Desde que en diciembre de 2019 José Luis Bravo llegara a la presidencia de Ancera, son diferentes las facetas de la patronal que han vivido sensibles cambios. A aquellas más de clave interna se suman otras que tienen que ver con un cambio en el modo en que la patronal se muestra de puertas para afuera, siendo el recién celebrado Forum Ancera una perfecta muestra de ello. Un evento digital con ponentes de primer nivel, celebrado en Ifema y retransmitido online, que ha conseguido la audiencia de cerca de 160 profesionales del sector. Un logro que, sin duda, tiene que ver con el cambio vivido en una nueva Ancera que sigue aprovechando cada oportunidad que tiene para reivindicar su papel.
Empezaba José Luis Bravo poniendo en valor a un sector, “pieza esencial de la cadena de suministro”, que cuenta con 3.200 puntos de venta, que emplea de forma directa a 45.000 personas y que factura cerca de 13.000 millones de euros. Aprovechaba el momento para pedir a la Administración su apoyo para seguir sobrellevando la situación incrementando la competitividad y avanzando en la digitalización: “Queremos ser parte del cambio”, añadía.
Un sector cuyo valor reconocía después Antonio Garamendi, presidente de la CEOE, que conectaba por videollamada al evento para aludir al papel clave de la industria auxiliar en el automóvil: “Sois fundamentales porque tenéis que ver con el potenciamiento de esta industria, tan importante para nuestro país”.
El director de Motortec, David Moneo, hablaría a continuación de la feria que preparan para abril de 2021: “Motormeetings será el primer gran encuentro del sector. Un evento en el que el taller será protagonista y que tendrá tres pilares: negocio, formación e innovación”. Después de explicar las medidas de seguridad a las que estará sometida la feria (incluyendo test de antígenos, “tratando de lograr un espacio casi por completo libre de virus”) y de tratar de aportar seguridad a los posibles expositores (“Ifema se hará cargo de todos los costes con proveedores externos en caso de no poder realizarse el evento”), cedía el turno a Rosa Santos, directora del departamento de Empleo, Diversidad y Protección Social de la CEOE.
El futuro más próximo
El objetivo de Santos, persona clave dentro de la CEOE en las negociaciones con el Gobierno y los sindicatos durante los últimos meses en asuntos tan claves como los ERTE o la situación de fuerza mayor, era explicar a los empresarios cuál es el estado actual de la situación.
Antes de eso, ponía en contexto de la dificultad experimentada: “Ha sido un lío monumental”, afirmaba. Por la cantidad de proyectos normativos aprobados -“de media, en una legislatura se aprueban 150; en estos meses ha habido más de 1.000”- y por la ‘compleja’ predisposición mostrada por el Gobierno ante la negociación de algunos asuntos: “Tres días antes de la declaración del Estado de Alarma empezamos a negociar con los sindicatos en relación a los ERTE, sabiendo entonces que la situación de Italia acabaría llegando a nuestro país”. Quisieron anticiparse, pero de poco les valió: “El Gobierno cogió este acuerdo y lo introdujo como quiso, modificando algunos conceptos según fueron conviniendo”.
La dificultad fue extrema: “En 25 años de experiencia en negociación nunca había vivido una situación similar”. Y explicaba por qué: “Con un Gobierno cuya composición todos conocemos y que dificulta la comprensión de algunas realidades empresariales; en confinamiento, y por tanto sin podernos reunir con nuestros equipos; interviniendo cuatro ministerios diferentes y con una limitación presupuestaria importante que no alcanzaba para acompañar a las empresas ni a los trabajadores”.
Con todo, llegaron a un acuerdo en marzo y otro en junio. El siguiente se está terminando de fraguar ahora: “Damos por hecho que los ERTE se prolongarán más allá de enero, ya que el Estado de Alarma alcanzará el mes de mayo; y estamos trabajando sobre todo en dos pilares clave: que las exoneraciones a las empresas se aproximen lo máximo posible al 100%, ya que en caso contrario lo que resultaba ser una situación coyuntural puede ser para algunas empresas irrecuperable; y que se agilicen los procedimientos administrativos”.
Una vez acabada la pandemia, el objetivo es que los esfuerzos de negociación realizados por la CEOE durante estos meses sirvan para una modificación del Estatuto de Trabajadores: “Que este sirva como herramienta ante futuras fluctuaciones del mercado, además de para afrontar desafíos tan importantes como la digitalización en las empresas”.
Un nuevo mundo
El ex ministro, entre otras cartera de Industria, Josep Piqué, intervendría a continuación. En un discurso perfectamente construido, empezó por hablar de la situación a la que nos ha llevado el coronavirus, con un incremento muy elevado del gasto público y una política expansiva por parte de los bancos centrales para tratar de resolver los problemas de liquidez en las empresas. Un shock vivido en la parte de la oferta que se acompaña de un descenso enorme de las rentas y por tanto de la demanda.
Expuesto el contexto, se centraba en un mundo del automóvil que enfrenta lo que Piqué catalogaba de “revolución industrial”. Retos a los que la pandemia no ha hecho más que sumarse: “El coche evolucionará cada vez más hacia tecnologías sostenibles -un proceso que vivirá un aún mayor impulso tras la elección de Biden como presidente de EE.UU-, tecnologías nuevas para el sector a las que habrá que adaptarse”.
Hablaba de la electrificación, pero también del hidrógeno. Tampoco olvidaba el papel de la UE como productor de baterías: “Hay que evitar ser dependientes de mercados con los que en un momento dado pueden producirse roturas de acuerdos”, afirmaba, en clara referencia al papel predominante que en este sentido tienen sobre todo China y Bolivia.
Pero la revolución industrial va mucho más allá de la progresión tecnológica en este sentido: “Los consumidores -del automóvil- pasarán a ser usuarios que primarán el servicio por encima del producto, demandando soluciones de movilidad a las que debemos adaptarnos”. Y es que para Piqué el sector entra en un nuevo paradigma: “El coche será cada vez más una solución de conectividad, llegando además tarde o temprano un coche autónomo que tendrá su impacto sobre toda la industria”. Hablaba el ex ministro de un descenso de las reparaciones, así como de una mayor rotación del parque que traerá consigo una necesaria evolución de todos los actores, también como es evidente de los del mercado de posventa.
“Un mundo nuevo, en definitiva”, destacaba, “en el que las nuevas potencias sobre las que pivotará el mundo serán otras”. De la Alianza Atlántica, explicaba, se pasará a una nueva realidad en la que el centro de gravedad se trasladará al eje Índico-Pacífico, que aunque lejano a Europa obliga a los países de la unión a estar atentos para hacer prevalecer su predominio histórico en determinados sectores, especialmente, entre otros, el de la automoción.
Terminaba Piqué animando a las empresas a estar atentas para adaptarse a este “futuro complicado”, “lleno de incertidumbre”, pero que traerá consigo un modelo prometedor para aquellos que adopten las medidas necesarias para afrontar los cambios.
Cerraría el evento Galo Gutiérrez, director general de Industria y Pyme, que hablaría de los planes que el Gobierno pretende impulsar para desarrollar la industria en general y el sector de la automoción en particular (los proyectos que quieran recibir estos fondos deben dirigir su inversión en un 37% a la sostenibilidad y en un 20% a la digitalización). Antes de terminar, se dirigía Bravo al propio Gutiérrez para pedirle que, en esa línea de ayudas, no olviden a la distribución y los talleres como parte fundamental de la cadena.
