La educación en Puerto Rico está garantizada sin importar la raza, el credo, el nivel social o las preferencias sexuales de un alumno.

Tampoco importa si un varón tiene el pelo largo o si una estudiante quiere vestir un uniforme de acuerdo a su orientación sexual, sentenció el secretario de Educación, Rafael Román.

Las instrucciones son claras; hay cartas circulares al respecto, pero aún hay algunos directores escolares o maestros que desconocen que “la política pública es la política pública”, independientemente de lo que cada cual crea.

Román dijo a Primera Hora que su agencia trabaja en un protocolo, que verá la luz próximamente, para que los directores, maestros y padres sepan cómo manejar las denuncias de discrimen hechas por estudiantes del sistema público de enseñanza a raíz de los casos dramáticos expuestos por alumnos de varios pueblos. 

El caso más reciente ocurrió esta semana en Gurabo, donde la madre de un estudiante utilizó las redes sociales para denunciar lo que calificó como “la gota que colmó la copa”, luego que la directora de la escuela le dijera a su hijo, ‘mira comadre’, porque este lleva recogido su pelo largo en un moño. 

El primer incidente reseñado por Primera Hora  fue el del joven Félix Cepeda, quien también denunció a través de las redes sociales que su maestro de carpintería le prohibió entrar al taller hasta que se recortara su cabello. 

En este caso aún hay una querella que se radicó contra el educador, Miguel Santana, y la División Legal del Departamento de Educación (DE) está haciendo la investigación, confirmó Román.

Luego, la agencia investigó otro caso en la escuela Juana Colón en Comerío, donde Karina Fontánez Rivera fue excluida de su salón de clases porque vestía pantalones.

Finalmente la joven pudo usar el uniforme de los varones porque dijo que se sentía más cómoda.

“Los directores han sido orientados, pero esto es un tema nuevo y no es nuevo. Son temas  de cambios serios durante los pasados años. La educación es así, lleva tiempo que la gente entienda”, dijo el funcionario quien sentenció que “los derechos son los derechos”.

Aceptó que no pueden seguir manejando los casos que se presenten, uno a uno, por lo que “hay un protocolo que estamos trabajando, para hacerlo público pronto, además de las cartas circulares”.

El protocolo le ofrecerá un recurso a los estudiantes que sientan que se les violan sus derechos, ya sea en cuanto a temas como “el uso de los baños, el de los uniformes o sea el tema del pelo largo” para que puedan expresar sus preocupaciones y sean atendidas.

De igual forma, los directores y maestros sabrán qué hacer, como por ejemplo, reunirse con los padres y el estudiante en una primera ocasión, de ser necesario provocar un segundo encuentro y resolver el caso antes que se tenga que llegar a una queja, “porque el caso no fue atendido” eficientemente.

“Esto es para evitar que una escuela aplique una norma y en otra apliquen otra”, mencionó Román.

“El principal derecho de un estudiante es que tiene educación libre, no sectaria, gratuita, y eso es lo que tenemos que garantizar. Así que independientemente de cómo un estudiante vaya a la escuela o no, de lo que el estudiante decidió hacer con su vida o no, a mí lo que más me interesa es que haya un estudiante sentado en cada salón y sin faltar a clases”, indicó Román.

El funcionario aseguró que seguirán acercándose a los directores de escuela para reforzar el mensaje que contienen las cartas circulares.