El Estado miembro se ha propuesto también luchar contra las enfermedades transfronterizas y promover la interoperabilidad entre todos los sistemas sanitarios



10 ene. 2016 13:14H
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Redacción. Madrid
Con la llegada del nuevo año, el Consejo de la Unión Europea ha cambiado la silla de su presidencia semestral, rotando de Luxemburgo, que finalizó su mandato el 31 de diciembre, a Holanda, que cogió el testigo el mismo 1 de enero. Para los seis meses que le quedan por delante, este territorio se ha marcado ambiciosos retos sanitarios, especialmente, en las enfermedades crónicas, donde espera alcanzar un pacto europeo con el resto de países que conforman la Unión.

El primer ministro holandés, Mark Rutte.

En concreto, Holanda busca combatir la carga que supone este tipo de patologías (como las enfermedades cardiovasculares, el cáncer, las afecciones respiratorias crónicas, la diabetes o las enfermedades mentales) al gasto sanitario europeo. Pero para que estas iniciativas sean eficaces, deben basarse en actividades de promoción de la salud, prevención y detección precoz, a través de un enfoque horizontal integrado en el que participen todos los niveles, desde los colectivos de pacientes y sanitarios hasta los responsables políticos.

Por todo ello, el renovado Consejo de la Unión Europea busca promover la salud y la calidad de vida en las personas mayores, así como la eficiencia de los sistemas de asistencia sanitaria, a través de iniciativas como la Asociación Europea para la Innovación sobre un Envejecimiento Activo y Saludable o la estrategia específica para la demencia y el alzhéimer.

Asimismo, pide abordar la salud mental y el bienestar de los pacientes europeos, a través de la implantación de estadísticas nacionales fiables y comparables al máximo, que puedan servir de base para unas políticas eficaces. Esta medida permitirá apoyar campañas de concienciación y prevención de enfermedades específicamente dirigidas a los grupos de alto riesgo.

Otros retos sanitarios para este semestre

No obstante, Holanda no olvida otras circunstancias que preocupan al Viejo Continente, como las enfermedades no trasmisibles, la medicina personalizada, el acceso a los medicamentos innovadores y asequibles para los pacientes, así como la cooperación entre los sistemas sanitarios de los Estados miembros. Por ello, recientemente la nueva Presidencia ha presentado su ‘hoja de ruta sanitaria’, donde la protección de la salud de los ciudadanos de la UE representa un objetivo clave.

En concreto, Holanda ha sentado las bases para integrar una medicina personalizada en los sistemas de salud europeo que permita, entre otras cosas, saltar los obstáculos de acceso a terapias contra el cáncer, la demencia o las enfermedades raras, por ejemplo. Asimismo, en busca de un mercado europeo competitivo en relación a los dispositivos médicos y su seguridad en el paciente, el país europeo busca introducir una tarjeta de implante que permita una trazabilidad de los productos (especialmente los de alto riesgo) y evitar así con los ‘escándalos sanitarios’ como el de los implantes mamarios.

Por último, Europa no se olvida de la reciente epidemia de ébola que han vivido algunos de sus países y hace hincapié en la necesidad de mejora de los planes de prevención y respuesta de los Estados miembros para mantener las habilidades adquiridas durante la gestión de esta crisis y fortalecer la seguridad en caso de posibles brotes de magnitud similar.

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