Martes, 16 de Abril 2024

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La ruta del agua

Por: Diego Petersen

La ruta del agua

La ruta del agua

El Gobierno de Enrique Alfaro comienza su sexenio con el mismo dilema de los últimos cinco: cómo resolvemos el problema del agua de la Zona Metropolitana de Guadalajara. La historia nos la sabemos de memoria, no vale la pena repetirla, solo diré que sigo esperando, como lo prometieron hace tres años, la propuesta de la Universidad de Guadalajara que lleva 20 años destruyendo proyectos sin haber sido capaz de generar una sola idea viable.

Alfaro apostó por una renovación institucional. Elevó a rango de secretaría la agenda del agua en el Estado para manejar con una visión integrada el agua del campo y la ciudad; la captación y la distribución; el saneamiento y los derechos de uso. Esta nueva institucionalidad del agua puede ayudar a generar una visión mucho más amplia del problema que no es solo un tema de tubos y bombas, como se le criticaba al grupo que durante muchos años manejó las carteras de agua en el Estado, pero tampoco es sólo una cuestión de ecología, lo es también de salud; no es sólo un asunto de derechos de las comunidades, implica también un derecho fundamental de los ciudadanos a tener agua potable.

El ojo de la actual administración está en conseguir recursos para terminar la presa derivadora del Purgatorio y con ella la primera etapa del sistema de bombeo

El agua es un campo repleto de aristas, prejuicios e intereses. Ya no puede verse simple y llanamente como un problema de dotación y distribución, pero tampoco podemos seguir patinando en la búsqueda de la solución perfecta y ausente de costos sociales, porque esa no existe. El ojo de la actual administración está en conseguir recursos para terminar la presa derivadora del Purgatorio y con ella la primera etapa del sistema de bombeo. Esa presa servirá por lo pronto para usar el agua almacenada en la presa de El Salto, sobre uno de los afluentes del río Verde. La presa concebida para dotar de agua a la ciudad fue concluida en 1992 pero su agua nunca se ha utilizado porque no está conectada. Si se concluye Purgatorio con una primera etapa del sistema de bombeo, Guadalajara podrá tener entre 2 y 3 metros cúbicos por segundo que hoy son urgentes y ayudan a aliviar el problema inmediato.

Mucho más incierta es el agua de Zapotillo. Hoy está claro que la presa quedará en 80 metros. Lo que no está claro es quién será el beneficiario de esa agua. En la campaña, el Presidente López Obrador prometió en León que el agua sería para León y en Guadalajara que el agua sería para Guadalajara. Pero, aunque decidiera mañana para quién es el agua ambos estamos lejos de poder hacer uso de ella: León tiene que construir un acueducto cuya empresa concesionaria, Abengoa, está quebrada y no tienen ni siquiera liberada la tierra para su construcción. Guadalajara no tiene la presa derivadora ni dinero para el sistema de bombeo.

Jalisco tiene que definir una ruta para el agua en el Estado, realista y sin chovinismos; urgente, pero con una visión sustentable a mediano y largo plazo.

(diego.petersen@informador.com.mx)

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