Colombia: los retos humanitarios de 2016

Cuatro temas son prioritarios: las personas desaparecidas, los artefactos explosivos, la crisis en las cárceles y la violencia que se origina por fuera del conflicto armado. Informe especial.

Colombia cerró enero de 2016 con 7,9 millones de víctimas del conflicto armado registradas por el Estado. Responder a las necesidades de la población que ha sufrido los estragos de este largo conflicto, mientras persisten otras formas de violencia, será una tarea descomunal para el país.

A lo largo de 2015, en las 22 zonas del país donde el CICR concentra su acción humanitaria, nuestros colaboradores documentaron 812 posibles infracciones al derecho internacional humanitario (DIH) y otras normas humanitarias, tanto de las partes en conflicto como de otro tipo de actores armados. Estos hechos dejaron, en total, unas 19.000 víctimas.

Ver el balance completo: violencia 'gota a gota' cobró fuerza en 2015

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Cárceles        

 

Historia de la ayuda humanitaria en medio del conflicto


1. Desaparecidos: es urgente acelerar la búsqueda

El CICR saluda todo esfuerzo que contribuya a aliviar el sufrimiento de los familiares, como afirmamos el 17 de octubre de 2015, día en que se anunció el acuerdo entre el Gobierno y las FARC-EP para adoptar medidas inmediatas para encontrar a las personas desaparecidas a raíz del conflicto armado. En este acuerdo, las partes solicitaron nuestro apoyo en la implementación de esas medidas y se comprometieron a proveer la información que tuviesen en su poder.

Durante los cinco meses siguientes, el CICR ha trabajado con el Gobierno, las FARC-EP, las instituciones del Estado correspondientes y los familiares de las víctimas para poder concretar esas búsquedas. Para ello, reiteramos el llamado a las partes a acelerar la implementación de este acuerdo.

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2. Minas antipersonal: volver a caminar sin miedo tomará años

Si algún día la guerra en Colombia llega a su fin, sobre el terreno quedará un problema: la contaminación por armas, es decir, la presencia de minas antipersonal, artefactos improvisados y restos explosivos de guerra. No se sabe exactamente cuántos hay ni cuánto tiempo tomará limpiar todo el territorio.

Miles de familias viven con problemáticas que no se visibilizan ante la opinión pública y que también tienen graves consecuencias humanitarias. Entre ellas está el acceso limitado a los cultivos y terrenos fértiles, la muerte del ganado y otros animales de los que dependen para subsistir, así como la deserción escolar porque los niños tienen que hacer peligrosos recorridos para ir a estudiar. El resultado, según ha observado el CICR, son comunidades que quedan aisladas, que pasan hambre y que viven con temor todos los días.

Ver más sobre la problemática de la contaminación por armas

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3. Detenidos: Crisis humanitaria en las cárceles es insostenible

Los centros de detención atraviesan una difícil situación humanitaria desde hace años. El factor más visible ha sido el hacinamiento que, en enero de 2016, se ubicó en alrededor del 55 por ciento. Esto significa que hay unos 43.000 reclusos de más en las prisiones.

Para las personas privadas de la libertad la dificultad para acceder a servicios de salud es una de las problemáticas más grandes. El solo hecho de salir del patio donde se encuentran recluidos para ir a ver a un médico suele ser una odisea, pues deben arreglárselas para ser incluidos en una corta lista por la que compiten con los demás internos. Todo esto, únicamente para ser examinados. De allí a recibir un tratamiento las posibilidades se reducen aún más. Desde el punto de vista humanitario, esta situación es insostenible. 

Ver más sobre la situación de la población carcelaria

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4. Violencia armada: más allá del conflicto

En zonas urbanas y rurales, los colaboradores del CICR registran con frecuencia casos de control territorial, extorsiones y desplazamientos intraurbanos por fuera del conflicto armado. Además, en algunas ciudades de la costa del Pacífico, durante 2015 fueron notorios los casos de violencia sexual y desapariciones, que también ocurrieron en otras zonas urbanas del país. Además, en ciertas zonas, los 'toques de queda' y las 'fronteras invisibles' –que impiden a la población moverse libremente por sus barrios– son una constante, lo que limita el acceso a servicios básicos de salud y educación.

En esta nueva geografía de la violencia, que incluye el accionar de bandas armadas, 'combos' y pandillas, el control territorial repercute directamente sobre la población que no participa en los enfrentamientos. Más allá de una eventual firma de paz para cerrar el conflicto armado, este problema se vislumbra como un reto a largo plazo.

 Ver más sobre los desafíos frente a la violencia armada organizada

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Un vistazo a nuestra acción humanitaria en 2015

 18.000 personas se beneficiaron de iniciativas de agua y hábitat en zonas afectadas por la violencia armada.

12.500 personas con discapacidad, entre ellas más de 100 víctimas de artefactos explosivos, accedieron a rehabilitación física.

9.200 desplazados recibieron insumos para el hogar o alimentos para superar la emergencia.

VER Más resultados de nuestro trabajo en 2015

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96.000
víctimas del conflicto pudieron registrarse ante el Estado para recibir asistencia y reparación.
18.000
personas se beneficiaron de iniciativas de agua y hábitat en zonas afectadas por la violencia armada.
18.000
habitantes de zonas afectadas por artefactos explosivos improvisados y restos explosivos de guerra aprendieron a evitar accidentes.
670
personas amenazadas pudieron encontrar refugio en un lugar más seguro.
5.500
víctimas de la violencia accedieron a formación para el trabajo y obtuvieron empleo temporal en empresas privadas.
12.500
personas con discapacidad, entre ellas más de 100 víctimas de artefactos explosivos, accedieron a rehabilitación física.
290
familiares de desaparecidos recibieron apoyo económico y acompañamiento psicosocial para afrontar la incertidumbre.
1.800
heridos y enfermos en zonas de violencia armada recibieron atención médica.
85.000
detenidos se beneficiaron de 132 visitas de delegados del CICR en las prisiones. Esto equivale al 71% de la población carcelaria del país.
8.300
campesinos participaron en iniciativas productivas que mejoraron su acceso a alimentos.
211
víctimas de violencia sexual recibieron apoyo psicosocial y 340 trabajadores de la salud se capacitaron para mejorar la atención que brindan a estas víctimas.
6.300
personas, entre personal de salud y líderes comunitarios, recibieron formación sobre los deberes y derechos de la Misión Médica.
9.200
desplazados recibieron insumos para el hogar o alimentos para superar la emergencia.
1.600
militares, policías y guardias penitenciarios se formaron en el uso de la fuerza y la aplicación de las normas humanitarias.
Isabel Ortigosa Barbero