El eje ordenador que hasta hace sólo dos meses operaba como divisoria de aguas en todo el país se había transformado, también, en la variable ineludible del escenario cordobés. Su colapso es ahora el principal desafío para el análisis político. Cristina y su rabiosa discriminación contra Córdoba casi no dejaba márgenes para los matices del debate provincial.
Desde que se alejó de sus vínculos iniciales con la hegemonía K, la sociedad política entre José Manuel de la Sota y Juan Schiaretti adoptó una posición frontal ante los desatinos del poder central. Lo mismo hicieron sus adversarios, de distinta identidad partidaria.
El riesgo de quienes ejercían el gobierno provincial era mayor: gestionar con la Casa Rosada en contra. También eran superiores los réditos potenciales. Si lograban pasar el desierto y llegar a la curva del fin de ciclo, la bandera de todos los cordobeses seguiría en sus manos.
Así ocurrió durante la pantagruélica maratón de 2015. El electorado cordobés renovó el crédito al gobierno local y le otorgó mayorías soñadas a la alternativa nacional más sólida contra la continuidad de la hegemonía kirchnerista.
El extravío estratégico de Cristina durante sus primeros dos meses en el llano fue pretender que el único cambio ocurrido tras las elecciones en la sociedad argentina era la mudanza del eje ordenador, desde Balcarce 50 hacia El Calafate.
Una ilusión rústica que rompió
–más pronto que tarde– el más significativo de sus logros electorales de 2015, que no era el 49 por ciento del balotaje sino la mayoría obtenida en el Congreso.
Cristina aceleró de manera irracional los lógicos cuestionamientos que sobrevendrían a sus dotes de conducción, después de haber llevado a la derrota al frente político que se autodefinía por el triunfo.
Plazos
¿Cuándo los matices se transformarán en empujones? Si el Gobierno nacional sortea con éxito el desafío económico del primer semestre y encamina –paritarias mediante– un rumbo descendente para la espiral inflacionaria, los reacomodamientos serán sutiles hasta el año entrante.
Un funcionario cordobés cercano a Macri afirmó días atrás ante sus íntimos que el Presidente le ha impuesto tal celeridad a la gestión que no hay margen para mayores excursiones políticas.
"Todo este año estaremos peleando en el día a día. Es la única forma en que podremos ofrecer el mejor gobierno en las urnas de 2017", repiten en la Rosada.
Y cuando se consulta sobre el horizonte de renovación de 2019, se excusan por responder con una obviedad: "Existe para todos, pero está lejos. El que se distrae ahora, pierde".
Micromilitancias
Cada actor político busca preservar aquello que lo hace diferente. Y está obligado ahora a exhibir lo distinto con puntilloso cuidado, para no lesionarse ante la expectativa social. Es un nuevo modo de construcción de la identidad política: la micromilitancia de los matices.
7 de febrero de 2016,