiento de la telefonía móvil con tecnología 3G en 2004, que a diferencia del GSM, podía soportar videollamadas. Por muchos motivos, entre los que el propio coste de la videollamada era un aspecto  relevante, este no fue un factor de crecimiento de dicho mercado, aún después de la aparición de smartphones avanzados.

Fue la utilización de la banda ancha móvil con  el progresivo aumento  de los GB mensuales descargables a un precio determinado, que permitían acceder a webs con profusa información gráfica y a contenidos audiovisuales, lo que desarrolló el mercado en 3G. Y finalmente, unas aplicaciones como Whatsapp e Instagram, impensables cuando se lanzó el 3G en España, desbordaron todas las previsiones efectuadas en aquel momento.

Algo parecido puede suceder con el despliegue del 5G a partir de 2020.

El examen de  las principales ventajas del 5G, permite avanzar prospectivamente las posibles aplicaciones que tendrá dicha tecnología.

Pero como ha sucedido en el pasado, nuevas aplicaciones o servicios sobre la tecnología  5G, pueden dar lugar a desarrollos del mercado disruptivos, difíciles de predecir antes de la puesta en marcha de dicha tecnología por parte de los operadores.

A diferencia de lo que representó el paso de las comunicaciones móviles de 3G a 4G, en que esencialmente se produjo un aumento de la velocidad de transmisión, la futura implantación del 5G revolucionará de una forma transversal diferentes sectores, debido a características de las que destaco las siguientes:

  •  Comunicaciones con muy baja  latencia (1 ms., contra 25 ms. en 4G).
  • Gran reducción del consumo de energía por servicio prestado.
  • Posibilidad de muy alta densidad de dispositivos conectados.

La baja latencia, permitirá aplicaciones en las que la comunicación en tiempo real sea imprescindible:

  • En el sector de la salud, con el seguimiento a distancia de operaciones quirúrgicas, evolucionando más adelante hacia las intervenciones quirúrgicas robotizadas teledirigidas.
  • Aplicaciones de realidad virtual a procesos industriales, a formación y a la actividad del turismo.
  • Aplicaciones al desarrollo del automóvil de conducción autónoma.

La conjunción de la posibilidad de alta densidad de despliegue de dispositivos con el bajo consumo por servicio, impulsaran el desarrollo de IoT, con sensores aplicados tanto en entornos industriales, en el ámbito urbano, así como en el propio sector agropecuario.

En las ciudades, esta alta densidad de dispositivos, tanto en forma de smartphones como de sensores, requerirá  la instalación de microantenas instaladas probablemente en elementos del mobiliario urbano, y conectadas a fibra óptica.

Afortunadamente en España, el despliegue del 5G se encontrará con una gran cobertura de fibra, en cabeza de los principales países europeos, facilitada por una acertada regulación pro-competitiva tanto en 2009 como en 2016.

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