Colombia: ¿Cómo le explico a mi hija que fui violada?, la pregunta sin respuesta de Sandra

25 noviembre 2015
Colombia: ¿Cómo le explico a mi hija que fui violada?, la pregunta sin respuesta de Sandra
Después de la violación, Sandra fue desplazada de su finca debido a amenazas por parte de un grupo armado. CC BY-NC-ND/Rebeca Lucía Galindo/CICR

Sandra está mareada. Acaba de salir de terapia y recordar todo otra vez le revuelve el estómago. Su hija tiene ocho meses y es inquieta; solo se calma cuando su madre le da seno. Pero mientras un llanto se detiene otro comienza. Ahora quien llora es Sandra, una agricultora del Quindío que fue violada hace unos meses por varios miembros de un grupo armado y tuvo que huir de las amenazas que le hicieron.

Esta es la historia de Sandra contada a través de su propia voz. (Conozca también a Débora, quien ha sido víctima de violencia sexual y que, a pesar de las amenazas, sigue trabajando para que otras mujeres como ella no guarden silencio sobre lo que les pasó).

Miedo de volver

“Yo soy del Quindío, allá tenía una vida tranquila. Teníamos una finca con gallinas, pollos; sembrábamos maíz y árboles frutales. No nos faltaba nada. De la noche a la mañana nos vimos sin nada tocó empezar de cero. Quedé sola con mis dos princesas; ellas son el motor de mi vida.

Ese día, estaba en la casa con mi hija pequeña porque la grande estaba en el colegio. A la casa llegaron ocho hombres armados que, tres meses antes, ya habían pasado por ahí. Eran casi las seis de la mañana.

Entraron con violencia y fueron a la cocina para tirar las ollas y los platos al suelo. Yo les pregunté qué pasaba y por qué hacían eso.

Me dijeron que si no colaboraba me iba a ir peor. Entonces abusaron de mí. Mi bebé estaba ahí llorando. Fue muy duro pasar por eso. Siempre me pregunto: ¿por qué a mí?

Al menos mi hija de seis años no estaba en la casa, si no ¿qué le hubieran hecho a ella?

Después de que abusaron de mí, dijeron que no me querían volver a ver por ahí, que tenía que irme y que no le contara a nadie lo que me habían hecho porque me iba a ir peor. En una maleta pequeña eché algo de ropa de mis hijas y ese mismo día salí sin pensarlo dos veces.

'Marcada para siempre'

"Me da tanto miedo regresar a mi pueblo que ni siquiera lo pienso. ¿Y si están todavía en la casa? No sé qué voy a encontrar.

Yo digo que eso no se supera. Uno queda marcado para siempre. Yo no quería vivir y estaba enojada con el mundo. Me sentía horrible, sucia.

Usted no se imagina las noches sin sueño. Yo ya no tengo más lágrimas. Todos los días, todas las noches me acuerdo y lloro. Entonces es cuando uno se pregunta: ¿dónde está Dios?

Mi hija mayor a veces me ve llorando y me dice: ‘Mamá, ¿qué le pasó?, ¿por qué nos fuimos de la casa?, ¿por qué me salí de la escuela?’ Y yo no le puedo decir nada. No sé qué responderle, porque ni siquiera sé cómo responder esas preguntas para mí misma. Trato de no sentirme triste delante de ella y de parecer fuerte”.

Aunque Sandra no sabe leer ni escribir, quiere trabajar para que sus dos hijas (de 8 meses y 6 años) puedan tener una buena educación. CC BY-NC-ND/Rebeca Lucía Galindo/CICR

Confusión e impotencia

Yo no sé leer ni escribir, solo muy poquito. Así que no creo que me salga una oportunidad laboral buena; de pronto podría trabajar en un restaurante.

Quiero trabajar, hacer cualquier cosa, aunque no tengo a alguien que cuide a mis niñas. No quiero dejarlas solas. Me preocupa que les vaya a pasar lo que me pasó a mí. 

Lo único que quiero es levantarme y luchar por ellas. Me siento triste, confundida e impotente cuando me acuerdo que me quedé sin nada de la noche a la mañana.

Hay gente que me ha ayudado. Una señora que me vio llorando en la Terminal de Transportes de la ciudad me ofreció su casa. Yo limpio su apartamento y vivo ahí con mis hijas. Fue como un ángel. En medio de tanta gente mala también hay gente buena.

A otras mujeres que han pasado por lo mismo les diría que se aferren a sus hijos, que sí hay otras salidas y que hay que sacar fuerza de donde uno no la tiene. La vida sigue… esta vida es muy hermosa cuando uno no le haga daño a nadie”.

Este año, Sandra comenzó a recibir atención psicosocial por parte del Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR). La violencia sexual siempre es una emergencia médica y debe tratarse dentro de las primeras 72 horas después del abuso.

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