ABUYA, 7 Feb. (Por Comité Internacional de la Cruz Roja, CICR) -
Tras una noche sin dormir por los rumores de que los combates se estaban acercando a la localidad de Damaturu, Aisha está trenzando el pelo de su primera clienta del día. Pero no mucho después el sonido de las bombas se hace más fuerte. Los tiroteos también se aproximan. Finalmente, está tan cerca que llega el momento de que Aisha y los demás residentes de la calle Bukka Bukway (siete chozas) huyan para salvar sus vidas.
Pero justo cuando Aisha se dispone a marcharse, detecta un pequeño movimiento por el rabillo de su ojo. Es Ameena, la hija de cuatro años de sus vecinos. Aisha mira rápidamente alrededor en busca de los padres de la pequeña. Pero no están ahí.
Con los combates cada vez más cerca, Aisha no puede dejar a la niña atrás, sola. Agarra a la pequeña Ameena, se la coloca sobre su cintura y se sube a un autobús que les lleva a donde está el marido de Aisha, en Bajoga, en el estado de Gombe.
ICRC / HICHAM RIZKALLAH
Entretanto, los padres de Ameena, Amadou y Hansatu, están buscando desesperadamente a su hija en la casa. Se había ido antes ese día a jugar con sus amigos. Ahora sus padres se enfrentan a una de las decisiones más duras de su vida: huir de Bukka Bukway con solo tres de sus cuatro hijos. Con sus tres hijos a sus espaldas, y sin Ameena, se marchan. Tras varios kilómetros encuentran un coche y alguien que está dispuesto a llevarles a un lugar seguro.
DOS AÑOS DE SEPARACIÓN
Dos años después: el 18 de enero de 2017. Aisha está pasando otra noche sin dormir. Esta vez da vueltas y más vueltas porque mañana la pequeña Ameena, que ahora tiene seis, volverá a encontrarse con su familia. Durante su estancia en Gombe, Aisha inició una solicitud de búsqueda de la familia de Ameena con Cruz Roja.
Tras 780 días de separación, el equipo de rastreo de Cruz Roja ha localizado a los padres biológicos de la niña. Resulta que vivían a solo dos horas de distancia de Damaturu. Ameena se dispone a reunirse con sus padres y Aisha va a perder a su hija adoptiva.
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Para cuando llega el coche de la Cruz Roja, Ameena está lista, tras haber esperado pacientemente en la puerta con su vestido rosa y con unas gafas de sol a juego desde primera hora de la mañana.
Aisha está triste por la idea de que Ameena se marche pero, cuando el equipo de búsqueda de Cruz Roja le invita a unirse a ellos en el viaje, está aliviada y feliz.
Tras más de dos horas por una carretera desértica y con baches, llegan a la casa de la familia en la localidad de Koriyel, en el estado de Yobe. Al ver a Ameena salir del coche, su padre corre para saludarla. Ambas madres --la biológica y la adoptiva-- rompen a llorar mientras los hermanos de Ameena se arremolinan en torno a ella excitados, felices de ver a su querida hermana de nuevo tras casi dos años de dolorosa separación.
UNA NUEVA VIDA CON SU FAMILIA
Cuando llega el momento de que Aisha vuelva a casa, Ameena comienza a llorar. Sin embargo, una vez el coche ha desaparecido de la vista, vuelve su cara hacia su nueva vida: dormir una vez más en casa con sus hermanos e ir con ellos a la escuela en la localidad.
Aisha no tiene tales distracciones. La parte más dura de todo el viaje de vuelta es cuando el coche comienza a alejarse, dejando a Ameena detrás. No puede dejar de llorar, todo el viaje de regreso a Damaturu.
Ameena ha tenido mucha suerte de haber podido volver con su familia. Desde 2014, el CICR y las sociedades nacionales de Cruz Roja en la región del Lago Chad (Nigeria, Níger, Chad y Camerún) han registrado a 1.214 niños como 'no acompañados' o 'separados' debido al conflicto en el noreste de Nigeria. Algunos de ellos como Ameena, viviendo a una distancia relativamente corta de sus padres pero sin saberlo.
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El CICR y las sociedades de Cruz Roja trabajan incansablemente en toda Nigeria para identificar, localizar y reunir a niños que han sido separados de sus familias debido al conflicto en el país.
