Eva Díez define el trabajo de su compañero como "delicado", "colorido", "con trazos muy definidos". Ramón Vaquero resalta de ella su buena ejecución: "Rezuma magia". Sus obras no tienen nada que ver, pero los dos vigueses están entre los mejores fotógrafos de España, como testifican el premio Lux, algo así como los Goyas de la fotografía, que han logrado recientemente. Ambos han conseguido que la imagen viguesa luzca como nunca gracias a unas obras muy personales. Todavía inyectados de la motivación que les ha supuesto este reconocimiento, reflexionan sobre su trabajo y el desarrollo de la fotografía.

Dos imágenes realizadas por Ramón Vaquero // R.V.

Ella encaminó su vocación desde joven. "Me interesé desde pequeña en los trabajos creativos", recuerda Díez. Él tonteó con la ingeniería técnica hasta que se dio cuenta de que lo que le iba a convertir en "un tío feliz" sería un estudio de fotografía. Reflexionando sobre si fue una buena decisión reconoce que "vivir de la foto es más difícil que nunca porque tratar de vender algo que todo el mundo puede hacer es difícil". Pero añade: "Todo el mundo puede, pero no todo el mundo sabe". Los fotógrafos han sufrido uno de los mayores intrusismos profesionales debido al desarrollo tecnológico, hoy todos los ciudadanos llevan una cámara en su bolsillo y tienen plataformas para mostrarlas públicamente. A los gallegos esto no les asusta, consideran que la profesión puede estar peligrando, pero no por este motivo. "Me parece maravilloso que todo el mundo tenga acceso a una cámara", asegura Díez. "Todos tenemos acceso a un boli, pero no todos somos escritores".

La calidad de sus imágenes marca la diferencia entre la masa de fotografías que se generan. Pero antes de llegar a la obra, hay un proceso creativo detrás que en algunos casos viene de un golpe de la realidad, de un instante de inspiración, pero que siempre conlleva un arduo trabajo posterior.

"En algunos casos, nunca se concluye, tengo fotografías de hace cuatro años que todavía no están terminadas y puede que nunca lo estén", confiesa Vaquero. La era digital hizo tambalear los cimientos artísticos de esta disciplina, pero superada esta fase ha explosionado en un sinfín de posibilidades para una misma captura. Ambos defienden el uso del Photoshop o cualquier otro sistema de tratamiento fotográfico. "La realidad no me interesa para nada", coinciden los dos. Crear su idea, sugerir como la poesía, transmitir un mensaje más allá del objeto visual; ese es su objetivo. "Las herramientas que utilices para llegar a eso me dan igual", afirma Díez.

Las fotografías se han tratado desde siempre, "de manera analógica se jugaba con el blanco y negro en los laboratorios", explica Vaquero. "Hay una mala popularización del Photoshop, la gente piensa que porque lo uses estás haciendo trampa. Desde que escoges un objetivo ya estas manipulando la realidad de alguna manera. Puede parecer raro pero a veces uso Photoshop para que las fotos se parezcan más a la realidad".

Aunque para ellos la tecnología ha sido un beneficio, reconocen que ha cambiado tanto el ámbito de la imagen que no se atreven a hablar sobre el futuro que le espera al sector o hacia dónde debería encaminarse. Confiesan que existe una incertidumbre profesional al respecto. "No sé si animaría a un niño de cinco años a ser fotógrafo", reflexiona Vaquero. A pesar de sus dudas, mantienen la esperanza, vislumbran la luz en los trabajos artísticos y comerciales. "Siempre que haya gente que tenga algo más que aportar, que sean creativos", considera Díez.

Eva Díez y Ramón Vaquero, en el estudio // J. Lores

Dos estilos

Aunque los estilos de uno y otro nada tienen que ver, coinciden en muchos aspectos. Los dos muestran trabajos muy personales.

Díez afronta una nueva etapa y su sello se ha vuelto inconfundible. La falta de luz con la que juega en sus imágenes las carga de teatralidad. Escenificaciones muy cuidadas que asegura que prepara a conciencia. "Cuando tengo una idea escribo mucho, leo sobre el tema y al final puede que mi idea cambie".

Vaquero evoluciona con sus fotos. "Tu cambias y ellas cambian también". Los discos duros se amontonan sobre su mesa con fotografías que lo acompañan desde hace años. "Lo que me da miedo es no llegar a cerrarlas nunca", admite. Realiza todo tipo de trabajos, pero mucho de ellos son de moda y belleza. Lo más difícil es encontrar el equilibrio entre el producto artístico y el comercial. "Cuando hay un cliente, al final son ellos los que mandan".

"Yo no sigo las modas y creo que tu tampoco lo has hecho", le dice Díez a Vaquero. Su carácter personal, no sujeto a las corrientes de la moda puede ser lo que haya dejado la impronta de únicas en sus obras, lo que los ha convertido en dos de los mejores fotógrafos del momento.

Trabajos de Eva Díez