El Camino de Santiago, una gran ruta en bicicleta que gana adeptos

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El Camino de Santiago es una de las peregrinaciones de origen religioso más importantes del mundo. La tradición se remonta a la época medieval y desde entonces, Compostela no ha dejado de recibir visitantes de todo el mundo. Especialmente en las últimas décadas la experiencia ha experimentado un impulso. Con la globalización, el fenómeno turístico no ha dejado de crecer y la peregrinación a Santiago sigue teniendo los motivos religiosos por los que nació. No obstante, en la actualidad muchas personas se deciden por la aventura, la naturaleza, un ejercicio físico y/o intelecutal y la propia experiencia en sí. Ya sea a pie, a caballo o por supuesto en bicicleta, esta ruta gana cada vez más admiradores: en 2018 fueron más de 300.000 peregrinos los que llegaron a la capital gallega y con tendencia al alza.

La ruta en bicicleta es escogida por 1 de cada 10 peregrinos. Aunque es posible hacerlo durante todo el año, los meses de primavera son ideales ya que el clima suele ser agradable y con la temperatura adecuada para la práctica del ciclismo. Hay algunas etapas que presentan desniveles y cuestas desafiantes, por lo que aunque es una ruta recomendable en general, cierta condición física y respeto a la exigencia de la actividad son necesarios.

Obviamente la duración de la ruta puede ser alargada o acortada a gusto del consumidor, pero una muy habitual es la que transcurre desde Roncesvalles hasta la Plaza del Obradoiro. Casi 800 kilómetros para compartir una experiencia sobre las dos ruedas. Momentos duros y momentos mejores que muchas veces unen para toda la vida a aquellos que los afrontan conjuntamente.

Aspectos a tener en cuenta

Uno de los aspectos a tener en cuenta al hacer esta ruta es la climatología. Los meses de calor, las temperaturas pueden llegar a los 35 grados, por lo que la hidratación y la protección solar son puntos que hay que valorar. Por contra, en los meses invernales, el frío y la lluvia pueden hacer acto de presencia fácilmente. Un chubasquero es compañero obligado de viaje y también hemos de contar con caminos que pueden estar embarrados en ciertos tramos.

El aspecto físico juega evidentemente un papel muy relevante. Es recomendable prepararse y entrenar antes del reto. También es crucial escuchar nuestro cuerpo entre las diferentes etapas. El calentamiento y demás estiramientos son ejercicios que debemos hacer antes y después de subirnos a la bici. Hay que tener en cuenta la longitud de las etapas y el cansancio acumulado planificándonos antes de comenzar la prueba. Un error habitual es verse motivado en las primeras etapas y hacer más kilómetros de los que habíamos diseñado porque nos notamos fuertes de piernas. Pero con el paso de las jornadas los sobreesfuerzos pueden derivar en cansancio o lesiones.

La alimentación no debe dejarse de lado, más en cuanto a calidad que cantidad. El descanso es fundamental también. Aunque podemos encontrar numerosos albergues a lo largo del camino, muchos ciclistas prefieren este otro tipo de hospedajes privados e individualizados y que se adapten más a la exigencia de sus esfuerzos. La comodidad y la recuperación son fundamentales cuando exponemos el cuerpo a un esfuerzo continuado.

Etapas

Las etapas pueden flexibilizarse y adaptarse dependiendo del objetivo y la capacidad de los ciclistas. Generalmente desde Roncesvalles hasta Santiago puede hacerse en 14-15 etapas. La mayoría de ellas rondarán los 50 kilómetros, aunque alguna etapa variará su longitud notablemente. De Saint-Jean-Pied-de Port a Roncesvalles y de ahí a Pamplona debería hacerse en dos etapas que presentarán dificultad por la presencia de toboganes y apenas hay llanuras.

La etapa de Santo Domingo de la Calzada a Burgos son 75 kilómetros complicados y que incluyen el ascenso a Atapuerca. Esta etapa no es clave sólo por su dificultad, sino también porque al día siguiente emprenderemos el trayecto hasta Carrión de los Condes en lo que será la etapa más larga del trayecto y que alcanza los 85 kilómetros. Después el recorrido nos dará un respiro hasta que tengamos que cubrir los 50 kilómetros entre Ponferrada y el auténtico caballo de batalla de la aventura: la subida a O Cebreiro con sus temibles repechos. Debemos intentar reservar fuerzas para esta, la auténtica etapa reina del circuito.

El esfuerzo final serán los 70 kilómetros que separan Palas de Rei de nuestro destino final: Santiago. El Monte do Gozo será la última prueba exigente del recorrido. La distancia de esta última etapa es considerable, a la que hay que unirle todo lo que llevamos en las piernas de los días anteriores. El recorrido es exigente y desafiante, ¡pero lo vivido durante el camino cuando llegamos a Compostela nos lo quedamos para toda la vida!